La Organización Mundial de la Salud (OMS) enfrenta una grave problemática y no es precisamente la lucha contra COVID-19. Según una investigación del diario neerlandés NRC, existe una pandemia de abuso de poder en la OMS, la cual está encubierta por el miedo y los dirigentes de este organismo, el cual se dedica a salvaguardar la salud mundial.
Las acusaciones más severas y concretas se dirigen a Takeshi Kasai, director Regional del Pacífico Occidental, a quien muchos colaboradores han catalogado como un «dictador», además de asegurar que ha humillado y puesto en riesgo al personal en reiteradas ocasiones. Según el estudio, el descontento por las malas prácticas es un sentir generalizado en quienes laboran en la instancia internacional.
Abuso de poder en la OMS, un brote oculto
La OMS cuenta con más de 7 mil empleados en oficinas, 6 sedes regionales en diferentes países y una general ubicada en Ginebra, Suiza, consolidándose como el gran referente mundial en cuanto aspectos relacionados con la salud. Asimismo, es la encargada de efectuar acciones de que contribuyen a la sanidad de las naciones integradas a ella.
Por ello, que exista abuso de poder en la OMS muestra una grave situación para este organismo que debería ser el ejemplo de otros. NRC expuso que tanto personal activo como ex trabajadores de la sede en Manila aseguran haber sido víctimas de Kasai. Se afirma que ha incurrido en favoritismo, racismo y humillaciones, debido a la situación, el grupo envió una carta a la Junta Ejecutiva para que tome cartas en el asunto.
Kasai llegó a poner en riesgo la integridad de los colaboradores, además, según el documento, las políticas del director regional han «contribuido sustancialmente a un aumento de los casos de COVID-19 en muchos países de la región» y «desperdiciado los fondos de los donantes».
Incluso existen imputaciones sobre los manejos de gobierno en Manila. Un trabajador declaró que el presidente de un comité de selección obligó a los integrantes a darle mejores puntuaciones a un candidato favorito de Kasai, ellos resistieron, pero al final la decisión pasó a un panel superior donde le director pudo elegir a quien el deseaba para el cargo.
A estas voces anónimas se sumó la de Sacha Bootsma, quien también laboró en aquella sede de la OMS:
Decenas de personas, incluyéndome a mí, nos hemos ido porque el director regional de repente cambió o canceló nuestro contrato debido a preferencias personales, o simplemente porque ya no se podía soportar la atmósfera enfermiza.
Sacha Bootsma, colaboradora de la OMS.
Después de que salieran a la luz estos testimonios, Kasai negó la mayoría de las acusaciones en su contra y agregó: «Los últimos dos años han sido un momento estresante y difícil para los trabajadores de la salud en todo el mundo, incluido el personal de la OMS». La organización dijo estar al tanto de las quejas y evidencias presentadas, además de resaltar que estaba dándoles seguimiento.
Parece ser que como el mismo Kasai lo dijo: «La pandemia está cambiando», pero para convertirse en una de abuso de poder en la OMS, lo cual podría desgastar aún más el trabajo que se efectúa contra las amenazas de salud.
Un lugar insalubre
Tras todo este escrutinio realizado por NRC, el año pasado, el medio hizo llegar a empleados de otras sedes una encuesta de opinión sobre cómo percibían el ambiente laboral del organismo. De los 13,000 comentarios recibidos por los 1,700 empleados encuestados, la mayoría fueron negativos.
Es un sistema lleno de favoritismos y amigos de amigos que son contratados sin tener en cuenta sus competencias o un proceso de contratación competitivo.
Colaborador anónimo de la OMS.
Pero no es la primera vez que hay un caso de abuso de poder en la OMS, en 2020 una investigación, hecha por The New Humanitarian y la Fundación Thomson Reuters, visibilizó las denuncias de abuso sexual durante la respuesta al ébola de 2018-2020 en la República Democrática del Congo.
150 mujeres dijeron ser víctimas de un esquema de sexo por trabajo, en el que estaban involucrados trabajadores humanitarios. «La operación masiva de ébola generó miles de puestos de trabajo […]desde extensión comunitaria hasta limpieza y otros roles», en una región tan azotada por la pobreza este boom de remuneraciones trajo a oportunistas.
Muchas personas fueron contratadas como consultores, por lo que mantener un control de cómo efectuaban las contrataciones quedó en un punto ciego para la instancia. “Conociendo la pobreza de la población, muchos consultores se divirtieron usando el chantaje sexual para contratar”, dijo un empleado de la OMS.
A esta situación se unió, como en en caso de Kasai, el silencio. En aquel entonces la OMS dijo investigaría las acusaciones que surgieron pero no expresó si había recibido quejas contra el personal o los contratistas.
La cultura del miedo en los ambientes laborales
Ambos casos de abuso de poder en la OMS, hacen plantearnos cómo funcionan los esquemas laborales. Si bien el abuso sexual a cambio de trabajo representa un extremo, por ejemplo, lo cierto es que la cultura del miedo está presente tanto en empresas pequeñas como en organizaciones de gran tamaño.
Iris Reyna, consultora en Cultura Corporativa, afirma que la cultura del miedo en los espacios laborales es una práctica donde los individuos «temen decir lo que piensan, hablar con la verdad, asumir una responsabilidad, confrontar alguna conducta o dar una iniciativa».
La cultura del miedo se manifiesta en comportamientos de falta de transparencia, deshonestidad, competencia desleal, ocultamiento de información, falta de delegación y otros negativos para la organización.
Iris Reyna, consultora en Cultura Corporativa.
En las empresas en donde predomina este tipo de atmósfera, la energía de las personas está dirigida en no perder su trabajo, más que en realizar correctamente sus funciones, por ello, retomando el caso de Kasai, no es sorprendente que los colaboradores no quisieran hacer público el manejo que el directivo le estaba dando a su puesto.
La OMS, que continuamente está buscando mejorar la calidad de vida y las condiciones laborales, tendría que iniciar por depurar sus propias dependencias.
Muchos empleados de la OMS no se atreven a quejarse por temor a las represalias de sus superiores. Los perpetradores escapan al riesgo o son castigados con demasiada suavidad. Los órganos internos de denuncia no se consideran completamente independientes.
Sentencia el estudio de NRC.
¿Será que la pandemia que aqueja internamente al organismo es más fuerte que el aplicar medidas contra sus funcionarios? La respuesta estará en las sanciones que se tomen en contra del director Kasai y del seguimiento que haga la instancia en todo su esquema de administración.
