El viaje al corporativo de Microsoft, en Estados Unidos, cambió la perspectiva de José María Álvarez-Pallete, consejero delegado de Telefónica. Allí conoció a Alex Kipman, un brasileño que desarrolló Kinect, una interfaz que permite a los usuarios controlar una consola de videojuegos sin tener contacto físico. Kipman le contó los motivos que lo hicieron dejar Brasil.
Esa charla rondó en su mente porque Kipman tuvo que dejar su país en busca de oportunidades, y Microsoft lo apoyó para desarrollar tecnología que le serviría.
Por ello, el ejecutivo de la firma española maquinaba la forma para ayudar, a través de Telefónica, a personas como Kipman, para que no tuvieran que emigrar a fin de ejecutar sus ideas.
Así surgió en 2011 la idea de crear una aceleradora de empresas digitales. Su nombre: Wayra. «Es una palabra quechua, que, en la lengua de los incas, significa ‘viento»‘, explica Gabriel Charles, director ejecutivo de la aceleradora en México. Hoy, esa iniciativa tiene oficinas en 10 países de América Latina y Europa.
En los últimos cinco años, más empresas, como Telefónica, se han sumado al ecosistema de emprendimiento en México.
Apoyan a las start-ups a través de premios, mentorías, incubación, aceleración y financiamiento. Su interés principal son firmas sociales y tecnológicas. Sin embargo, México aún no tiene un sistema de corporate venture capital, es decir, un programa para que grandes empresas inviertan en otras, en etapas tempranas.
En México, los grandes corporativos apoyan emprendimientos a través de la asociación de las firmas con el ecosistema emprendedor, a través de premios, explica Fernando Lelo de Larrea, socio director de Venture Institute, que desarrolla y ejecuta programas educativos en emprendimiento.
Otra forma es el fomento a start-ups, para que sus ideas puedan ser aprovechadas por los corporativos, y que éstos puedan reducir costos y mejoren sus procesos de innovación. «Es lo que hace Wayra, de Telefónica, y Bancomer, con BBVA Open Talent. Hacen asociación de marca y obtienen una derrama de talento que pueden aprovechar», explica el directivo de la incubadora.
«Lo que falta es que los corporativos comiencen a participar más activamente en el financiamiento de empresas, para hacerlas crecer y, en algún momento, las compren (…) Es lo que hacen firmas como Google o Intel», agrega.
Empresas mexicanas, como CEMEX, Cinépolis y Televisa, empezaron a apoyar a emprendedores en 2010. CEMEX, en colaboración con el Tecnológico de Monterrey, desarrolló el premio CEMEX-TEC, que otorga hasta 400,000 pesos a universitarios con ideas relacionadas con empresas sociales, medio ambiente e innovación en la construcción.
Melba Denisse García, ejecutiva del Centro CEMEX Tecnológico de Monterrey para el Desarrollo de Comunidades Sostenibles, dice que esa alianza «buscaba formalizar lo que estábamos haciendo, en cuanto a creación de comunidades sostenibles en México».
Este año, en alianza con la aceleradora Ashoka, busca dar mentorías y capital semilla a 15 emprendedores sociales de 11 países.
Cinépolis desarrolló en 2011 el programa Accelerator, en conjunto con la aceleradora BlueBox, que busca ideas innovadoras que puedan incorporarse a su modelo de negocio, o que estén relacionadas con la industria del entretenimiento. Este año, planea invertir en una empresa bajo el modelo de corporate venture capital.
Más que marketing
A principios de 2015, Échale a tu casa, una empresa que fomenta la auto construcción fundada por Francesco Piazzesi, ganó el apoyo de Chivas Regal, una marca de whisky de Pernod Ricard.
Esa firma busca desde 2014 apoyar el emprendimiento social y mejorar la imagen de la marca, junto con integrantes del ecosistema de emprendimiento, explica Fabián Guzmán, director de las marcas de whisky de Pernod Ricardo «Queríamos dar un mensaje valioso y propositivo para las nuevas generaciones».
En México, «las firmas no veían atractivo en apoyar el emprendimiento», dice Marisol Rumayor, directora general de Programas de Desarrollo Empresarial. «Es una buena apuesta lo que están haciendo», estima.
En Estados Unidos, la tendencia del corporate venture capital inició a mediados de 1960.
Pero el colapso del mercado de valores, en 1973, convirtió la inversión de capital «en un lujo que no podían permitirse más», menciona el artículo Corporate Venture Capital: Avoid the Risk, Miss the Rewards, de la consultora The Boston Consulting Group (BCG).
En los 90, el interés volvió con el auge de intemet. Intel fue una de las pioneras, esa firma «aprovecha el conocimiento íntimo de esa industria adyacente para desarrollar productos antes que nadie», explica Luis Aguirre Torres, presidente y CEO de GreenMomentum, compañía de capacitación, incubación y aceleración de empresas de tecnologías limpias.
«Inviertes en una empresa que está creando una industria paralela a la tuya, y puedes ver venir las cosas antes que el resto para desarrollar nuevos productos. Ahí es donde está la ganancia real», dice.
«Las empresas de gas, petróleo y energía renovable que están entrando a México podrían encontrar grandes oportunidades en esto», estima Aguirre Torres.
Los retos
En Estados Unidos, los 20 fondos de corporate venture capital más activos invirtieron más de 23,000 millones de dólares (MDD), en 2014, esto es, 6,000 MDD más que en 2013. Los fondos con mayor actividad son de Google, Intel, Novartis, Samsung, GE, Microsoft y Johnson & Johnson.
México está lejos de esas cifras. «Tenernos retos tecnológicos, políticos, económicos y culturales», señala Aguirre Torres. «Hay empresas que dicen que apoyan a pequeños emprendedores, pero no se trata de que les den espacios en medios o dinero, sino de que creen un fideicomiso a 15 años, independiente de los resultados que dé. Porque ahora sólo es una iniciativa ‘cañón’ de marketing».
Fuente: MURILLO, Carmen. Goliat ayuda a David. Expansión. Noviembre 2015, año XLVI, núm 1178. p, 106 a 108.
