En América Latina, 32 de 54 millones de niños de cinco años de edad o menos viven en la pobreza, provocando que 400.000 infantes mueran anualmente por causas evitables. Con este motivo y para ser una voz sobre el problema, la Fundación ALAS, que preside el escritor colombiano Gabriel García Marquez, convocó a un grupo de artistas para llevar a cabo dos conciertos simultáneos, uno en la Cd. de México y otro en Buenos Aires.
Una iniciativa que conjugó Responsabilidad Social Individual y Empresarial. Entre las empresas que canalizaron recursos para la acción, destacan McDonald’s, a través de su Casa de Ronald McDonald; Telmex, Ernst & Young, Banamex, Cemex, KPMG, Telcel, entre otros.
Ahora, la reflexión viene de preguntarse ¿este tipo de eventos realmente mueven la conciencia social?
En México, el evento se efectuó en el zócalo, seis horas de música ininterrumpida, bajo la lluvia y el viento, de entrada libre y obviamente de asistencia popular en su mayor parte. Si bien la televisión por cable transmitió la señal, la pregunta es ¿Es este público quién debía recibir el mensaje? ¿Son ellos quienes originarán el cambio para combatir la pobreza?
Bien lo expresó el cantante Ricardo Montaner: “la pobreza de los niños no es un problema de recursos, el problema es que los recursos no llegan donde tienen que llegar”. Lo que nos habla más de política y corrupción que de voluntad.
Ahora, dejando de lado estos aspectos éticos, es obvio que la acción benefició mediáticamente a las empresas y los artistas, que hay que decirlo, no son culpables ni tienen que ver con las fallas señaladas.
La intención es loable, sin embargo el resultado de estas acciones difícilmente podrá ser medido. Aún así, cabe señalar que ALAS también cuenta con el apoyo de algunos de los intelectuales y líderes empresariales más influyentes de América Latina; quizás por allí se pudieran ejecutar acciones que provoquen mejores reacciones. Como ejemplo de posibilidades en el área infantil tenemos la estadística referente a que el retorno de la inversión en educación es de 17 a 1. Una cifra altísima que abre las puertas de muchas más y mejores ejecuciones para los niños.
