En el marco del Día Internacional del Medio Ambiente conmemorado el próximo 5 de junio, BIC invita a reflexionar y actuar con responsabilidad por la preservación del medio ambiente.
BIC, empresa líder en papelería, encendedores y rastrillos tiene un compromiso con el medio ambiente al ofrecer opciones simples, creativas y confiables para todos, mediante la implementación de procesos de manufactura sustentables y el uso de plástico biodegradable en sus empaques. El objetivo de la compañía es resguardar todo tipo de recursos para la sociedad y futuras generaciones.
Mario Berra, VP de BIC Manufactura Global, comentó “Hoy la sostenibilidad forma parte de todas las decisiones de negocio de BIC y está presente en todas nuestras operaciones. Nos enorgullece decir que hemos logrado que el 80% de la energía que se usa en todas las plantas de BIC alrededor del mundo, sea de origen renovable.”
Como parte de sus acciones de sustentabilidad y filantropía, BIC cuenta con el programa Writing the Future, Together (Escribamos un Futuro Juntos), proyecto que comenzó en 2018 incorporando los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU y hoy está presente en sus operaciones diarias.
Futuro Verde con BIC
El programa de BIC cuenta con algunos objetivos para el 2025 como fomentar la innovación sustentable reduciendo la huella ambiental y social de sus productos, asegurar un entorno de trabajo seguro; involucrar proactivamente a los proveedores para asegurar el abastecimiento más seguro, innovador y eficiente, y mejorar la vida a través de la educación, impulsando las condiciones de aprendizaje de 250 millones de niños en todo el mundo.
Desde 2020, la empresa cuenta con notables avances enfocados en la reducción del uso de plástico y papel. Hoy, a nivel global, el 48.9% de plástico de sus envases es reciclado, el 94.4% de estos son realizados sin uso de PVC y/o reciclado, y el 97.3% de sus empaques de cartón son de origen certificado o reciclado. Por otro lado, una de las claves para lograr un impacto positivo medioambiental es la colaboración con organizaciones, la comunidad y la sociedad. Actualmente, BIC es miembro y participa con distintas instituciones enfocadas a la protección del medioambiente, como son la Fundación Ellen MacArthur, enfocada en temas de la Economía Circular; Terracycle, organización que promueve la recolección y reciclaje de bolígrafos usados; UBICITY, empresa especializada en la producción de muebles a través de la reutilización de materiales de plástico; y LOOP, empresa enfocada en dar soluciones para la creación de productos sostenibles y reutilizables.
Con esta serie de aportaciones y compromisos, BIC invita a todos hacer una cadena de acciones verdes y nos recuerda que juntos podemos hacer la diferencia, no sólo en el Día Internacional del Medio Ambiente, sino también a largo plazo.
El mundo se encuentra en una encrucijada humanitaria. A medida que las necesidades mundiales alcanzan máximos históricos y la financiación para la ayuda se desploma, World Vision advierte de un punto de inflexión crítico para los niños y niñas más vulnerables del mundo.
El último informe del Panorama Humanitario Mundial (Global Humanitarian Overview, GHO) presenta una situación muy preocupante: uno de cada cinco niños o niñas en todo el mundo vive en zonas de conflicto o huye de ellas, mientras que 239 millones de personas necesitan asistencia humanitaria. Sin embargo, la respuesta es vacilante. A finales de noviembre, la financiación humanitaria había alcanzado solo los 12.000 millones de dólares, el nivel más bajo en diez años. Si se tiene en cuenta la inflación, el déficit es aún más acusado, lo que erosiona el valor real de la ayuda y limita la capacidad de responder a las crisis cada vez más graves.
“El trabajo humanitario se encuentra bajo una presión sin precedentes. Los conflictos armados, las crisis climáticas y los desplazamientos se están intensificando, mientras que la falta de financiación obliga a tomar decisiones dolorosas. Nuevos recortes podrían poner en peligro a millones de personas, especialmente a la infancia que se enfrenta a una grave inseguridad alimentaria y al desplazamiento”, afirma Isabel Gomes, responsable global de Gestión de Desastres de World Vision. “Sin embargo, nuestro compromiso con los niños y niñas y las comunidades que se encuentran en primera línea de la crisis sigue siendo inquebrantable”.
Déficit de financiación y decisiones difíciles
El resumen del Panorama Humanitario Global subraya la creciente brecha entre las necesidades y los recursos. La financiación humanitaria ha disminuido año tras año, lo que ha obligado a las agencias de ayuda humanitaria a tomar decisiones dolorosas sobre quién recibe ayuda vital.
En 2025, desaparecieron las últimas redes de seguridad para millones de personas. Las clínicas de salud cerraron sus puertas, se recortó la ayuda alimentaria, desaparecieron los programas de nutrición, los servicios de protección dejaron de funcionar, se agotó la ayuda en efectivo, se interrumpió el suministro de agua y los refugios quedaron en ruinas.
En medio de un panorama donante difícil y conflictos arraigados, las profundas raíces locales, la presencia global y las alianzas de World Vision permitieron una respuesta rápida a 104 emergencias este año. Como ejecutora de programas de ayuda en efectivo y alimentos, la organización distribuyó 276 millones de dólares en efectivo y vales y entregó el 85 % de su ayuda alimentaria total en entornos frágiles.
Algunas de las operaciones humanitarias más grandes y de más rápido crecimiento de World Vision se llevan a cabo en países como Sudán, Chad, la República Democrática del Congo, Líbano y Myanmar, que se enfrentan a necesidades de una gravedad sin precedentes y se encuentran entre los más afectados, con millones de personas desplazadas.
La organización sigue prestando ayuda a gran escala, integrando el trabajo humanitario y de desarrollo, al tiempo que invierte en innovación, fortalece el liderazgo local y refuerza la rendición de cuentas, garantizando que la infancia no solo sobreviva, sino que prospere.
Sin embargo, World Vision advierte que el cambio de prioridades de los donantes y la reducción del enfoque en la seguridad amenazan con erosionar los principios humanitarios que protegen a los niños y niñas y las comunidades.
“El coste de la inacción no solo se mide en vidas perdidas, sino en futuros perdidos. Por eso es fundamental dar forma al futuro de la acción humanitaria”, afirma Isabel Gomes.
La organización insta a sus socios, gobiernos, donantes y al público en general a trabajar juntos para construir un mundo en el que todos los niños y niñas puedan prosperar, incluso en los contextos más frágiles.
El Hub de América Latina y el Caribe de GivingTuesday presenta “Generosidad en América Latina y el Caribe 2025: Explorando nuestras identidades filantrópicas”, la segunda edición de su informe anual sobre las prácticas de generosidad en la región. El reporte reúne datos, tendencias y perspectivas sobre cómo dan y donan las personas en cada uno de los países de la región, ofreciendo una visión amplia del ecosistema filantrópico en América Latina y el Caribe.
El panorama más completo de la filantropía regional
Consolidando investigaciones de fuentes como el World Giving Report, el Global Philanthropy Environment Index y estudios nacionales de Brasil, Chile, México y más, esta segunda edición ofrece el análisis más completo disponible hasta ahora sobre cómo, cuánto y por qué las personas dan en América Latina y el Caribe.
En un año en que muchas organizaciones de la sociedad civil enfrentan recortes en cooperación internacional y mayores restricciones al espacio cívico, los datos revelan patrones inesperados que entregan señales alentadoras para el sector.
La generosidad en América Latina y el Carbe es, ante todo, relacional
“El 35% de latinoamericanos dona directamente a personas o familias necesitadas, superando significativamente al 26% que dona a organizaciones benéficas y al 20% que dona a organizaciones religiosas,” señala JP Vergueiro, Director del Hub de América Latina y el Carbie de GivingTuesday. “Este patrón refleja tradiciones comunitarias profundamente arraigadas de solidaridad y reciprocidad. También significa que las métricas tradicionales probablemente han subestimado la verdadera generosidad en nuestra región durante años”.
Los países más ricos de América Latina están entre los menos generosos. En las tres economías más prósperas del cono sur (Chile, Argentina y Uruguay) las personas donan apenas 0.6% de sus ingresos. Mientras tanto, en Centroamérica y el Caribe, a pesar de tener economías más pequeñas las personas donan más. Por ejemplo, en Honduras y República Dominicana, las personas donan 1.38% y 1.17% respectivamente.
¿Qué encontrarás?
Cuatro secciones exploran desde la “identidad filantrópica” regional hasta el panorama comparativo global. La principal innovación del reporte es la incorporación de fichas para los 33 países, que revelan por primera vez la magnitud de las brechas de datos y la invisibilidad casi total del Caribe en la investigación internacional.
Las recomendaciones finales plantean líneas de acción para fundaciones, investigadores, organizaciones sociales y formuladores de políticas: desmitificar la filantropía, visibilizar la generosidad que ya florece en América Latina y el Caribe y construir sistemas que la fortalezcan en la región.
Acceso al reporte: La versión completa está disponible aquí.
La Tierra está entrando en una fase inédita de su historia climática. Al acercarnos —e incluso rozar de forma temporal— el umbral de 1.5 °C de calentamiento global, el planeta comienza a mostrar señales claras de estrés sistémico. Eventos extremos más frecuentes, ecosistemas degradados y una creciente inestabilidad climática ya no son anomalías, sino parte de una nueva normalidad que redefine la relación entre la humanidad y el sistema terrestre.
Este contexto es especialmente preocupante porque no todos los cambios climáticos son reversibles. La ciencia advierte que estamos peligrosamente cerca de activar procesos que, una vez iniciados, no podrían detenerse aunque las emisiones se redujeran drásticamente después. Estos procesos se conocen como puntos de no retorno climático, y su cercanía eleva el riesgo de impactos catastróficos que exceden las capacidades tradicionales de adaptación y gestión del riesgo.
¿Qué son los puntos de no retorno climático y por qué importan ahora?
Los puntos de no retorno climático son umbrales críticos del sistema terrestre que, al ser superados, desencadenan cambios abruptos, autoalimentados y en gran medida irreversibles. A diferencia de los impactos graduales del cambio climático, estos procesos pueden acelerarse de forma no lineal y mantenerse durante siglos o incluso milenios, alterando de manera permanente el equilibrio del planeta.
Principales puntos de no retorno climático identificados por la ciencia
Colapso de la capa de hielo de Groenlandia A partir de cierto nivel de calentamiento, la pérdida de masa de hielo se vuelve irreversible, comprometiendo la estabilidad del nivel del mar a escala global durante siglos.
Inestabilidad de la Antártida Occidental El retroceso de glaciares marinos podría acelerar el aumento del nivel del mar, afectando regiones costeras densamente pobladas y sistemas urbanos críticos.
Degradación irreversible de la Amazonía La combinación de deforestación y aumento de temperatura puede llevar a un cambio de estado del ecosistema, reduciendo drásticamente su capacidad de absorber carbono.
Deshielo del permafrost Libera grandes cantidades de metano y dióxido de carbono, intensificando el calentamiento mediante retroalimentaciones difíciles de controlar.
Colapso de los arrecifes de coral La acidificación y el calentamiento oceánico amenazan con la pérdida casi total de estos ecosistemas, esenciales para la biodiversidad y la seguridad alimentaria.
Estar “cerca” de estos puntos no implica necesariamente que ya se hayan cruzado, sino que el margen de seguridad se ha reducido drásticamente. El Informe Global de Puntos de Inflexión 2025 (GTP), elaborado con la participación de 160 autores de 23 países y 87 instituciones, señala que varios sistemas clave ya muestran signos de inestabilidad a niveles de calentamiento cercanos a 1.5 °C. En este escenario, pequeñas variaciones adicionales de temperatura pueden detonar respuestas desproporcionadas del sistema climático.
Riesgos sistémicos de acercarnos a los puntos de no retorno climático
De acuerdo con el GTP, el primer gran riesgo es perder el control del sistema climático. Al activarse uno o varios puntos de no retorno, se generan retroalimentaciones positivas que refuerzan el calentamiento global, incluso sin un aumento adicional significativo de emisiones humanas. Esto podría empujar al planeta hacia estados climáticos mucho más cálidos y menos habitables.
Desde una perspectiva social, los impactos se multiplican. Aumentan la inseguridad alimentaria, los desplazamientos forzados y la exposición a crisis sanitarias, especialmente en regiones ya vulnerables. Los puntos de no retorno climático no solo representan un desafío ambiental, sino un detonador de crisis humanitarias interconectadas.
En el plano económico y político, estos cambios amenazan la estabilidad global. La pérdida de ecosistemas clave, el estrés sobre los recursos hídricos y alimentarios, y el aumento de eventos extremos pueden intensificar tensiones geopolíticas y profundizar las desigualdades. El informe subraya que estos riesgos no se distribuyen de manera equitativa, planteando un desafío central para la justicia climática y la responsabilidad social.
Qué recomienda el informe para minimizar la crisis climática
Cambiar la estrategia climática global
El informe es contundente: la prioridad debe ser reducir de inmediato y de forma sostenida las emisiones de gases de efecto invernadero. Cada décima de grado cuenta para evitar los puntos de no retorno climático, y retrasar la acción incrementa exponencialmente los riesgos. Apostar por reducciones futuras o compensaciones inciertas ya no es una estrategia viable.
Transformar la gobernanza climática
Se requiere un cambio profundo en la forma en que se gobierna la acción climática. Esto implica pasar de compromisos voluntarios a marcos regulatorios vinculantes, fortalecer la cooperación internacional y garantizar financiamiento suficiente. La gobernanza debe integrar criterios de justicia climática y responsabilidad histórica, reconociendo que los impactos no afectan a todos por igual.
Reformar los sistemas alimentarios
El informe identifica a los sistemas alimentarios como un eje clave de la crisis climática. Reducir la presión sobre ecosistemas críticos, transformar los modelos de producción y consumo, y disminuir el desperdicio de alimentos son acciones esenciales para limitar el calentamiento y evitar puntos de no retorno.
Proteger y restaurar ecosistemas clave
La protección de bosques, océanos, humedales y otros ecosistemas estratégicos es fundamental para mantener la estabilidad climática. Estos sistemas funcionan como amortiguadores naturales y su degradación acerca peligrosamente al planeta a cambios irreversibles. Restaurarlos no es opcional, sino una estrategia climática central.
Acelerar una transición justa
Finalmente, el informe subraya que la acción climática solo será efectiva si es socialmente justa. Esto implica proteger a las comunidades más vulnerables, invertir en capacitación y empleo verde, y asegurar que la transición no profundice desigualdades existentes. Evitar los puntos de no retorno climático requiere un enfoque que combine ambición ambiental con equidad social.
El límite no es abstracto, es ahora
Hablar de puntos de no retorno ya no es una advertencia lejana, sino una descripción precisa del momento histórico que atravesamos. La cercanía a los puntos de no retorno climático redefine la urgencia de la acción y expone los límites de las respuestas incrementales. El margen de maniobra existe, pero se está cerrando rápidamente.
Para quienes trabajan en responsabilidad social, sostenibilidad y toma de decisiones estratégicas, el mensaje es claro: no se trata solo de gestionar impactos, sino de evitar umbrales que harían insuficiente cualquier esfuerzo posterior. La ciencia ha trazado el mapa de los riesgos; ahora, la diferencia entre cruzar o no esos límites depende de las decisiones que se tomen hoy.
El greenwashing en 2025 adquirió una nueva dimensión: ya no se trató únicamente de exagerar atributos ambientales, sino de vaciar de contenido compromisos climáticos previamente anunciados. Según información de Eco- Business, el fenómeno del greenrinsing se volvió especialmente visible cuando empresas multinacionales como Shell, BP, Unilever, Volvo y Coca-Cola, que habían prometido alcanzar emisiones netas cero comenzaron a retrasar plazos, debilitar metas o eliminar silenciosamente objetivos intermedios. Esta práctica no solo confundió a los mercados y a los consumidores, sino que evidenció la fragilidad de las promesas voluntarias en ausencia de mecanismos de rendición de cuentas.
A la par, sectores altamente contaminantes reforzaron narrativas tecnológicas que funcionaron como coartadas para la inacción. En 2025, las tecnologías de captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS) fueron presentadas como soluciones climáticas maduras, pese a su limitada eficacia demostrada a gran escala. Bajo este discurso, el gas natural fue reetiquetado como “combustible de transición” o incluso “energía limpia”, justificando la expansión de infraestructura fósil en un momento en el que la ciencia climática exige reducciones inmediatas y profundas de emisiones.
A su vez, el uso indebido de instrumentos financieros y de mercado profundizó esta tendencia. En regiones como el Sudeste Asiático, los créditos de carbono se consolidaron como la forma más común de lavado de imagen verde, mientras que los préstamos vinculados a la sostenibilidad comenzaron a generar dudas sobre su capacidad real para financiar transformaciones ambientales. Lejos de acelerar la transición, estos mecanismos fueron utilizados para mantener el statu quo, desplazando la atención de las reducciones estructurales de impacto hacia métricas opacas y difíciles de verificar.
El contexto político y regulatorio terminó de vaciar la narrativa verde. Durante la COP30, los gigantes del petróleo y el gas lanzaron campañas publicitarias masivas con mensajes favorables al clima, justo antes de unas negociaciones dominadas por lobbistas de combustibles fósiles y que concluyeron sin un acuerdo para eliminar progresivamente la energía sucia. Al mismo tiempo, el retroceso regulatorio en algunos bloques —como la retirada de la Directiva de Declaraciones Verdes de la Unión Europea— contrastó con el endurecimiento de normas a nivel nacional y con multas millonarias en países como Australia y Corea del Sur.
Es en este contexto de retrocesos, falsas soluciones y pérdida de credibilidad donde se inscriben los casos de empresas que, a lo largo del año, fueron señaladas por engañar al consumidor con afirmaciones de sostenibilidad que no resistieron el análisis. A continuación, se presentan algunos de los ejemplos más representativos de este patrón:
8 marcas acusadas de greenwashing en 2025
1. Toyota: soluciones climáticas que retrasan la transición
Durante la COP30, Toyota fue señalada por Greenpeace por promover prototipos de vehículos impulsados por biocombustibles como una vía viable para la descarbonización del transporte. La organización denunció que esta narrativa desvía la atención de la electrificación, una tecnología clave para reducir emisiones de manera efectiva. Además, advirtió que la expansión de biocombustibles puede afectar bosques tropicales y la seguridad alimentaria. La crítica se agravó al recordar que Toyota va rezagada en la electrificación de su flota. En el contexto del greenwashing en 2025, el caso evidenció el uso de falsas soluciones para mantener modelos tradicionales.
Las implicaciones ambientales son profundas, ya que estudios citados por Greenpeace estiman que los biocombustibles podrían emitir hasta 70 millones de toneladas adicionales de CO₂e anuales para 2030. Para los consumidores, estas narrativas generan confusión sobre qué tecnologías realmente contribuyen a la acción climática. Para las marcas comprometidas con la transición energética, este tipo de prácticas diluye el valor de los esfuerzos genuinos. También debilita la credibilidad del sector automotriz en su conjunto. En suma, refuerza la percepción de que el greenwashing en 2025 sigue siendo una estrategia de retraso.
2. Shein: sostenibilidad diluida en la moda ultrarrápida
Shein fue multada en Italia con un millón de euros por utilizar mensajes de sostenibilidad considerados vagos, emotivos o directamente engañosos. Las autoridades concluyeron que la marca exageró la reciclabilidad de sus productos y sugirió sistemas circulares inexistentes. También se cuestionaron las credenciales ambientales de su línea “evoluSHEIN by design”. Los reguladores señalaron inconsistencias entre sus objetivos climáticos y el aumento real de sus emisiones en 2023 y 2024. El caso se convirtió en uno de los ejemplos más visibles de greenwashing en 2025.
El impacto de este tipo de prácticas va más allá de la sanción económica. La moda ultrarrápida es una de las industrias más contaminantes del mundo, por lo que hacer afirmaciones verdes sin sustento agrava su huella ambiental. Para los consumidores, estas narrativas crean una falsa sensación de consumo responsable. Para las marcas que sí invierten en modelos circulares reales, el daño reputacional es colectivo. Así, Shein ejemplifica cómo el greenwashing en 2025 perpetúa modelos de producción insostenibles.
3. Banana Boat: arrecifes como argumento de marketing
Edgewell Group, propietaria de Banana Boat, enfrentó demandas en Estados Unidos y Australia por promocionar sus bloqueadores solares como “respetuosos con los arrecifes”. Aunque los productos no contenían ciertos químicos ampliamente prohibidos, sí incluían otras sustancias tóxicas para los corales. Las autoridades argumentaron que estas afirmaciones inducían a error al consumidor. El caso expuso cómo etiquetas aparentemente responsables pueden ocultar impactos ambientales reales. En el marco del greenwashing en 2025, el uso de términos absolutos sin respaldo científico fue clave.
Las consecuencias ambientales son especialmente graves al tratarse de ecosistemas altamente vulnerables como los arrecifes de coral. Para los consumidores, confiar en estas afirmaciones implica decisiones de compra basadas en información incompleta o falsa. Para las marcas realmente comprometidas con la protección marina, estas prácticas banalizan los estándares ambientales. Además, el hecho de que Banana Boat mantenga mensajes similares en otros mercados muestra la fragmentación regulatoria. Este caso ilustra cómo el greenwashing en 2025 sigue aprovechando vacíos legales.
4. Nike: cuando “sostenible” no significa nada
En diciembre, el regulador publicitario del Reino Unido prohibió anuncios de Nike por el uso indebido del término “sostenible”. La marca promovía prendas como fabricadas con “materiales sostenibles” sin explicar qué significaba esto ni aportar evidencia clara. La autoridad concluyó que el mensaje podía inducir a error al consumidor promedio. El fallo se dio en una ronda que también afectó a otras marcas de moda. Así, Nike se convirtió en un referente del greenwashing en 2025 dentro del sector textil.
El problema de fondo es la dilución del lenguaje de la sostenibilidad. Cuando marcas globales utilizan términos ambiguos, erosionan la confianza del consumidor y vacían de contenido conceptos clave. Esto dificulta que el público identifique esfuerzos reales de reducción de impacto. Para las empresas comprometidas, competir en un mercado saturado de mensajes vacíos resulta cada vez más complejo. El caso demuestra que el greenwashing en 2025 también opera a través de palabras aparentemente inofensivas.
5. TotalEnergies: descarbonización en el discurso, expansión en la práctica
Un tribunal de París declaró ilegal la publicidad de TotalEnergies por lavado de imagen verde, marcando un precedente histórico. La petrolera se presentaba como “actor clave en la transición energética” mientras continuaba expandiendo proyectos de petróleo y gas. El fallo cuestionó directamente la coherencia entre su discurso y sus operaciones. Se trató de la primera sentencia de este tipo contra la narrativa climática de la industria petrolera. En el contexto del greenwashing en 2025, el caso tuvo un efecto simbólico y jurídico.
Las implicaciones son profundas para el sector energético. Para el medio ambiente, legitimar la expansión fósil bajo un discurso verde retrasa la reducción real de emisiones. Para los consumidores y la opinión pública, se refuerza la desconfianza hacia las promesas corporativas. Además, la sentencia sienta un precedente que podría limitar futuras campañas engañosas. TotalEnergies mostró cómo el greenwashing en 2025 puede convertirse en un riesgo legal de alto impacto.
6. Woolworths: compromisos de no deforestación debilitados
Woolworths fue cuestionada por vaciar su compromiso de no deforestación al clasificar la carne de res como un producto de “bajo riesgo”. Organizaciones ambientales denunciaron que la empresa seleccionó de manera conveniente criterios de la regulación europea EUDR. Esto contrastó con su propio informe de 2024, donde reconocía a la ganadería como un factor clave de deforestación en Australia. El cambio generó dudas sobre la integridad de sus evaluaciones. El caso se inscribe en las formas más sutiles de greenwashing en 2025.
Este tipo de prácticas tiene efectos significativos sobre los bosques y la biodiversidad. Para los consumidores, genera una percepción distorsionada sobre el impacto real de los productos que adquieren. Para las marcas que sí enfrentan de manera transparente los riesgos de deforestación, estas estrategias debilitan los estándares del sector. Además, demuestra cómo los informes de sostenibilidad pueden convertirse en herramientas de maquillaje. Woolworths ejemplifica el greenwashing en 2025 a través de métricas flexibles.
7. Apple: neutralidad de carbono bajo cuestionamiento
Apple enfrentó una demanda colectiva en California por afirmar que ciertos modelos de Apple Watch eran “neutrales en carbono”. La empresa basó esta afirmación en la compra de compensaciones de carbono en proyectos ubicados en Kenia y China. Los demandantes argumentaron que dichos proyectos no generaban reducciones de emisiones reales ni adicionales. En agosto, se prohibió a Apple continuar utilizando este tipo de declaraciones. El caso se volvió emblemático del greenwashing en 2025 ligado a compensaciones.
La controversia puso en evidencia los límites del uso de créditos de carbono como sustituto de reducciones reales. Para el medio ambiente, depender de compensaciones de baja integridad retrasa la acción climática efectiva. Para los consumidores, se erosiona la confianza en marcas percibidas como líderes en innovación. Además, afecta a empresas que sí priorizan la reducción directa de emisiones. Apple mostró cómo el greenwashing en 2025 puede surgir incluso en estrategias climáticas sofisticadas.
8. DWS: sostenibilidad exagerada para atraer inversión
DWS, la división de inversión de Deutsche Bank, fue multada con 25 millones de euros por engañar a los inversionistas sobre sus credenciales de inversión sostenible. Las autoridades concluyeron que la firma exageró el alcance de sus criterios ESG en materiales de marketing. El caso cerró una investigación iniciada años antes y que incluyó allanamientos en Fráncfort. La propia empresa reconoció que su comunicación había sido “exuberante”. Así, DWS se convirtió en uno de los casos financieros más relevantes de greenwashing en 2025.
El impacto de este tipo de prácticas es sistémico. Cuando el greenwashing alcanza al sector financiero, el capital se dirige a proyectos que no generan beneficios ambientales reales. Para los inversionistas, se socava la confianza en los productos ESG. Para el mercado, se distorsiona el propósito de la inversión sostenible. DWS demuestra que el greenwashing en 2025 no solo afecta al consumo, sino a la arquitectura financiera de la sostenibilidad.
Por qué el greenwashing es tan grave
El greenwashing no es solo un problema de marketing; es una amenaza directa a los esfuerzos globales por la sostenibilidad. Cuando grandes marcas engañan, ralentizan la acción climática y normalizan la inacción bajo discursos verdes.
Además, distorsiona la competencia: las empresas que sí invierten en transformación enfrentan desventajas frente a quienes solo invierten en narrativa. Esto desalienta la innovación y perpetúa modelos insostenibles.
Evitar el greenwashing implica transparencia, métricas claras y rendición de cuentas. En un mundo que ya no tiene margen para falsas soluciones, la honestidad corporativa es una condición mínima, no un valor agregado.
Cuando el marketing verde deja de ser creíble
El greenwashing en 2025 dejó una lección contundente: la sostenibilidad sin sustancia tiene consecuencias legales, reputacionales y ambientales. Las multas, demandas y prohibiciones publicitarias muestran que el escrutinio llegó para quedarse.
Para las empresas, el mensaje es claro: o se transforma el modelo de negocio, o se pierde la confianza. En un contexto de crisis climática, el costo de engañar ya no es simbólico, es estructural.
El panorama energético global de 2025 dejó una imagen tan poderosa como inquietante, pues, según información de Eco-Business, mientras las energías renovables aceleraron su crecimiento, la dependencia de los combustibles fósiles se mantuvo prácticamente intacta. Esta contradicción energética expuso la distancia entre los compromisos climáticos asumidos por los gobiernos y las decisiones reales que están marcando el rumbo del sistema energético mundial. El resultado fue un año de avances tecnológicos, pero también de emisiones récord y señales políticas confusas.
Dos años después de que los países acordaran transitar hacia el abandono de los combustibles fósiles, el carbón, el petróleo y el gas siguieron ocupando un lugar central en la matriz energética. De acuerdo con el Proyecto Global de Carbono, las emisiones de dióxido de carbono alcanzaron nuevos máximos, confirmando que la transición avanza, pero no a la velocidad ni en la dirección necesarias. Así, 2025 se consolidó como el año de la contradicción energética, donde el progreso y el retroceso coexistieron.
Cuando las renovables avanzan, pero no desplazan a los fósiles
Uno de los hitos más relevantes de 2025 fue que, por primera vez, la energía solar superó al carbón en la combinación eléctrica global durante la primera mitad del año. Según Ember Energy, este avance estuvo impulsado principalmente por China, seguida de Estados Unidos y la Unión Europea, y permitió cubrir una parte importante del aumento en la demanda energética mundial. Este dato fue celebrado como una señal clara de que la transición energética es técnicamente posible.
Sin embargo, este avance debe leerse con cautela. A pesar de su crecimiento acelerado, la energía solar apenas representó el 8.8 % de la generación eléctrica global, frente al 6.9 % del año anterior. Es decir, aunque el ritmo de expansión es notable, su peso relativo sigue siendo limitado frente a las fuentes tradicionales. Esta tensión es uno de los núcleos de la contradicción energética que marcó el año.
La expansión renovable, lejos de sustituir de forma directa a los combustibles fósiles, convivió con ellos. En lugar de desplazar carbón, petróleo y gas, gran parte de la nueva capacidad limpia se destinó a satisfacer una demanda energética creciente. Esto permitió que las emisiones siguieran aumentando, aun cuando la infraestructura renovable avanzaba a un ritmo histórico.
Contradicción energética: IA, geopolítica y seguridad energética
La inteligencia artificial se convirtió en un nuevo factor de presión sobre los sistemas energéticos. La Agencia Internacional de Energía advirtió que la demanda energética asociada a la IA podría cuadruplicarse hacia 2030, impulsada por centros de datos y servicios digitales. Esta tendencia añadió urgencia a la expansión de la generación eléctrica, pero también complicó los objetivos climáticos.
Al mismo tiempo, la geopolítica volvió a inclinar la balanza hacia la seguridad energética por encima de la acción climática. En un contexto de tensiones internacionales, los países priorizaron garantizar el suministro de energía, incluso si ello implicaba prolongar el uso de combustibles fósiles. Consultoras como McKinsey anticipan que estas fuentes seguirán teniendo un peso significativo en la matriz energética más allá de 2050.
Esta combinación de factores profundizó la contradicción energética: mientras la ciencia insiste en una transición rápida hacia energías limpias, la realidad política y económica empuja en sentido contrario. La IA y la geopolítica se convirtieron así en aceleradores de una demanda que el sistema aún satisface, en gran medida, con fuentes altamente contaminantes.
Retrocesos en Estados Unidos y Europa frente al avance asiático
En 2025, Estados Unidos y Europa se alejaron del liderazgo climático que habían intentado construir en años previos. Tras la llegada de Donald Trump a la presidencia, el gobierno estadounidense revirtió políticas de energía limpia, recortó subsidios a proyectos renovables y facilitó nuevas licencias de petróleo y gas. Además, se impulsó activamente a la industria del carbón para atender la creciente demanda eléctrica de los centros de datos.
Los datos de Ember muestran que, mientras China e India lograron reducir la generación basada en combustibles fósiles durante la primera mitad del año, Estados Unidos y Europa se movieron en la dirección opuesta. Este retroceso tuvo implicaciones globales, pues debilitó la señal política necesaria para acelerar la transición energética a escala internacional.
En otras regiones, la situación no fue más alentadora. La exploración de combustibles fósiles continuó incluso en zonas ambientalmente vulnerables, como la selva amazónica. Estos movimientos confirmaron que la contradicción energética no es solo tecnológica, sino profundamente política y territorial.
La transición energética también es una crisis de talento
Más allá de la generación de energía, 2025 evidenció otro desafío estructural: la falta de trabajadores cualificados para sostener la transición. Según la AIE, el sector energético empleó a 76 millones de personas en 2024, pero enfrenta serias dificultades para cubrir puestos técnicos clave en energías limpias, redes eléctricas y mantenimiento especializado.
El problema se agrava por el envejecimiento de la fuerza laboral. En áreas críticas como las profesiones vinculadas a la red eléctrica, por cada nuevo trabajador que ingresa, 1.4 personas se jubilan. Esta brecha amenaza con frenar la expansión de parques solares y eólicos, incluso cuando existe inversión y voluntad tecnológica.
Sin una estrategia clara de formación y atracción de talento, la transición energética corre el riesgo de quedarse sin manos que la ejecuten. Así, la contradicción energética de 2025 no solo se expresó en megavatios y emisiones, sino también en la capacidad humana para sostener el cambio.
La transición avanza, pero en direcciones opuestas
El balance de 2025 deja una lección incómoda: el crecimiento de las energías renovables no garantiza, por sí solo, la reducción del uso de combustibles fósiles. Mientras la demanda energética global siga aumentando y las decisiones políticas prioricen la seguridad inmediata sobre el clima, la contradicción energética seguirá marcando el rumbo del sector.
Para quienes trabajan en responsabilidad social y sostenibilidad, el mensaje es claro. La transición energética requiere coherencia entre políticas públicas, inversión privada, innovación tecnológica y desarrollo de talento. Sin esa alineación, el mundo seguirá avanzando y retrocediendo al mismo tiempo, atrapado en una contradicción que el clima ya no puede permitirse.
Durante mucho tiempo, el cambio climático fue un tema asociado principalmente a ONG, organismos multilaterales y comunidades académicas. Un terreno dominado por informes científicos, llamados urgentes y narrativas morales. Sin embargo, en los últimos años algo ha cambiado de manera silenciosa pero profunda: las instituciones financieras comenzaron a hablar del clima con lenguaje económico, técnico y estructural.
Cuando un banco como BBVA publica análisis detallados sobre las emisiones de gases de efecto invernadero, no está buscando sensibilizar ni posicionarse como actor ambientalista. Está haciendo algo distinto y más relevante: está reencuadrando el cambio climático como un riesgo económico y financiero, con implicaciones directas sobre crecimiento, competitividad y estabilidad de largo plazo.
Para el sistema financiero, el clima dejó de ser un asunto reputacional o voluntario y pasó a convertirse en una variable que incide en la evaluación de proyectos, en la asignación de capital y en la viabilidad futura de sectores completos. En ese contexto, hablar de emisiones no es hablar de externalidades, sino de riesgos estructurales que ya están entrando al balance.
El problema no es crecer, sino cómo se crece
El mensaje de fondo es claro: el problema no es si la economía debe crecer o no, sino cómo crece y con qué base energética. Desde esta lógica, ni el control poblacional ni el decrecimiento aparecen como soluciones viables o éticas. La discusión se desplaza hacia la eficiencia energética, la transformación de la matriz energética y las decisiones de inversión que acompañan —o frenan— esa transición.
Para sostener este enfoque, BBVA Research recurre a herramientas económicas concretas, no a slogans. Una de ellas es la Identidad de Kaya, un marco analítico que permite explicar las emisiones de gases de efecto invernadero a partir de cuatro factores: población, ingreso per cápita, intensidad energética de la economía e intensidad de emisiones de la energía. Más allá de la fórmula, su valor está en lo que revela: las emisiones responden a decisiones económicas y tecnológicas específicas, no a inevitabilidades abstractas.
Aplicada al caso de México, esta lectura arroja datos difíciles de ignorar. De acuerdo con BBVA Research, el país emitió en 2024 un total de 784 millones de toneladas de CO₂ equivalente, lo que representa 1.3% de las emisiones globales, y registró un incremento anual de 3.2% respecto a 2023. Al mismo tiempo, para cumplir con la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC) actualizada en 2025, México tendría que reducir sus emisiones en promedio 3.6% anual durante la próxima década, una trayectoria muy distante de la tendencia actual.
Cuando el clima entra al balance, el ESG cambia de etapa
Desde una perspectiva ESG, este tipo de análisis marca una transición relevante. La dimensión ambiental deja de ser un anexo narrativo y se integra al corazón de la gobernanza y la gestión de riesgos. Cuando un banco explica el cambio climático con este nivel de rigor, no está divulgando conocimiento: está preparando decisiones. Decisiones sobre qué proyectos financiar, bajo qué condiciones y con qué expectativas de largo plazo.
Esto ayuda a entender por qué el ESG está entrando en una etapa menos romántica y más exigente. Una etapa donde los compromisos públicos comienzan a traducirse en criterios operativos, y donde la falta de una estrategia clara de transición energética puede tener consecuencias reales en el acceso a financiamiento y capital.
Lo que deberían entender los clientes de los bancos
Para las empresas que trabajan con instituciones financieras como BBVA, este tipo de análisis no es solo información de contexto. Es una señal temprana de cómo se están ajustando los criterios con los que el sistema financiero evalúa riesgos y oportunidades.
Del lado de las amenazas, el mensaje es evidente: modelos de negocio intensivos en energía, con baja eficiencia o alta dependencia de combustibles fósiles enfrentan un entorno cada vez más exigente. No necesariamente por una regulación inmediata, sino porque el riesgo climático comienza a reflejarse en variables como el costo del capital, las condiciones crediticias y el apetito de financiamiento. No contar con una estrategia clara de transición deja de ser una omisión narrativa y se convierte en una vulnerabilidad operativa.
Pero también hay oportunidades claras. Empresas que invierten en eficiencia energética, electrificación de procesos, energías renovables y reducción estructural de emisiones no solo avanzan en sus compromisos ambientales; mejoran su perfil de riesgo frente a quienes asignan capital. En este contexto, la transición energética deja de leerse como un costo reputacional y empieza a entenderse como una ventaja competitiva.
Desde esta óptica, los análisis que hoy publican los bancos funcionan como un anticipo de conversaciones futuras. No son instrucciones explícitas, pero marcan el terreno sobre qué tipos de proyectos, sectores y estrategias serán más viables —y financiables— en los próximos años.
En ese sentido, que instituciones como BBVA hablen de cambio climático no debería sorprender. Tampoco debería leerse como una moda comunicativa. Es una señal clara de cómo el sistema financiero está reinterpretando el desafío climático: no como un tema externo a la economía, sino como una condición para su viabilidad futura.
Tal vez, entonces, la pregunta relevante ya no sea por qué los bancos hablan de cambio climático, sino qué pasará con las empresas que no sepan leer estas señales a tiempo, cuando el ESG ya no se discute en reportes, sino en decisiones de financiamiento.
Durante años, la Responsabilidad Social Empresarial fue vista como un componente reputacional deseable, pero no indispensable. Hoy, ese enfoque resulta insuficiente frente a un entorno marcado por crisis sociales, desconfianza institucional y consumidores más informados. En este contexto, la falta de RSE preparar a tu empresa para una crisis social deja de ser un asunto ético y se convierte en una variable financiera crítica. La pregunta ya no es si invertir en RSE, sino cuánto cuesta no hacerlo.
Las tensiones sociales, los conflictos comunitarios y las exigencias regulatorias están impactando directamente los estados financieros. Las empresas que no anticipan estos riesgos enfrentan interrupciones operativas, pérdida de valor de marca y dificultades para acceder a capital. Comprender la RSE como un sistema de gestión del riesgo es clave para sostener el negocio en el largo plazo. Este análisis busca profundizar en ese vínculo desde una mirada estratégica y experta.
La RSE como sistema de prevención, no como discurso
Pensar la RSE solo como comunicación o filantropía limita su verdadero alcance. En la práctica, funciona como un sistema de prevención que permite identificar tensiones sociales antes de que escalen. Cuando no existe, la empresa opera a ciegas frente a su entorno. Esa falta de lectura social suele traducirse en costos inesperados.
Las organizaciones que integran la RSE en su gobernanza desarrollan mecanismos de escucha activa. Estos mecanismos permiten detectar conflictos laborales, comunitarios o ambientales de manera temprana.
Anticiparse reduce la probabilidad de paros, boicots o sanciones. No hacerlo expone al negocio a crisis evitables.
Desde una perspectiva financiera, la prevención siempre resulta menos costosa que la corrección. Las crisis sociales no solo afectan la reputación, también interrumpen cadenas de suministro y proyectos estratégicos. La RSE, bien entendida, actúa como un seguro operativo. Ignorarla equivale a asumir riesgos sin cobertura.
Riesgo social: la variable que muchos modelos financieros aún subestiman
Los modelos tradicionales de gestión de riesgos suelen priorizar variables macroeconómicas o regulatorias. Sin embargo, el riesgo social está demostrando tener impactos igual o más severos. Comunidades inconformes, colaboradores desmotivados o consumidores críticos generan presiones constantes. Estas presiones, cuando se acumulan, detonan crisis.
La ausencia de una estrategia social clara dificulta la toma de decisiones en momentos críticos. Las empresas reaccionan tarde y de forma defensiva. Esto suele amplificar el conflicto en lugar de resolverlo. La improvisación tiene un costo financiero elevado.
Integrar el riesgo social en la planeación estratégica permite asignar recursos de forma más eficiente. También mejora la resiliencia organizacional frente a escenarios adversos. Las empresas que lo hacen no solo resisten mejor las crisis, sino que ganan ventaja competitiva. La RSE se convierte así en una herramienta de gestión avanzada.
Cuando la omisión se vuelve costo: señales tempranas ignoradas
Las crisis rara vez surgen de la noche a la mañana. Suelen estar precedidas por señales claras que no fueron atendidas. Quejas recurrentes, rotación de personal o conflictos con comunidades son alertas tempranas. La falta de estructuras de RSE impide leerlas correctamente.
Cuando estas señales se ignoran, el impacto se multiplica. Lo que pudo resolverse con diálogo termina en litigios o pérdidas operativas. En ese punto, la empresa ya no controla la narrativa ni los tiempos. El costo financiero y reputacional se dispara.
Analizar casos recientes demuestra un patrón común. La falta de RSE preparar a tu empresa para una crisis social se manifiesta en decisiones reactivas y desarticuladas.
La empresa paga por no haber invertido antes en prevención. Este aprendizaje se repite en distintos sectores.
Inversión, financiamiento y ESG: el costo de quedar fuera
El acceso a capital está cada vez más condicionado por criterios ESG. Fondos de inversión, bancos y aseguradoras evalúan el desempeño social con mayor rigor. Una estrategia débil de RSE se traduce en mayores tasas o exclusión financiera. Esto impacta directamente la competitividad.
Las empresas sin métricas sociales claras enfrentan dificultades para demostrar su resiliencia. En contextos de crisis, los inversionistas buscan organizaciones con capacidad de gestión integral. La RSE aporta evidencia de esa capacidad. No contar con ella genera desconfianza.
Además, los mercados castigan la opacidad y la improvisación. La falta de preparación social aumenta la volatilidad percibida del negocio. En consecuencia, el valor de la empresa se ve afectado. La RSE deja de ser un “extra” y se vuelve un requisito financiero.
Gobernanza y toma de decisiones en contextos de crisis social
Una crisis social pone a prueba la gobernanza corporativa. Las empresas con RSE integrada cuentan con comités, protocolos y responsables claros. Esto acelera la toma de decisiones y reduce errores. La estructura importa tanto como la intención.
Cuando la RSE no está institucionalizada, las decisiones se concentran y se retrasan. Se privilegia el corto plazo sobre la sostenibilidad. Esto suele agravar el conflicto y aumentar los costos asociados. La falta de claridad interna se refleja hacia afuera.
Incorporar la dimensión social en la gobernanza fortalece la coherencia estratégica. Permite alinear áreas financieras, legales y operativas. La empresa actúa con una sola voz. Esa coherencia es clave para contener impactos financieros.
De la reacción a la estrategia: aprender antes de la crisis
Las organizaciones más maduras en RSE entienden que la preparación es continua. No esperan a que estalle una crisis para actuar. Invierten en diagnósticos sociales, indicadores y capacitación interna. Este enfoque reduce la incertidumbre.
La RSE estratégica permite simular escenarios y evaluar impactos potenciales. Esto mejora la planificación financiera y operativa. La empresa gana margen de maniobra. La reacción deja paso a la anticipación.
En este punto, la falta de RSE preparar a tu empresa para una crisis social se vuelve evidente como una desventaja estructural. No se trata de buenas intenciones, sino de capacidad de gestión. Las empresas que aprenden antes, pagan menos después.
La relación entre RSE y riesgo financiero es hoy innegable. La falta de RSE preparar a tu empresa para una crisis social expone a las organizaciones a costos que podrían haberse evitado con visión estratégica. Para quienes lideran la agenda social, el reto está en traducir impacto social en lenguaje financiero. Solo así la RSE ocupará el lugar que le corresponde: el de una inversión clave para la sostenibilidad del negocio.
Jürgen Mahlknecht, líder del Centro de Investigación del Clima y Sostenibilidad;
y Cristina Chuck, líder del Centro de Investigación en Salud y Seguridad Alimentaria
Escuela de Ingeniería y Ciencias, Tecnológico de Monterrey, México
El plástico ha transformado la vida moderna, pero sus residuos están transformando nuestra salud. Desde el agua embotellada hasta los productos del mar e incluso la sal de mesa, los microplásticos han infiltrado la cadena alimentaria global. Se estima que los seres humanos podrían ingerir entre 11 000 y 193 000 partículas al año a través de las bebidas, siendo el consumo de agua embotellada un factor de riesgo que incrementa considerablemente la exposición.
Estas diminutas partículas —de menos de 5 mm de tamaño— son el resultado de la degradación del plástico mediante procesos físicos, químicos y biológicos. Hoy en día, los microplásticos ya no son solo una preocupación ambiental: representan un desafío emergente de salud pública que exige acciones urgentes y políticas globales coordinadas.
Contaminantes en los alimentos: infiltración en la cadena trófica
Diversos estudios internacionales han confirmado la presencia de microplásticos en prácticamente todas las fuentes de agua y alimentos analizadas:
● Cadenas alimentarias marinas: Los microplásticos afectan principalmente a organismos filtradores y peces pequeños, que posteriormente son ingeridos por depredadores de mayor tamaño. Esta acumulación permite que los microplásticos se transfieran a lo largo de la cadena trófica y, en última instancia, lleguen a los seres humanos.
● Riesgo por consumo directo: La evidencia más sólida proviene del entorno marino: múltiples estudios han revelado la presencia del disruptor endocrino bisfenol A (BPA) y del plastificante DEHP (un ftalato) en un alto porcentaje de muestras de productos del mar, con variaciones según la especie y la región. Estos hallazgos implican una exposición directa y relevante para el consumidor.
● Otras fuentes alimentarias: Además de los productos del mar, se han detectado microplásticos en la sal de mesa, la miel y la cerveza, lo que confirma la omnipresencia de estas partículas en la dieta cotidiana.
Aunque el agua constituye una vía primaria de exposición —especialmente el agua embotellada, que puede contener desde menos de una partícula hasta más de 6 000 por litro—, otros alimentos contribuyen de manera significativa a la ingestión total. La ingestión es la principal vía de exposición, seguida de la inhalación y, en menor medida, del contacto dérmico.
Vectores de toxicidad y mecanismos de daño celular
Los microplásticos representan un riesgo dual: físico y químico.
Daño físico y estrés celular (riesgo directo)
Debido a su tamaño y forma, pueden interactuar directamente con células y tejidos, provocando estrés oxidativo, inflamación y daño celular. La evidencia es especialmente sólida en el caso de los nanoplásticos, que han demostrado capacidad para atravesar barreras biológicas. En el caso de los microplásticos de mayor tamaño, la evidencia es incipiente pero aún limitada.
○ Estrés oxidativo e inflamación: La exposición a microplásticos, incluidos los nanopartículas, induce estrés oxidativo y procesos inflamatorios crónicos, los cuales se asocian con trastornos neurológicos, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
○ Daño celular y mitocondrial: Experimentos in vitro con líneas celulares intestinales (Caco-2) y dérmicas (HaCaT) han mostrado una reducción de la viabilidad celular, daño mitocondrial y un aumento de citocinas proinflamatorias. El daño mitocondrial resulta particularmente crítico, dada la función esencial de las mitocondrias en la generación de energía celular.
○ Alteración de barreras y translocación: Los nanoplásticos (< 1 µm) pueden atravesar barreras biológicas y alcanzar el hígado, los riñones y el sistema linfático, generando efectos hepatotóxicos y sistémicos. Estos hallazgos subrayan la importancia de evaluar de manera diferenciada los microplásticos y los nanoplásticos.
Efecto vector (riesgo químico)
Los microplásticos también actúan como vectores de aditivos tóxicos, como el BPA, los ftalatos y otros compuestos, transfiriendo sustancias persistentes, bioacumulables y tóxicas a la red alimentaria.
○ Disrupción endocrina: El BPA, los ftalatos y otros componentes pueden imitar o bloquear hormonas naturales, afectando los sistemas cardiovascular, renal, gastrointestinal, neurológico y reproductivo.
○ Riesgos de carcinogenicidad: Algunos compuestos plásticos —como el estireno y ciertos ftalatos— están clasificados como probables carcinógenos o se asocian con genotoxicidad tras exposiciones prolongadas.
Estos hallazgos sugieren la necesidad imperativa de aplicar el principio de precaución: es crucial reducir de inmediato la exposición a los microplásticos y a sus aditivos, sin esperar evidencia epidemiológica concluyente.
La paradoja del agua y los desafíos metodológicos
Paradójicamente, la infraestructura diseñada para protegernos, como las plantas de tratamiento de aguas residuales, puede convertirse en puntos de redistribución de microplásticos. Aunque capturan parte de las partículas, descargan cantidades significativas en ríos y costas, mientras que los lodos residuales —utilizados como fertilizante— reintroducen microplásticos en el entorno agrícola.
El área metropolitana de Monterrey, México, ejemplifica esta paradoja: una alta dependencia del agua embotellada, la escasez hídrica y la creciente acumulación de residuos plásticos elevan el riesgo de exposición.
Para enfrentar este desafío global, la comunidad científica y las autoridades sanitarias deben cerrar tres brechas críticas:
Estandarizar métodos de muestreo, tratamiento, captura e identificación, utilizando técnicas como FT-IR o Raman, además de análisis asistidos por inteligencia artificial.
Fortalecer la vigilancia sanitaria, integrando datos de exposición en agua y alimentos, con especial atención a las poblaciones vulnerables.
Implementar políticas preventivas, reduciendo los plásticos de un solo uso, mejorando la filtración en plantas de tratamiento y reforzando la responsabilidad extendida del productor.
El futuro de la salud pública depende de la rapidez con la que actuemos con la evidencia ya disponible. El costo de la inacción no es teórico: se acumula, partícula por partícula.
Cifras clave sobre el problema de los microplásticos
● < 5 mm: Definición de microplásticos; los nanoplásticos (< 1 µm) representan un riesgo emergente. ● 6 000+ partículas/L: Niveles máximos detectados en agua embotellada a nivel mundial. ● 42 partículas/L: Promedio encontrado en agua de la llave y dispensadores en la Ciudad de México. ● 193 000 partículas/año: Ingesta máxima estimada en un adulto a través del consumo de agua. ● 70–80 %: Proporción de muestras de productos del mar que contienen BPA y ftalatos. ● 50 veces: Algunos estudios reportan que el agua embotellada puede contener hasta 50 veces más microplásticos que el agua de la llave. ● 100–300 partículas/kg: Niveles promedio encontrados en sal de mesa comercial. ● 2 400–9 400 partículas/kg: Abundancia reportada en ciertas algas comestibles.
(Las cifras pueden variar ampliamente según los métodos analíticos y los tamaños mínimos detectables.)
Hoang, H. G., Nguyen, N. S. H., Zhang, T., Tran, H.-T., Mukherjee, S., & Naidu, R. (2025). A review of microplastic pollution and human health risk assessment: Current knowledge and future outlook.Frontiers in Environmental Science, 13, 1606332.https://doi.org/10.3389/fenvs.2025.1606332
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Montero, V., Chinchilla, Y., Gómez, L., Flores, A., Medaglia, A., Guillén, R., & Montero, E. (2023). Human health risk assessment for consumption of microplastics and plasticizing substances through marine species.Environmental Research, 237, 116843.https://doi.org/10.1016/j.envres.2023.116843
Zuri, G., Karanasiou, A., & Lacorte, S. (2023). Microplastics: Human exposure assessment through air, water, and food.Environment International, 179, 108150.https://doi.org/10.1016/j.envint.2023.108150
D.A. Syamsu, D. Deswati, S. Syafrizayanti, A. Putra, Y. Suteja. (2024). Presence of microplastics contamination in table salt and estimated exposure in humans. Global Journal of Environmental Science and Management (GJESM). https://www.gjesm.net/article_707785_285503fd22e49b04fa945bda724c3ae2.pdf
Gurusamy Kutralam-Muniasamy, V. C. Shruti, Fermín Pérez-Guevara (2024). Microplastic contamination in commercially packaged edible seaweeds and exposure of the ethnic minority and local population in Mexico. (PubMed). https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/38163691/
En estas semanas de cierres, presupuestos y tableros de KPIs, muchas empresas mexicanas vuelven a poner sobre la mesa las mismas prioridades: productividad, atracción de talento, digitalización, control de costos y planes de expansión. Pero hay un indicador que sigue fuera del radar —y es exactamente el que puede decidir quién compite mejor en 2026—: cuántas mujeres están realmente dentro del mercado laboral, acumulando experiencia, ingresos, ahorro y poder económico.
El contraste es difícil de justificar. En México, la participación económica femenina ronda la mitad, mientras la masculina se acerca a tres cuartas partes. No es una diferencia marginal: es una barrera estructural que reduce el tamaño del talento disponible y, por lo tanto, limita el potencial de crecimiento y la capacidad de ejecución de miles de organizaciones.
La paradoja es que, en el papel, la región sí puede presumir avances. América Latina suele figurar entre las zonas con mejor desempeño global en indicadores de paridad, empujada por mejoras en educación y representación. Pero ese promedio convive con una realidad menos cómoda: el progreso no se reparte parejo. Se puede avanzar en algunos frentes y seguir fallando donde más pesa para la competitividad: empleo, calidad del trabajo y acceso a posiciones de decisión.
En el plano regional, la fotografía confirma el rezago laboral. La participación femenina sigue por debajo de la masculina, y la brecha salarial se mantiene persistente. Dicho sin eufemismos: una parte enorme del potencial productivo se queda estacionado… justo cuando 2026 exigirá más competitividad, más especialización y más resiliencia.
El problema no es solo cuántas mujeres participan, sino en qué condiciones. La informalidad sigue siendo un freno fuerte en México: erosiona estabilidad, reduce acceso a seguridad social, limita el crédito y dificulta construir patrimonio. Cuando una parte grande del empleo ocurre en esquemas de baja protección, la conversación deja de ser únicamente “igualdad” y se vuelve productividad país.
Y aquí entra el gran “impuesto invisible” que condiciona 2026: el tiempo. La carga de trabajo no remunerado —cuidado de hijos, personas mayores o dependientes, además de tareas domésticas— recae de manera desproporcionada en las mujeres. El resultado es tan simple como contundente: menos horas disponibles para formación, empleo formal, movilidad profesional, redes de contacto y ascensos.
Para Florencia Ribes, Directora Comercial de ONT TRUST, el problema se entiende mejor cuando se mira más allá del sueldo y se piensa en patrimonio:
“Cada año que una mujer queda fuera del mercado laboral formal no solo pierde ingresos: pierde ahorro, inversión, historial crediticio y, en última instancia, poder de decisión sobre su propio futuro. En América Latina estamos subestimando el costo patrimonial de excluir a la mitad del talento”.
Ese “costo patrimonial” se traduce en un freno directo al crecimiento. Distintos análisis han estimado que, si México lograra acercar la participación económica femenina a la masculina, el efecto acumulado podría ser enorme sobre el PIB. Más allá de la cifra exacta, la lógica es robusta: cada punto de participación femenina que no se activa es crecimiento que no ocurre, innovación que se pospone y resiliencia que se sacrifica.
De cara a 2026, el desafío es doble. Primero, porque la demanda de talento seguirá presionando (y no solo en perfiles técnicos: también en operación, ventas, administración y servicios). Segundo, porque la transición tecnológica —incluida la adopción de IA— puede agrandar brechas si el acceso a capacitación y trayectorias formales no se democratiza. El riesgo es claro: si las mujeres entran tarde, entran menos, o entran en peores condiciones, el país se queda con una base laboral más frágil y menos productiva.
La conversación empresarial suele quedarse en “diversidad” como un capítulo de reputación. Pero el punto para 2026 es más frío —y más útil—: gestión del riesgo y calidad de decisiones. Una mayor representación de mujeres en posiciones de liderazgo se asocia, en múltiples estudios, con mejores prácticas de gobierno corporativo, mayor diversidad de criterios, mejor comprensión de mercados y señales más sanas de toma de decisiones.
Ribes lo aterriza al lenguaje que sí atraviesa comités y presupuestos:
“Cuando medimos diversidad solo en presentaciones y no en flujos de caja, perdemos el punto. Equipos con más mujeres en posiciones de liderazgo tienden a gestionar mejor el riesgo, entender mejor a sus clientes y tomar decisiones más informadas. La verdadera pregunta para las empresas latinoamericanas no es si pueden permitirse impulsar la participación femenina, sino si pueden permitirse no hacerlo”.
El cierre de 2025 deja una lección incómoda: la región puede presumir avances agregados, pero si México entra a 2026 con una participación económica femenina estancada cerca de la mitad, seguirá compitiendo con un freno de mano puesto.
El futuro del trabajo en México no se va a definir solo por automatización, inversiones o anuncios de expansión. Se va a definir por decisiones mucho más terrenales: quién puede trabajar, quién puede crecer profesionalmente, quién tiene acceso a cuidados, quién puede formalizarse, quién puede liderar. Si 2026 trae un reto, es éste: dejar de tratar la igualdad como “tema adicional” y convertirla en una tesis central de negocio y productividad. Porque, a estas alturas, el rezago laboral femenino ya no es una brecha: es una desventaja competitiva.
L’Oréal ha sido reconocida con una calificación triple A por la organización medioambiental sin ánimo de lucro CDP, por décimo año consecutivo, por su liderazgo en transparencia corporativa y su desempeño en materia de cambio climático, bosques y seguridad hídrica, convirtiéndose en la primera y única empresa en lograr esta distinción.
L’Oréal fue una de las 23 empresas que recibieron una calificación triple A en 2025, de entre las 22,100 empresas que presentaron informes este año, y la única en conseguirla 10 veces consecutivas. Esta distinción reconoce el profundo compromiso de L’Oréal Groupe con la construcción de un futuro sostenible.
Entre los principales logros de 2024 se incluyen alcanzar un 97% de energía renovable en todas sus instalaciones, obtener el 92% de los ingredientes y materiales de origen biológico de sus fórmulas y envases de fuentes sostenibles y trazables, y garantizar que el 53% del agua utilizada en sus procesos industriales provenga de fuentes recicladas o reutilizadas.
“Este logro sin precedentes es testimonio del profundo compromiso de L’Oréal Groupe de integrar plenamente la sostenibilidad en el corazón de nuestra estrategia empresarial y en nuestras operaciones diarias”, afirmaron Ezgi Barcenas, directora de Responsabilidad Corporativa, y Antoine Vanlaeys, director de Operaciones de L’Oréal Groupe.
“Este reconocimiento refleja la dedicación de nuestros equipos y nuestro ecosistema. Más que nunca, estamos comprometidos con la innovación y las asociaciones colaborativas para un futuro más sostenible“.
“Como la mayor empresa de belleza del mundo, reconocemos nuestra posición única y nuestra responsabilidad de impulsar un cambio real y significativo”, afirmó Nicolas Hieronimus, CEO de L’Oréal Groupe. “Estoy inmensamente orgulloso de que L’Oréal sea la única empresa que ha conseguido por décima vez consecutiva la calificación triple A del CDP. Me gustaría rendir homenaje a todos nuestros empleados y socios de nuestra cadena de valor que trabajan sin descanso para crear la belleza que mueve el mundo”.
La puntuación del CDP se basa en una metodología rigurosa e independiente, alineada con el marco del TCFD. Evalúa la profundidad de los informes de las empresas, su comprensión de los riesgos medioambientales y las pruebas de buenas prácticas, incluyendo el establecimiento de objetivos ambiciosos y acciones verificadas. El CDP mantiene el mayor repositorio de información medioambiental del mundo y es ampliamente utilizado como guía para las decisiones de inversión y adquisición que apoyan una economía global neutra en carbono, sostenible y positiva para el planeta. En 2025, 640 inversores con 127 mil millones de dólares en activos solicitaron al CDP que recopilara datos sobre el impacto, los riesgos y las oportunidades medioambientales.
“Enhorabuena a todas las empresas que figuran en la lista A del CDP”, declaró Sherry Madera, directora general del CDP. “Las empresas que obtienen una calificación «A» están demostrando que la ambición medioambiental y la fortaleza comercial van de la mano. Los datos de alta calidad dan a los líderes la confianza necesaria para tomar decisiones positivas para el planeta que garanticen la competitividad a largo plazo, atraigan capital y protejan los sistemas naturales. Estas organizaciones muestran lo que se puede conseguir cuando la transparencia se convierte en la base de la acción”.
En el marco del Día Internacional de las Personas Migrantes, Hola América, la iniciativa de innovación social para la migración de Ashoka, presenta la campaña #TodoSeMueve, una acción colectiva en redes sociales que invita a repensar la manera en que hablamos y pensamos la movilidad humana, y a reconocer el movimiento como una experiencia humana compartida.
La iniciativa se lanza pocas semanas después del Festival Hola América, realizado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que reunió a más de 500 actores del sector social, público, privado y académico. El encuentro puso en el centro el rol de las personas migrantes como agentes de cambio, en un momento en que el debate público sobre migración se encuentra cada vez más polarizado.
Con frecuencia, el protagonismo dado a las personas migrantes es injusto y se utiliza para desviar la atención de problemas estructurales. Sin embargo, la forma en que abordemos la migración tendrá consecuencias determinantes en todas estas dimensiones.
“Cómo pensamos y actuamos en torno a la migración influirá directamente en el rumbo que tomarán nuestras sociedades: en su capacidad de sostener una democracia viva, en la forma en que se construye la gobernanza internacional y en la posibilidad de cuidar el planeta de manera colectiva. Si acertamos, podemos encaminar los grandes retos de nuestro tiempo hacia soluciones viables para todos. Si no lo hacemos, las consecuencias pueden ser profundas y durar décadas”, afirma Marianny Pacheco, directora de Hola América.
Romper el ciclo de la crisis narrativa
Hoy, la opinión pública sobre la migración está marcada por discursos reduccionistas que presentan a las personas migrantes como amenaza, costo o problema. Esta mirada estrecha dificulta ajustar políticas, experimentar soluciones y adaptarse a realidades cambiantes, generando un círculo vicioso de alarmismo, sensación de descontrol y respuestas extremas.
Frente a este escenario, Hola América propone un enfoque alternativo. La campaña #TodoSeMueve parte de una premisa simple pero poderosa: el movimiento humano es una constante histórica, una fuente de innovación social y un motor de transformación colectiva. La acción convoca a personas, organizaciones y medios a sumarse compartiendo contenidos, reflexiones y piezas visuales que celebran a América Latina como una región en permanente movimiento.
“No necesitamos una única política pública perfecta, sino un marco narrativo más amplio, realista y humano que permita experimentar, ajustar y construir soluciones. Cuando el debate se encierra en posiciones extremas, perdemos la capacidad de innovar. Con #TodoSeMueve queremos abrir ese” , agrega Pacheco.
Una guía de uso para que cualquiera pueda sumarse
Para facilitar la participación, Hola América diseñó una Guía de Uso #TodoSeMueve, que incluye piezas y textos listos para adaptar y publicar en redes sociales. El material ofrece:
Cambio de foto de perfil con gráficos alusivos al movimiento y a la campaña.
Post estático para Instagram y otras redes, con un mensaje central sobre la migración como parte de la historia de todas las personas.
Guion sugerido para Reels o videos cortos, pensado para amplificar el mensaje en formatos audiovisuales.
Banner de portada para LinkedIn, que lleva el concepto a espacios profesionales y organizacionales.
Lineamientos para storytelling en Instagram, incluyendo el uso de GIFs e íconos visuales asociados al movimiento, la mariposa y las rutas migratorias.
Una pieza de cierre con el mensaje “Gracias por sumarte a #TodoSeMueve”, que refuerza el carácter colectivo de la acción.
La guía está pensada para que cualquier persona u organización pueda sumarse sin necesidad de equipo especializado en comunicación: basta con elegir las piezas, personalizar los textos sugeridos y compartirlos en sus propias redes.
17 y 18 de diciembre: un movimiento digital coordinado
Durante el 17 y 18 de diciembre, la comunidad de Hola América, junto con aliados en toda la región y diversas oficinas de Ashoka en América Latina, difundirá recursos, historias y mensajes que buscan resignificar la narrativa sobre la movilidad humana.
La invitación está abierta a colectivos, instituciones educativas, empresas, medios de comunicación, emprendimientos, organizaciones de base y personas interesadas en aportar una mirada más justa y humana sobre las personas migrantes.
Quienes deseen sumarse a esta acción colectiva podrán acceder a los materiales, contenidos e historias en las redes de Hola América y Ashoka en la región:
Instagram: @festivalholaamerica
Ashoka Cono Sur: @ashokaconosur
Ashoka Región Andina: @ashokaregionandina
Ashoka MCC: @ashoka_mcc
Cada posteo, cada historia y cada pieza compartida bajo el hashtag #TodoSeMueve contribuye a cambiar la conversación sobre migración y a construir un futuro donde el movimiento sea entendido como lo que siempre ha sido: una experiencia humana, creativa y profundamente transformadora.
Durante décadas, México ha sido definido como un país de tránsito, destino y retorno de migración debido a la intensa movilización de personas dentro y fuera del país, derivado de la proximidad con Estados Unidos. La Región Noroeste cuenta con una de las fronteras más dinámicas del país, la frontera entre Tijuana, México y San Diego, California, que es considerada como una de las más transitadas del mundo con más de 48 mil cruces peatonales diarios.
Conforme a datos del Censo de Población y Vivienda 2020, en el estado de Baja California se encuentran alrededor de 269,985 personas migrantes, equivalente a que 8 de cada 10 personas de la entidad provienen de otro lugar de origen.
En el marco del Día Internacional del Migrante, que se conmemora cada año el 18 de diciembre, la organización de ayuda humanitaria World Vision México pide mitigar la realidad que viven las familias en movilidad, ya que a raíz de las deportaciones masivas que se han dado recientemente, más de 30 mil niñas, niños y adolescentes se han visto afectados en estos denominados “eventos de devolución”. Tan solo entre los albergues colocados por el gobierno de Baja California, en Tijuana y Mexicali, se ha identificado que el 5.1% de su población son niñas y niños no acompañados, mientras que el 0.4% sí cuentan con algún tutor.
Como parte de su plan de acción en favor de la niñez y adolescencia de nuestro país, World Vision México, colabora de la mano de las autoridades para garantizar los derechos de las personas en situación de movilidad, especialmente para las niñas, niños y adolescentes, por lo que trabaja manera conjunta con donantes, empresas y agencias internacionales.
Con ayuda de sus aliados, entregan paquetes de alimentos básicos, artículos de higiene y limpieza, insumos de higiene menstrual y kits de higiene personal y familiar. Además, impulsan la construcción y mejora de espacios de infraestructura en los albergues, como es la colocación de plantas purificadoras de agua, acondicionamiento de baños para mujeres y hombres, estaciones de lavado de manos, lavaderos comunitarios y filtros de purificación de agua.
Estas acciones permiten que las personas en movilidad accedan a agua limpia y purificada, así como a instalaciones sanitarias dignas que promueven una mejor higiene y hábitos saludables tanto para la niñez como para las personas adultas. Gracias a este trabajo, a lo largo de estos años hemos logrado beneficiar a más de 15,000 personas en situación de movilidad”, explica Noé Martínez, Director Regional de zona Noreste de World Vision México.
Martínez reconoce que para estas familias no basta la ayuda en especie, pues algo que valoran demasiado es el apoyo emocional que reciben para enfrentar esta situación, en la que considerar su lado humano y sus necesidades afectivas, marcan una gran diferencia.
Frente a ello, World Vision México opera en 5 albergues de Tijuana Baja California donde implementa 3 ejes de atención a la población en movilidad:
Acciones para el desarrollo de habilidades de resiliencia y socioemocionales entre las niñas, niños y adolescentes. Por medio de la metodología del “Tren de la Protección”, la niñez y adolescencia en movilidad participa en espacios de cuidado y atención.
Apoyo a madres, padres y cuidadores. A través de la “Crianza con Ternura”, se les invita a un espacio donde puedan compartir e intercambiar experiencias de crianza que fortalezcan sus habilidades de maternidad y paternidad.
Respaldo a casos críticos. Durante las intervenciones con las familias, se identifican los casos críticos de salud, educación de las niñas, niños, adolescentes y personas adultas para canalizar cualquier abuso, negligencia de violación de derechos a las autoridades gubernamentales, organizaciones afines a fin de contribuir a la protección y garantía de los derechos de las personas en movilidad.
“Con más de 40 años de trabajo en México, en World Vision hacemos un llamado a la unión: sólo mediante el esfuerzo conjunto de autoridades, agencias internacionales, organizaciones sociales y la ciudadanía podemos apoyar a las personas migrantes. En este Día Internacional del Migrante, invitamos a recordar a las niñas, niños y adolescentes que necesitan un poco de esperanza, porque juntos podemos crear oportunidades para una vida digna”, comparte Noé Martínez.
Por Eryn Devola, Directora de Sostenibilidad, Siemens Digital Industries
Un estudio realizado por el Pacto Mundial de las Naciones Unidas y Accenture en 2025 reveló que el 98% de los directores ejecutivos tienen la intención de mantener o reforzar sus compromisos con la sostenibilidad, centrándose en iniciativas que generen un impacto empresarial claro y medible. Esta idea errónea puede impedir que las empresas se replanteen sus operaciones actuales e inviertan en prácticas sostenibles.
Es hora de reconocer que la sostenibilidad y la rentabilidad no son objetivos opuestos, sino complementarios que impulsan el éxito de una empresa.
Para romper las barreras medioambientales y de costes, las empresas deben adoptar un enfoque holístico de la descarbonización: descarbonizar el suministro eléctrico, reducir el consumo de energía, electrificar el consumo de energía y descarbonizar los productos y la cadena de suministro.
El gemelo digital, una representación digital de un activo o proceso físico, además de otras herramientas digitales, generan valor en este proceso al permitir escenarios hipotéticos en el mundo virtual para predecir el rendimiento y el comportamiento antes de la experimentación física. Los avances en materia de sostenibilidad están progresando rápidamente gracias al gemelo digital y, ahora, la IA industrial puede proporcionar esta información con rapidez y a gran escala.
Este artículo explorará cómo la combinación de los mundos real y digital ayuda a las empresas líderes a alcanzar estos objetivos, al tiempo que ahorran costes, aumentan su resiliencia, cumplen con la normativa y, en última instancia, obtienen una ventaja competitiva.
Descarbonización del suministro eléctrico
Para satisfacer la demanda energética de la industria y las infraestructuras sin dañar más nuestro planeta, debemos hacer una transición de los combustibles fósiles hacia una mayor capacidad solar y eólica. ¿Cómo puede la industria llevar a cabo este cambio? Descarbonizando el suministro eléctrico. Aunque esto puede parecer más fácil de decir que de hacer, la digitalización está ayudando a las empresas a alcanzar este objetivo con mayor agilidad.
Por ejemplo, Mercedes Benz ha aprovechado el gemelo digital para realizar la transición a energías 100% renovables para 2039 y, actualmente, está instalando 1 millón de metros cuadrados de paneles solares para finales de este año. El reto al que se enfrentaban era combinar la generación in situ con el almacenamiento y la electricidad de la red de la forma más rentable posible. Utilizando un gemelo digital diseñado específicamente para el gemelo energético, Mercedes Benz pudo simular un sistema energético físico. El gemelo verificó los escenarios de planificación del uso de la energía y proporcionó recomendaciones sobre cómo optimizar los resultados deseados, incluyendo la eficiencia energética y el ahorro de costes asociado, así como la reducción de emisiones.
Sistemas como este pueden reducir el consumo de energía, las emisiones de CO₂ y los tiempos de planificación de los sistemas configurados hasta en un 50 % (ahorro potencial de la tecnología, no específico del proyecto).
Reducción del consumo energético
La eficiencia energética se lleva debatiendo desde hace décadas. Sin embargo, hoy en día, el debate ha adquirido una nueva urgencia, ya que la industria debe reducir el consumo energético entre un 23% y un 25% con respecto a los niveles actuales para cumplir los objetivos globales para 2030.
Este reto exige un cambio de mentalidad, pasando de un enfoque oportunista del ahorro energético a uno holístico y sistémico. El fabricante español de colchones Pikolin tuvo la oportunidad de diseñar una nueva fábrica donde la sostenibilidad fuera una prioridad. Con una solución digital escalable y un gemelo digital, la empresa integró verticalmente su cadena de producción para lograr una mayor conectividad. Fue capaz de optimizar la ingeniería e impulsar la eficiencia y el mantenimiento en las operaciones mediante la simulación en el mundo virtual y su posterior recreación en el mundo real.
Con un diseño más inteligente, Pikolin construye una fábrica más sostenible y aumenta la productividad en un 30%. (Crédito de la imagen: Pikolin)
Pikolin está recopilando actualmente 30.000 puntos de datos para garantizar la transparencia, lo que le permite tomar decisiones más inteligentes. Esto ha dado lugar a una reducción del 14% en el consumo de energía, un 40 % menos de gas natural y un aumento del 30% en la productividad. Esto demuestra que el diseño sostenible puede aportar beneficios medioambientales y empresariales cuantificables.
Electrificación del consumo eléctrico
Hoy en día, solo el 22% del consumo energético mundial proviene de la electricidad. El 78% restante sigue dependiendo de la quema de combustibles fósiles, especialmente en los sectores de la construcción y el transporte. Según el informe World Energy Outlook 2024 de la AIE, se prevé que para 2050 esa proporción de electricidad se duplicará con creces hasta alcanzar el 55%.
La herramienta más poderosa para lograr esta transición es la electrificación del calor industrial, que puede transformar los procesos que consumen mucha energía. Esta electrificación debe alimentarse con energía limpia.
La electrificación flexible del calor ha transformado las operaciones de la empresa alemana Breitenburger Milchzentrale al transicionar a fuentes de energía renovables, manteniendo al mismo tiempo la calidad de los productos y la consistencia operativa. El fabricante de queso aprovecha los sistemas híbridos de calor de proceso, que pueden aumentar la resiliencia y la flexibilidad al equilibrar el calor generado por gas y el calor eléctrico. Esto le permite adaptarse a las fluctuaciones de la demanda energética o a las limitaciones de la red.
Más allá de las ventajas operativas, este método también tiene un impacto importante en el medio ambiente y en el negocio, ya que reduce cientos de toneladas de emisiones de CO₂ y ahorra a la empresa 300.000 euros (356.000 dólares estadounidenses) en tarifas de red y costes energéticos al año.
Al integrar la electrificación de forma estratégica, la empresa no solo reduce las emisiones, sino que también se posiciona para operar de forma más eficiente, resiliente y sostenible hacia un futuro consciente del consumo energético.
Mediante el uso de datos, las empresas pueden reducir el consumo de energía eléctrica y disminuir su dependencia de los combustibles fósiles. (Crédito de la imagen: Siemens)
Descarbonización de productos y cadena de suministro
Hasta un 80% del impacto medioambiental de un producto se determina en la fase de diseño, lo que hace que esta etapa del desarrollo del producto sea esencial para mejorar la huella medioambiental. Modelar el impacto sostenible potencial de un producto permite optimizar su rendimiento. El gemelo digital hace posible que las empresas puedan optimizar la sostenibilidad y el rendimiento.
La empresa naval alemana Becker Marine Systems moderniza los buques con dispositivos energéticamente eficientes para cumplir los requisitos de la normativa medioambiental. Aprovechando la tecnología de gemelos digitales, Becker Marine utiliza la simulación para diseñar, evaluar y optimizar dispositivos especializados que se adaptan a la perfección al casco de cada buque.
Como resultado, su producto, Becker Mewis Duct, permite a los clientes experimentar un ahorro energético anual de hasta el 10% y ha reducido aproximadamente 19 millones de toneladas de CO₂ para un granelero típico hasta la fecha. El retorno de la inversión para el constructor naval es inferior a un año.
Otra empresa que diseña para un futuro descarbonizado es JetZero, una start-up aeroespacial estadounidense que está construyendo su primera fábrica en Greensboro, Carolina del Norte. JetZero combina el diseño digital, las tecnologías de fabricación avanzadas y la innovación para certificar y construir el primer avión nativo digital del mundo con una eficiencia de combustible hasta un 50% superior a la de los aviones actuales.
Jet Zero está utilizando la tecnología para innovar en materia de sostenibilidad y, al mismo tiempo, mejorar la experiencia de los pasajeros. (Crédito de la imagen: JetZero)
El modelo de fabricación digital de la empresa en su “fábrica del futuro” simulará virtualmente tanto los aviones como los procesos de producción antes de que se construya nada. Este enfoque ayuda a reducir los riesgos de la certificación y la producción y a acelerar el tiempo de comercialización, a la vez que se mantiene el enfoque en la sostenibilidad y la experiencia de los pasajeros.
El uso de herramientas digitales también puede ampliar la visión que tiene una empresa de su cadena, proporcionando visibilidad para seleccionar proveedores que minimicen el impacto medioambiental u ofreciendo una visión holística de la red logística de proveedores para establecer objetivos, realizar un seguimiento del progreso e identificar el potencial de optimización.
Las ventajas de ser ecológico
La sostenibilidad y la rentabilidad no son objetivos contrapuestos. Como hemos observado en todos los sectores, las empresas que abordan la descarbonización desde una perspectiva holística de la digitalización no solo están reduciendo su impacto medioambiental, sino que también están obteniendo importantes beneficios operativos y financieros.
Desde Mercedes Benz, que aprovecha el gemelo digital para optimizar la integración de las energías renovables, hasta Breitenburger Milchzentrale, que apuesta por la innovación para ahorrar energía y reducir costes, a Pikolin, que simplifica la producción y reduce el consumo energético, y Becker Marine Systems, que diseña embarcaciones energéticamente eficientes, el resultado es claro: cuando lo ecológico se une a lo ecológico, las empresas prosperan, lo que demuestra que las opciones respetuosas con el medio ambiente también pueden impulsar la eficiencia, la rentabilidad y la ventaja competitiva a largo plazo.
Con el objetivo de acompañar a la industria alimentaria en su transición hacia productos más prácticos y sostenibles, Tetra Pak, empresa líder en soluciones de envasado y procesamiento de alimentos, ofrece una alternativa diseñada para brindar valor agregado a las marcas y responder así a las nuevas demandas del mercado y los consumidores, con una solución innovadora.
En este sentido, el envase de cartón Tetra Recart™, está especialmente concebido para diversos productos como vegetales, salsas, frijoles, preparaciones de tomate, sopas, caldos y alimentos para mascotas. Su diseño moderno y funcional, permite una larga vida en anaquel, al tiempo que ofrece una experiencia de consumo más segura y conveniente.
Estudios recientes revelan que cerca del 80% de los consumidores prefieren Tetra Recart™ tras probarlo, destacando atributos como la frescura, seguridad, naturalidad, conveniencia, modernidad y respeto por el medio ambiente
Innovación que transforma la experiencia del consumidor
Gracias a su apertura fácil, cualquier persona puede acceder al producto sin necesidad de utensilios adicionales, minimizando así riesgos de cortes o accidentes. Además, este tipo de envase se puede volver a cerrar, es almacenable y está disponible en seis tamaños diferentes (desde 100 ml hasta 500 ml).
Para las marcas, estas características representan una ventaja competitiva clara, al brindar comodidad y seguridad al consumidor final.
Eficiencia en toda la cadena de valor
Su diseño ligero y con forma rectangular optimiza su almacenamiento y transporte, permitiendo mejorar costos, tiempos de producción y procesos logísticos, elevando la calidad y consistencia del producto final.
Cabe destacar que minoristas y mayoristas en Europa, Sudamérica y Estados Unidos ya han adoptado el Tetra Recart™ por su capacidad de optimizar hasta un 30% el espacio en anaquel.
Su fabricación con materiales provenientes de fuentes renovables como el cartón (72%) facilita su reciclaje y contribuye a disminuir hasta un 85% su impacto climático. Convirtiendo al Tetra Recart™ en una opción alineada con los objetivos actuales de sostenibilidad de las empresas y las expectativas de los consumidores.
Entre los principales beneficios del Tetra Recart™ para la industria destacan:
Presentación moderna y diferenciada, ideal para ampliar portafolios o ingresar a nuevos segmentos de consumo.
Mayor eficiencia en la cadena de suministro, permitiendo apilar más unidades por pallet y optimizar el espacio en bodegas.
Alta compatibilidad con los procesos industriales existentes, lo que facilita la adaptación de líneas productivas.
Posicionamiento premium, al combinar funcionalidad, sostenibilidad y conveniencia en un solo formato.
Hoy más que nunca, las marcas buscan optimizar su operación y fortalecer su compromiso ambiental; con este tipo de envases, Tetra Pak reafirma su promesa de hacer que los alimentos sean seguros y estén disponibles en todas partes, protegiendo lo bueno: los alimentos, las personas y el planeta. Para conocer más sobre esta innovación, visite: https://www.tetrapak.com/es-mx/solutions/packaging/packages/food-packages/tetra-recart
La Torre BBVA México, emblema arquitectónico de la Ciudad de México y símbolo de innovación sostenible, ha sido reconocida a escala mundial con el “Award of Excellence” en la categoría “10 Year Award”, por el Council on Tall Buildings and Urban Habitat (CTBUH), la organización internacional más prestigiosa en el ámbito de los edificios altos y el diseño urbano. Este reconocimiento, en el marco de la Conferencia Internacional CTBUH 2025, realizada en Toronto, Canadá, destacó la excelencia sostenida de la Torre, consolidando su lugar entre los íconos más destacados de la arquitectura contemporánea global.
El galardón “10 Year Award” celebra a los edificios que, una década después de su inauguración, continúan demostrando un desempeño sobresaliente en términos de diseño, funcionalidad, sostenibilidad y aporte al entorno urbano. La Torre BBVA México se distingue no sólo por su arquitectura vanguardista, eficiencia energética, bienestar de los ocupantes y su integración armónica con el Paseo de la Reforma de la capital del país, sino por ser uno de los íconos más significativos de la Ciudad de México.
En la edición 2025, durante la Conferencia Internacional CTBUH en Toronto, Canadá, la Torre BBVA México obtuvo el “Award of Excellence” en esta categoría junto con otros íconos globales, como la Shanghai Tower (China), Sky Habitat (Singapur) y el Grogan | Dove Federal Office Building (EE.UU.). Como ejemplos notables que han obtenido este reconocimiento en años anteriores destacan el One World Trade Center (Nueva York), el Burj Khalifa (Dubái) y The Gherkin (Londres), entre otros.
Este reconocimiento resalta cómo la torre, inaugurada en 2015, ha mantenido su certificación LEED Platinum, reducido su huella de carbono mediante jardines elevados y sistemas de captación de agua, y resistido sismos reales con su ingeniería antisísmica avanzada. Pero sobre todo se reconoce su sostenibilidad social que se traduce en el bienestar y la productividad de sus miles de usuarios a lo largo de la última década. Este enfoque en la experiencia humana se materializa en espacios que promueven el bienestar integral, donde la iluminación natural, la ventilación eficiente y la conexión visual con el entorno natural elevan la calidad de vida laboral.
La distribución flexible de sus áreas no solo se adapta a las cambiantes dinámicas de trabajo, sino que fomenta la colaboración espontánea y la creatividad, reforzando un sentido de pertenencia y comunidad entre sus ocupantes. Su icónica celosía, más allá de su función ambiental y estética, actúa como un poderoso símbolo que vincula la herencia arquitectónica local con la innovación contemporánea, proyectando una imagen corporativa a la vez moderna y profundamente arraigada. Así, la Torre BBVA México se consolida a nivel global no solo como un modelo de alto desempeño técnico y ambiental, sino como un legado vivo que continúa inspirando el futuro del diseño arquitectónico orientado a las personas.
Rafael Agenjo Rodríguez, director de Proyectos Inmobiliarios de BBVA México, destacó: “La colaboración entre los despachos LEGORRETA, con su profundo arraigo al contexto mexicano, y Rogers Stirk Harbour + Partners (RSHP), referente global en innovación arquitectónica, ha sido clave para este logro. El proyecto trasciende lo funcional para erigirse como un nuevo referente del urbanismo vertical, proyectando a la Ciudad de México como epicentro de construcciones de altura que integran diseño icónico, ingeniería sísmica de vanguardia y una respuesta armónica al entorno urbano”. Y agregó que ambos despachos consolidan su liderazgo en obras de alta exigencia técnica, estética e impacto social, demostrando que la arquitectura de gran escala puede alinearse simultáneamente a estándares globales y a la identidad local.
Por su parte, el arquitecto Víctor Legorreta, socio, director general y de Diseño en LEGORRETA, mencionó: ”El proceso de diseño y construcción de la Torre BBVA en Ciudad de México fue una gran experiencia para nosotros, guardamos muy buenos recuerdos de la maravillosa colaboración que tuvimos con RHSP, el apoyo continuo del cliente y la colaboración de todo el equipo que lo hizo posible. Diez años después de su inauguración es aún más gratificante ver cómo los habitantes de esta ciudad han hecho suya la Torre: la gente se siente orgullosa de ella y se percibe como parte de la vida cotidiana de la ciudad. Sus usuarios están muy contentos de trabajar en ella y ha ayudado a crear una cultura corporativa única y exitosa. Se ha convertido en un gran ejemplo de cómo la cultura arquitectónica mexicana actual puede ofrecer soluciones de talla internacional y, al mismo tiempo, mantener una fuerte identidad mexicana”.
El arquitecto Miguel Almaraz, socio y director de proyectos en LEGORRETA, destacó: “La lección más importante aprendida es que dos arquitectos de diferentes antecedentes arquitectónicos e idiomas pueden trabajar en armonía y lograr un buen edificio si comparten los mismos valores”.
Por su parte, Georgina Robledo, directora asociada de RSHP, apuntó: “Este reconocimiento tiene una resonancia muy personal. Ser mexicana y trabajar en la Ciudad de México junto a LEGORRETA en un proyecto de esta escala fue tanto un privilegio como una responsabilidad. Queríamos que la Torre se sintiera verdaderamente arraigada en el lugar —para honrar el patrimonio arquitectónico de la ciudad mientras miraba con confianza hacia el futuro. Una década después, ver cómo el edificio ha apoyado el bienestar de sus usuarios, ha respondido a verdaderos desafíos sísmicos y se ha convertido en parte de la vida cotidiana en el Paseo de la Reforma me llena de un enorme orgullo. Este premio celebra no solo el edificio, sino el espíritu colaborativo y el diálogo cultural que lo hicieron posible.”
Para Andrew Tyley, director de RSHP, recibir el 10 Year Award of Excellence del CTBUH es una poderosa afirmación “de lo que Richard y el estudio nos propusimos lograr con nuestros socios de LEGORRETA, Ricardo y Víctor Legorreta —un edificio que no solo serviría a su propósito inmediato, sino que continuaría entregando valor social, ambiental y arquitectónico a largo plazo. La Torre BBVA México ha demostrado su resiliencia y adaptabilidad durante una década de uso real, mostrando cómo un diseño cuidadosamente pensado puede influir positivamente en la vida diaria de miles de personas mientras se integra significativamente con el tejido urbano de la ciudad. Estamos orgullosos de verlo reconocido como un referente global de la arquitectura sostenible y centrada en las personas”.
“La Torre BBVA México representa el extraordinario potencial del diseño colaborativo. El trabajo cercano con LEGORRETA y ARUP a lo largo de todas las etapas del proyecto, desde el concepto hasta la conclusión, culminó en una obra que combina tres perspectivas complementarias: la profunda comprensión de la cultura y el color mexicanos por parte de LEGORRETA, el compromiso de RSHP con la sostenibilidad y la expresión estructural, y la excelencia técnica de ARUP. Diez años después, la Torre demuestra que la claridad conceptual, tanto en la arquitectura como en la ingeniería, puede crear un edificio que envejece con elegancia mientras cumple rigurosos estándares técnicos y ambientales. Este premio habla de la solidez del trabajo colaborativo”, subrayó Douglas Paul, Associate Director de RSHP.
Con esta distinción, BBVA México, LEGORRETA y RSHP no solo celebran un hito, sino que refuerzan el compromiso compartido con el diseño de ciudades más inteligentes, seguras, resilientes y responsables. En un entorno urbano en constante transformación, la Torre sede de BBVA México se posiciona como faro arquitectónico y urbano, demostrando que la colaboración entre banca, arquitectura e ingeniería puede generar un legado tangible para México y su entorno cosmopolita.
La libertad de expresión ha sido históricamente uno de los pilares fundamentales para la construcción de sociedades democráticas, plurales y participativas. Sin embargo, en los últimos años, este derecho enfrenta un deterioro sostenido en distintas regiones del mundo, y América Latina no es la excepción. Lejos de consolidarse, los avances logrados tras décadas de transición democrática comienzan a erosionarse bajo nuevas formas de censura, intimidación y autocontrol del discurso público.
De acuerdo con la Unesco, la libertad de expresión en LATAM y el acceso a la información registraron una caída del 6.86% entre 2012 y 2024. Aunque esta contracción es menor a la media global, el dato es alarmante si se considera el contexto regional marcado por la violencia contra periodistas, el debilitamiento institucional y la normalización de prácticas que inhiben el ejercicio del periodismo crítico y la libertad académica.
Libertad de expresión en LATAM: un retroceso sostenido y documentado
El informe “World Trends Report 2022/2025” de la Unesco, basado en datos del proyecto V-Dem, ofrece una radiografía precisa del deterioro democrático en la región. A partir de indicadores como censura mediática, acoso a periodistas y restricciones a la libertad académica y cultural, el estudio evidencia una tendencia constante de regresión en la libertad de expresión en LATAM durante más de una década.
Entre 2012 y 2024, el retroceso anual promedio fue del 0.53%. Esta cifra, aunque pueda parecer marginal, revela una degradación acumulativa que afecta directamente la calidad del debate público y la capacidad de las sociedades para exigir rendición de cuentas. No se trata de episodios aislados, sino de un patrón estructural que se ha ido normalizando.
📉 -10% since 2012, a level not seen in decades. 🗣️ Self-censorship among journalists up +63% in the same period.#UNESCO’s World Trends in Freedom of Expression and Media Development Report 2022–2025 is a clear warning sign.
— UNESCO 🏛️ #Education #Sciences #Culture 🇺🇳 (@UNESCO) December 16, 2025
El estudio subraya que estas tendencias reflejan no solo un aumento de la presión sobre medios independientes, sino también un debilitamiento de los entornos institucionales que históricamente protegían el pluralismo. La erosión de estos contrapesos abre la puerta a narrativas oficiales únicas y reduce los márgenes para la crítica informada.
Autocensura, miedo y silencios impuestos
Uno de los hallazgos más preocupantes del informe es el incremento de la autocensura entre periodistas en América Latina. Entre 2012 y 2024, este indicador creció un 52.14%, convirtiéndose en el factor que más contribuyó al deterioro de la libertad de expresión en LATAM.
La autocensura no surge en el vacío. Es la consecuencia directa de amenazas, campañas de desprestigio, criminalización del ejercicio periodístico y, en muchos casos, violencia física. Informar sobre corrupción, crimen organizado, abusos de poder o violaciones a derechos humanos se ha convertido en una actividad de alto riesgo en varios países de la región.
Entre 2018 y 2024, casi un millar de periodistas en América Latina se vieron forzados al desplazamiento interno o al exilio, una cifra que evidencia el costo humano de la falta de garantías para ejercer la profesión. El silencio, en estos casos, se convierte en un mecanismo de supervivencia.
La autocensura representa una falla sistémica. Cuando el miedo sustituye a la libertad, se rompe el vínculo entre información, ciudadanía y toma de decisiones responsables, tanto en el ámbito público como en el privado.
Medios restringidos y libertad académica en declive
El deterioro de la libertad de expresión en LATAM no se limita al ámbito periodístico. El informe de la Unesco señala que las restricciones a los medios aumentaron un 41.51% entre 2012 y 2024, mientras que la libertad académica y cultural cayó un 40.23% en el mismo periodo.
Estas restricciones adoptan múltiples formas: marcos regulatorios ambiguos, presiones económicas, uso discrecional de la publicidad oficial, demandas judiciales estratégicas y ataques directos a universidades y espacios culturales críticos. El resultado es un ecosistema cada vez más hostil para la producción y difusión de conocimiento independiente.
La pérdida de libertad académica tiene implicaciones de largo alcance. Limita la investigación crítica, empobrece el debate público y debilita la formación de profesionales comprometidos con valores democráticos. Para las empresas y organizaciones que promueven la innovación y el desarrollo sostenible, este entorno representa un obstáculo estructural.
Además, la convergencia entre restricciones mediáticas y académicas genera un efecto multiplicador: menos información verificada, menos pensamiento crítico y mayor vulnerabilidad frente a la desinformación. En este contexto, la libertad de expresión deja de ser un derecho abstracto para convertirse en una condición habilitante del desarrollo.
Un deterioro comparable a los peores momentos del siglo XX
A nivel global, la Unesco advierte que el retroceso del 10% en el índice de libertad de expresión es comparable con periodos históricos críticos como la Primera Guerra Mundial, el preludio de la Segunda Guerra Mundial y la etapa más álgida de la Guerra Fría en la década de 1970. Aunque América Latina presenta cifras ligeramente menores, la tendencia es igualmente preocupante.
Este paralelismo histórico no es menor. Sugiere que la contracción de libertades no es un fenómeno coyuntural, sino una señal de alerta sobre el estado de las democracias contemporáneas. En la región, el debilitamiento de la libertad de expresión en LATAM se entrelaza con polarización política, desconfianza institucional y crisis de gobernanza.
Para el sector empresarial y los actores de responsabilidad social, ignorar este contexto implica asumir riesgos reputacionales, operativos y éticos. Las empresas operan en sociedades donde la información fluye —o se bloquea—, y su capacidad de generar impacto positivo depende, en gran medida, de la existencia de espacios abiertos para el diálogo y la crítica.
La defensa de la libertad de expresión, por tanto, no es solo una tarea de periodistas o activistas, sino una responsabilidad compartida que atraviesa al sector público, privado y a la sociedad civil organizada.
Sin libertad de expresión no hay sostenibilidad posible
El retroceso de la libertad de expresión en América Latina es una señal inequívoca de alarma democrática. Los datos de la Unesco muestran que el silenciamiento, la autocensura y las restricciones institucionales están configurando un entorno cada vez menos propicio para el ejercicio de derechos fundamentales y la construcción de sociedades justas.
Para quienes trabajan en responsabilidad social, derechos humanos y sostenibilidad, defender la libertad de expresión en LATAM implica reconocerla como un habilitador clave del desarrollo, la transparencia y la rendición de cuentas. Sin ella, los compromisos ESG se vacían de contenido y la sostenibilidad se convierte en un discurso sin contrapesos.
Recuperar y proteger este derecho exige voluntad política, marcos legales robustos y una participación activa de todos los sectores. En un contexto donde menos voz implica menos derechos, la defensa de la libertad de expresión no es opcional: es una condición indispensable para un futuro verdaderamente sostenible en la región.
La eliminación de carbono se ha convertido en uno de los pilares más relevantes de las estrategias climáticas corporativas, especialmente para aquellas empresas que han asumido compromisos de neutralidad y carbono negativo. En este contexto, Microsoft vuelve a posicionarse como un actor clave al apostar por soluciones de ingeniería con almacenamiento permanente pues, según información de edie, la compañía tecnológica ha firmado un acuerdo histórico de eliminación de carbono con C2X Ltd.
A través de su filial Beaver Lake Renewable Energy LLC, C2X suministrará 3.6 millones de toneladas métricas de carbono eliminado durante un periodo de 12 años, un trato que combina innovación tecnológica, gobernanza robusta y un enfoque integral de sostenibilidad con impacto regional.
Un acuerdo histórico de eliminación de carbono con almacenamiento permanente
El acuerdo garantiza a Microsoft acceso a unidades de eliminación de carbono diseñadas de alta calidad, conocidas como CRU. Cada una de estas unidades representa una tonelada métrica de CO₂ retirada de la atmósfera y almacenada de manera permanente en formaciones geológicas seguras dentro del estado de Luisiana.
A diferencia de los créditos tradicionales, estas eliminaciones se basan en procesos de ingeniería que aseguran durabilidad y trazabilidad. El almacenamiento geológico permanente reduce los riesgos de reversión, uno de los principales cuestionamientos que enfrentan los mercados voluntarios de carbono en la actualidad.
Además, las CRU se emitirán únicamente tras un proceso de verificación independiente por terceros. El proyecto se inscribirá en un registro avalado por ICROA, lo que refuerza la credibilidad del esquema y responde a las crecientes exigencias de transparencia por parte de compradores corporativos e inversionistas.
Este acuerdo histórico de eliminación de carbono también incorpora una contabilidad exhaustiva del ciclo de vida. Todas las emisiones asociadas al abastecimiento de biomasa, la operación de la planta y el transporte posterior serán deducidas para garantizar una eliminación neta de carbono real y verificable.
Eliminación de carbono integrada con combustibles bajos en carbono
El proyecto Beaver Lake está concebido como una planta de producción de biometanol que utiliza residuos forestales de origen local y sostenible. Estos insumos se transforman en biometanol y CO₂ biogénico, el cual será capturado y almacenado bajo tierra como parte del proceso de eliminación de carbono.
A plena capacidad, la instalación producirá más de 500 mil toneladas métricas de biometanol al año. Este combustible bajo en carbono está destinado a sectores como el marítimo, aeronáutico, químico e industrial, donde las opciones de descarbonización siguen siendo limitadas y costosas.
Paralelamente, la planta está diseñada para capturar y almacenar alrededor de un millón de toneladas métricas de CO₂ al año. Esta doble vía —producción de combustibles sostenibles y remoción permanente— posiciona al proyecto como un modelo híbrido de transición energética.
Para evitar la doble contabilización, los beneficios de carbono se distribuirán cuidadosamente entre la producción de biometanol y las CRU. Este enfoque responde a las mejores prácticas internacionales y fortalece la integridad ambiental del acuerdo histórico de eliminación de carbono.
La demanda corporativa impulsa contratos de largo plazo
Para Microsoft, este acuerdo representa una ampliación estratégica de su portafolio de eliminación de carbono. Más allá del volumen, el valor reside en la escala, la duración y la calidad de las remociones, reflejando una tendencia clara hacia contratos de compra a largo plazo.
Phillip Goodman, director de la Cartera de Eliminación de Carbono de Microsoft, destacó que el proyecto ofrece una oportunidad única para la eliminación de carbono a gran escala, al tiempo que impulsa la descarbonización mediante la producción de metanol verde. La empresa subrayó también el compromiso de C2X con la contabilidad rigurosa del carbono y la participación responsable con las comunidades locales.
Este tipo de acuerdos responde al creciente escrutinio sobre los mercados voluntarios de carbono. Las grandes corporaciones están priorizando proyectos con gobernanza sólida, almacenamiento permanente y transparencia total en la medición y verificación de impactos.
En este contexto, el acuerdo histórico de eliminación de carbono entre Microsoft y C2X se perfila como un referente para otras compañías que buscan cumplir metas climáticas ambiciosas con soluciones creíbles y de largo plazo.
Inversión, empleo y desarrollo económico regional
El proyecto Beaver Lake contempla una inversión estimada de 2,500 millones de dólares. Durante la fase de construcción se prevé la creación de hasta 1,150 empleos, mientras que más de 600 puestos directos e indirectos se mantendrán cuando la planta esté plenamente operativa.
Más allá del empleo, el proyecto busca revitalizar el sector forestal de Luisiana, afectado por el cierre de plantas de papel y celulosa en años recientes. El uso de residuos forestales como insumo genera una nueva fuente de demanda y valor agregado para la economía local.
Asimismo, Beaver Lake pretende catalizar inversiones en infraestructura de transporte y secuestro de CO₂ en todo el estado, sentando las bases para un ecosistema regional de eliminación de carbono y combustibles bajos en emisiones.
La combinación de impacto climático, desarrollo industrial y beneficios sociales refuerza el carácter estratégico de este acuerdo histórico de eliminación de carbono dentro de una agenda ESG integral.
Un modelo para la próxima fase del mercado de remoción
El acuerdo entre Microsoft y C2X ilustra cómo la eliminación de carbono puede integrarse de manera efectiva con la descarbonización industrial y el desarrollo económico regional. La estructura de largo plazo reduce riesgos para los desarrolladores, asegura suministro para los compradores y eleva el estándar de calidad del mercado.
A medida que se acelera la demanda de remociones duraderas y se endurecen las expectativas regulatorias, proyectos como Beaver Lake anticipan la evolución del mercado global de eliminación de carbono. Para ejecutivos, inversionistas y responsables de sostenibilidad, este caso ofrece una hoja de ruta clara sobre cómo escalar soluciones climáticas con integridad, impacto y visión de largo plazo.
En regiones apartadas de México, comunidades enteras enfrentan carencias profundas, como la falta de acceso a agua potable, alumbrado público, salud, vialidades seguras o fuentes de empleo dignas, las cuales limitan las oportunidades de desarrollo económico y social de sus habitantes y perpetúan la pobreza.
Conscientes de la necesidad que existe en muchas regiones del país, desde hace décadas Toks, cadena de restaurantes con presencia nivel nacional, ha buscado establecer alianzas con pequeños productores de diferentes regiones del país donde existen manos trabajando la tierra y creando productos de alta calidad, pero no oportunidades de acceder al comercio justo o capacitación.
Así, mediante Proyectos Productivos, una iniciativa que nació de la visión socialmente responsable de Grupo Restaurantero Gigante (GRG), su empresa matriz, Toks ha decidido incorporar a su cadena de suministro a proveedores como Miel de la Montaña Amuzga, productores de miel originarios de Xochistlahuaca, una comunidad amuzga del estado de Guerrero en la que está generando bienestar económico y social a través de la compra de la deliciosa miel que utiliza en sus restaurantes. Te invitamos a conocer como la apuesta por los productos locales en Toks ha generado grandes resultados.
Productos locales en Toks: la historia detrás de Miel de la Montaña Amuzga
Desde 2003, Restaurantes Toks y GRG trabajan de la mano con los productores de Miel de la Montaña Amuzga, originarios de Xochistlahuaca, Guerrero, una de las comunidades pertenecientes a la cultura amuzga y que ha hecho posible que la miel artesanal llegue a las mesas de cada una de las sucursales de la cadena a lo largo del país, a través de un esquema de comercio justo.
Esta alianza se traduce en capacitación, apoyo técnico y un mercado seguro para la comunidad. Gracias a ella, la producción de miel de esta pequeña empresa ha crecido notablemente, alcanzando una compra de 30 toneladas anuales adquiridas tan solo por Toks. Este esfuerzo ha permitido que los productores locales aumenten el número de colmenas, obtengan mayores ingresos y mejoren la calidad de vida de sus familias.
Además, la miel amuzga conserva técnicas tradicionales, como la cosecha manual, uso de extractores manuales y filtrado cuidadoso para garantizar calidad alimentaria. Estas prácticas, además de preservar la biodiversidad, aseguran un producto puro, aromático y de gran sabor, que se ha ganado un lugar privilegiado dentro de los productos locales en Toks.
La colaboración entre Toks y Miel de la Montaña Amuzga también impulsa la protección del ecosistema local, pues se fomenta la diversificación de cultivos y el respeto a los ciclos naturales de las abejas, gracias a las técnicas artesanales que utilizan los productores. Con esta alianza, Toks no solo compra miel, sino que promueve la producción sostenible, consolidando un modelo que beneficia tanto a la comunidad como al medio ambiente.
Una alianza, múltiples impactos locales
La colaboración entre Toks y Miel de la Montaña Amuzga ha generado un impacto notorio, pues ahora, la comunidad cuenta con ingresos estables, lo que ha permitido a las familias mejorar viviendas, ampliar colmenas y fortalecer la economía local. Asimismo, la alianza brinda tranquilidad a los productores, pues les ofrece un mercado seguro que elimina la incertidumbre de no saber si la producción a la que invierten su capital y esfuerzo hallará algún cliente o no.
Este proyecto también ha impulsado la creación de empleo local. La producción, filtrado y envasado de la miel requieren mano de obra, por lo que generan nuevas oportunidades laborales y evitan la migración forzada de jóvenes en busca de trabajo y la separación de las familias.
Cabe mencionar que el apoyo financiero que Toks brinda a Miel de la Montaña Amuzga con antelación a la entrega del producto ha sido clave para que los productores puedan no sólo cubrir los gastos inmediatos y planificar sus cosechas sin caer en deudas, sino ampliar su negocio y lograr proporcionar mayor estabilidad económica a los suyos.
Sin duda, esta colaboración crea un círculo virtuoso de desarrollo económico y social e invita a cada cliente de la cadena de restaurantes a saber que al consumir en las sucursales o comprar productos locales en Toks no solo están adquiriendo calidad, sino que se suman a una estrategia que está transformando la vida de comunidades marginadas y que promueve un comercio verdaderamente justo para los productores nacionales.
La voz de los productores: testimonios que inspiran
Evaristo Martín Librado, presidente de la organización Miel de la Montaña Amuzga, explica que para ellos la colaboración con Toks ha significado un parteaguas:
“Antes teníamos pocas colmenas, pero ahora, gracias a Toks, muchos socios han podido ampliarlas y asegurar el gasto de sus familias”.
Este respaldo constante por parte de la cadena de restaurantes ha proporcionado a los productores confianza para invertir y emprender acciones para seguir creciendo, tal como lo explica Hermilo Isidro Santiago, apicultor de Miel de la Montaña Amuzga:
“Trabajar con un mercado seguro como Toks nos ha permitido mejorar nuestra producción y construir infraestructura como casas especiales para el manejo de la miel”.
Para los apicultores, la seguridad de venta ha sido la base de su progreso. Además, la alianza con Toks les ha permitido ampliar la producción y generar más ingresos para sus familias:
“Vendemos alrededor de 30 toneladas al año para Toks y con los anticipos que nos dan, podemos pagar a tiempo a los socios y sus familias, es un beneficio para todos, por eso yo les doy las gracias”.
Joel López de la Cruz, administrador de Miel de la Montaña Amuzga.
Estas voces muestran cómo el impulso a los productos locales en Toks tiene un impacto humano directo y positivo.
Toks: creando oportunidades que endulzan la vida de las comunidades mexicanas
La alianza entre Toks y Miel de la Montaña Amuzga es un ejemplo de cómo las empresas pueden impulsar el desarrollo social. Al integrar a pequeños productores a su cadena de valor, Toks ofrece más que un ingrediente de calidad, pues brinda estabilidad económica y un futuro sostenible para comunidades enteras.
Este modelo demuestra que tanto el comercio, como el consumo responsable pueden transformar vidas. Hoy, cada gota de miel que llega a las mesas de los Restaurantes Toks representa trabajo digno, comercio justo y un compromiso con la biodiversidad.
La apuesta por los productos locales en Toks está ayudando a crear bienestar social y a construir un México más próspero donde la riqueza cultural y productiva de sus comunidades se convierte en un motor de oportunidades y desarrollo.
Durante la última década, cada vez más empresas han incorporado causas sociales en su discurso corporativo. Donaciones, campañas solidarias, alianzas con ONG y mensajes de impacto social se han convertido en parte del ADN comunicacional de marcas de todos los tamaños. En teoría, apoyar causas sociales debería traducirse en una mejor percepción pública, mayor confianza y una reputación positiva sostenida en el tiempo.
Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. Consumidores, colaboradores e inversionistas son hoy más críticos, informados y exigentes que nunca. No basta con “hacer el bien” de forma visible: la coherencia, la autenticidad y la forma en que se integran estas causas al negocio determinan si el impacto reputacional será positivo o, por el contrario, contraproducente.
5 razones por las que apoyar causas sociales no garantiza buena reputación
1. Falta de coherencia entre el discurso y las prácticas reales
Uno de los principales riesgos al apoyar causas sociales es la incoherencia. Cuando una empresa promueve públicamente valores sociales que no se reflejan en su operación diaria, la percepción de hipocresía surge de inmediato. Los públicos detectan rápidamente las contradicciones entre lo que se dice y lo que se hace.
Por ejemplo, una marca que impulsa campañas por la igualdad de género, pero mantiene brechas salariales internas o estructuras laborales discriminatorias, erosiona su credibilidad. En estos casos, apoyar causas sociales no solo no mejora la reputación, sino que puede intensificar el escrutinio y la crítica pública.
2. Acciones aisladas sin una estrategia de largo plazo
Muchas compañías se acercan a las causas sociales desde la lógica de la campaña puntual. Una donación en fechas clave o una acción reactiva ante una crisis social puede generar visibilidad momentánea, pero difícilmente construye reputación sostenible.
La reputación se construye con consistencia y continuidad. Cuando apoyar causas sociales no forma parte de una estrategia clara, alineada al propósito del negocio y sostenida en el tiempo, el impacto se diluye rápidamente y puede ser percibido como oportunismo.
3. Comunicación centrada en la marca, no en el impacto
Otro error frecuente es comunicar las acciones sociales desde una lógica excesivamente autopromocional. Cuando el foco está en “lo buena que es la empresa” y no en el problema social que se busca atender, el mensaje pierde legitimidad.
Las audiencias actuales esperan información clara sobre el impacto real, los aprendizajes y también las limitaciones. Apoyar causas sociales con una narrativa centrada únicamente en la marca puede generar rechazo, especialmente entre públicos jóvenes y especializados en responsabilidad social.
4. Desconexión con las expectativas de los grupos de interés
No todas las causas sociales son relevantes para todos los públicos. Cuando una empresa elige causas sin escuchar a sus grupos de interés —colaboradores, comunidades, clientes o inversionistas— corre el riesgo de invertir recursos en iniciativas que no generan valor compartido.
La reputación se fortalece cuando las acciones sociales responden a necesidades reales del entorno. En ausencia de este diálogo, apoyar causas sociales puede percibirse como un gesto superficial, ajeno a las problemáticas que realmente importan a los stakeholders.
5. Mayor escrutinio y estándares más altos
Paradójicamente, las empresas que visibilizan su compromiso social también se exponen a estándares más elevados. Al posicionarse como actores responsables, se espera que cumplan con prácticas ejemplares en toda su cadena de valor.
Esto implica que cualquier inconsistencia será más visible y criticada. En este contexto, apoyar causas sociales no actúa como un escudo reputacional, sino como un compromiso público que exige mayor transparencia, rendición de cuentas y mejora continua.
Más allá de la causa: cómo construir reputación desde lo social
Para que las acciones sociales contribuyan genuinamente a la reputación, deben integrarse al modelo de negocio. Esto implica alinear las causas con la actividad principal de la empresa, definir objetivos medibles y establecer indicadores claros de impacto social.
Asimismo, la gobernanza juega un papel clave. Contar con procesos internos, políticas claras y liderazgo comprometido permite que apoyar causas sociales deje de ser un esfuerzo aislado y se convierta en una palanca de transformación organizacional.
Finalmente, la comunicación debe ser honesta y proporcional. Reconocer avances, pero también desafíos pendientes, fortalece la confianza. En un entorno saturado de mensajes, la autenticidad se convierte en uno de los activos reputacionales más valiosos.
Reputación no se compra, se construye
Apoyar causas sociales es, sin duda, una oportunidad para que las empresas contribuyan a un desarrollo más justo y sostenible. Sin embargo, los datos y la experiencia muestran que estas acciones, por sí solas, no garantizan una buena reputación ni blindan a las compañías frente a la crítica.
La reputación se construye cuando apoyar causas sociales es coherente con la cultura interna, la estrategia del negocio y las expectativas de la sociedad. Solo así las empresas podrán trascender la lógica de la filantropía superficial y generar un impacto real, creíble y duradero.
Todo apunta a que 2026 inaugurará una etapa de desorden global caracterizado no por nuevas reglas, sino por la ausencia de ellas. La revista TIME ha señalado en un artículo reciente que factores como el deterioro de la cooperación internacional, la normalización del conflicto y la erosión del derecho internacional están redefiniendo las prioridades globales y causando un incremento sin precedentes de las crisis humanitarias.
Hoy, casi 240 millones de personas necesitan asistencia humanitaria en el mundo. La Lista de Vigilancia de Emergencias 2026 del International Rescue Committee (IRC) advierte que los países más afectados concentran el mayor riesgo de empeoramiento, en un contexto donde las instituciones creadas tras la Segunda Guerra Mundial parecen incapaces de responder. Este escenario anticipa un orden mundial en 2026 profundamente fragmentado, con consecuencias directas para la seguridad, la estabilidad y la vida de millones de personas.
El orden mundial en 2026: poder sin reglas y cooperación debilitada
Según TIME, el nuevo desorden global estará definido por potencias en competencia, alianzas cambiantes y acuerdos transaccionales que priorizan intereses inmediatos sobre principios compartidos. Este entorno ha debilitado la cooperación internacional y ha reducido la capacidad colectiva para prevenir conflictos o responder a crisis humanitarias de gran escala.
A diferencia de otros periodos de tensión global, el orden mundial en 2026 no se articula alrededor de un equilibrio claro de poder ni de consensos mínimos sobre derechos humanos. Por el contrario, se caracteriza por la parálisis de los organismos multilaterales y la instrumentalización de la ayuda y la diplomacia como herramientas geopolíticas.
Un ejemplo claro es el uso creciente del veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. En la última década, los cinco miembros permanentes lo han utilizado 49 veces, más del doble que en la década anterior, bloqueando resoluciones relacionadas con las mismas crisis que hoy encabezan las alertas humanitarias.
Este estancamiento institucional tiene un costo humano enorme. Más conflictos activos que en cualquier momento desde la Segunda Guerra Mundial, ataques contra civiles en aumento y un sistema internacional cada vez menos capaz de proteger a los más vulnerables son señales inequívocas de un orden global en deterioro.
Hambre, desplazamiento y conflictos: el costo humano del desorden
Las consecuencias del nuevo desorden mundial se miden en sufrimiento humano. Actualmente, 117 millones de personas han sido desplazadas por la fuerza y casi 40 millones enfrentan niveles severos de hambre. Los países incluidos en la Lista de Vigilancia del IRC concentran el 89% de las personas con necesidades humanitarias, pese a representar solo el 12% de la población mundial.
Sudán ejemplifica esta crisis sistémica. Por tercer año consecutivo encabeza la lista del IRC y enfrenta la mayor crisis humanitaria registrada. Más de 21 millones de personas padecen hambre crítica, 12 millones han sido desplazadas y decenas de miles de civiles permanecen desaparecidos en regiones como Darfur.
Escalating violence in #Sudan’s Kordofan region has displaced thousands and claimed the lives of several @UN peacekeepers.
The UN urges all parties to respect humanitarian law and calls for an immediate ceasefire.
Este conflicto ya no es una guerra civil aislada, sino un nodo de interferencias externas, economías de guerra y competencia regional por recursos estratégicos. La diplomacia ha sido superada por intereses geopolíticos, reflejando con crudeza el funcionamiento real del orden mundial en 2026.
A esta violencia se suma el deterioro de la seguridad sanitaria global. Las emergencias de salud pública en África han aumentado 40%, mientras que la financiación sanitaria internacional se encuentra en su nivel más bajo en 15 años, incrementando el riesgo de crisis transfronterizas.
Retiro de donantes: menos recursos cuando más se necesitan
En paralelo al aumento de las crisis, el financiamiento humanitario se ha desplomado. Para el primer trimestre del año, el 83% de los programas de USAID habían sido cancelados. Países tradicionalmente donantes como Alemania, Reino Unido y Francia han reducido significativamente sus aportaciones.
Como consecuencia, la financiación humanitaria global es hoy apenas el 50% de lo que fue en 2024. Solo este año, dos millones de personas atendidas por el IRC perdieron acceso a servicios esenciales, incluidos refugiados sudaneses en Sudán del Sur.
Este retiro de donantes no responde a la disminución de las necesidades, sino a prioridades políticas internas, fatiga de la ayuda y una visión cortoplacista del riesgo global. En el orden mundial en 2026, esta desconexión entre crisis y recursos amenaza con revertir décadas de avances en desarrollo y derechos humanos.
La paradoja es clara: existe evidencia sólida de que la ayuda funciona. Transferencias económicas, tratamiento simplificado de la desnutrición, campañas de vacunación y acción anticipada frente a crisis climáticas son intervenciones costo-efectivas y transformadoras que hoy están siendo subfinanciadas.
Cómo deberían ser las donaciones efectivas en 2026
Frente a este panorama, la respuesta no puede ser simplemente “más ayuda”, sino mejor ayuda. En el orden mundial en 2026, las donaciones deben concentrarse en quienes más lo necesitan y en los contextos donde el riesgo de colapso es mayor.
De acuerdo con TIME, para que la ayuda logre ser efectiva, al menos el 60% de la Ayuda Oficial al Desarrollo debería dirigirse a Estados frágiles y afectados por conflictos, y un 30% específicamente a los países en la Lista de Vigilancia del IRC. La financiación para adaptación climática debe alinearse con las necesidades reales y priorizar territorios donde el cambio climático actúa como multiplicador de crisis.
Asimismo, los grandes donantes e instituciones multilaterales deben innovar en sus mecanismos de financiamiento, asociándose directamente con actores locales y organizaciones de la sociedad civil, que suelen ser las únicas capaces de operar en contextos de conflicto.
Finalmente, la ayuda debe ir acompañada de diplomacia, rendición de cuentas y respeto al derecho internacional humanitario. Condicionar la venta de armas, proteger los corredores humanitarios y reforzar los mecanismos de justicia internacional no es solo un imperativo ético, sino una inversión en estabilidad global.
El desorden no es inevitable, la inacción sí es una elección
El escenario que perfila el orden mundial en 2026 no es el resultado de una fatalidad histórica, sino de decisiones políticas, económicas y financieras concretas. El hambre, el desplazamiento y la multiplicación de conflictos son síntomas de un sistema que ha dejado de priorizar la protección de la vida.
Para quienes trabajan en responsabilidad social, filantropía estratégica y desarrollo sostenible, el momento exige repensar el rol de las donaciones y la cooperación internacional. No se trata solo de solidaridad, sino de interés propio: las crisis ignoradas hoy se convierten en amenazas compartidas mañana.
Cambiar el rumbo aún es posible. Reorientar los recursos, fortalecer la acción humanitaria basada en evidencia y recuperar el valor del derecho internacional son pasos indispensables para evitar que este nuevo desorden se consolide. De no hacerlo, el costo del orden mundial en 2026 no solo lo pagarán los países en crisis, sino el conjunto de la comunidad global.