Por Guillermo Murra, CEO y General Manager GE HealthCare México
Cuidar la salud de las personas implica, inevitablemente, cuidar el planeta. El sistema sanitario, que nació para preservar la vida, también genera una huella ambiental importante: la organización Health Care Without Harm 1estima que es el quinto mayor emisor de gases de efecto invernadero del planeta, más que la aviación o el transporte marítimo. En México, el estudio Climate Action for Health muestra que las emisiones del sector salud en nuestro país representan el 3.4 % del total nacional.
A su vez, estimaciones de BBVA Research3 indican que, en 2021, las emisiones locales superaron las 714 millones de toneladas de CO₂ equivalente, por lo que avanzar hacia una atención médica más sostenible ya no es una opción, sino una responsabilidad compartida.
El reto es grande: ofrecer diagnósticos y tratamientos cada vez más precisos, pero hacerlo de forma más eficiente, humana y respetuosa con el entorno. En los últimos años, la tecnología se ha convertido en una aliada clave de esa transformación. Hoy vemos cómo la digitalización, la automatización y el análisis inteligente de datos están ayudando a optimizar los recursos hospitalarios, reducir el consumo energético y hacer más ágiles los flujos de trabajo clínico.
Al hablar de sostenibilidad en el sector sanitario también implica el diseño con conciencia. Cada avance técnico puede y debe nacer con una mirada responsable: usar materiales reciclables, prolongar la vida útil de los equipos, facilitar su actualización o reacondicionamiento y minimizar residuos. Un ejemplo para remarcar a nivel global es el programa GoldSeal, de GE HealthCare, que reacondiciona aproximadamente el 95% de la mayoría de los sistemas. En un año típico, GoldSeal recicla aproximadamente 8.000 piezas de equipos de imagen y ecografía, permitiendo que hospitales y clínicas en distintos países accedan a tecnología de última generación con menor huella ambiental y menor costo.
También existen innovaciones que impactan directamente la huella de carbono sin comprometer la calidad diagnóstica. Algunos sistemas de imagen, por ejemplo, permiten conservar componentes magnéticos existentes mientras se actualizan las partes electrónicas del equipo. Este tipo de modernización ha demostrado evitar hasta 100 toneladas de emisiones de CO₂ por instalación en comparación con un reemplazo completo, al reducir la producción y transporte de imanes de gran tamaño.
La innovación no solo mejora resultados, también aligera la carga de los equipos médicos y multiplica su impacto. Esa lógica circular, que ya inspira muchas iniciativas del sector, demuestra que cuidar el planeta no es incompatible con ampliar el acceso a la tecnología médica, sino todo lo contrario: es lo que la hace verdaderamente accesible y duradera.
La innovación cobra sentido cuando mejora la vida de las personas. Aunque muchas empresas del sector son jóvenes en su estructura, llevan más de un siglo impulsando descubrimientos que han transformado la práctica médica. Esa experiencia ha demostrado que el futuro del cuidado de la salud no depende solo de la tecnología, sino de cómo la ponemos al servicio de las personas. Hoy la meta es construir un sistema sanitario sin límites, donde cada diagnóstico, tratamiento y recuperación sean más precisos, conectados y compasivos.
La sostenibilidad es parte de ese propósito. En los últimos años, hemos avanzado en la reducción de emisiones operativas y en el uso de energías renovables, alcanzando niveles de hasta 27% de consumo proveniente de fuentes limpias gracias a la generación in situ, la compra de energía verde y los certificados renovables. Pero más allá de los porcentajes, lo relevante es la manera en que estos cambios comienzan a transformar la cultura operativa de la salud.
A su vez, se está produciendo un cambio cultural que empieza a permear la forma de comprender la atención sanitaria desde un propósito compartido de reducir la huella ambiental del sector salud y contribuir a mejorar la salud ambiental pública. En México, por ejemplo, centros sanitarios públicos y privados ya se han unido a la iniciativa Global Green & Healthy Hospitals (GGHH), una comunidad internacional de más de 2.000 miembros y 87 países que representan los intereses de más de 70.000 hospitales y centros de salud.5
Al observar cómo todos los actores del sector unen esfuerzos en pro de la atención sostenible a los usuarios y después de más de 125 años acompañando a médicos y pacientes, hay una certeza: la tecnología por sí sola no basta. Lo que realmente transforma la atención sanitaria es la capacidad de escuchar, colaborar y adaptarse. Por eso, el futuro del sector no solo se medirá en avances científicos, sino en cómo éstos contribuyen a un planeta más sano, a profesionales más motivados y a comunidades más resilientes.
En última instancia, la sostenibilidad es una forma de entender el cuidado: una en la que la precisión y la humanidad laten al mismo ritmo. Y ese ritmo —cada vez más consciente y colaborativo— es el nuevo pulso vital de la atención sanitaria.
La calle, que debería ser un espacio de libre tránsito y encuentro ciudadano, se ha convertido para miles de mujeres, niñas y adolescentes en México, en una zona donde las mujeres transitan las vías públicas en un estado de alerta constante. Lo que debería ser cotidiano y seguro se ha convertido, para las mujeres, en vigilancia constante, incomodidad e incluso miedo.
El acoso callejero, es la violencia de género más naturalizada y normalizada que viven todas las mujeres, manifestándose a través de miradas lascivas, comentarios sexuales indeseados, persecuciones, exhibicionismo o tocamientos en lugares públicos, generando consecuencias profundas que van mucho más allá del incidente inmediato.
Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la violencia comunitaria es una de las modalidades más frecuentes de agresión contra las mujeres.
El 45.6% de las mujeres de 15 años y más ha enfrentado algún tipo de violencia comunitaria a lo largo de su vida, que incluye intimidación, acoso y/o abuso sexual. De aquellas que han experimentado esta violencia, el 70.3% fue víctima de actos de intimidación (como miradas lascivas, silbidos o piropos), siendo esta la manifestación más común.
Estas cifras demuestran que el acoso no es un evento aislado, sino una alarmante y lamentable experiencia común entre la población femenina. Siendo una de las consecuencias más graves la violación a sus derechos, así como la restricción de la autonomía y la libertad.
Cuando una mujer es constantemente sometida a este tipo de violencia, comienza a modificar su comportamiento y sus hábitos, lo cual se conoce como estrategias de evitación y autoprotección. Esta no es una elección libre, sino una adaptación forzosa ante la inseguridad. Estas estrategias incluyen:
● Cambio de rutas y horarios: Evitar transitar por ciertas calles, parques o zonas consideradas “peligrosas” o con escasa iluminación, incluso si son las más directas o convenientes. También implica evitar salir a ciertas horas, limitando actividades nocturnas, deportivas o de ocio.
● Modificación de la vestimenta: La mujer puede optar por ropa que la haga “menos visible” para evitar la mirada y el comentario ajeno, internalizando la culpa por la agresión.
● Uso de acompañantes: Depender de la compañía de otra persona (un amigo, familiar o pareja) para realizar trayectos que podría hacer sola, perdiendo independencia.
Samantha Báez, Co fundadora de Casa Gaviota, Asociación civil mexicana dedicada a la prevención y erradicación de las violencias contra mujeres y niñas, señala que “este conjunto de modificaciones significa que el espacio público deja de ser un espacio de todos para convertirse en un territorio hostil del cual las mujeres deben protegerse constantemente. La energía mental que dedican las mujeres a la vigilancia de su entorno es un costo emocional y psicológico que viven diariamente”.
El acoso callejero no debe ser minimizado bajo la etiqueta de “piropos” o “halagos”. Es una forma de violencia de baja intensidad que opera como puerta de entrada a otras violencias y normaliza la cosificación de los cuerpos. Al ser tolerado socialmente, y a que las autoridades no tomen acciones al respecto para la protección de las mujeres y las niñas.
“Para contrarrestar esta problemática, se requiere una perspectiva integral que involucre no solo la legislación y la tipificación del acoso como delito (algo que varias entidades mexicanas ya han adoptado), sino también campañas de sensibilización masivas que desnormalicen estas conductas y eduquen sobre el respeto en el espacio común”, añade la Cofundadora de Casa Gaviota A.C.
La libertad no es simplemente la ausencia de cadenas; es la capacidad de decidir, de moverse y de actuar sin temor. Mientras la mujer tenga que calcular la hora, la ruta y la vestimenta para evitar la agresión, su libertad será incompleta. Abordar este problema es un paso fundamental para garantizar que el espacio público sea, finalmente, un lugar seguro e igualitario para todas y todos.
La solicitud del gobierno de Estados Unidos, emitida el 12 de diciembre de 2025, para que México investigue un conflicto laboral en una planta de Mondelez México mediante el Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida (MLRR) del T-MEC activó un proceso formal previsto dentro del tratado comercial para atender presuntas violaciones a derechos laborales fundamentales.
El caso es relevante no solo por la empresa involucrada —fabricante de marcas como Oreo, Trident y otros productos de confitería—, sino porque ilustra cómo los compromisos laborales incluidos en acuerdos comerciales están siendo aplicados a través de procedimientos concretos, con implicaciones directas para compañías que operan en México y forman parte de cadenas de valor regionales.
El caso: una revisión laboral en una instalación específica
De acuerdo con un comunicado oficial de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), la solicitud de revisión se deriva de una petición presentada el 12 de noviembre de 2025 por el sindicato independiente Unión General de México (UGM). La organización alega presuntas interferencias a la libertad de asociación y a la negociación colectiva en una planta de Mondelez México ubicada en Puebla, dedicada a la producción de confitería, bebidas y otros alimentos.
Entre las prácticas señaladas se incluyen amenazas, negación de acceso a la instalación, reasignaciones consideradas discriminatorias, despidos y recortes dirigidos a trabajadores que intentaban organizar un sindicato independiente.
Tras una evaluación preliminar, el gobierno estadounidense concluyó que existía evidencia suficiente y creíble para invocar el MLRR. Como medida inicial prevista en el tratado, se ordenó la suspensión temporal de la liquidación de entradas aduaneras de productos provenientes de esa instalación específica.
Este procedimiento no constituye un fallo previo ni una sanción automática. Se trata de un proceso de revisión, con etapas definidas, plazos estrictos y la posibilidad de resoluciones negociadas.
Qué es el Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida
El MLRR, incorporado en el T-MEC, permite revisar instalaciones concretas cuando existen denuncias de negación de derechos laborales clave, principalmente la libertad de asociación y el derecho a la negociación colectiva.
A diferencia de otros instrumentos internacionales, el mecanismo se distingue por su enfoque expedito: México cuenta con 10 días para aceptar la revisión y hasta 45 días para realizar la investigación. El análisis se centra en hechos verificables ocurridos en un sitio específico y contempla consecuencias comerciales directas si se confirman violaciones que no sean remediadas.
El mecanismo no evalúa políticas generales ni compromisos corporativos en abstracto, sino prácticas laborales reales en un lugar y momento determinados.
Qué implica para una empresa involucrada
Cuando se activa el MLRR, la empresa enfrenta una serie de implicaciones operativas y de cumplimiento, entre ellas la revisión detallada de contratos colectivos y procesos sindicales, investigaciones conducidas por autoridades mexicanas y requerimientos formales de información y documentación.
En caso de acreditarse irregularidades, la compañía puede estar obligada a implementar medidas de remediación. Si estas no se concretan, el tratado prevé impactos comerciales relevantes, como la suspensión de beneficios arancelarios preferenciales, restricciones a las exportaciones de la instalación afectada o, en casos reiterados, el bloqueo de acceso al mercado estadounidense.
No se trata de multas monetarias directas, pero sí de afectaciones significativas en la operación y la cadena de suministro.
Qué hacen las empresas responsables ante estos procesos
Para compañías con prácticas laborales sólidas, el MLRR funciona como un mecanismo de contraste. En este tipo de escenarios, las empresas suelen colaborar con las autoridades investigadoras, presentar evidencia documental de cumplimiento con estándares laborales, identificar y corregir áreas de mejora y, en caso de confirmarse impactos negativos, remediarlos conforme a lo establecido.
En este contexto, Mondelez ha declarado públicamente que está al tanto del proceso y que colabora con las autoridades correspondientes.
El mecanismo no niega la responsabilidad corporativa; la somete a un escrutinio objetivo y procedimental.
El perfil responsable de Mondelez a nivel global y local
A nivel global, Mondelēz International comunica compromisos públicos en materia de derechos humanos, libertad de asociación y negociación colectiva, alineados con los convenios de la Organización Internacional del Trabajo y con marcos internacionales de sostenibilidad.
En México, la empresa ha destacado su adhesión a principios de responsabilidad social corporativa, bienestar laboral y cumplimiento normativo como parte de su operación local.
El proceso activado bajo el T-MEC no cuestiona estas declaraciones generales, sino si dichos compromisos se reflejan efectivamente en la práctica de una instalación específica, conforme a los estándares laborales asumidos por los países signatarios.
Qué lecciones deja este caso para otras empresas
Independientemente de su resolución final —el caso se encuentra aún en una fase inicial al 15 de diciembre de 2025—, el proceso deja aprendizajes relevantes para empresas que operan en México y se asumen responsables.
Los compromisos laborales han dejado de ser únicamente reputacionales: hoy son verificables y exigibles. La coherencia entre políticas globales y ejecución local se vuelve crítica. La gestión laboral se integra al análisis de riesgos comerciales y operativos. Y la sostenibilidad social requiere evidencia concreta, gobernanza robusta y capacidad de respuesta ágil.
Un caso que ilustra la evolución del T-MEC
El conflicto laboral en una planta de Mondelez México no define el desempeño global de la empresa, pero sí refleja cómo están evolucionando los estándares que vinculan comercio, trabajo y sostenibilidad en América del Norte.
Para las compañías que operan bajo el T-MEC, el mensaje es claro: las organizaciones responsables responden con transparencia, demuestran cumplimiento, mejoran cuando es necesario y asumen consecuencias si corresponde. Esa es la nueva lógica del cumplimiento laboral en las cadenas de valor regionales.
La respuesta de Mondelēz México
En respuesta a la solicitud de comentarios, Mondelēz señaló que “está al tanto de la solicitud de los gobiernos estadounidense y mexicano con respecto a nuestra planta en Puebla, y estamos cooperando con las autoridades”.
La compañía no ofreció comentarios adicionales sobre el fondo del proceso, señalando que, por el momento, esa es la información que compartirá con medios.
Fuentes
Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR). United States Seeks Mexico’s Review of Alleged Denial of Workers’ Rights at a Mondelēz Facility, comunicado oficial, 12 de diciembre de 2025.
Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), Capítulo 31 y Anexo 31-A (Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida).
Secretaría de Economía / Gobierno de México. Comunicados y notas informativas sobre la operación del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida del T-MEC.
Organización Internacional del Trabajo (OIT). Convenios sobre libertad de asociación y negociación colectiva.
Comunicaciones públicas y políticas de derechos humanos y laborales de Mondelēz International.
Reforma, sección Negocios, cobertura del caso Mondelez y del uso del MLRR en México.
“Excepcional” es una palabra ambigua. Puede referirse a algo admirable… o simplemente a algo distinto. A veces se asocia con el talento. Otras, con una oportunidad aislada. En muchos casos, con un golpe de suerte. También puede describir a empresas que hacen muchas cosas bien, todos los días, sin necesariamente ocupar los reflectores.
Porque no todas las organizaciones que transforman su operación, cuidan a su gente, innovan procesos, reducen impactos o redefinen su relación con clientes, son las más visibles. Algunas operan desde la discreción, pero con una consistencia que, vista de cerca, termina siendo más contundente que cualquier campaña.
Pero recientemente, en el mundo empresarial mexicano, la palabra “excepcional” ha empezado a adquirir otro significado. Uno menos ligado a lo extraordinario y más cercano a lo estructural. Menos asociado al aplauso y más a la forma en que una organización decide operar. Así se está leyendo hoy el Premio Empresas Excepcionales.
Impulsado por el Instituto para el Fomento a la Calidad junto con el Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo de la Comunicación, el premio cerró su edición 2025 con 88 prácticas reconocidas provenientes de 54 empresas e instituciones, trazando una radiografía inédita del nuevo rostro empresarial en México.
El reconocimiento no evalúa trayectorias completas ni reputaciones de marca. Evalúa prácticas específicas:
Cómo operan.
Cómo se sostienen.
Cómo se miden.
Qué tan integradas están a la vida real de la empresa.
Lo que se observa no es el discurso, sino el sistema. Como lo expresó Erika Quevedo, directora general del Consejo de Empresas Globales:
“Ser una empresa excepcional no es solo un reconocimiento. Es una declaración de una forma de ser empresa en México: una forma que decide avanzar incluso en los momentos más complejos, que pone a las personas en el centro y que eleva sus propios estándares”.
Un premio que observa cómo funcionan las empresas por dentro
Durante años, la conversación sobre excelencia empresarial se apoyó en rankings de reputación, campañas visibles o liderazgos mediáticos. El enfoque de Empresas Excepcionales se mueve en otra dirección. No revisa lo que las empresas dicen ser, sino lo que ya están haciendo de forma estructural.
Las prácticas reconocidas en 2025 provienen de empresas industriales, firmas de servicios, compañías tecnológicas, instituciones financieras, universidades, fundaciones, organizaciones sociales y entidades públicas. Lo que las conecta no es su tamaño ni su visibilidad, sino el nivel de formalización, medición y consistencia de lo que hacen.
La evaluación abarca ocho territorios que hoy definen el pulso de la empresa contemporánea:
Bienestar de las personas.
Transformación digital.
Solidez de la cultura organizacional.
Relación con el entorno y ODS
Experiencia del cliente.
DEI
innovación.
Desarrollo de ecosistemas de valor.
Leído en conjunto, el premio funciona menos como una ceremonia de reconocimientos y más como un mapa del punto de madurez que ha alcanzado hoy la empresa mexicana.
¿En qué se está concentrando actualmente la excelencia?
Los datos de la edición 2025 permiten leer con claridad hacia dónde se está moviendo el corazón de la transformación empresarial. Casi una cuarta parte de las prácticas reconocidas (24%) está vinculada a la contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo que confirma la centralidad que ha tomado la agenda ambiental y social dentro de los modelos de negocio.
Le siguen la personalización y experiencia del cliente (15%) y la transformación digital y tecnológica (13%). El bienestar de los colaboradores y la diversidad, equidad e inclusión concentran cada uno el 11% de las prácticas. La innovación representa el 10%, mientras que la cultura con propósito alcanza el 9% y el ecosistema de valor compartido, el 7%.
Más que una dispersión de esfuerzos, el mapa muestra una agenda muy clara de prioridades empresariales, donde el impacto, personas, tecnología y cliente se entrelazan.
Una radiografía que cruza industrias, tamaños y modelos
Los resultados confirman que la transformación empresarial dejó de ser patrimonio exclusivo de un solo sector. En el mismo tablero aparecen corporativos industriales, empresas de consumo, firmas financieras, tecnológicas y de servicios, junto con organizaciones educativas, fundaciones y dependencias públicas.
Figuran compañías ampliamente conocidas por su liderazgo público en estos temas, como Grupo Bimbo. También están empresas de escala global como Heineken México, Toyota Motor de México, Grupo México o Industrias Peñoles, junto con firmas de servicios como Deloitte y GNP Seguros.
Por tamaño, el 70% de las organizaciones reconocidas son empresas grandes, mientras que el 17% corresponde a empresas pequeñas y el 13% a medianas. La lectura es doble: las grandes compañías siguen marcando el ritmo, pero la excelencia comienza a permear también en estructuras mucho más compactas.
Por sector, el 63% de las empresas pertenece al ámbito de los servicios y el 37% a la industria. En el desglose por actividad destacan alimentos y bebidas (15%); minería (9%); automotriz, educación y financiero (7% cada uno); y organizaciones de la sociedad civil (6%). El resto se distribuye entre múltiples giros productivos, reforzando la diversidad del ecosistema.
Dos empresas destacan en ocho categorías: la excepción dentro de lo excepcional
En la edición 2025, solo dos empresas lograron algo que permanece fuera del alcance de la mayoría de los participantes: ser reconocidas de manera transversal en las ocho categorías del premio. Una es la Embotelladora Niagara de México y la otra es Grupo Bimbo.
En ambos casos, el reconocimiento no responde a un proyecto emblemático aislado, sino a modelos de operación donde el bienestar, la cultura, la digitalización, la sostenibilidad, la orientación al cliente, la diversidad y la innovación avanzan en conjunto como parte de un mismo sistema.
Niagara
En el caso de Niagara —una embotelladora que opera en el competitivo sector de bebidas—, su reconocimiento proviene de la sincronía con la que ha logrado alinear un modelo de gestión integral. La compañía combina el cuidado del bienestar físico y emocional de sus colaboradores con la automatización avanzada de procesos, impulsando mayor eficiencia y seguridad operativa.
Al mismo tiempo, fortalece una cultura organizacional viva basada en liderazgo, responsabilidad y colaboración; reduce su impacto ambiental con innovaciones como la botella más ligera del mercado; y consolida prácticas tecnológicas de punta que anticipan fallas y optimizan decisiones en tiempo real. Todo ello se complementa con un fuerte enfoque al cliente y con políticas formales de diversidad e inclusión, configurando una empresa moderna, sostenible y orientada al alto desempeño.
Por su parte, Grupo Bimbo fue distinguida gracias a su enfoque integral en el bienestar de sus colaboradores, la transformación digital, la agricultura regenerativa y el impulso a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. También destacó por su cultura de ética y transparencia, su compromiso con la diversidad, la equidad y la inclusión, su innovación constante y la creación de experiencias personalizadas para consumidores basadas en ciencia y nutrición.
En conjunto, Niagara y Grupo Bimbo muestran que la excelencia no es producto del azar, sino de una visión estratégica que integra todas las dimensiones del negocio. Ambas compañías demuestran que cuando bienestar, sostenibilidad, innovación, cultura y enfoque al cliente se desarrollan de forma articulada, es posible construir organizaciones resilientes, competitivas y con un impacto positivo real.
El Consejo de la Comunicación, el Instituto para el Fomento a la Calidad y el Consejo Coordinador Empresarial entregaron los reconocimientos Empresas Excepcionales 2025, distinción que premia a organizaciones cuyas prácticas de alto impacto fortalecen la economía, promueven pic.twitter.com/jjCwjV5zHk
Uno de los patrones más claros que deja el Premio Empresas Excepcionales 2025 es que la sostenibilidad ya no aparece como un departamento aislado. En los casos reconocidos, los temas ambientales están conectados con rediseño de productos, automatización y eficiencia operativa. El bienestar laboral se relaciona con productividad, atracción de talento y experiencia del cliente. La transformación digital se integra directamente a la relación con usuarios, comunidades y cadena de valor.
La innovación deja de ser un laboratorio separado y se vuelve una función permanente de la operación. La diversidad y la inclusión dejan de ser programas paralelos para convertirse en políticas de gobierno interno. Y la experiencia del cliente se redefine como una extensión natural del propósito empresarial.
Más allá de los nombres propios, el Premio Empresas Excepcionales se ha convertido en un termómetro del cambio empresarial en México. No solo señala quiénes destacan, sino también hacia dónde se está desplazando la expectativa del mercado, de los colaboradores, de los consumidores y de la sociedad.
Durante la entrega de reconocimientos, René Freudenberg, presidente del Instituto para el Fomento a la Calidad, lo expresó así:
“las empresas excepcionales comparten tres espíritus poco obvios: el de superación, el de la humildad y el de compartir. Hoy no estamos aquí por competir, sino por mostrar prácticas para que otros también puedan transformar”.
Quizá la señal más profunda que deja esta edición no sea únicamente quiénes fueron reconocidos, sino cómo cambió la vara con la que ahora se mide a las empresas. Lo que hace algunos años se consideraba excepcional —automatizar procesos con enfoque humano, rediseñar productos para reducir impacto ambiental, institucionalizar la diversidad, medir la cultura, profesionalizar el bienestar— hoy empieza a ser leído como un umbral mínimo de competitividad.
En ese nuevo terreno, lo excepcional deja de ser una anécdota para convertirse en una forma de operar. Y el mensaje de fondo es claro: la empresa que no logre integrar estas dimensiones de manera estructural no solo quedará fuera de los reconocimientos, sino fuera de la conversación del futuro empresarial. Como afirmó René Freudenberg al cierre de la ceremonia:
“Las empresas excepcionales tienen un espíritu de superación, un espíritu de humildad y un espíritu de compartir las prácticas de las que nos sentimos orgullosos, no se guardan como un secreto para competir, se comparten porque sabemos que el ecosistema es importante, con el agradecimiento a las empresas que nos muestran el camino de la transformación que queremos ver”.
El calentamiento global ha colocado al oso polar en el centro de una de las crisis ambientales más simbólicas de nuestro tiempo. La pérdida acelerada del hielo marino no solo reduce su territorio, también altera su acceso a alimento, sus patrones de movilidad y su supervivencia a largo plazo. Frente a este escenario, la ciencia busca respuestas que permitan entender si la especie tiene algún margen de adaptación real.
En este contexto, un reciente estudio abre una conversación inesperada al vincular directamente el aumento de la temperatura con cambios en el ADN de osos. Se trata de una investigación pionera que conecta el estrés climático con modificaciones genéticas observables en una población silvestre, ofreciendo una nueva narrativa: la de una especie que intenta ajustarse biológicamente a un entorno que cambia más rápido que nunca.
El hallazgo científico detrás de los cambios en el ADN de osos
Según un artículo de The Guardian, investigadores de la Universidad de East Anglia analizaron muestras de sangre de osos polares en dos regiones de Groenlandia con condiciones climáticas muy distintas. El objetivo era observar cómo se comportaban ciertos fragmentos del genoma conocidos como “genes saltarines”, capaces de influir en la activación de otros genes.
Al cruzar los datos genéticos con información climática local, los científicos detectaron patrones claros: en las zonas más cálidas, estos genes mostraban una actividad mucho mayor. El resultado fue un vínculo estadísticamente significativo entre el aumento de temperatura y la expresión genética, algo nunca antes documentado en mamíferos salvajes.
Clima extremo en Groenlandia
El contraste entre el noreste y el sureste de Groenlandia fue clave para entender el fenómeno. Mientras el norte presenta temperaturas más frías y estables, el sureste experimenta un ambiente menos gélido y con fluctuaciones térmicas intensas, lo que somete a los osos a un estrés ambiental constante.
En esta región más cálida, los investigadores observaron que los genes relacionados con el metabolismo, el envejecimiento y el manejo del estrés térmico se activaban de manera distinta. Esto sugiere que los osos no solo enfrentan el cambio climático de forma pasiva, sino que su biología podría estar respondiendo activamente al desafío.
Genes saltarines: una respuesta acelerada al estrés ambiental
El ADN no es un sistema rígido; puede cambiar con el tiempo, especialmente bajo condiciones extremas. Los llamados genes saltarines son fragmentos móviles que, al activarse, pueden modificar cómo se expresan otros genes dentro del genoma.
Según la investigadora principal, la Dra. Alice Godden, el aumento de temperatura parece estar impulsando una actividad drástica de estos genes en los osos del sureste de Groenlandia. Este proceso podría interpretarse como un intento rápido de adaptación frente a la desaparición del hielo marino, una suerte de “reescritura” genética en tiempo real.
Alimentación, metabolismo y supervivencia en un entorno cambiante
Uno de los hallazgos más relevantes se relaciona con el procesamiento de grasas y la dieta. Los osos de regiones más cálidas mostraron adaptaciones genéticas vinculadas a una alimentación más diversa y basada parcialmente en plantas, muy distinta a la dieta rica en focas del norte.
Estas modificaciones podrían ayudarles a sobrevivir en periodos de escasez alimentaria. La genética, en este caso, parece reflejar la presión de un ecosistema transformado, donde las presas tradicionales son menos accesibles y la flexibilidad metabólica se vuelve crucial.
Conservación basada en ciencia y responsabilidad climática
Los autores del estudio señalan que comprender estos procesos genéticos puede ser clave para identificar qué poblaciones están en mayor riesgo y cómo priorizar esfuerzos de conservación. Analizar otras 20 poblaciones de osos polares en el mundo será el siguiente paso para confirmar si este patrón se repite.
Sin embargo, los científicos son claros: la capacidad de adaptación no garantiza la supervivencia. Estos hallazgos no sustituyen la urgencia de frenar el calentamiento global mediante la reducción de emisiones y el abandono progresivo de los combustibles fósiles.
La evidencia científica muestra que la naturaleza intenta responder a una crisis provocada por la actividad humana. La adaptación genética de algunos osos polares ofrece una señal de resiliencia, pero también subraya la magnitud del estrés al que están sometidos los ecosistemas.
Esta esperanza, aunque valiosa, no debe interpretarse como una solución definitiva. Para quienes trabajan en responsabilidad social, sostenibilidad y conservación, el mensaje es claro: la ciencia puede ayudarnos a entender y proteger, pero la acción climática sigue siendo insustituible si queremos evitar que esta adaptación sea, en palabras de los investigadores, un último recurso frente a la extinción.
En diciembre de 2021, el tifón Rai —conocido localmente como Odette— golpeó Filipinas con una fuerza devastadora. Más de 400 personas murieron, alrededor de 1,400 resultaron heridas y miles de familias perdieron sus hogares en cuestión de horas. Lo que para muchos fue una tragedia climática más, para otras personas se convirtió en el punto de partida de una batalla legal sin precedentes.
De acuerdo con un artículo de edie, hoy, más de 100 sobrevivientes de aquel fenómeno extremo buscan justicia fuera de su país. Su argumento es tan contundente como complejo: la quema de combustibles fósiles ha intensificado eventos meteorológicos como el que destruyó sus vidas. Bajo esta lógica, demandan a Shell en los tribunales del Reino Unido, señalando una responsabilidad directa en el agravamiento de la tormenta.
El tifón Rai y las vidas que cambió para siempre
El impacto del tifón Rai no se midió solo en infraestructura destruida, sino en historias truncadas. Comunidades enteras quedaron arrasadas, con familias separadas y medios de vida perdidos. Para quienes sobrevivieron, la reconstrucción ha sido lenta y profundamente desigual.
Muchos de los demandantes no solo perdieron sus casas, sino también a seres queridos. La magnitud del desastre evidenció la vulnerabilidad de regiones que, aunque contribuyen mínimamente a las emisiones globales, enfrentan de manera desproporcionada los efectos del cambio climático.
Ciencia climática y atribución de responsabilidades
Las investigaciones en atribución climática han avanzado de forma significativa en los últimos años. En el caso del tifón Rai, diversos estudios concluyen que el cambio climático inducido por la actividad humana más que duplicó la probabilidad de que ocurriera un evento de esta magnitud.
Este tipo de análisis ha transformado el debate público y legal. Ya no se trata solo de si el cambio climático existe, sino de identificar quiénes han contribuido de manera sustancial a intensificar sus impactos y cómo esa contribución puede traducirse en responsabilidades concretas.
Por qué demandan a Shell en tribunales del Reino Unido
La elección del Reino Unido como sede judicial no es casual. Shell tiene ahí su domicilio social, lo que abre la puerta a que el caso sea escuchado por tribunales británicos, aun cuando los daños ocurrieron en Filipinas.
La estrategia legal busca aplicar la legislación filipina, argumentando que el perjuicio se produjo en ese país. Esta combinación refleja una tendencia creciente en litigios climáticos: utilizar jurisdicciones corporativas para exigir rendición de cuentas por impactos globales.
El peso histórico de las emisiones corporativas
Uno de los ejes centrales del caso es el historial de emisiones de la compañía. Los demandantes sostendrán que Shell no puede alegar desconocimiento, ya que ha sido responsable de más del 2% de las emisiones energéticas globales históricas, colocándola entre los diez mayores emisores del mundo.
Desde esta perspectiva, la demanda no busca atribuirle toda la culpa del cambio climático, sino reconocer su contribución significativa. El argumento ético es claro: quienes más han contaminado deben asumir una mayor responsabilidad frente a los daños que hoy enfrentan comunidades vulnerables.
Lo que implica que demandan a Shell para la justicia climática
Shell, por su parte, ha anticipado su defensa. La empresa sostiene que no tenía conocimiento exclusivo sobre los efectos de las emisiones y que no sería justo imponerle sanciones legales sin hacer lo mismo con otras compañías similares.
Este punto abre un debate clave para la justicia climática: ¿es válido señalar a una empresa cuando el problema es sistémico? Para las personas demandantes, la respuesta es sí, especialmente cuando el impacto de esa empresa ha sido tan relevante y documentado.
Antecedentes legales y giros estratégicos de la empresa
El caso se da en un contexto legal complejo. En 2024, Shell ganó una apelación contra un fallo previo de un tribunal holandés que le ordenaba reducir sus emisiones absolutas en un 45% durante esta década. El juez concluyó que no era justo imponer una obligación específica a una sola empresa.
Desde entonces, la compañía ha dado marcha atrás en algunos de sus objetivos climáticos y planes de inversión en energías renovables, particularmente tras la llegada de Wael Sawan como director ejecutivo en 2023. Estos cambios han generado cuestionamientos sobre la coherencia entre su discurso y sus decisiones estratégicas.
La demanda presentada por los sobrevivientes del tifón Rai no es solo un proceso legal; es un símbolo del creciente reclamo global por justicia climática. Historias como la de Trixy Elle, quien afirma que su motivación es proteger el futuro de sus hijos, ponen rostro humano a debates que suelen quedarse en cifras y compromisos corporativos.
Más allá del fallo que eventualmente emitan los tribunales, este caso marca un precedente importante. Plantea preguntas incómodas para las grandes corporaciones y para el sistema económico en su conjunto: ¿quién asume los costos reales del cambio climático y hasta dónde llega la responsabilidad empresarial en un mundo cada vez más afectado por eventos extremos?
La desigualdad en México no se limita a brechas económicas visibles; se expresa en trayectorias de vida marcadas por el origen, el territorio y las condiciones estructurales que definen quién accede a oportunidades y quién queda sistemáticamente fuera. Más que un problema aislado, se trata de un entramado de factores sociales, históricos y económicos que se refuerzan entre sí.
Analizar estos ejemplos de desigualdad en México implica reconocer que las brechas no se corrigen con acciones aisladas ni soluciones de corto plazo. Entender dónde persisten, cómo se conectan y a quiénes afectan es clave para diseñar estrategias con impacto real y sostenible.
12 ejemplos de desigualdad en México que aún persisten
1. Acceso a la educación de calidad
El sistema educativo mexicano refleja profundas diferencias entre contextos urbanos y rurales, así como entre escuelas públicas y privadas. La infraestructura, el acceso a tecnología y la capacitación docente siguen estando distribuidos de manera desigual, afectando los procesos de aprendizaje desde edades tempranas.
Estas condiciones influyen directamente en la permanencia escolar. Para muchas infancias y juventudes, estudiar compite con la necesidad de trabajar o asumir responsabilidades familiares, lo que limita la educación como verdadera palanca de movilidad social.
2. Acceso a servicios de salud
La atención médica oportuna sigue dependiendo del lugar donde se vive. En comunidades alejadas, la falta de centros de salud, personal especializado y medicamentos convierte la prevención en un privilegio y no en un derecho garantizado.
Esta situación provoca que enfermedades tratables se agraven y que los costos emocionales y económicos recaigan en las familias. El territorio, más que la necesidad, determina la calidad de la atención recibida.
3. Brecha salarial entre mujeres y hombres
A pesar de avances normativos, las mujeres continúan percibiendo menores ingresos que los hombres, incluso cuando desempeñan funciones equivalentes. Esta diferencia afecta su independencia económica y su capacidad de toma de decisiones a lo largo de la vida.
Además, la sobrecarga de trabajo de cuidados no remunerado limita su desarrollo profesional. La falta de corresponsabilidad sigue siendo un obstáculo estructural para cerrar esta brecha.
4. Acceso a vivienda digna
Contar con una vivienda adecuada sigue siendo un desafío para millones de personas. La expansión de asentamientos informales y la falta de servicios básicos evidencian un modelo urbano que excluye a quienes tienen menos recursos.
El alto costo de la renta y la escasez de opciones accesibles obligan a muchas familias a destinar gran parte de sus ingresos a la vivienda, reduciendo su capacidad de ahorro y bienestar.
5. Conectividad y acceso a tecnología
La digitalización ha profundizado brechas existentes. El acceso limitado a internet y dispositivos tecnológicos afecta la educación, el empleo y la participación social, especialmente en zonas rurales y comunidades marginadas.
Cuando la conectividad no está garantizada, la tecnología deja de ser una herramienta de inclusión y se convierte en un nuevo factor de exclusión estructural.
6. Empleo formal y seguridad social
Una proporción significativa de la población económicamente activa se encuentra en la informalidad. Esta condición implica ingresos inestables, ausencia de prestaciones y alta vulnerabilidad ante crisis económicas o de salud.
La falta de empleo formal limita la posibilidad de construir proyectos de vida a largo plazo y perpetúa ciclos de precariedad difíciles de romper.
7. Desigualdad entre los pueblos indígenas
Las comunidades indígenas continúan enfrentando barreras estructurales en educación, salud, empleo y participación política. Su riqueza cultural contrasta con condiciones de exclusión persistentes y falta de acceso a servicios básicos.
El origen étnico sigue influyendo en las oportunidades disponibles, evidenciando que el desarrollo no ha sido incluyente ni equitativo para todos los sectores del país.
8. Acceso a la justicia
El sistema de justicia resulta inaccesible para muchas personas debido a costos, falta de información y desconfianza institucional. Defender derechos sigue siendo un proceso complejo, especialmente para quienes viven en contextos de vulnerabilidad.
Esta situación contribuye a la impunidad y debilita el Estado de derecho, afectando de manera desproporcionada a quienes tienen menos recursos.
9. Movilidad social limitada
En México, el lugar de nacimiento continúa siendo un factor determinante del futuro económico. Las oportunidades de mejorar las condiciones de vida no están distribuidas de manera equitativa y la movilidad social es reducida.
Este fenómeno refuerza la transmisión intergeneracional de la pobreza y cuestiona la narrativa del mérito individual como único motor de progreso.
10. Acceso al agua y saneamiento
El acceso continuo a agua potable sigue sin estar garantizado en múltiples regiones. La escasez, la mala calidad del agua y la falta de infraestructura de saneamiento afectan la salud y la calidad de vida de millones de personas.
Estas carencias evidencian una brecha básica en condiciones de vida y una gestión de recursos que no prioriza la equidad.
11. Desarrollo económico regional
El crecimiento económico se concentra en ciertas zonas del país, mientras otras permanecen rezagadas. Esta falta de equilibrio limita las oportunidades locales y fomenta la migración forzada hacia grandes ciudades.
Sin inversión, infraestructura y empleo local, las brechas regionales continúan ampliándose.
12. Acceso a la cultura y el espacio público
La oferta cultural y la calidad de los espacios públicos varían según el nivel socioeconómico de las comunidades. En muchas zonas, el acceso a actividades culturales, recreativas y seguras es limitado o inexistente.
Esta exclusión impacta la cohesión social, el desarrollo comunitario y las oportunidades de expresión, especialmente entre jóvenes.
Estos ejemplos de desigualdad en México muestran que las brechas sociales no son accidentales, sino el resultado de estructuras históricas que siguen reproduciéndose. Para las y los profesionales de la responsabilidad social, el desafío no es solo visibilizarlas, sino intervenir de manera estratégica, con enfoque sistémico, territorial y de largo plazo. Comprender estas realidades es el punto de partida para impulsar transformaciones que realmente contribuyan a un desarrollo más justo e incluyente.
Cuando las sandalias masculinas de Prada desfilaron en la Semana de la Moda de Milán, pocas personas imaginaron que ese modelo “aparentemente inocente” desataría un debate global. Sin embargo, la semejanza con las chappals kolhapuri de India —un diseño artesanal con raíces en el siglo XII— encendió alarmas, protestas y una conversación urgente sobre ética, reconocimiento y justicia cultural. Lo que parecía una presentación más en el calendario de moda pronto se convirtió en un caso mundial de escrutinio.
En cuestión de días, la indignación de comunidades artesanas llegó al centro de decisiones de la firma italiana. Así comenzó un giro inesperado en la narrativa: de una acusación por apropiación cultural de Prada a un intento de reconstruir confianza a través del diálogo, la colaboración y la promesa de un diseño más responsable. Pero la pregunta persiste: ¿es esto una transformación genuina o una respuesta estratégica ante la presión reputacional?
Controversia con historia
El punto de partida fue simple: unas sandalias planas llamadas “sandalias de cuero”, cuya silueta imitaba sin matices a las tradicionales kolhapuri. Mientras que un par auténtico puede costar diez euros en mercados locales, el modelo de lujo insinuaba un precio superior a los mil euros. La industria artesanal india reaccionó de inmediato.
El reclamo central no era solo el precio, sino la falta de reconocimiento. Para los artesanos y las comunidades que han preservado este oficio durante siglos, las kolhapuri son un símbolo cultural y un legado identitario que no puede reducirse a un accesorio de pasarela.
La Cámara de Comercio de Maharashtra intervino rápidamente, exigiendo a Prada reconocer el origen del diseño. Lorenzo Bertelli, responsable de marketing y sostenibilidad de la marca, emitió una carta en la que admitía la inspiración en la artesanía india y su “rica historia cultural”.
Aun así, el reconocimiento llegó después de la presión pública. Y aunque Prada aseguró que el modelo estaba en fase de diseño y podría no comercializarse, el incidente abrió la puerta a cuestionamientos mayores sobre la apropiación cultural de Prada y el rol de las casas de moda en proteger —y no explotar— la herencia cultural.
No es la primera vez: un patrón en la industria
La historia del lujo y la apropiación cultural no es nueva. Paul Smith enfrentó críticas similares en 2014 cuando replicó el calzado peshawari pakistaní con un precio hasta veinte veces mayor. Tras la presión social, el diseñador tuvo que aclarar públicamente la inspiración de su modelo.
Este tipo de episodios confirma una tendencia problemática: el uso de diseños tradicionales sin reconocimiento ni beneficio para sus comunidades de origen. El caso reciente volvió a colocar el foco en la apropiación cultural de Prada y en la urgencia de prácticas más éticas en la moda global.
PRADA is selling Kolhapuri chappals for ₹1.2 lakh — a design stolen from the Chamar community of India, who’ve handcrafted them for generations. No credit. No acknowledgment. Just pure cultural theft dressed in luxury branding. Shameful. #CulturalTheft#Kolhapuripic.twitter.com/l3ITZlGSEG
Mientras el debate internacional crecía, en India surgía otra tensión: la producción de las kolhapuri enfrenta desafíos políticos y religiosos. Las restricciones y violencia relacionadas con el comercio de cuero han afectado directamente a artesanos —muchos de ellos pertenecientes a comunidades dalit— que han transmitido estas técnicas por generaciones.
La organización Dalit Voice recordó que estas sandalias no son solo moda: representan identidad, dignidad y resistencia.
Su mensaje fue contundente: “Respeta las raíces”. Esta llamada amplificó la discusión más allá del diseño, llevándola al terreno de los derechos humanos y la justicia social.
De la apropiación cultural de Prada a un modelo inclusivo
De acuerdo con Forbes, seis meses después de la controversia inicial, Prada anunció un acuerdo histórico: la creación de una colección de sandalias Made in India, fabricadas en Maharashtra y Karnataka, con 2,000 piezas elaboradas por artesanos locales. Cada par se venderá en 40 tiendas globales por alrededor de 800 euros.
La marca firmó alianzas con LIDCOM y LIDKAR, organizaciones que preservan el patrimonio del cuero en India. Este proyecto incluye formación, intercambio cultural y oportunidades de capacitación en la Academia Prada en Italia. Para muchos artesanos, esta colaboración promete ingresos más dignos y la posibilidad de atraer a nuevas generaciones al oficio.
Prada lanzará una colección limitada de sandalias Kolhapuri junto a artesanos de India 🇮🇳, tras la polémica por apropiación cultural. La firma producirá 2.000 pares, fabricados localmente y disponibles desde febrero de 2026 🌍✨
La colección costará “varios millones de euros”, según Bertelli, quien asegura que los artesanos recibirán una remuneración justa. El movimiento ha sido celebrado como un ejemplo de reparación cultural que podría impulsar la demanda por las auténticas kolhapuri y contribuir a preservar su tradición.
Sin embargo, el debate no termina ahí. Muchos se cuestionan si el cambio responde a una convicción profunda o a un manejo reputacional.
En un mercado de lujo que busca legitimidad ética, este tipo de colaboraciones pueden ser un avance… o un mecanismo para limpiar la imagen sin transformar las prácticas estructurales.
Desde la perspectiva de responsabilidad social empresarial, el caso Prada es un ejemplo claro de cómo la presión social puede acelerar procesos de corrección ética. La reacción inicial —reconocimiento tardío, aclaraciones y revisión del diseño— muestra que la empresa no anticipó los riesgos culturales asociados a su creatividad, lo que evidencia una falta de diligencia debida en derechos culturales y prácticas de diseño responsable. La apropiación cultural de Prada sirvió como catalizador para replantear su relación con las comunidades que inspiran sus colecciones.
El paso hacia la colaboración con artesanos indios representa un esfuerzo positivo, especialmente al incluir formación, remuneración justa y participación activa de instituciones locales. Este enfoque va más allá de la simple atribución simbólica: crea valor compartido, preserva técnicas tradicionales y reconoce inequidades históricas. Sin embargo, también plantea un desafío: garantizar que este modelo no quede aislado como una respuesta reactiva, sino que se convierta en un estándar permanente dentro de la empresa.
Finalmente, el caso subraya una lección clave para el sector del lujo: la sostenibilidad cultural es tan relevante como la ambiental o social. Las marcas deben integrar análisis de riesgo cultural, mecanismos de consulta con comunidades y políticas claras de respeto patrimonial. Solo así podrán evitar repetir episodios como el de la apropiación cultural de Prada y avanzar hacia prácticas que valoren genuinamente la herencia, la identidad y la dignidad de quienes mantienen vivo el arte detrás de cada pieza.
En las últimas semanas, una ola de inquietud ha recorrido a organizaciones que trabajan en salud reproductiva, acceso al aborto y derechos LGBTQ+ alrededor del mundo. Lo que empezó como casos aislados se convirtió en un patrón: Meta restringe cuenta tras cuenta, afectando a grupos que dependen de estas plataformas para brindar información vital a miles de personas. Para muchas de estas comunidades, las redes sociales no son un canal más, sino su principal puente hacia recursos, acompañamiento y seguridad.
Este escenario ha levantado alarmas entre activistas y especialistas, quienes consideran estas acciones como una de las “mayores olas de censura” de los últimos años. Mientras Meta insiste en que sus políticas no han cambiado, los testimonios de organizaciones bloqueadas, suspendidas o con visibilidad reducida apuntan en otra dirección. La tensión crece: ¿estamos ante decisiones aisladas de moderación o frente a una tendencia global que impactará directamente en el derecho a la información?
Un patrón global que despierta sospechas
De acuerdo con The guardian, la eliminación o restricción de más de 50 cuentas en Facebook, Instagram y WhatsApp comenzó en octubre, afectando a organizaciones de Europa, Reino Unido, Asia, América Latina y Medio Oriente. Aunque Meta sostiene que solo aplica sus normas, activistas señalan que Meta restringe cuenta incluso de grupos que operan legalmente en sus países y cuyos contenidos cumplen funciones educativas.
Repro Uncensored, organización que monitorea la censura digital, registró este año 210 incidentes de eliminación y restricciones severas, comparados con 81 el año pasado. Para su directora, Martha Dimitratou, el incremento no es casualidad: responde a un enfoque globalizado que limita voces disidentes en temas de salud reproductiva y diversidad sexual.
La negación oficial frente a la evidencia
Meta ha rechazado que exista un patrón de censura y asegura que aplica las mismas reglas para todos los usuarios. Según la compañía, sus políticas sobre contenido relacionado con el aborto se mantienen sin cambios y cualquier acusación basada en afinidades políticas o ideológicas es “infundada”. Sin embargo, los casos siguen multiplicándose.
Activistas denuncian que Meta restringe cuenta sin explicar razones claras, afectando incluso a organizaciones cuya labor consiste en proveer información médica esencial.
Reuniones a puerta cerrada, respuestas a medias
En un correo compartido con The Guardian, un consultor de Meta invitó a varias organizaciones a una reunión informativa privada sobre moderación de contenido. El mensaje insistía en que no sería un espacio para críticas ni para solicitar modificaciones de políticas, lo cual generó molestia entre los grupos afectados.
Dimitratou aseguró que estos encuentros ya han ocurrido en el pasado y solo refuerzan la asimetría de poder entre plataformas y organizaciones sociales. Sin retroalimentación real, las comunidades sienten que deben adaptarse a decisiones unilaterales sin alternativas claras.¿
Women Help Women, que recibe 150 mil correos al año de mujeres que buscan información sobre aborto seguro, fue una de las organizaciones más afectadas. Tras 11 años en Facebook, su página fue eliminada con la explicación de que violaba normas relacionadas con medicamentos recetados.
Su directora, Kinga Jelinska, advirtió que este tipo de medidas puede ser “potencialmente mortal”, pues obliga a mujeres a buscar fuentes menos fiables. La opacidad —no saber qué publicación provocó la sanción— deja a las organizaciones sin herramientas para corregir o prevenir futuros bloqueos.
Casos en América Latina: incertidumbre y fragilidad
Jacarandas, fundada tras la despenalización del aborto en Colombia, ha visto su línea de ayuda en WhatsApp bloqueada y reactivada tres veces desde octubre. A pesar de que su labor es legal y está protegida por el marco normativo colombiano, la organización sigue sin respuestas claras de Meta sobre la continuidad del servicio.
Para su directora, Viviana Monsalve, trabajar en estas condiciones implica planear en la incertidumbre total. “No sabemos si la prohibición llegará mañana o pasado”, señala. Y aunque Meta insiste en que permite contenido educativo sobre aborto, los hechos parecen contradecir su postura.
Restricciones silenciosas: el prohibicionismo digital
No todas las organizaciones enfrentan eliminaciones completas: algunas denuncian disminución drástica de alcance o prohibiciones parciales, un fenómeno conocido como “shadow banning” o prohibicionismo. Este mecanismo reduce la visibilidad del contenido sin notificar al usuario, dificultando detectar el problema.
Carolina Are, investigadora del Centro para Ciudadanos Digitales, afirma que el problema se agrava porque los sistemas de apelación no funcionan adecuadamente. Sin procesos eficaces, las afectaciones se mantienen, aun cuando Meta admite haber cometido errores.
Un enfoque culturalmente limitado
Sex Talk Arabic, con sede en Reino Unido, recibió casi semanalmente mensajes indicando que su contenido no sería sugerido a nuevos usuarios. La plataforma finalmente eliminó una publicación por supuesta infracción de políticas de desnudez, aunque se trataba de una ilustración artística cubierta por corazones.
Su directora, Fatma Ibrahim, sostiene que la moderación de Meta carece de sensibilidad cultural y perspectiva contextual. Para ella, la empresa obtiene beneficios económicos de regiones que no entiende, mientras aplica criterios pensados desde una lógica estadounidense que no se ajusta a realidades diversas.
El futuro incierto de la moderación
Meta afirmó que trabaja para reducir errores, aunque reconoce que el proceso de apelaciones se ha vuelto más lento y frustrante. La empresa también sostiene que más de la mitad de las cuentas reportadas por Repro Uncensored han sido restauradas, incluyendo Women Help Women, supuestamente eliminada “por error”.
Aun así, el mensaje no tranquiliza a las organizaciones. Para muchas, la repetición de bloqueos temporales indica un problema sistémico, no episodios aislados. En este contexto, cada vez más voces se preguntan qué sucederá cuando Meta restringe cuenta de proyectos que dependen de la plataforma para proteger derechos fundamentales.
La ola de eliminaciones y restricciones no solo afecta a organizaciones puntuales: abre un debate crucial sobre el papel de las plataformas tecnológicas en temas de salud, derechos reproductivos y diversidad sexual. Para quienes trabajan en estos ámbitos, la falta de claridad y consistencia en la moderación representa una amenaza directa a la difusión de información confiable en contextos donde esta puede salvar vidas.
Meta, por su parte, sostiene que actúa bajo un marco normativo uniforme, pero mientras los bloqueos continúan, la percepción de censura crece. Ante ello, la discusión no puede centrarse únicamente en errores técnicos: debe abrirse un diálogo transparente, participativo y con equilibrio de poder para asegurar que la defensa de derechos humanos no quede a merced de algoritmos opacos y decisiones unilaterales.
La violencia económica en el entorno laboral no siempre se manifiesta con gritos o amenazas. Muchas veces toma formas silenciosas: decisiones presupuestales que afectan trayectorias profesionales, controles excesivos sobre recursos o dinámicas que limitan la autonomía financiera de las personas. Identificarla exige mirar más allá del clima laboral y reconocer cómo ciertas prácticas pueden erosionar oportunidades, bienestar y calidad de vida.
Desde el análisis de políticas corporativas, se observa que la violencia económica opera como una fuerza estructural que condiciona quién crece, quién se estanca y quién queda fuera del sistema. Reconocer estas conductas es el primer paso para construir culturas empresariales más justas. Por ello, esta nota presenta ejemplos de violencia económica en las empresas que suelen pasar desapercibidos, pero que tienen un impacto profundo en la vida laboral.
7 ejemplos de violencia económica en las empresas
1. Control arbitrario del acceso a recursos esenciales
Uno de los ejemplos de violencia económica en las empresas más comunes es limitar el acceso a herramientas de trabajo, presupuestos o información clave sin una justificación objetiva. Esto puede parecer una simple omisión administrativa, pero puede bloquear el desempeño de una persona y debilitar deliberadamente su posición dentro del equipo.
Cuando el acceso a recursos depende de favoritismos o dinámicas de poder poco transparentes, se envía un mensaje claro: la autonomía laboral está condicionada. Este tipo de prácticas no solo afecta la productividad, sino que daña la autoestima profesional y socava la equidad interna.
2. Retrasos sistemáticos en pagos, bonos o reembolsos
Otra forma de violencia económica ocurre cuando los pagos se retienen o difieren constantemente bajo pretextos administrativos. Esto afecta directamente la estabilidad financiera del personal y normaliza una cultura donde la empresa prioriza su liquidez por encima de los derechos laborales.
Además, los retrasos en reembolsos o bonos pactados generan desgaste emocional, desconfianza y limitaciones reales para cubrir gastos básicos. Esta práctica suele profundizar desigualdades, especialmente en quienes dependen del flujo constante de ingresos.
3. Salarios desiguales por motivos no relacionados con el desempeño
Persistir en brechas salariales sin justificación objetiva es un acto de violencia económica que perpetúa discriminación estructural. Las diferencias injustificadas afectan principalmente a mujeres, personas jóvenes, adultos mayores o grupos vulnerables que ya enfrentan barreras adicionales.
La normalización de estas brechas daña la percepción de justicia interna y reduce la motivación, incluso en ambientes donde existen políticas de inclusión. Sin transparencia y auditorías salariales, estas desigualdades pueden mantenerse por años sin ser cuestionadas.
4. Penalizar la maternidad, la paternidad o los cuidados
Muchas empresas aún castigan, directa o indirectamente, a quienes asumen responsabilidades de cuidado. Esto puede manifestarse en congelamiento de aumentos, negación de promociones o reducción de proyectos estratégicos para quienes se acogen a licencias o flexibilidad laboral.
Estas decisiones transmiten un mensaje de que cuidar “sale caro” en términos profesionales, lo cual fuerza a muchas personas a elegir entre su vida personal y su crecimiento laboral. La violencia económica aquí se expresa como una penalización encubierta a la corresponsabilidad familiar.
5. Obligación de usar recursos personales para tareas laborales
Cuando la empresa obliga explícitamente o induce a usar dispositivos, vehículos, datos móviles o herramientas personales sin compensación, se transfiere el costo operativo a la persona trabajadora. Esta práctica es más común de lo que parece, especialmente en roles comerciales o de campo.
El problema no es solo financiero: implica un desequilibrio en la relación laboral en la que el colaborador asume riesgos y costos que no le corresponden. A la larga, el desgaste económico puede ser considerable y profundizar vulnerabilidades.
6. Exclusión de oportunidades de capacitación o promoción
Excluir sistemáticamente a ciertas personas de cursos, certificaciones, mentorías o rutas de promoción es otra forma silenciosa de violencia económica. Estas oportunidades determinan quién accede a mejores salarios y posiciones de liderazgo en el futuro.
Cuando los criterios de selección no son claros, o cuando se repiten patrones de exclusión basados en estereotipos, el daño es doble: se bloquea el crecimiento individual y se perpetúa una estructura desigual. La consecuencia final es una brecha de poder que se vuelve cada vez más difícil de cerrar.
7. Bloqueo deliberado de movilidad interna o reubicación laboral
Negar oportunidades de movilidad interna, aun cuando la persona cumple con los requisitos, es un mecanismo de control que restringe el desarrollo profesional. Esta práctica puede usarse para retener talento en puestos que favorecen intereses específicos pero no al trabajador.
Además, cuando se obstaculizan transferencias, ascensos horizontales o cambios de área, se priva a la persona de la posibilidad de mejorar sus ingresos, adquirir nuevas habilidades o acceder a roles estratégicos. Es una forma de violencia económica que impacta directamente el futuro profesional.
Aquí tienes la nota ampliada con el nuevo apartado de tres párrafos antes de la conclusión. Mantengo la coherencia narrativa, el tono profesional y no modifico el uso previo de la keyword (no agrego nuevas menciones para no exceder las 6 permitidas):
Por qué la violencia económica también es un tema de responsabilidad social empresarial
Reconocer y atender la violencia económica dentro de las organizaciones es un componente esencial de la responsabilidad social empresarial. No se trata únicamente de cumplir con leyes laborales; se trata de entender que las decisiones internas generan impactos directos en el bienestar financiero, emocional y profesional de las personas. Ignorar estas prácticas invisibles perpetúa desigualdades que contradicen los valores de ética, inclusión y sostenibilidad que toda empresa moderna afirma promover.
Desde la perspectiva de la RSE, la empresa debe ser un actor comprometido con la justicia interna, transparente en la forma en que distribuye oportunidades y consciente del efecto que sus políticas tienen en la calidad de vida del personal. Las organizaciones que permiten prácticas de violencia económica no solo dañan su cultura laboral: también generan riesgos reputacionales, reducen la confianza y afectan su propia competitividad. La responsabilidad social exige analizar estos patrones, medirlos y corregirlos con intención estratégica.
Además, las empresas que asumen este compromiso demuestran liderazgo en temas de equidad y derechos humanos, elementos clave en los estándares ESG. Combatir la violencia económica interna se convierte en una acción concreta que fortalece la gobernanza, la igualdad salarial, el desarrollo profesional y la transparencia. En un mercado que valora cada vez más las prácticas responsables, actuar frente a estas conductas no solo es ético: es un imperativo empresarial.
La violencia económica en las organizaciones no siempre adopta formas visibles. Por eso es fundamental reconocer y hablar de estos siete ejemplos de violencia económica en las empresas, no solo para evidenciar las prácticas dañinas, sino para impulsar políticas corporativas centradas en la justicia, la transparencia y el bienestar. Las empresas que identifican y corrigen estas dinámicas no solo fortalecen su reputación: construyen culturas verdaderamente sostenibles y humanas, donde cada persona puede desarrollarse sin barreras invisibles que limiten su potencial
Durante décadas, el debate climático estuvo marcado por una creencia rígida: que el desarrollo de un país dependía inevitablemente de cómo aumentaban sus emisiones de carbono. Sin embargo, un nuevo estudio publicado antes del décimo aniversario del Acuerdo de París demuestra que esta narrativa está quedando atrás gracias a políticas climáticas más sólidas, inversiones estratégicas y un cambio profundo en la manera en que las naciones producen y consumen energía.
Según The Guardian, hoy, la mayoría de las economías avanzadas y emergentes han comenzado a romper ese vínculo. El fenómeno, conocido como “desacoplamiento”, está transformando la visión mundial sobre el progreso y abre un escenario donde el crecimiento económico puede coexistir con reducciones significativas en las emisiones. Este hallazgo redefine qué significa prosperar en un mundo con límites planetarios cada vez más claros.
El nuevo rumbo del crecimiento económico
Un análisis de la Unidad de Inteligencia Energética y Climática (ECIU) revela que el 92% de la economía mundial ha disociado el crecimiento económico del incremento en las emisiones basadas en el consumo. Este cambio ha sido especialmente acelerado desde 2015, marcando un punto de inflexión en la implementación de políticas climáticas coherentes y de largo plazo.
Países como Brasil, Colombia y Egipto forman parte del 46% del PIB mundial que ha logrado crecer mientras reduce emisiones. Aunque las historias son distintas entre regiones, la tendencia es clara: la descarbonización empieza a consolidarse como una estrategia competitiva y no solo ambiental.
China: El giro que cambia el tablero global
El caso de China destaca por su impacto global. Aunque sus emisiones por consumo aumentaron un 24% entre 2015 y 2023, este valor representa menos de la mitad del ritmo de su economía, que creció más del 50%. En los últimos 18 meses, las emisiones chinas se han estabilizado, lo que lleva a muchos analistas a creer que el gigante asiático podría estar tocando su punto máximo.
Si China, el mayor emisor del planeta, logra mantener esta tendencia, podría marcar un precedente transformador. Su transición hacia energías más limpias y menor dependencia del carbón envía una señal poderosa al resto del mundo sobre la viabilidad del desacoplamiento.
Países que avanzan y países que retroceden
En total, 21 países han mejorado de manera significativa durante la última década. Australia, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Italia, México y Sudáfrica figuran entre las naciones que lograron expandir sus economías y, al mismo tiempo, disminuir sus emisiones de forma constante.
Sin embargo, también hay ejemplos en sentido contrario. Nueva Zelanda, Letonia, República Dominicana, El Salvador y Azerbaiyán habían logrado desacoplar antes de 2015, pero volvieron a depender de combustibles fósiles posteriormente. Estas variaciones muestran que el progreso no es lineal y que las transiciones energéticas requieren mantener esfuerzos sostenidos.
Los efectos del Acuerdo de París
Desde la firma del Acuerdo de París, las emisiones globales han mostrado una desaceleración histórica: el crecimiento anual pasó de 18.4% en la década previa al acuerdo a solo 1.2% desde 2015. Esto demuestra que los compromisos climáticos, aun imperfectos, sí están generando cambios estructurales en la economía global.
La meta de limitar el calentamiento “muy por debajo de los 2 °C” también ha modificado la planificación de gobiernos, empresas y organismos internacionales. Gracias a ello, las proyecciones de calentamiento para finales de siglo han caído de 4 °C a 2.6 °C, un avance significativo aunque aún insuficiente.
El crecimiento económico en tiempos de transición energético
El desacoplamiento ya no es un fenómeno aislado: es una tendencia que se extiende a economías grandes y pequeñas, impulsando un crecimiento económico más sostenible. Países como Estados Unidos, Japón, Canadá y la mayoría de la Unión Europea han logrado mantener reducciones constantes de emisiones durante más de dos décadas, pese a cambios políticos y económicos.
Incluso en contextos adversos —como el intento de revertir políticas ambientales en Estados Unidos durante la administración de Donald Trump—, las emisiones no lograron regresar a niveles previos. Esto confirma que las transiciones energéticas, una vez encauzadas, tienden a consolidarse.
El mundo se encuentra en un momento decisivo. La desaceleración de las emisiones y la creciente desvinculación entre desarrollo y contaminación indican que un futuro más limpio es posible, siempre que se mantengan esfuerzos ambiciosos durante la próxima década. La transformación no solo es ambiental: también redefine qué significa progreso en el siglo XXI.
Como afirma John Lang, autor del informe de ECIU, estamos entrando en una fase de “preacondicionamiento” antes del declive estructural de las emisiones. Si esta tendencia continúa, podríamos presenciar un punto histórico en la relación entre desarrollo y planeta. El desafío ahora es mantener el impulso, asegurar que más países se sumen al desacoplamiento y garantizar que el crecimiento económico del futuro esté alineado con un clima estable y seguro para todas las personas.
Durante años, la industria química ha presumido avances en sostenibilidad, innovación y transparencia. Sin embargo, un nuevo análisis revela una brecha crítica entre el discurso corporativo y la realidad. ChemSec evaluó el desempeño de 13 de las mayores compañías del sector en Europa y encontró que la mayoría evita revelar información sobre sustancias peligrosas, aun cuando estas forman parte esencial de su operación y de sus riesgos ambientales y sociales.
De acuerdo con edie, esta opacidad se sostiene gracias a vacíos regulatorios en la Unión Europea. Aunque la Directiva de Reportes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) exige que las compañías detallen la forma en que gestionan impactos materiales, muchas han logrado eludir la obligación clasificando temas clave como “no relevantes”. El resultado es un ecosistema empresarial en el que la falta de información sobre sustancias peligrosas limita la rendición de cuentas y deja a comunidades, empleados y autoridades sin datos indispensables.
El vacío que permite ocultar información sobre sustancias peligrosas
La evaluación de ChemSec mostró que solo Bayer, Lanxess y Merck consideran la gestión de materiales peligrosos como un asunto material. Para el resto –AkzoNobel, Arkema, BASF, Evonik, Henkel, Solvay, Syensqo, TotalEnergies, Umicore y Yara– este tema no alcanza el umbral para ser reportado con profundidad. Esta postura contrasta con el papel central que estas sustancias tienen en sus procesos productivos.
Al declarar que un tema no es material, las empresas evitan detallar prácticas, riesgos, planes de mitigación y avances. En la práctica, esto significa menos información sobre sustancias peligrosas disponible para inversionistas, autoridades y ciudadanía. De acuerdo con Sonja Haider, directora de finanzas sostenibles de ChemSec, la situación resulta “un poco absurda”, ya que estas compañías operan con volúmenes masivos de químicos de alto impacto.
Un problema que va más allá de los materiales peligrosos
El informe también revela fallas en otras áreas clave. La divulgación sobre microplásticos, su producción, uso y riesgos asociados continúa siendo escasa. Asimismo, las empresas reportan poco sobre cómo la contaminación podría afectar su estabilidad financiera a largo plazo, pese a ser un riesgo reconocido por múltiples organismos internacionales.
Las grietas en materia de gobernanza son igual de preocupantes. Ninguna de las 13 empresas detalla cómo las organizaciones de cabildeo con las que colaboran influyen en legislación relacionada con contaminación. Tampoco explican su conducta empresarial en términos de contribuciones financieras, lo que obstaculiza la transparencia en la interacción entre intereses privados y políticas públicas.
Un costo oculto para la salud global
El contexto se vuelve aún más grave con los hallazgos recientes de SystemIQ. Su nuevo artículo estima que cuatro grandes grupos químicos –ftalatos, bisfenoles, pesticidas y PFAS– generan daños equivalentes a 1.4 billones de dólares en costos de salud cada año. Esta cifra representa el 2% del PIB mundial y supera las ganancias anuales de las 100 mayores empresas públicas del sector químico.
Sian Sutherland, cofundadora de Plastic Planet, advierte que el problema persiste debido a una “falla global de gobernanza”. Según explica, estamos viviendo en un “salvaje oeste químico”, donde sustancias de alto riesgo se integran a la vida cotidiana sin pasar por evaluaciones suficientes que garanticen su inocuidad.
Un llamado urgente a transformar la regulación
Organizaciones especializadas señalan que los cambios graduales ya no son suficientes. Los responsables políticos necesitan adoptar medidas estructurales, como la eliminación progresiva pero definitiva de químicos dañinos y el cierre de vacíos regulatorios que permiten esta opacidad. Sin una reforma profunda, el sector seguirá operando bajo una lógica que privilegia la ganancia sobre la salud pública.
De igual forma, la falta de información sobre sustancias peligrosas en los reportes corporativos subraya la urgencia de mejorar la CSRD. Asegurar que las empresas realicen evaluaciones de doble materialidad robustas y alineadas con la ciencia será clave para evitar que los riesgos químicos continúen erosionando ecosistemas, economías y vidas humanas.
El diagnóstico de ChemSec expone un patrón preocupante: la industria química no está compartiendo los datos esenciales que permitirían evaluar y mitigar sus verdaderos impactos. Esta falta de transparencia no solo compromete la credibilidad corporativa, sino que también obstaculiza la acción colectiva para proteger la salud y el ambiente.
Ante un panorama global en el que los costos sanitarios y ecológicos asociados a sustancias peligrosas siguen aumentando, la transparencia ya no es una opción: es una obligación moral y estratégica. Solo con información clara, completa y verificable será posible avanzar hacia un modelo químico verdaderamente responsable y sostenible.
El pasado 1 de diciembre se llevó a cabo la quinta entrega del reconocimiento Empresas Excepcionales, una iniciativa impulsada por el Consejo Coordinador Empresarial, el Instituto para el Fomento a la Calidad y el Consejo de la Comunicación, cuyo propósito es visibilizar y fortalecer la dimensión social de las compañías a través de prácticas que promueven el desarrollo sostenible, la calidad organizacional y la responsabilidad corporativa.
En esta edición, fueron distinguidas empresas de distintos sectores, todas reconocidas por implementar iniciativas que impulsan un impacto positivo en sus colaboradores, las comunidades, el medio ambiente y sus cadenas de valor. Entre las galardonadas destacó Niagara México, cuyos múltiples premios demuestran no sólo la madurez de su modelo de gestión y su enfoque consistente hacia la mejora continua, sino su compromiso con la sostenibilidad, la innovación y la buena gobernanza corporativa.
Niagara México, entre las ganadoras
La convocatoria del reconocimiento Empresas Excepcionales 2025 reunió a 50 empresas e instituciones que presentaron un total de 88 prácticas con enfoque social en diferentes categorías, tales como bienestar laboral, transformación digital, ecosistema de valor compartido, contribución a los ODS, experiencia del cliente, cultura organizacional, innovación y diversidad e inclusión.
Entre las empresas que lograron obtener el reconocimiento de esta edición destacan Grupo Bimbo, Profuturo, Toks, GNP Seguros, Instituto Ingenes y Niagara México, que logró obtener ocho reconocimientos en diversas categorías, posicionándose así entre las compañías más destacadas del año debido a la fuerza, consistencia y alcance de sus prácticas.
Durante la ceremonia, representantes de la embotelladora de agua de alta calidad expresaron lo que este logro significa para su organización. Para Luis Julián Hernández, Director de Asuntos Públicos, ESG y Sustentabilidad, este premio es un reconocimiento a las convicciones que la empresa impulsa en el día a día:
“Yo creo que este reconocimiento tiene mucha relación con la manera en la que vemos el negocio, el tratar de darle un valor agregado y al mismo tiempo lograr que nuestras operaciones sean responsables con el medio ambiente y, por otro lado, la parte de la cultura de la organización, porque nos gusta estar atentos a las necesidades de nuestros colaboradores, queremos ser responsables tanto al interior como al exterior”.
Por su parte, Isabel Franco, Directora de Ventas en Niagara México, aseguró que este es un reconocimiento a la enorme RSE de Niagara México:
“Esto es un reconocimiento a todo lo que estamos haciendo y cómo tiene un impacto que va mucho más allá y que puede enriquecer a millones de familias mexicanas”.
Ambos coincidieron en que premios como este fortalecen el compromiso de la empresa con su propósito, e invitaron a otras compañías a llevar sus procesos hacia una gestión responsable y sostenible.
RSE de Niagara México: las 8 prácticas que la convirtieron en una Empresa Excepcional
La entrega 2025 del premio Empresas Excepcionales, reconoció la RSE de Niagara México mediante la obtención de ocho premios derivados de las buenas prácticas e iniciativas con las que ha logrado integrar la sostenibilidad, el bienestar de sus colaboradores y la buena gobernanza como pilares transversales de su gestión:
Práctica ganadora: Cultura de autocuidado: programa de bienestar y salud Categoría: Bienestar de los colaboradores (Buena Práctica)
Impulsa un programa integral de salud y autocuidado que fortalece el bienestar físico, emocional y preventivo del personal.
Práctica ganadora: Automatización de la línea de producción, Lantech y LGV’s
Categoría: Transformación digital y tecnológica (Práctica Excepcional)
Automatiza líneas de producción con tecnología avanzada para elevar eficiencia, trazabilidad y seguridad operativa.
Práctica ganadora: Mejora continua y colaboración interdepartamental
Categoría: Ecosistema de valor compartido (Buena Práctica)
Promueve la colaboración interdepartamental para generar mejoras continuas, optimizar recursos y elevar la eficiencia.
Práctica ganadora: Cultura LIFE
Categoría: Cultura con propósito (Práctica Excepcional)
Consolida un modelo cultural que alinea valores, liderazgo y desempeño, fortaleciendo cohesión y desarrollo profesional.
Práctica ganadora: Política de diversidad e inclusión & no discriminación
Categoría: Diversidad, equidad e inclusión (Práctica Excepcional)
Implementa políticas y protocolos que garantizan un entorno laboral respetuoso, equitativo e incluyente.
Práctica ganadora: Botella más ligera del mercado
Categoría: Contribución a los ODS (Práctica Excepcional)
Reduce el peso de sus botellas para minimizar insumos, disminuir huella de carbono y avanzar en economía circular.
Práctica ganadora: Orientación al cliente
Categoría: Personalización y experiencia del cliente (Práctica Excepcional)
Diseña soluciones comerciales personalizadas con base en datos para fortalecer relaciones y generar mayor valor.
Práctica ganadora: Evo On y automatización avanzada
Categoría: Innovación (Práctica Excepcional)
Integra sistemas avanzados de monitoreo y mantenimiento predictivo que mejoran la eficiencia y reducen paros no programados.
Un reconocimiento con impacto real
Las múltiples distinciones que la embotelladora de agua obtuvo en Empresas Excepcionales 2025, confirman que el modelo de RSE de Niagara México es uno de los más sólidos, integrales y visionarios del país, ya que ponen en evidencia el común denominador de cada una de sus iniciativas: una búsqueda por ir más allá de lo operativo para generar un impacto real en las personas, el entorno y las comunidades donde opera.
De esta forma, Niagara México se posiciona como un referente en liderazgo responsable y demuestra que es posible innovar, competir y al mismo tiempo construir valor compartido, mientras sigue avanzando con firmeza hacia un futuro donde la sostenibilidad y la excelencia corporativa son cada vez más esenciales en su manera de hacer negocio.
Este martes, en un encuentro virtual con medios de comunicación, Alejandra Cervantes, directora general de Papalote Museo del Niño; Rafael Serrano, director de la Sede Cuernavaca; y la reconocida artista visual Betsabeé Romero, presentaron los detalles y la filosofía que dan vida a la nueva instalación monumental del museo: el “Árbol que Rueda”.
Durante la reunión, coincidieron en que la Navidad de 2025 exigía una propuesta que fuera más allá de la decoración tradicional, buscando una pieza que detonara conversaciones sobre el consumo responsable y la esperanza; acerca del aprendizaje de la conciencia ambiental.
En un diálogo sobre arte y conciencia, Alejandra Cervantes, Directora General de Papalote, abrió la conversación destacando el rol del museo como un espacio de encuentro familiar y reflexión. Cervantes subrayó que esta instalación busca reforzar el valor educativo de las fiestas decembrinas. “En la reunión virtual compartimos cómo este árbol es una experiencia que nos conecta con la naturaleza y la comunidad. Buscamos sembrar la esperanza de un futuro más sostenible, donde todos podamos disfrutar de un planeta sano y próspero”, refirió la directiva sobre la misión de la pieza.
Por su parte, la creadora de la obra, Betsabeé Romero, profundizó en su proceso artístico durante la charla. Explicó cómo transformó materiales asociados al desgaste urbano —35 llantas completas y 33 medias llantas— en un símbolo de vida de 6 metros de altura. “Esta instalación nos recuerda que hasta lo que parece más sucio e inservible puede tener un segundo ciclo y germinar en un árbol frondoso”, comentó la artista, detallando el uso de vinil dorado, espejos y luz cálida para cambiar la narrativa del hule negro hacia la vitalidad de la naturaleza.
Sostenibilidad desde la sede local En su intervención, Rafael Serrano, director de Papalote Cuernavaca, contextualizó la llegada de esta obra al Foro Circular del recinto. Serrano explicó que el “Árbol que Rueda” no es un esfuerzo aislado, sino la continuación natural del compromiso ambiental que la sede ha mantenido, dando seguimiento a la narrativa iniciada con la exposición temporal “RUTA 5Rs”. El director enfatizó que la instalación reafirma el propósito de promover la reutilización creativa y la responsabilidad ecológica a través del juego y el arte en la comunidad de Morelos.
Alejandra Cervantes dijo: “los esperamos en estas fiestas y deseamos que vivan y recuerden en Cuernavaca la nostalgia”
La experiencia ya está disponible y el costo por boleto es de $65 pesos y estará abierto de lunes a domingo, informó el Director del Museo Sede Cuernavaca, Rafael Serrano.
Los voceros concluyeron el evento invitando a las familias a presenciar el resultado físico de esta colaboración. La instalación quedó oficialmente disponible al público desde el 9 de diciembre y permanecerá en exhibición hasta el 10 de enero de 2026.
Con esta obra, Papalote Museo del Niño Cuernavaca y Betsabeé Romero demostraron que la tradición y la sostenibilidad pueden rodar juntas hacia un mismo destino: la conciencia ambiental.
Multiva recibió el distintivo “Hecho en México”, que la distingue por ser una institución con capital y talento mexicanos, así como una empresa que impulsa el desarrollo productivo del país. Por parte de la Secretaría de Economía estuvieron presentes Ximena Escobedo, titular de la Unidad de Desarrollo Productivo y Bárbara Botello, responsable del Plan de Marca Nacional Hecho en México; por parte de Multiva asistieron Tamara Caballero, directora general de Banco Multiva y Valeria Vázquez, integrante del consejo directivo.
El emblema servirá como un sello visual de calidad y pertenencia nacional. Su uso permitirá comunicar el papel activo de Multiva en el financiamiento y apoyo a empresas mexicanas, así como en la generación de oportunidades dentro del país.
Será un elemento clave en campañas de fomento económico y desarrollo empresarial.
Multiva es una institución con cerca de dos décadas de experiencia en el diseño de soluciones crediticias hechas a la medida para empresas y gobiernos de todos los niveles. Se ha consolidado como especialista en el financiamiento de proyectos de infraestructura en sectores clave y recientemente se convirtió en el líder del sector fiduciario.
En la ceremonia realizada en la Secretaría de Economía, Tamara Caballero, directora general de Banco Multiva, comentó: “Este distintivo confirma nuestra convicción: el país se construye desde adentro, con soluciones propias, con instituciones comprometidas y con una banca decidida a ser motor del crecimiento nacional. En el caso de Multiva, diseñamos soluciones ágiles e innovadoras que impulsan sectores estratégicos, como infraestructura, energía, agua, movilidad e inmobiliario. El uso del emblema refuerza nuestra identidad como una empresa comprometida con el crecimiento del país”. Por su parte, Valeria Vázquez, declaró:
“El distintivo Hecho en México reafirma nuestro compromiso con el país al subrayar que somos una institución que nació aquí, que cree en los mexicanos y trabaja todos los días por su bienestar y desarrollo. Hecho en México significa hacer las cosas bien, con visión, con talento y con el corazón puesto en el futuro”.
Durante su intervención, Bárbara Botello, puntualizó: “Multiva se suma a una comunidad de instituciones que creen en la capacidad productiva de nuestro país, en su talento; y cuya participación es clave para que miles de personas puedan creer, exportar, innovar, invertir y competir con los mercados globales”.
“Quiero agradecer profundamente a Banco Multiva por su apertura, por su profesionalismo y su gran compromiso con México. Estoy segura de que esta certificación va a marcar el inicio de proyectos mucho más ambiciosos, más transformadores y más cercanos a la visión que compartimos y que, por supuesto, abandera nuestro gran Secretario de Economía, Marcelo Ebrard.”
Por su parte, Ximena Escobedo, mencionó: “Hecho en México es el área de oportunidad que vimos para darle un giro de 180 grados a la política industrial del país. Somos los mejores en el mundo en manufactura y queremos jugar un nuevo papel en la cadena de valor y economía mundial. Apostarle a la infraestructura es apostar por la productividad”.
“Estamos en un contexto donde debemos doblar las apuestas por las instituciones financieras. No todos los días damos este distintivo a un banco mexicano, nos da mucho gusto dárselo a Multiva. Lo que está hecho en México y en Multiva está bien hecho”.
Ximena Escobedo.
Como parte de su estrategia, la institución destinará 170 mil millones de pesos en los próximos 3 años a proyectos de sectores estratégicos delineados por el Plan México, a través de un equipo de expertos con más de 500 proyectos exitosos desarrollados en todo el país. Por ejemplo, el último año Multiva ha financiado proyectos portuarios como la ampliación de la Bahía Norte en el puerto de Veracruz; energéticos como el primer financiamiento verde para generación distribuida a la compañía Energía Real junto con Bancomext, así como el financiamiento, junto a la banca de desarrollo, para la construcción de Aztlán Parque Urbano.
El distintivo Hecho en México se presentará en la narrativa publicitaria, no solo como una certificación, sino como una declaración de orgullo, innovación y excelencia mexicana, vinculando a Multiva con el futuro de México.
Se aplicará también de manera estratégica en: campañas institucionales y de reputación corporativa; publicidad en medios digitales, radio, televisión y exteriores; material audiovisual y contenido en redes sociales; y comunicación en sucursales y eventos corporativos.
Su incorporación seguirá los lineamientos oficiales respecto a color, proporciones y ubicación.
Multiva forma parte de Grupo Vazol, un conglomerado 100% mexicano liderado por el licenciado Olegario Vázquez Aldir, cuya visión ha sido clave para impulsar el desarrollo económico y social del país. Desde sus inicios el grupo ha trabajado con un propósito muy claro: ser un habilitador del crecimiento y bienestar de las y los mexicanos.
La desigualdad de riqueza en el mundo ha alcanzado niveles que ya no pueden considerarse normales ni sostenibles. Así lo confirma el Informe sobre la desigualdad mundial 2026, un documento elaborado por más de 200 investigadores que revela una concentración económica sin precedentes: menos de 60.000 personas —el 0.001% de la población— poseen tres veces más que la mitad más pobre de la humanidad. Esta cifra, por sí sola, ilustra un escenario donde la acumulación extrema se ha convertido en una barrera estructural para el desarrollo global.
El informe también muestra cómo los ingresos y, sobre todo, la riqueza se han desplazado progresivamente hacia una élite reducida. El 10% más rico concentra el 75% de la riqueza del planeta, mientras que la mitad más pobre apenas accede al 2%. Ante este panorama, los autores —liderados por Ricardo Gómez-Carrera y figuras como Thomas Piketty— advierten que estas brechas están debilitando democracias, frenando oportunidades y afectando incluso la estabilidad del planeta, por lo que resulta imprescindible un cambio de rumbo.
Desigualdad en el mundo
Este informe presenta muchos datos y explora varias dimensiones de la desigualdad (clima, género, capital humano, sistema financiero global, brechas territoriales).
El informe subraya que la concentración extrema no solo representa un fenómeno económico, sino un desequilibrio de poder. “Una pequeña minoría posee un poder financiero sin precedentes”, advierten los autores, describiendo sociedades donde miles de millones de personas ni siquiera alcanzan la estabilidad económica mínima. Este desbalance crea ecosistemas sociales en los que la movilidad y el bienestar colectivo quedan subordinados a intereses de quienes concentran la riqueza.
Desde 1995, la participación del 0.001% más rico pasó del 4% al más del 6% de la riqueza global, mientras que los multimillonarios incrementaron su fortuna a un ritmo del 8% anual. Este aumento duplica el crecimiento experimentado por la mitad más pobre de la población. En casi todas las regiones del mundo, el 1% más rico acumula más que el 90% más pobre, una tendencia que se profundiza año con año.
El Informe sobre la desigualdad mundial demuestra, además, que reducir estas brechas no es solo un acto de justicia social, sino un requisito para garantizar resiliencia económica. Las sociedades que sostienen desigualdades extremas tienden a experimentar inestabilidad política, mayor polarización y menor capacidad para enfrentar crisis globales como el cambio climático o los desastres económicos.
Al tratarse del informe de desigualdad más influyente del mundo —elaborado en colaboración con el PNUD—, sus conclusiones no se limitan al análisis: buscan moldear el debate público y, en este contexto, han surgido iniciativas como la del Premio Nobel Joseph Stiglitz, quien en el prefacio del documento propone crear un panel internacional al estilo del IPCC para monitorear la desigualdad.
Desigualdades múltiples: ingresos, género, oportunidades y clima
La desigualdad de riqueza en el mundo va acompañada de otras desigualdades que perpetúan la brecha económica. Una de las más contundentes es la desigualdad de oportunidades: el informe revela que el gasto educativo por menor en Europa y Norteamérica supera en 40 veces al de África Subsahariana. Esto consolida “una geografía de oportunidades” en la que los países ricos siguen ampliando sus ventajas mientras los países pobres lidian con restricciones estructurales.
A esta brecha se suman las desigualdades de género. A pesar de avances sociales, la brecha salarial persiste en todas las regiones. Excluyendo el trabajo no remunerado, las mujeres ganan apenas el 61% de lo que reciben los hombres por hora. Si se contabiliza el trabajo doméstico y de cuidados, la cifra cae a solo el 32%. El informe describe esta situación como evidencia de un sistema global “profundamente patriarcal”.
Otra dimensión crítica es el impacto ambiental. La desigualdad de riqueza también implica desigualdad en emisiones de carbono. Según el informe, la mitad más pobre del planeta apenas contribuye al 3% de las emisiones derivadas de la propiedad del capital, mientras que el 10% más rico concentra el 77%. Las personas adineradas, señala el documento, “alimentan la crisis climática con sus inversiones incluso más que con su consumo”.
Además, la vulnerabilidad climática se intensifica en las poblaciones con menores recursos: quienes menos contaminan son quienes más sufren los impactos del calentamiento global. Esta realidad evidencia cómo la justicia climática está directamente ligada a la justicia económica.
El papel del sistema financiero global y la urgencia de un impuesto progresivo
Una parte significativa de la desigualdad de riqueza en el mundo se explica por un sistema financiero internacional desequilibrado. El informe afirma que el modelo actual favorece a los países ricos, permitiéndoles endeudarse a tasas preferenciales e invertir en mercados emergentes con altos rendimientos. Este ciclo perpetúa un flujo anual equivalente al 1% del PIB mundial desde países pobres hacia países ricos.
Las transferencias de ingresos netas —producto de mayores retornos de inversión y menores pagos de intereses— representan casi el triple de la ayuda internacional al desarrollo. Esto reafirma que el sistema financiero global funciona como un mecanismo que reproduce desigualdad.
El informe también expone un problema recurrente: la evasión fiscal de las élites económicas. Los investigadores detectaron que las tasas efectivas del impuesto sobre la renta aumentan progresivamente para la mayoría de la población, pero caen drásticamente para multimillonarios y centimillonarios. En proporción, “estas élites pagan menos que muchos hogares con ingresos modestos”.
Como respuesta, el documento respalda la propuesta de un impuesto global del 3% a menos de 100.000 personas ultra ricas, capaz de recaudar 750.000 millones de dólares al año, equivalentes al presupuesto global en educación de los países de ingresos bajos y medios. Los autores son claros: reducir la desigualdad es una decisión política que requiere voluntad, no capacidad técnica.
Hacia una economía más justa
La desigualdad de riqueza en el mundo ya no es solo un desafío económico: es una amenaza directa a la estabilidad social, la cohesión democrática y la sostenibilidad planetaria. Los datos del informe revelan que vivimos en un sistema donde la riqueza extrema se consolida mientras las oportunidades para la mayoría se reducen, alimentando desigualdades que se transmiten entre generaciones y entre países.
Superar esta brecha implica transformar el sistema tributario global, fortalecer los mecanismos redistributivos, ampliar la inversión pública en educación y salud y crear instituciones internacionales que vigilen la desigualdad con el mismo rigor con el que hoy se monitorea el cambio climático. Las herramientas existen; como concluye el informe, el verdadero reto es la voluntad política. Sin ella, la desigualdad seguirá siendo la mayor barrera para un futuro justo y sostenible.
En un escenario global marcado por tensiones geopolíticas, cambios regulatorios y una creciente presión sobre la transparencia corporativa, un reciente estudio de Environmental Resources Management (ERM) confirma que las empresas mantienen su compromiso ESG con notable firmeza. Los hallazgos muestran que la sostenibilidad sigue siendo un componente esencial en las estrategias de negocio, especialmente en organizaciones con una evolución avanzada en materia de desempeño ambiental, social y de gobernanza.
Lo más relevante es que, pese a la complejidad del entorno, la colaboración con evaluadores ESG no solo continúa, sino que se mantiene como una prioridad estratégica. ERM señala que la interacción con estos proveedores sigue siendo un elemento clave para alinear esfuerzos corporativos con estándares globales y fortalecer la credibilidad ante sus grupos de interés.
Empresas mantienen su compromiso ESG: Selección estratégica en un entorno cambiante
El informe de ERM muestra que, aunque las empresas mantienen su compromiso ESG, los equipos de sostenibilidad enfrentan una presión creciente al tener que gestionar un ecosistema de evaluaciones cada vez más exigente. El número de empresas que colabora con más de diez calificadoras ha disminuido, señal de que las organizaciones están priorizando aquellas herramientas que aportan mayor calidad y utilidad real a su gestión. Esta selección cuidadosa no implica un retroceso, sino un ajuste estratégico para optimizar recursos y garantizar decisiones basadas en datos más consistentes.
ERM reporta que la mayoría de las empresas ahora interactúan activamente con entre tres y cinco agencias, un número más manejable que permite profundizar en la calidad de cada interacción. Esta tendencia está marcando el inicio de un proceso de consolidación en el sector de las calificaciones, donde los proveedores con mejor rigor metodológico y mayor reconocimiento están ganando terreno. La evolución impulsa una mayor alineación con estándares internacionales y una reducción de modelos que generan ruido o falta de comparabilidad.
La investigación también revela que la industria se está reconfigurando desde 2018, cuando existían más de 600 calificadores ESG a nivel global. Hoy, un grupo más pequeño de proveedores domina el mercado, lo que sugiere un ecosistema más estructurado. Esta consolidación cobra especial relevancia al considerar las nuevas regulaciones impulsadas por la Autoridad de Conducta Financiera (FCA) del Reino Unido, que buscan evitar el greenwashing y elevar los niveles de transparencia en los procesos de evaluación.
Para las empresas que navegan estas dinámicas, el mensaje es claro: priorizar a los evaluadores más sólidos permite mantener su enfoque estratégico en sostenibilidad sin sacrificar profundidad. Por ello, incluso bajo presión, las empresas mantienen su compromiso ESG como una pieza central de su competitividad y reputación corporativa.
Calificaciones ESG en evolución: tendencias que reconfiguran la demanda
Una de las transformaciones más relevantes identificadas por ERM es el cambio en las motivaciones para colaborar con evaluadores ESG. Mientras que en años anteriores los inversionistas eran el principal motor, en 2024 la demanda de los clientes ha tomado protagonismo. El porcentaje de empresas que identifica a los clientes como su principal razón para interactuar con calificadoras pasó del 7 % al 23 %, mostrando un salto significativo en solo un año. Este giro evidencia que la sostenibilidad ya forma parte de las expectativas del mercado y no únicamente de los criterios financieros.
A su vez, la presión de los inversionistas disminuyó 11 puntos porcentuales desde 2023, lo que sugiere un mercado más maduro, donde la integración ESG se ha normalizado y los stakeholders externos ya no dependen exclusivamente de las calificadoras para evaluar el desempeño corporativo. Sin embargo, esto no significa una pérdida de relevancia, sino una diversificación de las fuentes que impulsan la rendición de cuentas.
El estudio también destaca a los evaluadores con mejor percepción en calidad y utilidad. S&P Global ESG y CDP ocupan los primeros lugares en calidad, mientras que EcoVadis asciende al primer lugar en utilidad. Este crecimiento de EcoVadis se explica por la creciente necesidad de información detallada vinculada a la cadena de suministro, lo cual se alinea con la urgencia de gestionar riesgos materiales en contextos regulatorios más estrictos.
El avance de estas plataformas demuestra que las evaluaciones ESG no solo siguen vigentes, sino que están sofisticándose para responder a las nuevas expectativas del mercado. La evidencia respalda que, incluso con presiones adicionales, las empresas mantienen su compromiso ESG porque las calificaciones siguen siendo herramientas estratégicas para medir, comparar y mejorar su desempeño sostenible.
Regulación, transparencia y el futuro de las calificaciones ESG
Al analizar cómo las calificaciones ESG pueden servir mejor a las empresas e inversionistas en los próximos cinco años, las organizaciones identifican la alineación con estándares obligatorios como la prioridad número uno. La coherencia, comparabilidad y transparencia metodológica ocupan también lugares centrales entre las expectativas del mercado. Esto muestra una clara convergencia hacia la necesidad de homogenizar criterios, algo que el sector ha solicitado por más de una década.
Casi la mitad de las empresas encuestadas cree que la relevancia de las calificaciones ESG podría disminuir con el tiempo si no se fortalecen sus bases metodológicas. Este sentimiento ha impulsado propuestas regulatorias como las de la FCA del Reino Unido, que buscan garantizar mayor calidad, gestionar conflictos de interés y mejorar la participación de las partes interesadas en los procesos de evaluación. Estas reformas podrían elevar el estándar global y generar mayor confianza en los sistemas de calificación.
Las declaraciones de Aiste Brackley, socia de ERM, subrayan esta necesidad. Señala que las calificadoras deben responder con mayor rigor metodológico y transparencia, especialmente en un contexto de estándares regulatorios en constante evolución. También destaca que la demanda de datos ESG de alta calidad por parte de los inversores sigue siendo sólida, lo que implica que las calificadoras que se adapten serán las mejor posicionadas para el futuro.
En perspectiva, estas tendencias indican que las calificaciones ESG seguirán ajustándose a un mercado más sofisticado y exigente. Y en este entorno, las empresas mantienen su compromiso ESG porque entienden que una evaluación robusta favorece la asignación de capital hacia modelos de negocio sostenibles y de impacto real.
La vigencia estratégica de las calificaciones ESG
La evolución del mercado, las nuevas regulaciones y la presión creciente de los clientes muestran que las calificaciones ESG continúan siendo un referente esencial para la toma de decisiones. Más allá de los desafíos metodológicos, representan un puente clave entre las necesidades de los stakeholders y la capacidad de las empresas para demostrar avances reales en sostenibilidad. Su capacidad de adaptación será determinante para mantener su relevancia en los próximos años.
En este contexto, los hallazgos del estudio de ERM confirman que las empresas no solo sostienen, sino que fortalecen su apuesta por la sostenibilidad. La consolidación del sector, las nuevas expectativas del mercado y la creciente alineación con estándares obligatorios indican que las calificaciones ESG seguirán desempeñando un papel crítico. Y en ese camino, las empresas mantienen su compromiso ESG como un elemento clave para garantizar transparencia, competitividad e impacto positivo en un entorno global complejo.
Tras el sorteo oficial del Mundial 2026, quedó definido que Irán y Egipto se enfrentarán en Seattle el 26 de junio, fecha que coincide con el inicio del fin de semana del Orgullo LGBTQ+ en esta ciudad, razón por la que el comité organizador local había decidido con antelación que el encuentro sería designado como el “Partido del Orgullo LGBTQ+”, una iniciativa comunitaria que no depende de la FIFA, sino del Comité Asesor de Partidos del Orgullo de Seattle (PMAC), cuyo objetivo es integrar la celebración local al calendario deportivo mundialista.
Sin embargo, la elección de estos dos países —ambos con legislaciones que penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo— generó un conflicto inmediato, ya que las naciones no dudaron en rechazar dicha iniciativa de manera pública, misma que Mahdi Taj, presidente de la Federación de Futbol iraní, calificó de “irrazonable”:
“Tanto nosotros como Egipto hemos protestado. Es una decisión irrazonable que parece apoyar a un grupo en particular”.
Taj añadió “sin duda, abordaremos este asunto”, anticipando que la discusión podría escalar diplomáticamente. La noticia no solo enfrenta a los organizadores con dos selecciones nacionales, sino con dos realidades en países donde la homosexualidad es penalizada y abre un debate sobre el choque entre valores culturales, derechos humanos y la búsqueda de espacios de inclusión dentro de los eventos deportivos de mayor visibilidad global.
🚫🌈 IRÁN Y EGIPTO NO QUIEREN JUGAR EL "PARTIDO DEL ORGULLO LGBTQ+" DEL MUNDIAL 2026 🇮🇷🇪🇬
🌎 De antemano, antes del sorteo de la Copa del Mundo, FIFA había fijado que el partido del 27/6 en Seattle iba a ser aquel especialmente destinado a promover el respeto por la diversidad… pic.twitter.com/NvBVILQgQ8
Rechazan partido del Orgullo LGBTQ+: un choque entre deporte, identidad y derechos humanos
Más allá de las cuestiones deportivas, la noticia de que Irán y Egipto rechazaron el partido del Orgullo LGBTQ+ habla de la persistencia de marcos legales que criminalizan identidades y orientaciones sexuales. En estos países, donde las relaciones entre personas del mismo sexo son penalizadas, una designación vinculada a la diversidad resulta incompatible con sus contextos culturales, políticos y religiosos.
El posicionamiento oficial de Irán, que calificó la decisión como un apoyo a “un grupo en particular”, refleja también la percepción de amenaza cultural. Para gobiernos con posturas conservadoras, la visibilidad LGBTQ+ no se interpreta como un gesto de inclusión global, sino como un intento de influir en sus valores sociopolíticos. Este tipo de tensiones se ha hecho evidente en otros escenarios deportivos internacionales, donde símbolos de diversidad han sido regulados o prohibidos para evitar “provocaciones”.
A pesar del rechazo, el comité local en Seattle mantuvo su decisión de dedicar el partido al Orgullo como parte del calendario de celebraciones de la ciudad, que coincide con el Mes del Orgullo. El hecho de que PMAC no tenga vínculo con la FIFA subraya que la celebración responde más a una iniciativa comunitaria que a un mandato institucional. Esto abre una conversación relevante sobre quién tiene la autoridad simbólica en los eventos deportivos globales y qué mensajes se pueden transmitir desde lo local hacia lo internacional.
Sin embargo, más allá del acto simbólico, lo importante es la reflexión que este conflicto genera en materia de derechos humanos. Recordatorios como este exponen la enorme brecha global en cuanto a libertades civiles: mientras en algunas sociedades la diversidad avanza, en otras persiste el riesgo real de persecución, encarcelamiento e incluso muerte. Y es precisamente en este contraste donde la decisión de Irán y Egipto cobra mayor relevancia.
Una realidad global: criminalización, silencio y el papel del deporte
El hecho de que Irán y Egipto rechazaron el partido del Orgullo LGBTQ+ debe entenderse dentro de un contexto más amplio donde la criminalización sigue siendo una herramienta de control social. Organizaciones como Human Rights Watch documentan que en estos países las relaciones entre personas del mismo sexo pueden castigarse con prisión, tortura e incluso pena de muerte. Esta realidad no solo condiciona la vida cotidiana de quienes pertenecen al colectivo LGBTQ+, sino que también limita su capacidad de participación en espacios culturales y deportivos.
En este sentido, el futbol —un deporte seguido por millones y con fuerte influencia simbólica— se convierte en un escenario donde las tensiones entre inclusión y rechazo se hacen visibles.
El caso también evidencia los límites de la “neutralidad deportiva”, un concepto históricamente utilizado para evitar posiciones políticas en espacios deportivos. Sin embargo, cuando una comunidad enfrenta persecución legal por su identidad, la neutralidad deja de ser una opción ética viable. La simple designación de un partido puede provocar reacciones diplomáticas, mostrando que el deporte no está aislado de las tensiones geopolíticas ni de los debates sobre dignidad humana.
Por ello, es fundamental reflexionar sobre el papel que eventos como el Mundial 2026 pueden desempeñar para promover narrativas de inclusión sin poner en riesgo a jugadores, aficionados o ciudadanos de países donde ser parte del colectivo LGBTQ+ implica peligro. El caso demuestra que visibilizar también requiere sensibilidad y un análisis profundo del impacto político y social de estas decisiones.
Entre la visibilidad y el riesgo, una conversación necesaria
La decisión de Irán y Egipto de rechazar el partido del Orgullo LGBTQ+ no es solo una noticia mediática; es un recordatorio de que las libertades y protecciones que existen en algunos países siguen siendo inalcanzables en otros. La reacción evidencia el miedo, el control estatal y las realidades punitivas que enfrentan muchas personas LGBTQ+ en distintas partes del mundo.
Este episodio ofrece una oportunidad para analizar cómo los eventos deportivos globales pueden servir como plataformas de diálogo, pero también como espacios donde se evidencian las desigualdades normativas y culturales. La sostenibilidad social exige comprender estas complejidades y reconocer que la visibilidad sin estrategias de protección puede generar tensiones o incluso riesgos para las comunidades involucradas.
En última instancia, este caso pone sobre la mesa la importancia de avanzar hacia un deporte verdaderamente inclusivo, capaz de defender los derechos humanos sin ignorar los contextos culturales, legales y políticos de todos los países participantes. La conversación apenas comienza, pero es indispensable.
La producción global de alimentos y combustibles fósiles está generando un costo ambiental que asciende a 5.000 millones de dólares por hora, según el informe Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO) elaborado por 200 especialistas para el Programa de la ONU para el Medio Ambiente. El documento revela que estas actividades no solo agravan la crisis climática, sino que minan los cimientos económicos, sociales y políticos que sostienen la estabilidad mundial. Además, las cifras evidencian que las decisiones productivas actuales siguen ignorando su precio real para el planeta.
El GEO subraya que estas crisis no pueden seguir considerándose meros problemas ambientales, sino amenazas directas a la seguridad alimentaria, hídrica y humana. Los expertos advierten que frenar estos millones en daños ambientales es indispensable para evitar un colapso que ya se perfila como inminente si no se actúa a gran escala. A pesar de la complejidad geopolítica, el informe insiste en que la ciencia es clara, las soluciones existen y solo falta voluntad política.
Alimentos y combustibles fósiles: motores del deterioro ambiental
El sistema alimentario es, según el informe, el mayor generador de deterioro ecológico a nivel mundial, dado que la agricultura industrial utiliza grandes extensiones de tierra, demanda altos volúmenes de agua y depende intensamente de fertilizantes y pesticidas, procesos que generan contaminación, degradación del suelo y pérdida masiva de biodiversidad. Por ello, sus externalidades ascienden a 20 billones de dólares anuales en daños ambientales.
La producción y quema de combustibles fósiles, por su parte, representa uno de los problemas más graves, con 45 billones de dólares en daños anuales. El carbono emitido por carbón, petróleo y gas no solo alimenta el calentamiento global, sino que también provoca impactos sanitarios cuantiosos derivados de la contaminación del aire. A pesar del crecimiento de energías renovables, persisten los intereses económicos que frenan la transición.
Los expertos del GEO señalan que la inacción resulta mucho más costosa que implementar medidas de mitigación y adaptación. Según sus cálculos, los beneficios de la acción climática alcanzarán 20 billones de dólares al año para 2070 y podrán llegar a 100 billones para 2100. Ignorar esta realidad, advierten, solo agravará los efectos en cadena.
El informe también denuncia la existencia de 1.5 billones de dólares en subsidios perjudiciales a combustibles fósiles, minería y alimentos. Estos incentivos distorsionan el mercado, abaratan actividades contaminantes y bloquean alternativas sostenibles. Su eliminación podría reducir emisiones globales en un tercio, un impacto inmediato y significativo.
La magnitud del problema: millones en daños ambientales cada hora
El informe GEO establece con contundencia que las crisis climática, ecológica y de contaminación están interconectadas y se intensifican mutuamente. No se trata solo de millones en daños ambientales: estos procesos están socavando la seguridad hídrica, la salud humana, la estabilidad económica y la seguridad geopolítica.
Uno de los principales factores detrás de esta crisis es el crecimiento de la demanda global de alimentos y energía, mayoritariamente producidos bajo modelos extractivos que destruyen la naturaleza. Según el informe, cada hora se acumulan 5.000 millones de dólares en pérdidas derivadas de emisiones, contaminación y destrucción de ecosistemas. La agricultura industrial y los combustibles fósiles concentran la mayor parte de estos costos.
Los autores del estudio advierten que la situación geopolítica actual —con países clave resistiéndose a medidas ambientales— dificulta avanzar en soluciones globales. Aun así, destacan que la ciudadanía y el sector privado pueden impulsar cambios significativos, mientras el profesor Robert Watson reuerda que “la ciencia no es negociable”, aun cuando algunos Estados intentan limitar las referencias a combustibles fósiles o dietas sostenibles.
¿Qué podemos hacer? Recomendaciones del informe GEO
El informe GEO sostiene que es posible construir un futuro sostenible, siempre que exista voluntad política y compromiso multisectorial. Una de las recomendaciones principales es integrar las externalidades ambientales —estos millones en daños ambientales— en los precios de energía y alimentos, para que reflejen su impacto real. Esto crearía incentivos económicos para adoptar prácticas más limpias y reducir el consumo de bienes contaminantes.
Sin embargo, el informe también advierte que estas medidas deben acompañarse de redes de protección social. Incluir externalidades en los precios podría afectar a las poblaciones más vulnerables si no se implementan mecanismos de compensación como una renta básica universal o subsidios para alimentos saludables de origen vegetal.
Otra recomendación central es redirigir los subsidios dañinos hacia la transición energética y sistemas alimentarios sostenibles. Estos recursos podrían financiar energía solar y eólica, apoyos para productores agroecológicos y programas de restauración de ecosistemas. Este rediseño fiscal sería clave para acelerar cambios estructurales.
Finalmente, el informe subraya que la política ambiental debe convertirse en un componente esencial de la seguridad nacional y la estrategia económica, pues el margen de acción se reduce rápidamente, y retrasar medidas solo incrementará los riesgos. En palabras del profesor Edgar Gutiérrez-Espeleta copresidente del infrome y ex ministro de Medio Ambiente de Costa Rica:
“La ciencia es buena. Las soluciones son conocidas. Lo que se necesita es valentía para actuar a la escala y la velocidad que exige la historia”.
Un llamado urgente a transformar los sistemas
La evidencia presentada por el informe GEO confirma que la producción de alimentos y combustibles fósiles sigue impulsando una factura global que acumula millones en daños ambientales cada hora. Esta realidad no puede seguir tratándose como un asunto exclusivamente ecológico. Se trata de una emergencia económica, social y política que amenaza la estabilidad futura de las sociedades y desafía los modelos actuales de desarrollo.
Lograr un cambio profundo requerirá transformar los sistemas alimentarios, acelerar la transición energética, eliminar subsidios perjudiciales y fortalecer políticas públicas que integren justicia social y sostenibilidad. La ventana de oportunidad para actuar se está cerrando, pero aún es posible evitar un colapso mayor si gobiernos, empresas y ciudadanía asumen su papel en esta transformación histórica.
Cada 10 de diciembre se conmemora el Día de los Derechos Humanos, una fecha que nos recuerda la importancia de seguir trabajando por sociedades en las que todas las personas podamos gozar de condiciones de bienestar. En un contexto global donde las desigualdades sociales persisten y las vulnerabilidades se acentúan, resulta crucial recordar el papel que el sector privado puede jugar al asumir un papel activo en la construcción de espacios inclusivos y en la defensa de la dignidad humana.
Promover los Derechos Humanos en la cultura corporativa se ha convertido en un imperativo para las empresas que aspiran a generar entornos laborales éticos, equitativos y seguros. Una cultura organizacional que se nutre de estos principios impulsa el crecimiento profesional, evita prácticas discriminatorias y construye ambientes de trabajo más saludables.
Corporativo Kosmos, el conglomerado de empresas de alimentación más grande de México, se ha posicionado como una de las empresas que ha logrado integrar los derechos humanos en sus operaciones cotidianas mediante políticas internas, pero también mediante acciones externas que ayudan a promover el goce de estas garantías entre los sectores más vulnerables.
Derechos Humanos en la cultura corporativa: la visión integral de Corporativo Kosmos
Corporativo Kosmos promueve, protege y hace cumplir los derechos humanos dentro y fuera de la compañía, mediante políticas internas que ayudan a garantizar el bienestar de los colaboradores, así como a través de las iniciativas impulsadas por la Fundación Pablo Landsmanas, el brazo social de la compañía, las cuales ayudan a que personas desfavorecidas puedan hacer efectivos sus derechos. Algunas de las acciones que la compañía líder en servicios alimentarios en México ha puesto en práctica para promover las garantías individuales son:
Crear un ambiente laboral con igualdad, no discriminación y condiciones laborales dignas
Corporativo Kosmos ha consolidado una política interna orientada a garantizar entornos laborales libres de violencia, discriminación y desigualdad. Su certificación en la Norma Mexicana NMX-R-025-SCFI-2015 es un reconocimiento formal a las prácticas que implementa para asegurar procesos de reclutamiento inclusivos, equidad salarial entre mujeres y hombres, mecanismos de atención frente a situaciones de acoso y herramientas para promover la corresponsabilidad entre la vida personal y profesional de sus colaboradores.
Asimismo, dentro de la empresa, se han establecido lineamientos que promueven el trato igualitario y la igualdad de oportunidades, independientemente del género o condición personal de los colaboradores. Esto incluye políticas como igualdad de remuneración por el mismo trabajo, perspectiva de género en la asignación de puestos y procesos de crecimiento profesional basados en el talento. Estas prácticas no solo crean un ambiente laboral más justo, sino que fortalecen la permanencia, la motivación y el bienestar general del personal y garantizan que la cultura organizacional esté alineada con estándares internacionales en materia de derechos humanos.
📊 La NOM-025 promueve igualdad laboral y no discriminación. ¡Vital para empresas modernas! 💼 🌟 Orgullosos de que Corporativo Kosmos se una a esta iniciativa. pic.twitter.com/emqZvlWRCK
— Fundación Pablo Landsmanas (@FPLandsmanas) August 2, 2024
Alianzas que buscan ampliar el acceso a la educación
Además de sus iniciativas internas, Corporativo Kosmos impulsa acciones externas que fortalecen el acceso a los derechos básicos de grupos en condiciones de vulnerabilidad. A través de su brazo social, la Fundación Pablo Landsmanas, la empresa ha colaborado con instituciones que brindan educación, alimento, cobijo y herramientas de desarrollo a niñas, niños y adolescentes que enfrentan contextos adversos. Estas acciones refuerzan la idea de que los derechos humanos no se limitan al espacio laboral, sino que trascienden hacia la comunidad.
Un ejemplo claro es el apoyo otorgado aSEDAC, institución dedicada a proveer el acceso a la educación y la atención integral de menores vulnerables. Mediante la participación en el programa “Día del Pan en tu Empresa”, Corporativo Kosmos contribuye directamente a financiar la educación de niñas y niños mediante la compra de pan elaborado por la propia institución.
La empresa también ha mostrado su compromiso con la educación mediante la donación de equipos de cómputo a organizaciones como Casa Hogar Alegría, que ofrece un hogar y formación académica a niñas y adolescentes sin cuidados parentales. La entrega de estos ordenadores permite que las beneficiarias realicen sus tareas escolares, accedan a plataformas digitales y continúen su trayectoria educativa en condiciones dignas, contribuyendo así a su autonomía futura.
Acciones como estas evidencian que incorporar los principios de Derechos Humanos en la cultura corporativa no se limita a la política interna, sino que también se materializa a través de iniciativas de responsabilidad social que buscan cerrar brechas educativas y ofrecer oportunidades reales de crecimiento a grupos desfavorecidos.
👩👧👦 3 de cada 10 mujeres en México son jefas de familia. En Corporativo Kosmos, creemos que apoyarlas es construir un futuro más justo. 🍞 Por eso apoyamos a SEDAC: cada pan que adquirimos apoya la educación de sus hijas e hijos. Pequeños gestos, grandes cambios. 💥#Mujeres#RSEpic.twitter.com/uXc6F9ek53
— Fundación Pablo Landsmanas (@FPLandsmanas) March 29, 2025
Iniciativas para brindar apoyo a migrantes y refugiados
La defensa de los derechos humanos también se refleja en la manera en que Corporativo Kosmos responde a las necesidades de personas en movilidad, un sector históricamente vulnerado. A través de la Fundación Pablo Landsmanas, la empresa ha colaborado con laFundación Scalabrini, equipando el centro comunitario de la Casa del Migrante Arcángel Rafael, donde se brinda asesoría jurídica y acompañamiento integral a quienes buscan regularizar su situación legal en México.
La donación de equipo de cómputo permitió habilitar un espacio desde el cual los migrantes pueden realizar trámites fundamentales como la obtención de CURP provisional, la solicitud de asilo, juicios de amparo, trámites de naturalización, revalidación de estudios y quejas por violación de derechos humanos. Sin duda, apoyos como estos facilitan la reinserción social y legal de las personas migrantes, permitiéndoles acceder a servicios básicos y a mejores oportunidades laborales.
Además, las computadoras donadas se utilizan para impartir capacitación laboral, ofreciendo talleres de computación, cursos de idiomas, programas de administración y contabilidad, así como herramientas para la continuidad de estudios. Con ello, Corporativo Kosmos impulsa la autonomía económica de los migrantes y refuerza la visión de que todas las personas, independientemente de su origen, merecen acceso a derechos, educación y posibilidades reales de integración.
Una cultura corporativa que prioriza a las personas
Corporativo Kosmos se ha consolidado como un referente en la integración de los Derechos Humanos en la cultura corporativa, pues no solo incorpora estos principios en sus operaciones internas, sino que ha buscado llevar estos valores a las comunidades externas.
Al adoptar políticas internas robustas y promover programas sociales estratégicos, la empresa demuestra que el sector empresarial puede liderar iniciativas que protejan, impulsen y restituyan derechos, esfuerzos que no solo mejoran la calidad de vida de quienes forman parte de la compañía, sino también la de miles de personas en situación de vulnerabilidad a las que la compañía ayuda mediante sus programas de RSE. En un entorno global que demanda un compromiso ético y humanitario, las acciones de Corporativo Kosmos ponen de manifiesto la importancia de no limitarse al cumplimiento normativo, sino buscar generar impactos positivos más allá de las fronteras corporativas.