Banco Azteca concluyó la entrega de 200 sillas de ruedas como parte de la iniciativa #ApoyarNosToca, un esfuerzo que busca mejorar la movilidad, autonomía y oportunidades de personas con discapacidad y comunidades vulnerables en México.
La cuarta y última entrega del año se llevó a cabo en la Sucursal Santa Úrsula, ubicada en Av. Insurgentes Sur 4207, Tlalpan, Ciudad de México. El evento fue encabezado por Alberto Tanus, Director General de Préstamo y Cobranza de Banco Azteca, quien otorgó 50 sillas de ruedas adicionales a beneficiarios identificados en coordinación con el programa A Quien Corresponda, conducido por Jorge Garralda.
“Con esta entrega cerramos un ciclo de apoyo que refleja el compromiso auténtico de Banco Azteca con la prosperidad incluyente”, expresó Tanus. “Estas 200 sillas de ruedas representan más que un apoyo material: son herramientas que permiten a las personas recuperar movilidad, avanzar con independencia y abrir nuevas posibilidades para sus familias.”
Durante 2025, Banco Azteca realizó cuatro entregas de sillas de ruedas en distintas sucursales, beneficiando a clientes y a integrantes de comunidades vinculadas al programa A Quien Corresponda. Cada jornada, realizada en bloques de 50 unidades, generó momentos significativos para personas que requieren apoyo para mejorar su movilidad en su vida cotidiana.
A través de #ApoyarNosToca, Banco Azteca refuerza su vocación de servicio y su papel como una institución financiera que impulsa soluciones accesibles y acciones concretas para ampliar oportunidades y promover la inclusión en las comunidades donde opera.
Ante las crisis ambientales, los conflictos persistentes y el desplazamiento forzado de comunidades, es natural sentir que nuestras acciones diarias carecen de impacto. Sin embargo, justo donde la incertidumbre parece imponerse, surge la posibilidad de preguntarnos qué sí está en nuestras manos. La manera en que consumimos, qué elegimos comprar, qué causas respaldamos y bajo qué principios vivimos, sigue siendo una forma real de incidir en el mundo. Esta convicción es el motor de la colaboración entre Rayito de Luna y Médicos Sin Fronteras: unir el autocuidado diario con la ayuda humanitaria global, todo ello a través de un elemento tan simple y cotidiano como un jabón.
Rayito de Luna es una empresa mexicana que trabaja con formulaciones 100% naturales y una filosofía muy clara: economía circular, comercio local y procesos que buscan regenerar, no sólo no dañar. Su propósito trasciende el uso inmediato de sus productos; el cuidado de la piel va de la mano del bienestar de las personas productoras, las comunidades y los ecosistemas que nos sostienen. Por eso, cuando surgió la posibilidad de colaborar con Médicos Sin Fronteras (MSF), la idea se sintió natural. Ambas organizaciones, cada una desde su ámbito de acción, comparten la misma raíz: proteger la vida donde sea necesario.
Este encuentro dio como resultado un jabón líquido multifuncional elaborado con una formulación 100% natural y con agua de lluvia captada y tratada en el propio laboratorio. La fórmula prioriza materias primas de regiones cercanas para reducir la huella ambiental del transporte y se envasa en vidrio retornable para evitar residuos que ya no deberíamos generar. No es un producto que busque llamar la atención; de hecho, podría pasar desapercibido. Pero detrás de su aparente sencillez hay una lógica coherente: si algo va a formar parte de nuestro día a día, que lo haga con responsabilidad.
Lo verdaderamente relevante, sin embargo, es la conversación que el proyecto puede abrir. MSF trabaja en más de 70 países, atendiendo emergencias médicas en contextos donde la vida está en constante riesgo: guerras, epidemias, desastres climáticos, desplazamientos masivos. Su tarea es llegar justo a esos lugares donde nadie más está. Y aunque está claro que un jabón no va a resolver problemas globales, también es cierto que estas operaciones necesitan aliados, recursos y visibilidad. La colaboración busca precisamente recordar que el cuidado empieza en la casa, en la piel y en lo inmediato, pero puede continuar mucho más allá.
“Soy Daniela, cirujana mexicana, y conocer MSF cambió mi vida.” ✨ Una charla en un parque la llevó a su primera misión en Yemen. Hoy, tras 8 años en terreno, lo resume así:
Cada jabón vendido contribuye al trabajo de MSF, el 50% de las ganancias se destinarán a la labor médico-humanitaria de la organización en México. Al mismo tiempo, invita a mirar el consumo desde otro ángulo: uno que se aleje de las campañas exageradas y regrese a lo esencial. La frase que acompaña la campaña, “Cuidar la vida no tiene fronteras”, no pretende funcionar como un eslogan grandilocuente. Más bien, intenta nombrar el punto en el que ambas organizaciones se encuentran: Rayito de Luna, desde la responsabilidad ambiental; MSF, desde la atención directa a quienes viven emergencias que rara vez llegan a los titulares.
Tanto para Rayito de Luna como MSF, esta colaboración ha sido un proceso de aprendizaje y reafirmación. Esta alianza representa una oportunidad para ambas partes de acercarse a nuevas personas, de ajustar la comunicación para hablar con claridad del impacto y de explicar su labor sin partir únicamente de la urgencia, sino también de la cotidianidad.
En un momento en que el cansancio ambiental y social es palpable, esta colaboración intenta ofrecer un respiro, una especie de recordatorio sencillo: el cuidado es una práctica compartida. No necesitamos tenerlo todo resuelto para contribuir, basta con elegir con atención, con participar de manera honesta. Y si un jabón puede abrir esa conversación, quizá también puede recordarnos que todavía hay maneras de sumar, por pequeñas que parezcan.
Mientras México avanza hacia un mercado laboral más competitivo y global, enfrenta una realidad innegable: 8.9 millones de personas viven con alguna discapacidad, pero apenas una parte tiene acceso a empleos formales. En un país donde la inclusión aún implica derribar barreras, un grupo de empresas mexicanas está demostrando que innovar también es incluir.
Esa convicción guió la octava edición del Premio Éntrale 2025: Prácticas Innovadoras de Inclusión, donde Éntrale, iniciativa del Consejo Mexicano de Negocios, reconoció a Grupo Profuturo por desarrollar la práctica más innovadora del año en inclusión laboral de Personas con Discapacidad.
El reconocimiento distingue a la empresa cuya iniciativa logró romper paradigmas, atacando la barrera actitudinal y el sesgo inconsciente. Al compartir relatos auténticos de sus colaboradores, su motor es la sensibilización profunda, usando la empatía para impulsar la reflexión y el compromiso colectivo. Este enfoque transforma la cultura interna, derribando barreras físicas y de comunicación.
“El Premio Éntrale celebra la capacidad del sector privado para transformar los desafíos en oportunidades y demostrar que la inclusión laboral es una estrategia de negocio inteligente. Las empresas que hoy reconocimos son la prueba de que el talento no tiene límites cuando existe voluntad para innovar”, destacó Fernando Estrada Franco, director ejecutivo de Éntrale.
El galardón, sustentado en los resultados del Índice de Inclusión Laboral de Personas con Discapacidad, reconoció el papel de las organizaciones que integran la inclusión dentro de su modelo operativo y de innovación. A través de programas de capacitación adaptada, políticas corporativas incluyentes, ajustes razonables y mejoras en accesibilidad, las compañías finalistas demostraron que la diversidad impulsa la competitividad y fortalece la cultura organizacional.
A casi una década de su creación, Éntrale ha acompañado a más de 800 empresas en la implementación de estrategias de inclusión que promueven el desarrollo de talento y la sostenibilidad empresarial. Su objetivo ha sido claro: convertir la inclusión en un motor de transformación económica y social.
“Cada práctica que reconocemos es una inspiración para el ecosistema empresarial. En Éntrale trabajamos con la convicción de que la inclusión laboral no es filantropía: es productividad, innovación y futuro”, afirmó Estrada Franco.
El liderazgo del directivo también ha trascendido fronteras. Este año, Fernando Estrada Franco fue reconocido por el Women Economic Forum (WEF) con el galardón “Iconic Men Creating a Better World for All”, entregado el 27 de octubre de 2025 en Ciudad de México, por su compromiso con la creación de entornos laborales equitativos y diversos.
Este reconocimiento internacional refuerza la visión de Éntrale como plataforma de cambio empresarial, que impulsa políticas, prácticas y modelos de gestión donde la innovación y la inclusión convergen.
En el contexto global, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) recuerda que una de cada seis personas en el mundo, es decir, 1,300 millones, vive con alguna discapacidad. Bajo el lema “Nada sobre nosotros sin nosotros”, la ONU impulsa el liderazgo de las PcD en la vida económica y política. Con esa misma visión, Éntrale continúa fortaleciendo el papel de México como referente en inclusión empresarial.
“La verdadera innovación ocurre cuando entendemos que el crecimiento y la diversidad son parte del mismo camino. Las empresas que incluyen son las que avanzan”, concluyó Estrada Franco.
Durante años, el tema ambiental en México se debatió en clave moral: “hay que cuidar el planeta”, “es responsabilidad de todos”, “pensemos en las futuras generaciones”. Todo eso está bien. Pero no mueve presupuestos ni consejos de administración.
Lo que sí los mueve es esto: México pierde cada año 1 billón 382 mil millones de pesos —el 4.1 % del PIB— por agotamiento de recursos y degradación ambiental (INEGI, Cuentas Económicas y Ecológicas de México 2024). Eso es más del doble del crecimiento económico de todo 2024 (1.9 % estimado). En términos simples: trabajamos un año entero para pagar la factura de haber destruido nuestros propios activos naturales.
El Financiero – 2 dic 2025
Un desglose rápido para que duela más:
833 mil millones por contaminación del aire (2.5 % del PIB solo por respirar aire tóxico).
144 mil millones por agotamiento de agua subterránea, petróleo y madera.
69 mil millones por aguas residuales sin tratar.
133 mil millones por basura mal manejada.
Cuando el daño cruza el umbral del 4 % del PIB, la conversación cambia de raíz y se vuelve brutalmente concreta.
Ya no se discute si el cambio climático “existe”. Ahora se discute:
¿Cuánto va a perder la planta de Querétaro si vuelve la sequía del norte?
¿Por qué la aseguradora subió 38 % la prima en Villahermosa?
¿Por qué el banco rechazó un crédito porque la fábrica está en zona de estrés hídrico según CONAGUA?
¿Por qué Walmart o FEMSA enviaron cartas de “última advertencia” a proveedores sin huella de carbono verificada?
Y todo esto ya está pasando hoy —sin esperar a la próxima COP ni a la próxima administración—:
Aseguradoras como GNP, AXA y Qualitas aplican sobreprimas de 20–50 % o exclusiones en zonas con riesgo climático.
Bancos como BBVA, Banorte y Santander integran indicadores del CEEM y mapas de riesgo de la CRE y CONAGUA en sus modelos crediticios.
Empresas como Cemex, Bimbo, Grupo Modelo o FEMSA descalifican proveedores sin planes de agua o metas de emisiones validadas.
Comités de riesgo de empresas del IPAB y del IPC ya incluyen la “exposición física y de transición climática” junto al dólar y la tasa.
El mercado está haciendo el trabajo que ninguna ley ni discurso logró en 30 años.
Y el impacto no se limita a las finanzas: actúa como un vector que transforma las demás conversaciones organizacionales.Temas como propósito, RSC, cultura o valor compartido —antes impulsados más por convicción o presión reputacional— hoy se alinean a métricas, riesgos y desempeño real. Cuando el riesgo es estructural, reconfigura los sistemas de decisión.
La mayor ironía —y quizá la mejor señal de cambio real— es que ninguna cumbre, GRI, ISO o discurso inspirador logró jamás lo que hoy logra una línea en el estado de resultados.
Por eso, en México, la sostenibilidad ya no avanza por convicción, sino por impacto: está dejando el discurso moral para convertirse en un tema de supervivencia empresarial y macroeconómica. Ya no la empujan los activistas. La empujan los actuarios, los CFO, los gerentes de riesgo y los compradores de las multinacionales.
Y cuando el cambio depende del bolsillo —no de la buena voluntad— se vuelve imparable.
¿Tu empresa ya cuantifica cuánto de esos 1.4 billones de pesos les está pagando en mayores costos, primas, interrupciones, pérdida de productividad, restricciones de crédito o proveedores descalificados?
Si no lo saben, lo estás pagando igual. Y cuando por fin lo sepan, la pregunta ya no será si van a actuar… sino cuánto tiempo más puedes permitirse seguir fingiendo que esto no te afecta.
¡Salud!
Edgar López Pimentel, es actualmente Director en Expok, ejerciendo su liderazgo día a día con pasión por la responsabilidad social y el desarrollo sustentable. Su labor ha contribuido significativamente al posicionamiento de empresas líderes en materia de responsabilidad social.
Su formación académica, enriquecida por programas de Alta Dirección de Empresas en el IPADE e IE Business School, así como una maestría en Responsabilidad Social Empresarial en la Universidad Anáhuac Norte, respaldan su liderazgo.
El panorama corporativo mexicano avanza, pero lo hace con pasos pequeños que contrastan con la urgencia del contexto global. Mientras más empresas hablan abiertamente de diversidad y sostenibilidad, las cifras revelan que la desigualdad en la toma de decisiones sigue profundamente arraigada. En un entorno donde la reputación, la competitividad y el talento dependen cada vez más de políticas incluyentes, los rezagos se vuelven difíciles de ignorar.
El reporte 2025 “Mujeres en empresas”, desarrollado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) junto con Kiik Consultores, dibuja con claridad esta dualidad. Aunque cerca de 200 compañías listadas en las bolsas nacionales ya integran mujeres en sus consejos o en posiciones de alta dirección, estos avances apenas mueven la aguja. Según el propio IMCO…
México podría tardar hasta el año 2043 en alcanzar una paridad efectiva en los órganos de decisión.
Persisten las brechas para mujeres en puestos de liderazgo
De acuerdo con Forbes, a pesar de los esfuerzos del sector empresarial por adoptar criterios de equidad, todavía el 19% de las empresas mexicanas no tiene una sola mujer en su consejo de administración. Este dato no solo refleja un problema de representación, sino también de gobernanza y competitividad. La falta de diversidad limita la capacidad de las organizaciones para innovar y enfrentar mercados cada vez más complejos.
El mismo reporte advierte que un 13% de compañías tampoco incluye mujeres en otras direcciones estratégicas. La presencia de consejeras independientes sigue siendo mínima, con apenas 5.5% del total. Estas cifras revelan una estructura corporativa que sigue inclinada hacia modelos tradicionales que frenan la evolución hacia una economía más inclusiva.
Alta dirección: avances visibles, pero aún insuficientes
Las posiciones ejecutivas más altas siguen representando el mayor desafío. Las mujeres ocupan únicamente el 3% de las direcciones generales en México, cifra que evidencia la enorme distancia que aún debe recorrerse. Aunque hay una ligera mejora en áreas como las direcciones financieras, donde alcanzan el 15%, el contraste con la distribución masculina continúa siendo profundo.
En el ámbito jurídico, la representación llega al 26%, uno de los rubros con mayor crecimiento. Sin embargo, este avance de entre 5 y 7 puntos porcentuales respecto a 2024 no es suficiente para revertir décadas de exclusión estructural. Las organizaciones requieren esfuerzos sostenidos para que estos incrementos no sean excepciones, sino parte de una tendencia sostenida en todo el ecosistema empresarial.
El desafío cultural detrás de las mujeres en puestos de liderazgo
La brecha de género no se explica únicamente por números: detrás existe una cultura empresarial que aún privilegia perfiles tradicionales para roles de decisión. Las expectativas sociales, los sesgos inconscientes y la falta de políticas que promuevan trayectorias equitativas continúan frenando la participación femenina. La combinación de estas barreras impide que el talento de miles de profesionales llegue a su máximo potencial.
Además, la falta de referentes en posiciones clave dificulta que nuevas generaciones visualicen un camino posible hacia la alta dirección. Para que las mujeres en puestos de liderazgo avancen, se requieren modelos visibles, procesos claros de sucesión y una cultura que valore no solo la paridad, sino la innovación que surge de equipos diversos.
Innovación, competitividad y talento: lo que México está perdiendo
Las empresas que han integrado mujeres en sus órganos de decisión reportan beneficios sustentados en datos: mayor innovación, análisis de riesgo más completo y mejores prácticas de gobernanza. Sin embargo, estas historias aún no se replican lo suficiente. La lenta integración femenina no solo representa un asunto de justicia social, sino también una pérdida estratégica para la economía mexicana.
El reto también toca a los sectores inversores, que cada vez exigen mayores estándares de sostenibilidad y diversidad. Para consolidar un ecosistema empresarial competitivo, las organizaciones deberán acelerar mecanismos de inclusión. Solo así podrán atraer talento diverso y adaptarse a un entorno global que premia culturas laborales alineadas con los derechos y expectativas de sus colaboradores, especialmente en temas como mujeres en puestos de liderazgo.
El avance hacia la igualdad en el liderazgo corporativo mexicano está en marcha, pero su ritmo actual no es suficiente para transformar el panorama dentro de un plazo razonable. La evidencia señala que las empresas que apuestan por la diversidad obtienen mejores resultados, y sin embargo, una parte importante del sector sigue operando bajo estructuras que perpetúan la desigualdad. Este rezago no solo afecta a las mujeres, sino a la competitividad del país.
Para cerrar estas brechas, será indispensable combinar políticas claras, voluntades firmes y una mirada estratégica hacia el futuro. La inclusión de mujeres en los consejos y direcciones no debe entenderse como una obligación reputacional, sino como un motor de innovación y sostenibilidad. México tiene la oportunidad de acelerar esta transformación, y el momento de hacerlo es ahora.
La violencia estructural suele ser silenciosa, pero define la vida de millones de personas. Se manifiesta en sistemas, instituciones y prácticas que han permanecido intactas durante décadas. Identificar y transformar estos patrones es parte de nuestra labor cotidiana y, al mismo tiempo, un compromiso ético con las comunidades que acompañamos.
La violencia se filtra en procesos administrativos, políticas públicas, cadenas de valor y dinámicas organizacionales. Por ello, reunir ejemplos de violencia estructural y analizarlos con profundidad se vuelve indispensable. Esta nota ofrece una mirada detallada, práctica y estratégica para quienes buscan incidir en soluciones reales que perduren en el tiempo.
10 ejemplos de violencia estructural y cómo solucionarla
1. Brechas educativas persistentes
Las brechas educativas que separan a comunidades urbanas y rurales son uno de los ejemplos de violencia estructural más visibles. Se manifiestan en escuelas sin recursos, programas obsoletos y oportunidades limitadas que perpetúan círculos de pobreza. En muchos casos, estas desigualdades se normalizan como una condición “natural” del territorio.
La solución implica transformar el acceso desigual en un derecho garantizado. Esto requiere alianzas entre sector privado, sociedad civil y gobiernos para fortalecer la infraestructura escolar, integrar tecnología accesible y capacitar docentes con metodologías culturalmente pertinentes.
2. Cadenas de suministro con explotación invisibilizada
La explotación laboral en cadenas globales de producción continúa siendo un fenómeno profundamente enraizado. Jornadas extendidas, pagos insuficientes y ausencia de seguridad laboral afectan principalmente a mujeres y comunidades migrantes, quienes no suelen tener voz para exigir cambios.
Las empresas pueden revertir esta dinámica implementando auditorías sociales robustas, protocolos de debida diligencia y esquemas de trazabilidad que aseguren condiciones dignas. La transparencia y la participación comunitaria son fundamentales para romper los ciclos de abuso normalizado.
3. Acceso desigual a servicios de salud
En muchas regiones, el acceso a salud depende del código postal. Las comunidades indígenas, rurales o periféricas enfrentan barreras históricas, desde la falta de hospitales hasta la carencia de personal capacitado y medicamentos esenciales. Esta exclusión continua afecta generaciones completas.
Para solucionarlo, se requieren modelos interculturales de atención, inversión sostenida en infraestructura y mecanismos que garanticen la presencia de personal médico en zonas vulnerables. Los programas de prevención comunitaria también pueden reducir la dependencia de servicios especializados.
4. Falta de representación política para grupos vulnerables
La ausencia de representación política limita la capacidad de los grupos vulnerables para defender sus derechos. Las mujeres, personas con discapacidad o pueblos originarios suelen tener poca presencia en espacios de toma de decisiones, perpetuando políticas que no reflejan sus necesidades.
Generar reformas que aseguren participación equitativa, cuotas inclusivas y mecanismos de consulta directa es clave para romper este ciclo. La democracia se fortalece cuando quienes han sido marginados ocupan lugares de liderazgo.
5. Sistemas de justicia que discriminan
En muchos países, el sistema de justicia reproduce estigmas raciales, económicos o de género. Esto deriva en condenas desproporcionadas, procesos inaccesibles y una profunda desconfianza hacia las instituciones. Las víctimas más frecuentes son quienes ya viven en condiciones de marginación.
Las soluciones requieren capacitación con perspectiva de derechos humanos, defensorías públicas fuertes y protocolos que eliminen sesgos históricos. La justicia restaurativa también ofrece una alternativa para reconstruir la confianza.
6. Vivienda inadecuada y desigual
La falta de acceso a una vivienda digna es uno de los ejemplos de violencia estructural que más impacta la calidad de vida. Muchas familias habitan en zonas de riesgo, viviendas precarias o comunidades sin servicios básicos, lo que limita su desarrollo y bienestar.
Impulsar políticas de vivienda inclusiva, proyectos de urbanismo social y programas de financiamiento accesible puede transformar esta realidad. La participación comunitaria en el diseño urbano asegura soluciones culturalmente adecuadas y sostenibles.
7. Brechas digitales que perpetúan desigualdades
La exclusión digital impide a miles de personas acceder a educación, empleo, salud y servicios financieros. En un mundo hiperconectado, no contar con internet o dispositivos adecuados genera nuevas formas de exclusión.
Las iniciativas de conectividad gratuita, alfabetización digital y dispositivos accesibles son claves para cerrar la brecha. Además, las empresas pueden integrar plataformas inclusivas que consideren a quienes presentan limitaciones tecnológicas.
8. Sesgos de género dentro de las organizaciones
La violencia estructural también se manifiesta al interior de las empresas: techos de cristal, brechas salariales, acoso normalizado y poca representación femenina en puestos directivos. Estos patrones afectan tanto el desarrollo económico como la cultura organizacional.
Las soluciones incluyen políticas de igualdad salarial, protocolos de prevención del acoso y programas de liderazgo femenino. Las empresas que lo implementan no solo mejoran su clima laboral, sino que fortalecen su competitividad.
9. Racismo institucional en servicios públicos
En muchas regiones, las personas afrodescendientes e indígenas reciben tratos discriminatorios en instituciones públicas. Esta violencia diaria afecta su acceso a servicios, protección y oportunidades de desarrollo.
El cambio requiere políticas explícitas de antirracismo, capacitación constante y sistemas de quejas accesibles. Incorporar personal de comunidades racializadas en puestos de servicio público también contribuye a reducir sesgos.
10. Economías locales excluidas del desarrollo
Las comunidades rurales o artesanales suelen quedar fuera de los beneficios del desarrollo económico. La falta de inversión, capacitación y acceso a mercados perpetúa su dependencia y vulnerabilidad.
Crear rutas de comercialización justa, impulsar la economía social y generar compras inclusivas desde el sector empresarial puede reactivar estas economías. La formalización acompañada y la capacitación en gestión fortalecen la autonomía comunitaria.
La violencia estructural es un fenómeno que opera silenciosamente, pero sus efectos se sienten en cada dimensión del desarrollo humano. Identificar estos ejemplos de violencia estructural es solo el primer paso; lo verdaderamente transformador es activar soluciones sostenibles y colaborativas. Tenemos la oportunidad —y la obligación— de acompañar a las comunidades en la construcción de sistemas más justos, resilientes y dignos. Esta tarea no termina, pero cada paso informado y consciente nos acerca a un futuro donde la equidad no sea una excepción, sino una norma.
En los últimos años, la tecnología ha avanzado a una velocidad que supera nuestra capacidad para comprender completamente su impacto social. Entre estos avances, la inteligencia artificial ha abierto nuevas posibilidades, pero también ha desatado amenazas silenciosas que afectan a los sectores más vulnerables: niñas y adolescentes. El caso de un estudiante que, sin reparo alguno, manipuló la imagen de una compañera usando una aplicación de “desnudez”, ilustra un fenómeno inquietante: la normalización del daño digital.
De acuerdo con The Guardian, resulta alarmante cómo estas prácticas se realizan a plena vista, como si fueran simples bromas o juegos entre pares. Para quienes trabajamos en responsabilidad social, este episodio evidencia la urgencia de abordar las deepfakes sexuales no solo como un problema tecnológico, sino como un reflejo de dinámicas culturales, educativas y éticas que requieren intervención inmediata. Estamos ante una problemática que trasciende lo digital y se inserta en los espacios que deberían ser más seguros para la infancia.
La escena en el autobús: la normalización del daño
Un director relató con incredulidad cómo un adolescente, camino a casa en un autobús escolar, manipuló la imagen de una niña de una escuela vecina. Lo hizo sin ocultarlo, sin culpas ni dudas, como quien usa un filtro más en redes sociales. Ese nivel de naturalidad provocó una mezcla de sorpresa e inquietud entre quienes lo presenciaron.
El acto se volvió aún más desconcertante al considerarse público y visible para otros estudiantes. Que nadie lo percibiera como grave en el momento habla de un fenómeno superficialmente trivializado. Es esa “normalidad” lo que más alarma: el daño se realizó en segundos, sin conciencia del impacto psicológico y social que podría desencadenar.
De los riesgos del sexting a la era de las deepfakes sexuales
Hace diez años, el principal reto en las escuelas eran las imágenes íntimas compartidas voluntaria o involuntariamente entre estudiantes. Hoy, la situación es distinta y más compleja. Con la IA generativa, la creación de desnudos falsos ya no requiere la participación de la víctima, lo que amplifica el riesgo y elimina cualquier noción de consentimiento.
Las llamadas deepfakes sexuales permiten alterar fotografías comunes para generar contenido manipulador que simula situaciones explícitas. Esto impacta profundamente la seguridad emocional de niñas y adolescentes, quienes pueden ver su imagen transformada en material ofensivo sin haber interactuado jamás con la tecnología involucrada.
Víctimas al azar: cuando cualquiera puede ser seleccionada
Uno de los aspectos más perturbadores del caso es que la niña victimada pudo haber sido elegida al azar. La directora de la escuela reconoció no saber si había un vínculo entre ambos estudiantes o si la selección fue completamente arbitraria. Para la víctima, esto implica vulnerabilidad absoluta: no hay forma de anticipar un ataque cuando no existe relación con el agresor.
Además, la denuncia surgió gracias a que otro estudiante se dio cuenta y decidió actuar. Esto demuestra la importancia de generar entornos escolares donde exista una cultura activa de reporte y acompañamiento. Sin testigos sensibles, este caso habría quedado oculto, como ocurre con miles más alrededor del mundo.
La respuesta institucional: entre el deber y el estigma
Tras conocer los hechos, la escuela actuó con rapidez: contactó a los padres, localizó al adolescente responsable y reportó el caso a la policía. Sin embargo, el proceso estuvo marcado por la vergüenza y el estigma, tanto para la víctima como para quienes intervinieron. Estos sentimientos suelen convertirse en barreras que frenan las denuncias en situaciones similares.
En contextos educativos, el miedo a la exposición pública o a represalias sociales contribuye a que muchos episodios de este tipo nunca se reporten. Para quienes trabajamos en responsabilidad social, esto plantea un desafío evidente: no basta con crear protocolos, es necesario garantizar que las víctimas no serán juzgadas, sino acompañadas.
La cultura digital que permite la violencia invisible
La facilidad con la que pueden crearse imágenes engañosas revela una cultura digital donde el respeto y la empatía parecen desdibujarse. Las aplicaciones que prometen “desnudez instantánea” convierten la violencia simbólica en entretenimiento, promoviendo prácticas que jóvenes usuarios asumen como inofensivas. Pero su impacto es devastador.
Esta cultura también se alimenta de la falta de educación mediática y emocional. Si no enseñamos a niñas, niños y adolescentes a identificar la violencia digital, será difícil enfrentar la expansión de las deepfakes sexuales, que hoy circulan con una velocidad que supera la capacidad de contención de familias, escuelas y autoridades.
Un llamado urgente a la comunidad educativa y a la sociedad
Este fenómeno exige una intervención coordinada: escuelas, familias, instituciones y sociedad civil deben trabajar juntas para crear estrategias preventivas y de acompañamiento. La IA no es el problema en sí; el problema radica en cómo la utilizamos y en la ausencia de límites éticos claros en su aplicación cotidiana.
Para mitigar los riesgos, es indispensable promover la alfabetización digital, fortalecer las rutas de denuncia y establecer políticas escolares que aborden la violencia digital desde una perspectiva restaurativa y protectora. Las deepfakes sexuales no desaparecerán, pero sí podemos reducir sus impactos mediante un enfoque integral.
La historia del autobús es solo un ejemplo de una problemática que crece silenciosamente. Las deepfakes son una expresión moderna de una violencia que lleva años transformándose, adaptándose y expandiéndose junto con la tecnología. La diferencia ahora es que la manipulación de imágenes ya no requiere acceso íntimo ni situaciones privadas, lo que amplifica la vulnerabilidad de niñas y adolescentes en entornos digitales.
Como especialistas en responsabilidad social, debemos insistir en la creación de espacios educativos y comunitarios que promuevan el respeto, la empatía y el uso ético de la tecnología. La prevención no se limita a restringir aplicaciones, sino a formar ciudadanos digitales conscientes, capaces de reconocer y rechazar conductas que atentan contra la dignidad y seguridad de otros.
La reciente polémica en torno a Eleanor the Great ha colocado a Scarlett Johansson como directora en el centro de una discusión ética que resuena profundamente. La actriz, que debuta detrás de la cámara, reveló haber recibido presión directa de uno de los patrocinadores del proyecto para eliminar toda referencia al Holocausto, eje narrativo indispensable de la historia. Esta situación abre un debate relevante sobre los límites de la intervención financiera en narrativas sensibles y la importancia de preservar la integridad de los relatos que buscan honrar memorias colectivas.
De acuerdo con un artículo de The Guardian, el caso revela mucho más que un desacuerdo creativo: pone sobre la mesa la tensión constante entre intereses económicos y la responsabilidad de narrar hechos históricos con rigor y sensibilidad. Para un público cada vez más atento a los compromisos éticos de la industria cinematográfica, la postura firme de Johansson no solo muestra convicción artística, sino también compromiso con la verdad histórica. Su decisión de mantener el corazón de la trama refuerza la necesidad de que los creadores asuman un papel activo en la defensa de las voces que la historia intenta silenciar.
Scarlett Johansson como directora ante la presión de un patrocinador
Durante la fase de preproducción, Johansson relató al Daily Telegraph que uno de los patrocinadores amenazó con retirarse del proyecto si no se eliminaban los elementos vinculados al Holocausto. La solicitud no era menor: implicaba borrar el núcleo moral y emocional de la película, que explora la mentira más dolorosa en la vida de una mujer mayor que finge ser sobreviviente.
La directora respondió con claridad: si el Holocausto no era el marco narrativo, nada podría sustituir su potencia simbólica.
La presión —que se presentó más como una imposición que como una negociación— llevó a un momento crítico para el proyecto. Johansson explicó que le habrían parecido razonables solicitudes logísticas, como cambios de locación o tiempos de rodaje, pero modificar el sentido mismo de la película era inadmisible. Ese fue el punto en que los intereses financieros chocaron frontalmente con la responsabilidad ética y artística.
Un relato que necesita ser contado: ética y memoria histórica
En Eleanor the Great, June Squibb interpreta a una viuda judía jubilada que accidentalmente se integra a un grupo de sobrevivientes del Holocausto. Al percatarse de su error, decide mantener la impostura, desencadenando una reflexión profunda sobre mentira, identidad y memoria. Para quienes trabajan en responsabilidad social, este tipo de narrativa desafía a la audiencia a pensar en la fragilidad del testimonio y en el daño que generan los discursos falseados.
Johansson argumentó que la película debía tratar precisamente sobre “la peor mentira imaginable”, y que el Holocausto no era un recurso narrativo intercambiable. Según relató, el patrocinador no ofreció alternativa alguna, simplemente señaló que el tema “era un problema”. La ausencia de un planteamiento ético por parte del inversor subraya la importancia de que los creadores defiendan el marco moral de sus historias.
Scarlett Johansson como directora y el costo de la integridad
Al negarse a modificar la trama, el patrocinador decidió retirar su apoyo económico. Este movimiento dejó al proyecto sin el presupuesto previamente garantizado, obligando al equipo a asumir un riesgo mayor para mantener la película fiel a su visión original. La decisión, aunque difícil, representa un acto de coherencia que pocas veces se ve en producciones comerciales de gran escala.
La situación pone en evidencia un dilema frecuente: ¿hasta qué punto debe un creador comprometerse para proteger la integridad de una obra? Para Johansson, la respuesta fue clara: la memoria del Holocausto y su representación justa valen más que cualquier apoyo financiero. En un mundo donde las narrativas responsables enfrentan presiones constantes, su postura marca un precedente significativo.
El impacto de una decisión ética en la industria cinematográfica
El gesto de mantener firme el guion no solo afecta al proyecto en sí, sino también al ecosistema audiovisual que observa con atención cómo se equilibran los intereses económicos con la responsabilidad cultural. Quienes trabajan en responsabilidad social podrán ver en esta decisión un ejemplo de liderazgo ético que impulsa a la industria hacia prácticas más conscientes. El mensaje es claro: algunas historias merecen ser contadas sin concesiones.
Además, este caso invita a reflexionar sobre el rol de las audiencias y de las instituciones que apoyan producciones culturales. La preservación de la memoria histórica no es solo un acto artístico, sino un compromiso social. La resistencia de Johansson y su equipo contribuye a mantener viva una conversación que nunca debe cesar.
La experiencia de Scarlett Johansson como directora en Eleanor the Great muestra que, incluso en un entorno creativo, la responsabilidad social tiene un lugar innegociable. Proteger la verdad histórica y la dignidad de las víctimas del Holocausto no es solo un deber moral, sino un recordatorio de que el cine sigue siendo un espacio de expresión que debe honrar la memoria colectiva. Su determinación refuerza el valor de la ética en la producción cultural.
Este caso también plantea una invitación a reflexionar sobre cómo las decisiones individuales pueden influir en el rumbo de toda una industria. Frente a la presión y la censura, Johansson eligió la honestidad narrativa y el respeto por la historia. Y es precisamente esa elección la que resuena hoy, convirtiendo su debut detrás de la cámara en un ejemplo de liderazgo y coherencia ética que inspira más allá de la pantalla.
Presentamos los hallazgos del informe“Género y liderazgo: Navegando sesgos, oportunidades y cambio” del Instituto de Investigación Capgemini, basado en una encuesta a 2,750 líderes de grandes organizaciones en 11 países. El estudio revela que, si bien las mujeres han alcanzado la paridad en autoconfianza, persisten sesgos estructurales y nuevas barreras vinculadas a la percepción de las habilidades tecnológicas que ponen en riesgo la retención del talento femenino.
3 hallazgos clave:
Riesgo de fuga de talento directivo: Aunque el 77% de los líderes reconoce que las mujeres son tan efectivas como los hombres en roles de liderazgo, las barreras estructurales tienen un costo real: el 35% de las mujeres directivas considera abandonar su organización actual debido a obstáculos para avanzar, en comparación con el 26% de los hombres.
El sesgo de género en la tecnología: Existe una desconexión crítica en cómo se perciben las habilidades del futuro. Los hombres tienden a estereotipar competencias como la Inteligencia Artificial (IA), el análisis de datos y la agilidad como “inherentemente masculinas”. Por el contrario, las mujeres perciben estas mismas habilidades mayoritariamente como “no generizadas”, lo que sugiere una mentalidad más abierta hacia la adopción tecnológica inclusiva.
Paridad en autoconfianza: Los datos desafían la narrativa tradicional sobre la inseguridad femenina. Hoy, el 58% de las mujeres identifica la “confianza” como una de sus fortalezas clave, alcanzando una paridad técnica con los hombres (59%). Además, reportan una ventaja competitiva en habilidades humanas, con un 71% destacando su inteligencia emocional frente al 50% de los hombres.
Análisis: la confianza ya no es el problema, el entorno sí
1. La eficacia del liderazgo ya no está en duda
Se observa un consenso generalizado sobre el valor del liderazgo femenino. La mayoría de los encuestados (63% de hombres y 74% de mujeres) coincide en que la presencia de mujeres en el liderazgo impacta positivamente en el rendimiento del negocio. Sin embargo, la percepción de equidad interna no acompaña a este reconocimiento: solo la mitad de los líderes cree que la compensación es justa y equitativa en su organización, y el 53% de las mujeres afirma haber experimentado sesgos negativos en su remuneración.
2. La brecha digital como nueva frontera de desigualdad
A medida que las organizaciones priorizan la IA y la automatización, surge un riesgo de exclusión. Aunque la competencia técnica general es baja (solo el 46% de los líderes cita el uso de IA como fortaleza), el hecho de que los hombres etiqueten estas habilidades como “masculinas” podría influir negativamente en los procesos de contratación y promoción gestionados por hombres. Las mujeres, al ver estas habilidades como neutras, demuestran estar culturalmente listas para la transición digital, pero requieren acceso equitativo a la formación.
3. Un cambio de enfoque: de “arreglar a las mujeres” a “arreglar el sistema”
El informe refuta la creencia de que las mujeres necesitan más capacitación para “creérsela”. Dado que ya demuestran altos niveles de confianza y competencias clave (agilidad, inteligencia emocional), el foco estratégico debe desplazarse hacia la corrección de sesgos en el entorno. Esto incluye:
Transparencia: El 49% de los hombres y el 42% de las mujeres señalan la falta de criterios claros de promoción como una barrera principal.
Flexibilidad: Normalizar el trabajo flexible para todos los géneros, evitando que se estigmatice como un beneficio exclusivo para mujeres cuidadoras.
En febrero de 2026, por primera vez en América Latina, se llevará a cabo el Programa EVE, un innovador seminario de liderazgo interempresarial creado por Danone en 2010, apoyado por L’Oréal Groupe.
Danone y L’Oréal Groupe son aliados clave en esta iniciativa derivada de su compromiso histórico con el empoderamiento femenino y el liderazgo inclusivo. Actualmente, L’Oréal Groupe impulsa programas que abren caminos, fortalecen la autoconfianza y crean oportunidades reales para las mujeres en diferentes contextos. Por su parte, Danone, empresa comprometida con la salud a través de la alimentación, es pionera en el desarrollo del programa a nivel mundial.
La belleza rompe las barreras sociales y fortalece la dignidad. En diversos contextos, las iniciativas sociales de L’Oréal Groupe han demostrado que el cuidado personal y estético puede ser un puente hacia la reintegración social y laboral. Ejemplo de ello es el programa “Mujeres en la Ciencia”, desarrollado junto con la UNESCO, que busca reconocer la excelencia de científicas e inspirar a las jóvenes a seguir carreras relacionadas con Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM por sus siglas en inglés). Actualmente, más de 500 mujeres latinas ya han sido reconocidas.
Asimismo, “Belleza por un Futuro” ha capacitado en estilismo profesional a más de 12,000 mujeres en la región, brindándoles herramientas para su inserción laboral; “Stand Up”, iniciativa de L’Oréal Paris, ha entrenado a más de 240,000 personas en Latinoamérica para intervenir de forma segura ante el acoso callejero; mientras que “L’Oréal por la Juventud” ofrece anualmente 25,000 oportunidades de empleo a jóvenes menores de 30 años.
Al mismo tiempo, Danone reafirma su compromiso con la equidad y la inclusión, reconociendo que la diversidad es una fuente de innovación, crecimiento y cohesión social. A través de políticas inclusivas, alianzas estratégicas y programas transformadores, la compañía promueve un entorno laboral donde cada persona puede desarrollarse plenamente, sin barreras ni prejuicios.
En línea con este propósito, Danone lanzó el Programa EVE, una iniciativa pionera en el empoderamiento femenino y el liderazgo inclusivo. En alianza con L’Oréal Groupe, ambas compañías se enorgullecen de anunciar la primera edición del Programa EVE International en América Latina, que se llevará a cabo en febrero de 2026, consolidándolas como referentes en la promoción de culturas organizacionales más equitativas y humanas.
Creado en 2010, EVE invita a mujeres y hombres a “atreverse a ser ellos mismos” y a transformar sus entornos laborales desde una perspectiva más consciente e inspiradora. Nace de la convicción de que la diversidad de género en los equipos directivos impulsa el rendimiento empresarial. Su objetivo es acompañar a mujeres y hombres en su camino de liderazgo, brindándoles herramientas para superar barreras, inspirar y convertirse en agentes de cambio dentro de sus organizaciones.
Con el lema “Atrévete a ser tú y libera tu potencial”, el seminario propone una dinámica única que combina sesiones plenarias, talleres vivenciales e intercambios interempresariales. Esta metodología permite a los participantes reflexionar sobre su estilo de liderazgo, adquirir confianza y potenciar habilidades interpersonales, todo en un entorno que fomenta el diálogo y la colaboración.
Desde su creación en Francia, el Programa EVE International ha expandido su alcance a Asia, África y, ahora, por primera vez en América Latina desde México. Este año la iniciativa marcará un paso decisivo para fortalecer la cultura de liderazgo inclusivo en la región. El evento contará con la participación de directivos, gerentes y jóvenes talentos, reafirmando su compromiso con la construcción de una comunidad diversa y representativa.
Actualmente, más de 6,800 mujeres y hombres en todo el mundo han sido parte de esta experiencia que promueve un liderazgo auténtico, consciente e inspirador.
Las plenarias y talleres se desarrollan en torno a 3 temas:
Atrévete a ser tú mismo, céntrate, confía en ti y demuestra talentos. (Liderazgo auténtico, Psicología positiva, Equilibrio vital y Resiliencia).
Optimiza tus relaciones con los demás en tu vida profesional y personal. (Comunicación no violenta, estereotipos, Inteligencia Política y Narración de historias).
Inspírate a través de experiencias originales de liderazgo. (Testimonios de mujeres líderes, Sesiones de networking, talleres energizantes para cuerpo y mente).
Además de Danone y L’Oréal Groupe, el programa cuenta con el respaldo de empresas globales y de diferentes nacionalidades como Orange, Caisse des Dépôts, SNCF, Crédit Agricole, KPMG y Société Générale, consolidándose como una red interempresarial que trasciende fronteras y multiplica su impacto.
El Programa EVE América Latina no solo busca inspirar a los líderes de hoy, sino también sembrar las bases para un futuro corporativo más diverso, equitativo y sostenible. ¡Te invitamos a ser parte de esta gran experiencia!
La violencia de género adopta formas que van más allá del contacto físico, revelando tácticas que buscan destruir emocionalmente a la mujer a través de lo que más ama. Este es el rostro de la violencia vicaria, una expresión de maltrato que utiliza a las hijas e hijos como instrumentos para infligir daño a la madre.
No es un conflicto de pareja, sino “una estrategia de agresión deliberada por parte del perpetrador, comúnmente el padre, para mantener el control y el sufrimiento de la expareja”, explican Dolores Blancas y Samantha Baéz, especialistas en temas de género y Co Fundadoras de Casa Gaviota.
Manifestación de Violencia Vicaria en el proceso de divorcio y separación
Es precisamente en los procesos de divorcio, separación o ruptura sentimental donde la violencia vicaria se intensifica. Al perder el agresor el control directo sobre su expareja, utiliza los mecanismos mentales, físicos y legales para hacer el mayor daño posible a la mujer.
De acuerdo a una encuesta Nacional realizada por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) sobre la dinámica de las relaciones en los hogares (ENDIREH 2021), 42.8% de las mujeres de 15 años y más experimentaron, al menos, una situación de violencia (psicológica, física, sexual, económica o patrimonial) en los últimos 12 meses (octubre de 2020 a octubre de 2021).
Mientras que El Frente Nacional contra la Violencia Vicaria ha señalado que, en sus encuestas, al menos el 86% de los casos registrados involucran una amenaza del agresor de hacer daño a la mujer a través de sus hijas e hijos.
Este tipo de violencia tiene diversas y crueles manifestaciones, Dolores Blancas y Samantha Baéz, especialistas en temas de género y Co Fundadoras de Casa Gaviota, nos comparten las más predominantes en México:
Amenazas y chantaje emocional: Utiliza a las hijas e hijos como herramienta de control y amenaza con esconderlos, retenerlos o “quedarse” con la custodia. No busca protegerles, sino intimidar y someter a la madre, dañando el vínculo familiar y la relación de la madre con las y los hijos.
Manipulación y descalificación: Aprovechar la presencia de los menores para insultar, humillar, hablar mal de la madre o de su familia, promoviendo o incitando actos de violencia psicológica que buscan dañar y descalificar la figura materna, afectando gravemente el vínculo materno.
Interposición de acciones legales falsas: Interpone demandas o denuncias legales con hechos falsos o inexistentes contra las mujeres, buscando obtener la guarda y custodia de los hijos como un arma de agresión y no por un interés genuino en el bienestar de los menores. El aparato judicial se convierte en un instrumento más de agresión, prolongando el daño y la revictimización.
Obstaculización de cuidados y deberes: Condicionar el cumplimiento de las obligaciones alimentarias (la pensión) o interrumpir tratamientos médicos o farmacológicos de las niñas y niños, usándolos para generar angustia y presión en la madre.
El punto más devastador de la violencia vicaria
La violencia vicaria alcanza su forma más cruel cuando el agresor utiliza a las hijas e hijos no solo como herramientas de control, sino como armas directas de castigo, sabiendo que cada daño que les cause es un golpe dirigido a la madre.
Este tipo de violencia que busca romper el vínculo, borrar la presencia de la madre en la vida de sus hijas e hijos.
La violencia vicaria es, sin duda, una de las expresiones más crueles y devastadoras de la violencia de género, al convertir a la descendencia en un campo de batalla emocional para destrozar a la madre.
Puede llegar a ser tan grave, que se han documentado casos donde los padres, secuestran a los hijos en común e incluso los llevan a la muerte.
Su reciente reconocimiento y tipificación en diversas leyes mexicanas es un paso crucial, pero, la tarea urgente reside en la correcta aplicación de la ley y en la sensibilización de las instituciones de justicia para que dejen de ver estos casos como simples “conflictos familiares” y los traten como lo que son: “una forma de maltrato sistemático que vulnera los derechos humanos tanto de las mujeres como de la niñez y adolescencia”, puntualizan Blancas y Báez.
Casa Gaviota, un vuelo sin violencia A.C. es una organización comprometida con acompañar a mujeres que atraviesan esta dura realidad, ofreciendo apoyo legal y psicológico con perspectiva de género.
Si alguien sufre violencia vicaria, puede comunicarse gratuitamente a Casa Gaviota. Es fundamental que se sepa que existe apoyo especializado y que se tiene el derecho a vivir una vida libre de violencia, al igual que los hijos.
Una vez más, Volaris demuestra que el transporte aéreo es un gran aliado ante las emergencias humanitarias provocadas por los fenómenos naturales más notables que han impactado a nuestro país en los últimos meses. En Veracruz, las intensas lluvias y el desbordamiento del Río Cazones afectaron a miles de personas, mientras que, hacia el norte del país, comunidades de la Sierra de Durango se preparan para enfrentar temperaturas de hasta –10 °C, fuertes ráfagas de viento y, en ocasiones, nevadas que limitan el acceso a alimentos y servicios básicos.
Ante este panorama, Volaris activó sus programas #Volemos Juntos y Avión Ayuda para acompañar a las comunidades más vulnerables ante estos desafíos. Los Embajadores de la aerolínea reunieron más de tres mil víveres de primera necesidad destinados a las familias afectadas por las inundaciones en Poza Rica y municipios cercanos. La Cruz Roja Mexicana fue responsable del traslado y distribución de los insumos en la región.
“Reconocemos el valioso apoyo del voluntariado Volaris en el armado de despensas de alimentos, entregadas en Coatzintla, Veracruz. Acciones como ésta nos recuerdan que cada viaje cuenta una historia y que, juntos, estamos escribiendo una de solidaridad que transforma vidas,” dijo Paola Poó, Coordinadora Nacional de Desastres de la Cruz Roja Mexicana.
Además, Volaris transportó a 60 voluntarios de la organización aliada, CADENA A.C., a Durango, para realizar una intervención humanitaria en el municipio de Pueblo Nuevo, en la Sierra de Durango, apoyando a más de 1,500 familias y 6,000 personas, incluidas comunidades rarámuri, que cada año enfrentan condiciones climáticas extremas que paralizan la economía local y aumentan su vulnerabilidad. La intervención consistió en la entrega de cobijas y despensas con alimentos básicos, así como consultas médicas, servicios especialmente escasos en zonas rurales aisladas.
“En Volaris estamos convencidos que la verdadera resiliencia se construye acompañando a las comunidades en los momentos más difíciles. Cada uno de los víveres reunidos por nuestras y nuestros Embajadores refleja el compromiso de esta gran familia por estar presentes cuando más se necesita. Seguiremos trabajando de la mano de nuestros aliados, la Cruz Roja Mexicana y CADENA A.C., para fortalecer la capacidad de respuesta ante emergencias en nuestro país y contribuir a que más familias recuperen esperanza” dijo Enrique Beltranena, Presidente Ejecutivo y Director General de Volaris.
Acciones como éstas refuerzan el compromiso de Volaris de utilizar su red y capacidad operativa para apoyar a las comunidades donde opera frente a situaciones de emergencia o vulnerabilidad.
Grupo Danone anunció que ha obtenido la Certificación B Corp™ a nivel mundial, convirtiéndose en el líder global con mayor número de entidades certificadas bajo este estándar. Más de 200 filiales legales de Danone en más de 60 países ya cuentan con esta certificación, lo que significa que cerca del 9% de la fuerza laboral del movimiento B Corp™ en el mundo pertenece a la compañía.
Este hito marca la culminación de una trayectoria de 10 años que comenzó en 2015 y subraya el compromiso a largo plazo de Danone de lograr el éxito empresarial, impulsando a la vez un impacto social y ambiental positivo.
Durante esta década, Danone avanzó progresivamente en la certificación de sus subsidiarias, empezando por España y extendiéndose a geografías tan diversas como Francia, Estados Unidos, Egipto, Japón o Sudáfrica. Este proceso concluyó este mes con la certificación de la empresa matriz, completando así la certificación global del grupo.
La evaluación para obtener la certificación implicó un análisis independiente y riguroso del impacto de Danone en áreas clave: gobernanza, fuerza laboral, comunidad, medio ambiente y modelo de negocio.
A lo largo de esta trayectoria, B Corp™ se ha convertido en uno de los catalizadores de transformación en Danone, ayudando a alinear las prácticas de sostenibilidad en todos los mercados, fortaleciendo el compromiso de los colaboradores en torno a un propósito común y extendiendo el impacto a toda la cadena de suministro con acciones como:
● Garantizar acceso a servicios de salud de calidad para todos sus colaboradores.
● Apoyar a agricultores en su transición a prácticas de agricultura regenerativa.
● Avanzar en las metas climáticas bajo el marco Science-Based Targets (SBTi).
● Compartir abiertamente conocimientos sobre gestión y cuidado del agua.
● Profundizar su relación con las comunidades alrededor de sus operaciones.
Estos esfuerzos complementan las numerosas iniciativas locales lideradas por las unidades de negocio en todo el mundo, como la lucha conjunta por una generación de energía sostenible en Malasia o el empoderamiento de los vendedores ambulantes en África Occidental, impulsando colectivamente el progreso hacia un sistema alimentario más inclusivo y sostenible, así como también el Proyecto Margarita en México, un programa de abastecimiento sostenible de leche de productores de escala familiar.
La operación en México logró la certificación en 2022 para su división de lácteos y tras un exhaustivo proceso, este año se añade la certificación de la división de aguas.
Danone también ha apoyado y asesorado a sus socios comerciales en sus propios procesos de certificación, por ejemplo, con socios agricultores en España y Estados Unidos, y a través de colaboraciones con empresas sociales como Danone Communities, lo que demuestra su compromiso de integrar la salud y la sostenibilidad en el corazón de su negocio y apoyar la misión más amplia de B Corp™.
Antoine de Saint-Affrique, CEO de Danone, comentó: “Convertirnos en una empresa B Corp™ líder demuestra el compromiso constante de Danone de combinar desempeño y responsabilidad, algo que forma parte de nuestro ADN. Este logro refleja cómo estamos poniendo la sostenibilidad financiera y social en el centro del negocio, impulsando la innovación y generando valor a largo plazo para todos los grupos de interés. Me gustaría aprovechar esta oportunidad para agradecer la labor transformadora de los equipos de Danone en todo el mundo, quienes incansablemente cumplen con nuestros ambiciosos objetivos y metas, y continúan superando las expectativas. El movimiento B Corp™ empodera a las empresas a tomar la iniciativa y a abordar algunos de los desafíos globales más urgentes de la actualidad y refleja la creciente demanda de los consumidores para que las empresas aporten valor de forma significativa.”
Clay Brown, codirector ejecutivo de B Lab, afirmó:“Danone ha desempeñado un papel fundamental en el crecimiento del movimiento B Corp™. Desde impulsar la iniciativa multinacional hasta asesorar a otras empresas a través del grupo B Movement Builders, Danone ha contribuido en la concientización sobre cómo se ve un buen negocio, satisfaciendo las expectativas de consumidores cada vez más conscientes. Su liderazgo ha inspirado a otros a unirse al movimiento y a comprometerse a hacer negocios de forma diferente, ayudándonos a lograr un impacto colectivo a gran escala”.
Mientras Danone continúa integrando la gobernanza de stakeholders en sus operaciones, la compañía colabora estrechamente con B Lab para evaluar cómo las empresas multinacionales pueden adaptarse mejor a los nuevos estándares.
RINGANA, la marca austriaca pionera en cosmética fresca, vegana y sostenible, invita a celebrar estas fiestas con un enfoque más consciente, regalando sostenibilidad.
Esta Navidad, el mejor regalo es aquel que cuida de los seres queridos y, al mismo tiempo, respeta al planeta. Los productos de RINGANA son una elección que refleja su compromiso, debido a que están elaborados con ingredientes 100% frescos y eficaces y tienen innovadoras soluciones de embalaje, así como un programa para reutilizar los frascos de sus productos.
Nos adelantamos en el tiempo: 29 años de cosmética limpia
Las nuevas y estrictas regulaciones europeas que restringen los microplásticos (Reglamento REACH -Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de sustancias y mezclas químicas- Sep. 2023) han puesto el foco en la necesidad de fórmulas más responsables. Para RINGANA esta exigencia no supone ningún cambio, sino la confirmación de un camino que llevan recorriendo desde hace casi tres décadas.
Desde su fundación, la filosofía de RINGANA ha sido clara: frescura, excelencia e innovación constante. Sus productos jamás han incluido microplásticos, parabenos, aceites minerales ni aditivos artificiales. Lo que hoy es una obligación legal para la industria, para ellos es un estándar innegociable desde hace décadas.
La preocupación por los microplásticos es especialmente relevante en los productos de limpieza y exfoliación, donde las diminutas partículas sintéticas acaban inevitablemente contaminando los océanos. En este contexto, RINGANA vuelve a adelantarse a la industria con un producto ideal para estas fiestas: la FRESH illuminating enzyme mask, una alternativa eficaz y completamente biodegradable.
Con el objetivo de facilitar la búsqueda del regalo perfecto, RINGANA ha preparado una selección de productos que apuestan por una belleza sostenible que va más allá de la temporada navideña.
El combo perfecto para una Navidad glowy y libre de microplásticos es:
Con el objetivo de facilitar la búsqueda del regalo perfecto, RINGANA ha preparado una selección de productos que apuestan por una belleza sostenible que va más allá de la temporada navideña.
El combo perfecto para una Navidad glowy y libre de microplásticos es:
Esta mascarilla aprovecha la potencia de las enzimas de kiwi, piña y papaya, junto con PHA, para realizar una exfoliación suave, profunda y completamente biodegradable. Esto garantiza una belleza sin remordimientos ni impacto ambiental.
La fórmula retira eficazmente impurezas y el exceso de grasa de la superficie de la piel y contribuye a la reducción de las líneas de expresión. Además, contiene caolín, el cual ayuda a aportar firmeza y mejorar visiblemente la elasticidad de la piel.
Este serum hidratante, está formulado con seis tipos de ácido hialurónico que penetran profundamente en la piel, brindando una hidratación duradera. Además su innovadora fórmula, enriquecida con fermento de semilla de lágrima de Job, fortalece la barrera cutánea y reduce los enrojecimientos. Y el extracto de raíz de remolacha (betabel)activa los receptores de vitamina D para una mejor hidratación de la piel.
Despídete de la piel apagada y ¡luce radiante en Navidad! Este es un potenciador de belleza potente, que trabaja para unificar el tono de piel y minimizar imperfecciones como manchas y líneas finas. Para ello, cuenta con un alto concentrado en niacinamida, que ayuda a atenuar notablemente las pigmentaciones y enrojecimientos, reforzar la barrera dérmica y reducir la profundidad de las líneas de expresión. Además, contiene altas dosis de vitamina C, la cual contribuye a tener una piel radiante y homogénea, reducir los signos de la edad y proteger contra los radicales libres.
El ADDS glow no debe usarse solo. La forma correcta es utilizar una dosis de ADDS glow con dos dosis del FRESH hydro serum por su fuerte carga en activos naturales.
Esta Navidad, regala no solo un producto, sino una elección consciente.
¡Esta Navidad elige regalos comprometidos con un futuro más verde, regala sostenibilidad!
Por Sandra Quintana, Chief People Officer de Holcim México
La sostenibilidad ha dejado de ser una tendencia para convertirse en un imperativo que redefine la manera en que concebimos, diseñamos y construimos nuestro entorno. En esta nueva etapa, donde la presión ambiental y social se intensifica y las expectativas del mercado evolucionan, el verdadero motor del cambio no es únicamente la tecnología o la innovación material, sino las personas. El liderazgo humano, ejercido con propósito y visión, se ha convertido en el pilar que impulsa la transformación sostenible del sector de la construcción.
El sector enfrenta desafíos tan amplios como profundos. Es, a la vez, un motor del desarrollo económico y uno de los mayores responsables del consumo de recursos naturales y de las emisiones globales de carbono. Un estudio publicado en la revista científica Sustainability, titulado “The Role of Leadership in Promoting Sustainability in the Construction Industry: A Systematic Review”, advierte que la industria “ha contribuido significativamente al desarrollo socioeconómico, pero también al deterioro ambiental y a la extracción intensiva de recursos”, por lo que urge una transformación de liderazgo que impulse prácticas sostenibles a lo largo de todo el ciclo de vida de los proyectos.
En la misma línea, el Project Management Institute (PMI) señala que la construcción representa alrededor del 6.7 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y que los inversionistas, reguladores y clientes ya no evalúan el éxito sólo en términos financieros, sino también por su impacto ambiental y social.
Ante ese panorama, el liderazgo humano adquiere un rol estratégico. Liderar en sostenibilidad no significa únicamente dirigir equipos o cumplir con métricas; implica inspirar una nueva forma de pensar y actuar. Los líderes del sector debemos ser capaces de conectar la rentabilidad con la responsabilidad, y traducir la sostenibilidad en una convicción compartida, no en una obligación impuesta. El estudio de Sustainability antes citado demuestra que los estilos de liderazgo transformacional —basados en la empatía, la comunicación y la visión compartida— son los más efectivos para generar comportamientos sostenibles dentro de las organizaciones. Esa capacidad de movilizar el talento en torno a un propósito colectivo es, sin duda, la diferencia entre adaptarse al cambio o protagonizarlo.
Pero la sostenibilidad no se sostiene sin talento. De acuerdo con el informe Bridging the Green Skills Gap de AECOM (2023), sólo uno de cada ocho trabajadores en el mundo posee actualmente habilidades vinculadas a la sostenibilidad, mientras que la demanda de estas competencias creció un 22.7 % en un año. En el sector de la construcción, esta brecha es aún más evidente, la necesidad de profesionales capacitados en eficiencia energética, diseño circular o gestión ambiental supera con creces la oferta disponible, según un análisis reciente de One Click LCA. Este desequilibrio evidencia que la transición hacia una economía baja en carbono no depende únicamente de políticas públicas o innovación tecnológica, sino de la capacidad de las empresas para desarrollar y retener talento con una mentalidad sostenible.
Como destaca Bain & Company en su estudio A Talent Strategy for Sustainability: Skills Matter, but Mindset Is Everything (2023), las competencias son fundamentales, pero la mentalidad lo es todo. Las organizaciones que comprendan esto estarán mejor preparadas para liderar el cambio. No se trata solo de enseñar nuevas habilidades técnicas, sino de fomentar una cultura donde las personas entiendan el propósito detrás de su trabajo, se sientan parte de la solución y vean la sostenibilidad como un valor inherente a su quehacer diario.
En la empresa donde trabajo creemos que sostenibilidad y talento son dos caras de la misma moneda. Nuestro compromiso es formar líderes que comprendan la complejidad del cambio climático y de la transformación industrial, pero también la dimensión humana de ese proceso. Promovemos entornos de trabajo colaborativos, con aprendizaje continuo, movilidad interna y diversidad de pensamiento, porque sabemos que la pluralidad de perspectivas enriquece las soluciones y acelera la innovación. De esta manera no imponemos la sostenibilidad, sino que la cultivamos e inspiramos, liderando con coherencia.
El reto, sin embargo, va más allá de la capacitación técnica. La transformación sostenible requiere una evolución cultural. La urgencia del cambio a veces se enfrenta con estructuras tradicionales, y las competencias blandas, como la empatía, la comunicación del propósito, el manejo de la diversidad o la gestión del cambio y del talento, siguen estando subestimadas, aunque sean determinantes para el éxito. La diversidad generacional y de género también demanda nuevas formas de liderazgo, ya que las nuevas generaciones buscan proyectos con propósito, líderes auténticos y empresas que contribuyan positivamente a la sociedad.
La construcción sostenible, en última instancia, no depende solo del cemento o del acero, sino del ser humano que diseña, ejecuta y mantiene las infraestructuras del futuro. Si aspiramos a una industria ambientalmente responsable, socialmente justa y económicamente viable, debemos apostar decididamente por las personas.
Hoy el talento humano es la ventaja competitiva de las empresas que marcarán la diferencia, así que es importante dejar de ver a las personas como un recurso más, y empezar a reconocerlas como el corazón de la transformación sostenible.
En el universo de la responsabilidad social contemporánea, la filantropía de las grandes fortunas suele situarse en un espacio ambiguo, donde convergen el ideal altruista y la estrategia reputacional. La reciente aportación de Jeff Bezos y Lauren Sánchez a la gala del Instituto del Traje del Met, cercana a los seis millones de dólares, reaviva un debate que expertos y público siguen con atención: ¿hasta qué punto estas donaciones son actos de generosidad genuina o movimientos cuidadosamente diseñados para reforzar una marca personal? Más allá del glamour del evento, el gesto funciona como un espejo que revela dinámicas profundas entre poder económico y legitimidad social.
Y es que, en un mundo donde la visibilidad se traduce en influencia, los aportes financieros no solo sostienen proyectos culturales, sino que construyen narrativas duraderas. El caso del magnate Oscar L. Tang y su esposa, Agnes Hsu-Tang, quienes desembolsaron 125 millones de dólares para renovar el ala de arte moderno y contemporáneo del Met, confirma la relevancia simbólica de la filantropía a gran escala. En cinco plantas y 123,000 metros cuadrados rediseñados por la arquitecta mexicana Frida Escobedo, el nombre de la familia Tang quedará grabado en piedra en 2030. Así, la letra “remember my name” adquiere una dimensión literal en el contexto del museo más emblemático de Nueva York.
El nuevo prestigio: las donaciones de millonarios como puente hacia la inmortalidad
De acuerdo con un artículo de El País, la cultura del mecenazgo ha evolucionado hasta convertirse en una poderosa herramienta de posicionamiento. Las grandes instituciones saben que la visibilidad de sus benefactores impulsa nuevos flujos de capital, mientras que los donantes encuentran en estas alianzas una vía para dejar huella en espacios donde la historia se escribe con mármol, metal y narrativa curatorial. En el Met, la diferencia entre aportar seis millones o 125 millones no cambia la lógica central: colocar un nombre en el mapa cultural global.
Desde esta perspectiva, las donaciones de millonarios funcionan como transacciones simbólicas que otorgan prestigio inmediato. Los museos, a su vez, no se limitan a recibir fondos; construyen legados. Con la renovación del Ala Tang, no solo se amplía el espacio expositivo, sino que se enmarca un relato que une arte, filantropía y poder económico. Para muchos magnates, estos proyectos representan la oportunidad de ser recordados no solo por sus negocios, sino también por su supuesta contribución al bien común.
La arquitectura del legado: nombres que se imprimen en piedra
En la historia del arte y la cultura, el mecenazgo ha sido tradicionalmente una forma de permanencia. Del Renacimiento a la filantropía moderna, los benefactores han buscado asociar su identidad a obras o instituciones que trasciendan su propia vida. En este sentido, la renovación del ala del Met a cargo de Frida Escobedo —la primera mujer y además mexicana en intervenir un proyecto arquitectónico del museo en 150 años— refuerza la carga simbólica de esta práctica contemporánea.
Pero la inmortalidad cultural no es casual: es una estrategia respaldada por cifras millonarias y decisiones calculadas. Cuando los apellidos se inscriben en los muros de instituciones emblemáticas, se genera un efecto multiplicador de reputación que trasciende sectores. Ya sea por compromiso con el arte o por conveniencia, estos nombres logran mantenerse en la conversación pública mucho después de que las luces de la gala se apaguen.
Poder, percepción y filantropía: ¿qué se compra realmente?
Aunque la sociedad suele celebrar las grandes aportaciones económicas, también ha aprendido a cuestionar su motivación. En un contexto donde la confianza en las élites económicas es cada vez más precaria, todo acto filantrópico es examinado con lupa. El timing, el destino de los fondos e incluso los vínculos personales de los donantes se convierten en piezas clave para entender el impacto real de estas acciones.
Para marcas personales construidas sobre innovación, liderazgo o disrupción, la filantropía se convierte en una extensión estratégica del branding. En este escenario, los seis millones aportados por Bezos y Sánchez no solo financian una gala: construyen presencia, narrativa y emocionalidad en una institución que define tendencias culturales. A mayor monto y mayor exposición, mayor posibilidad de influir en la memoria colectiva.
Impacto social o marketing reputacional: el dilema permanente
La tensión entre impacto social genuino y conveniencia mediática se vuelve particularmente visible cuando se comparan donaciones destinadas a causas estructurales —pobreza, educación, salud— con las dirigidas a instituciones culturales prestigiosas. Si bien ambas son válidas, el foco público suele inclinarse hacia aquellas que refuerzan el estatus del donante. Las grandes galas, los eventos de recaudación y las placas conmemorativas ofrecen visibilidad inmediata, algo que no siempre sucede con iniciativas sociales de largo aliento.
En este contexto, las donaciones de millonarios se convierten en un indicador del tipo de legado que cada figura busca construir. Mientras que algunos eligen causas discretas pero transformadoras, otros apuestan por escenarios donde la exposición es tan valiosa como el aporte económico.
La pregunta, entonces, ya no es solo cuánto se dona, sino qué narrativa se busca consolidar a través de estas acciones.
La filantropía, lejos de ser un acto singular de buena voluntad, se ha convertido en un lenguaje complejo donde se negocian identidad, reputación y poder simbólico. Ya sea en la gala del Met o en la creación de un ala museística completa, la combinación de capital económico y visibilidad social da forma a una nueva forma de inmortalidad contemporánea. En este escenario, los expertos en responsabilidad social tienen la tarea de analizar no solo la cifra donada, sino también el contexto que rodea cada movimiento.
Al final, lo que está en juego no es únicamente el futuro de una institución cultural, sino la manera en que entendemos el rol de las élites en la construcción del bien común. Las donaciones pueden ser transformadoras, sin duda, pero también pueden convertirse en herramientas de influencia. Reconocer esta dualidad es fundamental para avanzar hacia una filantropía más transparente, más estratégica y verdaderamente orientada al impacto social.
En los últimos años, los videos de formato corto han conquistado nuestros momentos de descanso, nuestros trayectos y, en muchos casos, nuestra capacidad de concentración. Lo que comenzó como un recurso de entretenimiento ágil se ha convertido en un fenómeno global que avanza más rápido que nuestra habilidad para comprender su impacto. En este contexto surge una pregunta que se abre espacio en conversaciones profesionales y casuales: qué es el brainrot y por qué está captando la atención de especialistas en salud, educación y responsabilidad social.
De acuerdo con un artículo de Aristegui Noticias, una de las revisiones sistemáticas y meta-análisis más amplias hasta ahora revela datos que no pueden pasar desapercibidos. El estudio, compuesto por más de 98 mil participantes de distintos países, analizó 71 investigaciones y encontró un patrón consistente: cuanto más consumimos videos cortos, más se deterioran funciones esenciales como la atención, el control inhibitorio y ciertos aspectos de la salud mental. El resultado es un espejo que refleja no solo el comportamiento individual, sino también los desafíos sociales y éticos que están emergiendo.
Qué es el brainrot y por qué preocupa tanto
Para quienes trabajamos en responsabilidad social, comprender qué es el brainrot va más allá de una simple tendencia digital. El término se usa para describir el deterioro cognitivo y la sobreestimulación mental causada por el consumo excesivo de contenidos ultrarrápidos. No es un diagnóstico clínico, pero sí una alerta cultural que señala cómo una arquitectura de diseño persuasivo puede moldear hábitos a gran escala.
Los videos cortos utilizan un sistema algorítmico que ofrece gratificaciones inmediatas —y potencialmente infinitas— con solo deslizar un dedo. Este diseño no es accidental: cada gesto alimenta patrones de repetición y micro recompensas que condicionan al cerebro. La consecuencia: menor tolerancia al aburrimiento, dificultad para sostener tareas complejas y un cansancio cognitivo que afecta productividad, aprendizaje y bienestar general.
El impacto real en la función cognitiva
Los hallazgos del meta-análisis son contundentes: el uso intensivo de VFC está asociado con una disminución en la capacidad de atención sostenida. Jóvenes y adultos muestran dificultades para mantener el enfoque por periodos prolongados, lo que compromete procesos clave como la toma de decisiones y la resolución de problemas. En un entorno laboral o educativo, esto se traduce en menor calidad cognitiva disponible para tareas que requieren profundidad.
El estudio también señala alteraciones en el control inhibitorio, habilidad fundamental para regular conductas y evitar impulsos. Investigaciones electrofisiológicas muestran que quienes consumen videos cortos de manera excesiva exhiben menor actividad cerebral en tareas de atención. Dicho de otra forma, los cerebros más expuestos al flujo constante de estímulos adquieren menos capacidad para filtrar información irrelevante y priorizar lo importante.
Diseño adictivo y consecuencias para la salud mental
Las plataformas que impulsan los videos cortos están construidas bajo mecanismos de “scroll infinito”, una interfaz cuya intención es evitar que el usuario se detenga. Esto, sumado a algoritmos que predicen con exactitud qué contenido generará más enganche, crea un ecosistema perfecto para fomentar hábitos compulsivos. Aquí es donde el interés por qué es el brainrot se convierte también en una reflexión ética sobre el diseño digital.
El meta-análisis muestra correlaciones claras entre el consumo excesivo de VFC y síntomas de ansiedad, depresión y estrés. La exposición permanente a estímulos rápidos puede generar comparaciones constantes, hipersensibilidad emocional y una sensación persistente de insatisfacción. Para comunidades, empresas y organizaciones que buscan fortalecer el bienestar, estos efectos representan un reto que exige nuevas estrategias de promoción de salud mental.
Responsabilidad social ante un fenómeno global
Entender qué es el brainrot también implica asumir las implicaciones colectivas. Este fenómeno no solo afecta a individuos: influye en dinámicas laborales, educativas y comunitarias. En organizaciones comprometidas con el bienestar, la hiperestimulación digital se convierte en una variable más a considerar en políticas internas, capacitaciones y estándares de salud integral.
Desde la responsabilidad social, surge la necesidad de cuestionar cómo, cuándo y para qué usamos los contenidos digitales. Promover hábitos de consumo consciente, diseñar campañas que favorezcan la alfabetización digital crítica y fomentar ambientes que privilegien la atención profunda son pasos esenciales para contrarrestar esta tendencia. La tecnología no es el enemigo; la falta de límites y reflexión sí puede serlo.
El fenómeno del brainrot nos invita a mirar más allá del entretenimiento efímero. Nos obliga a reflexionar sobre cómo la inmediatez está moldeando nuestra mente y qué papel tenemos como individuos y como sociedad para equilibrar el panorama. El meta-análisis reciente no deja dudas: el consumo excesivo de videos cortos afecta nuestra cognición y salud mental, y el problema no desaparecerá ignorándolo.
Como profesionales de la responsabilidad social, tenemos la oportunidad —y la obligación— de encender la conversación y proponer soluciones. Recuperar la atención, la profundidad y la salud digital no es solo una cuestión personal: es un acto colectivo de bienestar y sostenibilidad humana. Solo así podremos enfrentar un mundo acelerado sin perder nuestra capacidad de pensar, conectar y crear.
En distintos rincones del mundo, la conversación sobre la protección digital de niñas, niños y adolescentes ha cobrado una fuerza inédita. La creciente evidencia sobre los efectos del consumo excesivo de redes sociales ha motivado a gobiernos, organizaciones civiles y expertos en responsabilidad social a buscar nuevas fórmulas para equilibrar el acceso a la tecnología con el bienestar emocional. En este contexto, la regulación del entorno digital se ha convertido en una prioridad estratégica.
De acuerdo con un artículo de Expansión, australia es solo el ejemplo más reciente de una tendencia que se acelera. Mientras algunos especialistas aplauden estas medidas, otros advierten sobre los retos de implementación y verificación de edad. Lo cierto es que, al observar el comportamiento de diversos países que restringen redes sociales, se revela un hilo conductor: todos buscan garantizar una experiencia digital más segura, sin desconectar por completo a la juventud de su vida online.
1. Australia
A partir del 10 de diciembre, Australia prohibirá el uso de Facebook, Instagram, Reddit y TikTok a menores de 16 años. Con multas que podrían alcanzar los 32 millones de dólares para empresas que incumplan, el país da un paso firme para proteger a su población más joven. Un estudio con más de 10,000 adolescentes reveló que quienes pasaban menos de tres horas en línea mostraban un mayor bienestar social y emocional. Aunque el gobierno insiste en que no busca sacar a los adolescentes del mundo digital, sí pretende cambiar la manera en que lo habitan. El principal desafío será el monitoreo y la verificación de edad, un punto en el que incluso las plataformas no tienen aún soluciones claras.
Why are WeChat and Bluesky missing from Australia’s under-16 social media ban?
From 10 December, major platforms like X, Facebook, Instagram, TikTok, Snapchat, YouTube, Twitch, Reddit, Kick and Threads will be forced to verify the age of every user and block under-16s.
El Parlamento Europeo propuso una edad mínima de 16 años para usar redes sociales, además de un límite de 13 años para cualquier tipo de acceso digital. Aunque la resolución no es jurídicamente vinculante, marca una tendencia importante en la región y ofrece un marco común para países que desean fortalecer su política digital. Este enfoque busca que los menores participen en entornos en línea adecuados para su etapa de desarrollo, así como garantizar estándares compartidos para servicios de video y herramientas impulsadas por IA.
3. Bélgica
Bélgica fue uno de los primeros países que restringen redes sociales al establecer en 2018 que los menores de 13 años no pueden abrir cuentas sin permiso parental. Su regulación no impone un límite superior, pero protege la autonomía familiar y reconoce la importancia de acompañar a los adolescentes en su vida digital. La medida ha sido considerada una base sólida para que otros países desarrollen políticas más estrictas, especialmente al abordar la responsabilidad compartida entre el Estado y las plataformas.
4. Reino Unido
El Reino Unido aprobó en 2023 la Ley de Seguridad en Línea, que entrará en vigor en 2025 e impondrá reglas más estrictas a plataformas como Facebook, YouTube y TikTok. La norma exige mejores procesos de verificación de edad y sanciones severas en caso de incumplimiento. Si bien el país aún no fija un límite de edad único para todas las plataformas, su marco normativo es uno de los más completos del continente, especialmente en transparencia algorítmica y mitigación de riesgos para menores.
Francia exige desde 2023 el consentimiento parental para que cualquier menor de 15 años pueda abrir una cuenta en redes sociales. La ley también otorga a los padres la posibilidad de solicitar la eliminación de contenido publicado por sus hijos. Este país apuesta por un modelo de corresponsabilidad familiar, enfatizando la importancia de educar sobre el uso crítico de internet.
6. España
España ha impulsado varias medidas de autorregulación y actualmente trabaja en una Ley de Protección de Menores en Entornos Digitales. Aunque aún no fija una edad mínima obligatoria, sí propone controles parentales obligatorios y verificación de edad para ciertos servicios. El país es considerado un referente en alfabetización digital, con énfasis en prevención y bienestar emocional.
7. Italia
Italia evalúa desde 2023 un proyecto de ley que fija en 13 años la edad mínima para acceder a redes sociales, reforzando la verificación mediante identificación digital. También promueve campañas educativas para guiar el uso responsable. Su enfoque se centra en fortalecer las capacidades de las familias, más que en sancionar a las plataformas.
8. Alemania
Alemania no cuenta con una edad unificada, pero aplica regulaciones estrictas mediante la Ley de Protección Juvenil, que asigna responsabilidades claras a plataformas para limitar contenidos y exigir validaciones adicionales a menores. Con uno de los marcos más avanzados de Europa, Alemania se integra a los países que restringen redes sociales poniendo en el centro la protección frente a riesgos como ciberacoso o exposición a contenido dañino.
El análisis de estos ocho países que restringen redes sociales evidencia una tendencia global: proteger la salud mental y el desarrollo social de los menores se ha convertido en un desafío urgente. Desde prohibiciones tajantes hasta modelos de corresponsabilidad, cada nación está construyendo caminos propios para equilibrar innovación tecnológica y bienestar infantil. Aún falta claridad sobre mecanismos de verificación, armonización de marcos legales y participación de la industria tecnológica. Sin embargo, el avance de estas iniciativas deja claro que la protección digital es ya una prioridad internacional y un espacio de colaboración clave para especialistas en responsabilidad social.
El panorama laboral en México podría estar a las puertas de una transformación significativa en materia de derechos humanos e inclusión sanitaria. Una nueva iniciativa legislativa busca endurecer drásticamente las sanciones contra las empresas y patrones que ejerzan discriminación hacia personas que viven con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). La propuesta central es contundente en sus cifras: establecer multas que podrían ascender hasta los 565,700 pesos para quienes toleren, fomenten o ejecuten prácticas excluyentes basadas en el estado serológico de un trabajador o aspirante.
Esta medida no es meramente simbólica; representa un intento por utilizar el poder coercitivo del Estado para erradicar una problemática persistente y profundamente arraigada en el mercado laboral mexicano: el estigma asociado al VIH. A pesar de los avances médicos que permiten a las personas con VIH llevar una vida plena y productiva, siendo intransmisibles si mantienen una carga viral indetectable gracias al tratamiento, los prejuicios continúan cerrando puertas profesionales y truncando carreras.
La cifra que busca disuadir
El corazón de la propuesta legislativa radica en la modificación de la Ley Federal del Trabajo (LFT) para tipificar específicamente la discriminación por VIH como una infracción grave. El monto mencionado de 565,700 pesos no es una cifra aleatoria. En el contexto de las sanciones administrativas en México, las multas se calculan con base en la Unidad de Medida y Actualización (UMA).
La propuesta busca elevar el tope de las sanciones hasta el equivalente a 5,000 veces la UMA diaria vigente. Tomando en cuenta el valor de la UMA en 2024 (108.57 pesos diarios), la sanción máxima alcanzaría los 542,850 pesos, cifra que se actualiza anualmente con la inflación, acercándose a la proyección de los 565,700 pesos mencionados en la propuesta para el futuro cercano.
Actualmente, si bien la discriminación está prohibida genéricamente, las multas aplicadas por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) suelen ubicarse en rangos inferiores para faltas consideradas “no graves”, oscilando a menudo entre los 50 y 250 UMA (aproximadamente entre 5,400 y 27,000 pesos). La nueva iniciativa propone un salto exponencial en la penalización, multiplicando el castigo financiero en más de 20 veces respecto a los límites inferiores actuales, enviando un mensaje claro: discriminar por motivos de salud saldrá extremadamente caro.
El contexto numérico de la epidemia
Para entender la urgencia de esta medida, es necesario revisar las cifras del VIH en México. Según datos del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el Sida (CENSIDA) y ONUSIDA, se estima que en México viven alrededor de 370,000 personas con VIH.
Un dato crucial es que la gran mayoría de esta población se encuentra en edad productiva. Los grupos etarios más afectados se concentran entre los 20 y los 49 años, precisamente el segmento vital para la fuerza laboral del país.
Sin embargo, el estigma genera una barrera invisible pero brutal. Organizaciones de la sociedad civil han documentado durante años que una de las formas más comunes de discriminación es la exigencia ilegal de pruebas de VIH como requisito pre-contratación. Se estima que 3 de cada 10 personas con VIH en México han sufrido algún tipo de discriminación laboral, que va desde la negativa a ser contratados, el aislamiento dentro del centro de trabajo, el hostigamiento para forzar su renuncia, o el despido injustificado una vez que su estado de salud es revelado.
Además, el miedo a esta discriminación laboral tiene un efecto dominó en la salud pública. Se calcula que cerca del 30% de las personas que viven con VIH en el país desconocen su diagnóstico. Muchas evitan hacerse la prueba precisamente por el temor a las repercusiones sociales y laborales que un resultado positivo podría acarrear. Una multa de casi 600,000 pesos busca romper este ciclo de miedo, asegurando que el diagnóstico no sea una sentencia de muerte laboral.
¿Qué conductas se castigarían con los 565,700 pesos?
La reforma busca ser exhaustiva en la definición de las conductas sancionables. No se trata solo de castigar el despido directo. La multa de hasta 5,000 UMA aplicaría a patrones que:
Exijan pruebas de detección de VIH (reactivas o confirmatorias) como requisito para el ingreso, permanencia o ascenso en el empleo. Esta es una práctica violatoria de la Norma Oficial Mexicana NOM-010-SSA2-2010.
Ejerzan o toleren actos de violencia, hostigamiento o acoso laboral hacia una persona por su estado serológico real o percibido.
Violen la confidencialidad de los datos médicos del trabajador, divulgando su estado de salud sin su consentimiento.
Nieguen ajustes razonables en el entorno laboral, como permisos para asistir a citas médicas esenciales para su tratamiento antirretroviral.
Un cambio de paradigma basado en sanciones económicas
La propuesta legislativa representa un cambio de paradigma. Se pasa de la recomendación y la concientización a la sanción económica severa como principal mecanismo disuasorio. Al establecer un castigo financiero que supera el medio millón de pesos, la ley busca afectar directamente la rentabilidad de las empresas que mantienen prácticas discriminatorias.
Esta iniciativa reconoce que la educación es fundamental, pero que en el corto plazo, el “golpe al bolsillo” es una herramienta necesaria para garantizar que las aproximadamente 370,000 personas que viven con VIH en México puedan ejercer su derecho constitucional al trabajo digno, sin que su expediente médico sea una barrera para su desarrollo profesional. La cifra de 565,700 pesos es más que un monto; es la nueva frontera en la defensa de los derechos laborales en el país.
Como parte de su compromiso con la sostenibilidad y el impulso a la economía circular en México, Arca Continental, Coca-Cola México y otros embotelladores de Coca-Cola accionistas de PetStar, inauguraron la expansión de su planta de reciclaje de PET grado alimenticio -la más grande de México y el mundo– ubicada en Toluca, con una inversión de $2,626 millones de pesos.
En un evento con participación de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), encabezada por Alicia Bárcena, se inauguró la ampliación que eleva la inversión histórica total acumulada en PetStar a $5,186 millones de pesos, consolidando su liderazgo como referente mundial en reciclaje y economía circular de botellas de PET.
Gracias a esta expansión, la capacidad anual de reciclaje pasará de 50,000 a 86,000 toneladas de resina reciclada de grado alimenticio, como resultado de procesar más de 123,000 toneladas de PET al año, equivalentes a 5,500 millones de botellas que serán reincorporadas a la cadena de valor de los embotelladores de Coca-Cola accionistas de PetStar, conformados por Arca Continental, Coca-Cola México, Bepensa, Corporación del Fuerte, Grupo RICA, Grupo Embotellador Nayar y Embotelladora de Colima.
Durante la ceremonia, Alicia Bárcena, secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, destacó la relevancia de este proyecto para el país:
“PetStar es un ejemplo en muchos sentidos, porque ha logrado integrar una cadena de valor donde participan desde los pepenadores hasta los que hacen la recolección, el acopio y esa cadena de valor completa es la que nos interesa a nosotros promover. Es posible lograr una economía circular.
Quiero felicitar y reconocer el extraordinario trabajo que ustedes han realizado con Arca Continental, Coca Cola México, Bepensa, Corporación del Fuerte, Grupo Rica, Grupo Embotellador Nayar y Embotelladora de Colima, todas estas compañías que forman parte del sistema Coca-Cola. Su industria ha sido un ejemplo, lo seguirá siendo.”, afirmó.
Esta inversión contribuirá a seguir generando un impacto económico y social directo, pasando de 8 a 32 unidades de acopio e impulsando 2,200 empleos formales y 49,000 empleos indirectos para pepenadores y recuperadores urbanos, quienes son pieza clave en el modelo de economía circular inclusiva que promueve la compañía.
Por su parte, Jorge H. Santos, Presidente del Consejo de Administración de Arca Continental, subrayó:
“La expansión de PetStar es una muestra importante del compromiso y liderazgo del sistema Coca-Cola en México con la economía circular de nuestros empaques, con la innovación, la inversión sostenible, y sobre todo la creación de valor compartido para miles de familias, involucradas directa e indirectamente en el acopio y reciclaje de PET.”
Asimismo, Jaime Cámara, Director General de PetStar, destacó el significado histórico de este logro:
“Hace 30 años firmamos un pacto con nuestro planeta: El de intentarlo todo por cuidarlo y junto a Arca Continental y nuestros accionistas, hemos logrado más allá de lo que imaginamos como posicionar a México como líder en acopio y reciclaje de PET en el continente americano y hoy, hacer historia al expandir nuestra planta de reciclaje de PET grado alimenticio más grande del mundo. No queremos que ningún envase se quede atrás, por lo que hoy demostramos y reafirmamos el gran compromiso de nuestros accionistas por ese México Circular en beneficio del planeta y las familias mexicanas”.
Desde 2020, PetStar es una empresa carbono neutro, con perspectiva de derechos humanos y enfoque en la movilidad social de los recuperadores urbanos. Además, en 2025, la empresa cumplió 30 años posicionándose como un modelo y caso de éxito en economía circular a nivel mundial con el más alto reconocimiento de inocuidad en su resina reciclada y justicia social en la recuperación del plástico PET por el modelo de negocio sostenible que la guía.
El evento contó con la presencia de autoridades estatales, representantes de cámaras empresariales, academia, organizaciones civiles y más de 400 invitados que celebraron este nuevo paso hacia un México más sostenible y circular.