La canciller Angela Merkel ha pedido una mayor transparencia en la producción e importación de productos textiles, en especial los procedentes de los países asiáticos, tras el derrumbe de un edificio en la localidad industrial de Savar, a las afueras de Dacca, la capital de Bangladesh, donde han fallecido más de 500 personas que trabajaban en los talleres que albergaba y donde continúa la búsqueda de desaparecidos.
«Tenemos que luchar por una mayor transparencia en la producción» de los productos textiles y «tratar de extender la filosofía del comercio justo con el fin de saber de donde procede lo que llevo, lo que compro», ha declarado la canciller en un discurso en Hamburgo, con motivo de la celebración de una reunión de la Iglesia protestante alemana.
«Ya que lo estamos logrando en el caso de las maderas de bosques tropicales o en el del aceite de palma, Europa podría ser realmente pionera y solicitar certificados de cómo se han producido estos productos textiles», añadió.
Reconoció que en este caso hay que actuar con mucha sensibilidad ante los países en vías de desarrollo, ya que son los principales productores de textil y en esta producción basan sus economías.
«Los países en vías de desarrollo no suelen estar dispuestos a asumir nuevas exigencias porque temen perder su ventaja competitiva gracias a una mano de obra muy barata», dijo.
«Tenemos que encontrar el camino correcto partiendo de las propias condiciones del lugar del trabajo como poner fin a situaciones tan escandalosas como los talleres atestados de personas y la existencia de más controles sobre los mismos», ha precisado Merkel.
«Pero también debemos colaborar con estos países sobre cómo implementar unas nuevas reglas en sus condiciones laborales y no imponer simplemente nuestras normas sino de acuerdo con ellos porque imponiendo no tendremos ningún éxito en nuestras pretensiones de transparencia», dijo.
El mensaje de Angela Merkel se produce coincidiendo con el peor accidente industrial del país al derrumbarse un edificio de nueve plantas, que albergaba talleres textiles, en los que trabajaban hacinadas más de 3.000 personas, que perciben un salario mensual que no supera los 30 euros y cuya producción está destinada a compañías de moda, como las españolas Mango y El Corte Inglés, la cadena británica de ropa barata Primark y la marca italiana Benetton.
Este trágico accidente es el último de una larga serie registrada en esta industria que genera un volumen de negocio de 15 millones de euros al año. El pasado noviembre, murieron 111 personas en el incendio de una fábrica en Dacca.
Fuente: El País
