Se necesitan más de 75 litros de agua para obtener un vaso de cerveza, casi 500 litros de agua para producir 2 litros de gaseosa y unos 1.900 litros, incluyendo el agua que se necesita para cultivar, teñir y procesar el algodón, para fabricar un par de jeans Levi’s.
Aunque gran parte de esa agua se renueva a través de los ciclos naturales, un puñado de compañías ha empezado a medir su “huella hídrica”, en momentos en que aumenta la escasez de agua potable. Algunos miden no sólo el agua usada en los sistemas de aire acondicionado de las fábricas o para hacer refrescos, sino también los litros utilizados para cultivar ingredientes como algodón, azúcar, trigo, té y tomates.
La tendencia es inspirada en la medición de las emisiones de dióxido de carbono. El cambio climático ha hecho que los glaciares se reduzcan, erosionando también fuentes de agua dulce. Y el aumento de la demanda global de alimentos y energía está elevando más la presión sobre el suministro.










