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Calibrar la esperanza

La vida de los más pobres del mundo ha mejorado en los últimos 15 años más rápido que nunca antes, y creo que en los próximos 15 conseguiremos un resultado aún mejor. Al fin y al cabo, el conocimiento humano está aumentando. Lo vemos en la creación y costos cada vez menores de nuevos medicamentos, como los del tratamiento del VIH, y de nuevas semillas que permiten a los agricultores pobres ser más productivos. Una vez que se inventan instrumentos semejantes, nunca se da marcha atrás: simplemente mejoran.

Los escépticos señalan que cada vez nos resulta más difícil brindar nuevos instrumentos a las personas que los necesitan. En eso es en lo que la innovación para calibrar los resultados de las medidas gubernamentales y filantrópicas está logrando una gran diferencia respecto del pasado. La innovación es decisiva.

Las dos dificultades que debemos superar para acelerar el progreso que más me preocupan son la posibilidad de que no consigamos reunir los fondos necesarios para sufragar los proyectos en materia de salud y desarrollo; y la de que no nos unamos en torno a fines claros para ayudar a los más pobres.

Por suerte, muchos países en desarrollo tienen economías que crecen y pueden dedicar más a ayudar a los sectores más pobres de su población. La India, por ejemplo, está dejando de ser tan dependiente de la ayuda y con el tiempo no la necesitará.

Algunos, como el Reino Unido, Noruega, Suecia, Corea del Sur y Australia, están aumentando sus presupuestos para ayuda exterior; otros, incluso donantes tradicionalmente generosos, como el Japón y los Países Bajos, han reducido los suyos. La dirección de muchos países, incluidos los Estados Unidos, Francia, Alemania y el Canadá, no está clara.

Aun así, la asistencia es decisiva. Ayuda a las personas de los países más pobres a sufragar sus necesidades básicas. Financia la innovación para la creación de nuevos instrumentos y servicios y su aplicación. Lamentablemente, la fragilidad fiscal es una amenaza para los presupuestos de ayuda de casi todos los países avanzados. A no ser que los votantes se enteren de las repercusiones positivas que su generosidad está teniendo, inevitablemente se centrarán en lo más cercano a ellos.

Con frecuencia, una sola historia, cierta o no, sobre un uso incorrecto de una pequeña cantidad de ayuda puede empañar todo un sector.

Históricamente, al hablar de la ayuda, se hacía referencia a la cantidad total de dinero invertido, pero ahora que estamos calibrando con mayor precisión indicadores como la mortalidad infantil, se pueden ver los efectos de la ayuda en términos inequívocos, es decir, la diferencia entre «por ejemplo» que las personas con VIH tengan acceso al tratamiento o que se las deje morir.

Pero ¿se unirá el mundo en torno a un conjunto claro de objetivos en los 15 próximos años? Las Naciones Unidas están empezando a cartografiar nuevas metas tras la expiración del plazo para la consecución de los actuales objetivos de desarrollo del Milenio. Como ha ocurrido con éstos, el próximo conjunto de objetivos podría contribuir a la coordinación de los grupos dedicados a esa tarea, recordar a los votantes los beneficios de su generosidad y permitirnos ver en qué estamos logrando avances para ofrecer soluciones a los pobres.

El éxito de los objetivos de desarrollo del Milenio significa que hay interés en ampliarlos para abarcar más, pero muchos de los posibles nuevos objetivos carecen de un apoyo unánime y añadir más puede socavar el impulso.

Los objetivos de desarrollo del Milenio fueron coherentes, porque se centraron en ayudar a los más pobres del mundo. Fue fácil determinar los grupos a trabajar en colaboración para alcanzarlos y se les podía pedir una rendición de cuentas en materia de cooperación y avances. Cuando se llegue a un acuerdo sobre otros objetivos importantes, como la mitigación del cambio climático, se deberá considerar si un conjunto diferente de agentes y un proceso distinto podrían ser mejores para esos empeños.

Los avances logrados con frecuencia no resultan tan visibles como un gran revés: por ejemplo, la aparición y propagación de una nueva epidemia. De vez en cuando, debemos pararnos a celebrar los logros de haber determinado los objetivos adecuados, de haber contado con la voluntad política, una ayuda generosa y la innovación en materia de instrumentos y su aplicación. Al hacerlo, yo he sentido, desde luego, una intensificación de mi compromiso con esa labor.

Fuente: Reforma
Por Bill Gates
Traducido del inglés por Carlos Manzano.

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