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Valor compartido o valor extraído: el caso de Nestlé y otras empresas

Taina Sohlman / Shutterstock.com
Taina Sohlman / Shutterstock.com

Nestlé es la empresa que originó el concepto de la creación de valor compartido (CVC), la idea, nada nueva por cierto, de que a través de sus actividades la empresa podría crea valor para sí y para la sociedad. Que había que, proactivamente, buscar oportunidades para crear valores para ambos y no sólo para la empresa.

Esta idea fue la evolución de Nestlé ante las severas críticas, boicots y juicios de consumidores y sociedad civil, en particular sobre el renombrado caso de la leche en polvo como reemplazo de la leche materna, en la que se le acusó de prácticas engañosas y representó un duro golpe a su reputación (comienzos de los ochentas). La CVC fue una estrategia de mitigación de irresponsabilidades. El nombre fue usado por primera vez en un informe del 2006 sobre sus actividades en América Latina que llamaron a la CVC “el concepto de Nestlé de la RSE”. El informe de sostenibilidad del 2007 ya usó aquel nombre (el primero del 2001 se llamó informe de sostenibilidad).

Esta idea se populariza cuando Michael Porter y Mark Kramer publican en enero de 2011 un artículo en el Harvard Busines Review bajo el lema “La Gran Idea”, con el título Creación de Valor Compartido: Como reinventar el capitalismo y desatar una oleada de innovación y crecimiento. Este artículo, tanto por la reputación de sus autores como por el medio en que se publicó y la difusión y publicidad que le han dado sus autores, ha tenido gran repercusión. Lo exagerado del título a lo mejor contribuye.

Pero, ¿es Nestlé consistente con su idea de que sus operaciones deben crear valor compartido con la sociedad o también trata de “extraer valor”?

En septiembre de 2014 se publicó un interesante artículo sobre la extracción de valor por parte de las empresas “Profits without prosperity”. Se publicó en la misma revista y en la misma sección que el de Creación de Valor Compartido de Porter y Kramer, en el Harvard Business Review, en la sección “La Gran Idea”. En ese artículo se analiza la utilización de los beneficios de las empresas en la recompra de sus propias acciones en vez de contribuir a la prosperidad de la sociedad a través de inversiones para el largo plazo. Lo que el autor denomina extracción de valor en oposición a la creación de valor: beneficios sin prosperidad.

En los diez años entre 2003 2012 las 449 empresas que estuvieron en el índice Standard and Poor 500 usaron el 54% de sus beneficios en recomprar sus acciones y otro 37% en pagar dividendos. Estas actividades tienen el efecto de aumentar el precio de las acciones en el corto plazo, que contribuye a aumentar la remuneración de los directivos. Los 500 mejor pagados en el 2012 recibieron el 42% de su compensación en forma de opciones de compra de acciones y el 41% en acciones directas. La reducción del número de acciones en circulación a través de su adquisición por la empresa también aumenta temporalmente las “ganancias por acción” lo que mejora el total de su remuneración, que suele estar atada a este indicador.

Pero los recursos usados para recompra de acciones y pago de dividendos no están disponibles para la inversión en la empresa en el mejoramiento de las condiciones de trabajo y nuevas actividades que pueden contribuir a la prosperidad. Los intereses de sus directivos quedan por encima de los intereses de la sociedad.

Un caso destacable de “extracción de valor” es Nestlé. Entre 2005 y 2010 la empresa recompró sus propias acciones en el mercado por un monto de casi US$40.000 millones. Usó los recursos generados en el negocio para extraer valor, para reducir tu tamaño, para encogerse a favor de los accionistas, en vez de usarlos para crear valor a través de sus inversiones, que podría compartir con la sociedad como es supuestamente su estrategia.

Si bien esto puede parecer un caso de las grandes empresas en países desarrollados, tiene lecciones para todo tipo de empresas.

Una de las principales responsabilidades de la empresa ante la sociedad es invertir. De la misma manera que los individuos tenemos la responsabilidad de utilizar lo mejor posible los talentos que se nos han dado, la empresa tiene la responsabilidad de utilizar sus recursos de la mejor manera posible, lo que, claro está, incluye remunerar a los que hacen posibles esos recursos.

Pero recordemos que muchos de los recursos que usa la empresa son bienes comunes de la sociedad por los que no paga: agua, aire, el medio ambiente, la educación, salud y en general el capital humano con que le llegan sus empleados, la seguridad física y jurídica del entorno en que se desenvuelve, la infraestructura pública que usa. Todo esto construido con sus impuestos y los nuestros y con los ingresos de los gobiernos que nos pertenecen a todos.

La empresa tiene la responsabilidad de invertir para contribuir al mejoramiento de la calidad de vida, del empleo, de la producción de bienes y servicios que la sociedad necesita, de contribuir a los bienes comunes, etc.

No basta con llevar a cabo sus actividades rutinarias para que también se beneficie la sociedad (aunque en el caso de Nestlé mucho del valor que se comparte es en aspectos micro de proyectos de inversión social, base de la pirámide, negocios inclusivos y desarrollo comunitario). Son tanto o más importantes los impactos macro derivados de la inversión y su efecto multiplicador en las economías. Y esto es válido para todo tipo de empresa, en mayor o menor grado.

Sí, claro está que la primera responsabilidad de Nestlé como de todas las empresas en ser rentable, y remunerar a los aportantes del capital que han hecho las inversiones posibles, pero hay maneras y maneras de ser rentable.

Muchas veces los dirigentes empresariales se preocupan más de sí mismos que de la sociedad, a pesar de las expresiones públicas para mejorar la reputación empresarial vía su responsabilidad social. A veces los intereses de los dirigentes toman precedencia. Estas acciones de extracción de valor pueden mejorar sus remuneraciones y bonificaciones por su impacto en el corto plazo.

¿Es posible que Nestlé tenga que recomprar sus propias acciones porque no encuentra posibilidades de invertir sus grandes beneficios y prefiera contraerse? ¿Es posible que los dirigentes de responsabilidad social (crear valor compartido) y los de gestión financiera (extracción de valor) no se coordinen?

Lo cierto es que Nestlé, supuesto líder de la creación de valor compartido, también está metido de lleno en la extracción de valor, perdiendo una excelente oportunidad de crear valor, compartido o no.

Antes de compartir valor hay que crearlo.


Antonio Vives

Con un Ph.D. en Mercados Financieros de Carnegie Mellon University y con una trayectoria como profesor en 4 escuelas de negocios, Antonio Vives es actualmente catedrático y consultor en la Stanford University. Socio Principal de Cumpetere. Ex-Gerente de Desarrollo Sostenible del Banco Interamericano de Desarrollo. Creador de las Conferencias Interamericanas sobre RSE. Autor de numerosos articulos y libros sobre RSE y del blog Cumpetere en español.

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