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Kizazi, la marca mexicana que combate la pobreza con fútbol

Foto vía sinembargo.mx
Foto vía sinembargo.mx

Hay un refrán mexicano muy conocido: Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes. Seas religioso o no. Esta frase define perfectamente esa incertidumbre a la que se enfrenta el ser humano todos los días al despertar. En un abrir y cerrar de ojos su vida puede dar un giro de 180 grados.

Franco Silva se encuentra en la mejor etapa de su vida. Con poco más de dos décadas en sus hombros, está a punto de graduarse de la Tufts University en Estados Unidos. Quiere ser médico. Sin embargo, el verano pasado, estuvo en España realizando pruebas con varios equipos que se interesaron en él.

Se describe como “alto, fuerte y veloz en el área”. Si Franco tuviera que comparar su estilo de juego con alguna figura, no duda en nombrar a Balotelli, Torres o Benteke, atacantes de punta y especialistas en cazar goles en el área chica.

El invierno acaba de terminar en Boston y con él los últimos rastros de nieve en el parque donde suele jugar con sus amigos. La temporada de futbol con el equipo de la universidad ya finalizó; hace meses que no disfruta de una cascarita debido al mal tiempo. Suena el celular y se arman los equipos. Es hora de disfrutar del primer día de sol.

Todo pinta de maravilla, el césped que todavía se encuentra húmedo por la brisa mañanera, desprende un olor que hace soñar: no hay mejor sonido que el crujir de las hojas bajo las botas. Es hora de jugar.

Franco no ha visto el balón en los primeros minutos de juego. El equipo contrario ha hecho buena labor a la defensiva evitando que el peligro se acerque a su portería. Conocen las habilidades del mexicano y no se la van a poner fácil. Si algo caracteriza al futuro doctor es su competitividad y perseverancia, así que logra tener la pelota y se pone en marcha hacia el área rival a toda velocidad. Franco logra evadir la primera barrida y cuando se encuentra a dos pasos más de realizar un disparo, cae al suelo tras una entrada catastrófica. El dolor es infumable. Es la rodilla, la maldita rodilla.

Ligamento cruzado anterior, ligamento colateral medio roto, ligamento colateral lateral roto, distensión del ligamento cruzado posterior, rodilla dislocada y meniscos rotos. Meses después de aquel accidente, Franco Silva, ‘El chico que juega futbol’, dejó de existir. El reflejo que hay en el espejo es una sombra de aquél que tenía la vida perfectamente planeada. Ya no hay escuela de medicina, ni futbol, pero la vida se vive yendo y viniendo de la rehabilitación.

Un año… 365 días luchando contra nuevos límites físicos, emocionales y mentales. Había que crear otro plan porque el de ser doctor ya no le hacía la misma ilusión.

“Básicamente en ese año me dediqué a estudiar y a leer sobre los líderes de todo el mundo y lo que descubrí fue que en algún momento todas ellos hicieron un click mental en el que se dieron cuenta que todos los límites, todos los miedos, eran límites que uno mismo se creas. La medicina siempre fue para mí un camino de certidumbre y lo que yo quiero vivir es una aventura, tratar de crear algo que tenga riesgo pero que no tenga límites, que tenga un potencial infinito”.

Franco no podía estar quieto. La búsqueda del nuevo camino para su vida lo llevó a leer el libro del fundador de los zapatos Toms, del creador Blake Mycoskie. Después de haber leído el último enunciado y haber colocado el libro en la mesa, se dio cuenta de que podía crear una empresa con el mismo compromiso social que le sirviera para cumplir la que siempre creyó que era su misión: ayudar a la gente.

Lamentablemente, hoy en día hablar del mundo de futbol es hablar de cantidades económicas estratosféricas ofrecidas a jugadores, de ganancias récord para los clubes; es hablar de corrupción, de sobornos, de falta de integridad y de una traición a la esencia del mismo deporte.

Dada la afluencia de noticias negativas, resulta bastante refrescante la llegada de Kizazi, el proyecto en el que Franco ha invertido todo su esfuerzo después del accidente que cambió su vida, y con el cual quiere combatir la pobreza mundial, un balonazo a la vez.

“El mensaje es que Kizazi representa a una nueva generación de jugadores, con una conciencia ampliada hacia los problemas mundiales. Hoy en día, gracias a los medios y las tecnologías rápidas de comunicación, las generaciones jóvenes han crecido enteradas de los eventos mundiales. Simultáneamente, del poder de resolver estos problemas al trabajar en conjunto. Kizazi es una marca para la nueva generación de jugadores, con la visión y poder de utilizar el gran potencial del futbol para combatir a la pobreza.”

Foto vía sinembargo.mx
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¿Qué es Kizazi?

Kizazi es una marca de futbol enfocada a rescatar la belleza del balompié a través de su filosofía altruista. Por cada producto que se vende, una porción de la venta automáticamente se va al Kizazi Fund, desde donde se realizan micropréstamos a personas que viven en pobreza alrededor del mundo, para que a su vez puedan desarrollar, con sus capacidades, los proyectos que les aseguren un mejor futuro.

Lo más importante de Kizazi, es que una vez que el micropréstamo es pagado, Kizazi lo vuelve a prestar a otra persona necesitada, lo que quiere decir que el dinero se recicla y el fondo no se gasta, sino que crece.

“En vez de simplemente decir vives en la pobreza, te damos unos zapatos o una camisa, que es una solución temporal, kizazi busca luchar contra el problema de raíz”. Franco Silva

El potencial de Kizazi no tiene límites. El futbol es una industria enorme con billones de aficionados, y la pobreza mundial es un problema que aqueja a todos los países del mundo. Necesita de nuevas estrategias para combatirlo. Estrategias que no cubran solo los síntomas, sino que tengan un impacto duradero en comunidades olvidadas.

Kizazi, que apenas cuenta con unas semanas de vida, ha lanzado su primer producto altamente competitivo llamado Kizazi ball, un balón que está hecho bajo estrictas normas de calidad y elaborado de acuerdo a los lineamientos de FIFA. Cuenta con un certificado de comercio que garantiza que no se ha fabricado utilizando mano de obra infantil.

Franco, junto con su equipo de trabajo y a manera de lanzamiento, han puesto a disposición de todos los aficionados del futbol un sitio web donde pueden adquirir un balón y ayudar a Kizazi a lograr la meta de $50 mil dólares recaudados para hacer despegar la marca.

«Si compras un balón de Kizazi los micropréstamos de tu lado pueden acabar en Sudáfrica, Colombia, o en la India. No tienes manera de decidir, pero sí de saber a dónde llegaron. Tenemos balones con banderas de México, Colombia, India y Filipinas, y al comprar el balón con determinada bandera, escogerás también a dónde va tu impacto. Por ejemplo, al comprar el balón de México dictas que los micropréstamos de tu compra se van a comunidades mexicanas.”

El primer préstamo realizado por Kizazi fue otorgado a un señor de las Filipinas para hacer crecer su pequeña granja. El préstamo ya fue devuelto y el Kizazi Fund empieza a ver crecer sus arcas. Sin embargo, la aventura apenas comienza y hay mucho camino por recorrer. No importan los obstáculos que se presenten en el trayecto, ya se han superado pruebas inimaginables.

Fuente: sinembargo.mx

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