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¿Por qué encienden las alarmas en CDMX después de 13 años?

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Cielo gris, con bruma que esconde edificios cercanos. Irritación en los ojos, estornudos frecuentes, ardor al respirar en personas sensibles.

Así viven los habitantes de Ciudad México estos días en que las autoridades decretaron el estado de contingencia ambiental por contaminación del aire.

Es la primera vez en más de 13 años que se adopta esta medida.

Los niveles de polución aumentaron a niveles «alarmantes», según las autoridades, que determinaron medidas drásticas para tratar de reducir el problema.

Por ejemplo, este miércoles se prohíbe el tránsito a más de 500.000 automóviles que circulan diariamente en la capital, una decisión que no se había adoptado en décadas.

La emergencia ambiental ocurre apenas unos días después que la capital mexicana tuvo el aire más limpio en lo que va del año.

Un frente frío despejó completamente el entorno. El cielo lucía transparente, limpio y sin nubes.

Pero el viento dejó de soplar, aumentó la temperatura y en unas horas los capitalinos enfrentaron de nuevo la realidad.

Al mediodía del lunes 14 de marzo el nivel de ozono rebasó los 203 puntos del Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (Imeca).

Es un sistema que monitorea constantemente la evolución de algunos contaminantes, especialmente el ozono.

Las alarmas se encendieron cuando el pronóstico del clima anunció que estas condiciones prevalecerían por varios días.

La mezcla de calor sin viento acelera la presencia de ozono en el ambiente y además favorece el estancamiento de otros contaminantes.

Esta circunstancia se ha presentado con regularidad en los últimos años, e incluso las autoridades establecieron estado de precontingencia.

Pero siempre las condiciones atmosféricas mejoraron en poco tiempo. Y eso no ocurrió ahora.

Así, el Gobierno de Ciudad de México decretó entonces la Fase I de Contingencia Ambiental.

La medida contempla restricciones al uso de automóviles, bajar hasta 40% la actividad de algunas industrias y la recomendación a ancianos y enfermos de quedarse en casa.

«Todo eso me estoy respirando»

Hace casi 14 años que no se presentaba una situación como la de ahora.

La última vez ocurrió el 18 de septiembre de 2002, cuando el nivel de ozono rebasó los 242 puntos Imeca.

Esa vez la contingencia duró un día, a diferencia de ahora que se prolonga por más de 48 horas.

Algunos como Luis Soto, empleado en un banco, no recordaban ese momento.

«Ya sabemos que hay mucha contaminación por tantos autos que hay en las calles, pero ya hacía mucho que no teníamos una contingencia», le dice a BBC Mundo.

Otros como Juana Rodríguez, vendedora de periódicos, están muy enojados.

«Mire, mire todo el humo por allá, no se ve nada», dice mientras señala hacia la zona de edificios en el área turística conocida como Zona Rosa.

«Todo eso lo estoy respirando, vaya a saber cuánta porquería hay en el aire y todo porque no revisan a los camiones (autobuses), parecen chimeneas».

Las razones

Durante décadas los niveles de contaminación ambiental en la capital mexicanarebasaron los estándares internacionales.

Pero en los últimos años los programas para reducir la emisión de contaminantes en industrias, el uso de gasolinas sin plomo y un estricto mecanismo de verificación vehicular ayudaron a mejorar el entorno.

Incluso las autoridades de la ciudad obtuvieron reconocimientos internacionales por sus políticas para mejorar la calidad del aire.

¿Por qué entonces ocurre esta contingencia ambiental?

Especialistas y autoridades dicen que es resultado de varios factores acumulados desde 2013.

El Sistema de Monitoreo Atmosférico del gobierno de Ciudad de México dice que más de 600.000 vehículos que tenían restricciones para circular se incorporaron al movimiento diario en las calles.

Se trata de automóviles con más de ocho años de antigüedad, a los que el gobierno local pretendió restringir su circulación durante los fines de semana.

Pero la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que era inconstitucional la norma para limitar el uso de estos vehículos.

Actualmente, el parque vehicular de la capital mexicana es de 4,7 millones, el doble de los que existían en 2002.

La Comisión Ambiental de la Megalópolis, el organismo que vigila el nivel de contaminación de la capital y su área conurbada, afirma que los automóviles son responsables del 87% de los precursores de ozono en la región.

El polémico reglamento vial

Pero hay otros elementos. Desde el 15 de diciembre en Ciudad de México se aplica un nuevo reglamento de tránsito, que entre otros elementos reduce el límite de velocidad en la capital.

Eso aumentó la emisión de contaminantes porque los automovilistas consumen más gasolina y más tiempo en sus traslados, señalan especialistas.

«Hay una correlación directa: más vehículos, menos velocidad, mayor emisión. No hay vuelta de hoja», señala Ricardo Torres, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

También contribuyen las «excesivas» modificaciones viales y construcción de edificios y comercios privados autorizados por el actual gobierno de la capital, añade José Luis Luege Tamargo, presidente de la Asociación Ciudad Posible.

«Se llevan a cabo un montón de obras muy caras, costosas, con muy mala planeación que generan mayores problemas de tránsito y mayor contaminación», indica.

Entre esas decisiones se cuenta la construcción de pistas exclusivas para ciclistas en las avenidas más transitadas y contaminadas de la ciudad, o establecer bahías peatonales en sitios donde no se necesitan.

Las obras se realizan en el espacio que ocupaban los automóviles. El resultado son avenidas ya saturadas de vehículos que desde hace meses tienen uno o dos carriles menos para circular.

Algo que molesta a los capitalinos. «Antes se hacían calles anchas y grandes aunque no tuviéramos los mismos autos de ahora», le dice a BBC Mundo el taxista Rafael Solorio.

«Ahora le quitan a uno el espacio, como si de veras la gente dejara de usar el coche nomás porque le hacen más chica la calle».

«La culpa no es nuestra»

Pero el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, insiste en que la contaminación en la capital del país se produce en otro lado.

Por ejemplo, la mayoría de los municipios y estados vecinos a la capital del país no tienen las mismas normas de verificación vehicular, como ocurre en Ciudad de México.

Tampoco revisan con el mismo cuidado la emisión de las empresas, algunas de las cuales son altamente contaminantes.

La polución que allí se produce se mueve hacia la capital, insiste. «No es solamente responsabilidad de la Ciudad de México«, subraya el funcionario.

«La Ciudad de México está cumpliendo con su tarea», insiste.

Fuente: BBC Mundo

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