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Se termina el circo con animales ¿qué pasará con ellos?

Elefante Circo vía Shutterstock
Elefante Circo vía Shutterstock

El payaso del Circo Atayde ríe y canta pero detrás del maquillaje y su alegría se esconde una gran tristeza.

El muchacho que ayuda a subir a los niños al elefante comenta que es su último día: “Sí, ya me despidieron, el circo se acabó”, afuera esperan los animales, un elefante y los famosos tigres, todos listos para, quizá, la última función del circo tradicional ante la entrada de la llamada ley de circo sin animales.

Es domingo por la noche, la gente se acomoda en las butacas del Circo Atayde, la mamá que lleva a su hija por primera vez, las familias que se arremolinan por las palomitas, felices y emocionados entre globos, algodones y luces de colores.

A pesar de los descuentos en el boleto, el público apenas y ocupa la mitad de los asientos del circo, afuera no hay vendedores ambulantes. Ellos también saben que los días del circo en México están contados.

“Bienvenidos al Circo Atayde… ¡Viva el circo!” Grita el presentador. Más que una bienvenida su grito se convierte en el epitafio de una empresa con una historia de más de 100 años.

El show debe continuar

Se apagan las luces, el público grita y aplaude, pocos saben que el espectáculo sufre en silencio, detrás de las risas y las acrobacias; es entonces cuando la famosa frase del mundo del espectáculo se hace presente: “El show debe continuar”.

Entre el público hay opiniones encontradas. Unos piden que el circo sea con animales, Martha dice que “la primera vez que vi el circo llegó al pueblo donde vivía y es algo que nunca olvido”. Otros creen que el circo mexicano pude ser como el Cirque Du Soleil y no utilizar animales: “No sé, dicen que hay maltrato en los circos, ¿no?”, menciona Laura, quien va acompañada de su hijo quien no deja aplaudir.

Y es que la llamada ley de circo sin animales ya es una realidad en el DF, Morelos, Guerrero, Querétaro, Colima, Chihuahua, Puebla, Chiapas, Yucatán y Zacatecas, y fue una propuesta del diputado del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) Jesús Sesma Suárez, quien prometió que habría santuarios y apoyo a los empresarios. Pero no ha pasado nada y los cirqueros lo consideran su enemigo número uno, lo amenazan y exhiben en las redes sociales.

Además, los cirqueros dicen no tener apoyo del Gobierno del Distrito Federal, a pesar de que José Ramón Amieva, titular de la Consejería Jurídica y de Servicios Legales del GDF, aseguró que los apoyaría.

“Vamos a trabajar con los dueños y los empleados para ayudarles a través de beneficios que podrían ser fiscales para que puedan adecuarse”.

Aunque la ley de circos sin animales entrará en vigor hasta julio del 2015, con multas de 9,000 y hasta 12,000 días de salario mínimo, los circos mexicanos, con más de 100 años de historia, ya sufren las consecuencias.

“Condenaron a las empresas a la muerte igual que a los animales”, sentenció desde hace meses el periodista René Franco, quien fue objeto de amenazas por parte de los protectores de animales a causa de sus declaraciones.

Cierran los circos

“Aguantamos secuestros, extorsión, pero ésta campaña de desprestigio ya es mucho… Nos vamos a Estados Unidos”, declaró Memo Vázquez ante el inminente cierre del Circo Hermanos Vázquez que se fundara en 1969.

Lo mismo sucede con el Circo Hermanos Fuentes Gasca, cuyos inicios datan de 1905. Y sí, ellos también están pensando en cerrar su empresa.

“No tenemos el dinero que tiene el Partido Verde para pelear a su nivel. Nuestra taquilla ha bajado más de 60% y en estos momentos ya hay mucha gente desempleada. De los animales, no sabemos qué vamos hacer con ellos, no hay dónde ponerlos. Es una tristeza, la verdad”, dijo Mercedes Portugal, domadora y tercera generación de la familia Fuentes Gasca.

Por su parte, Federico Serrano, director de Difusión del Circo Atayde Hermanos, arremetió contra una ley que dejará sin empleo a más de 150 empleados directos, sin contar la cadena productiva que funciona cuando llega el circo a alguna comunidad y que involucra a mucha más gente.

“Cerramos temporalmente, no podemos seguir así. Cancelamos las giras y vamos a pensar en lo que haremos… Sufrimos una campaña violentísima contra un sector específico de la industria del entretenimiento y es totalmente injusto”.

En México existen más de 500 circos. De éstos, 190 cuentan con registro para operar como espectáculos públicos que manejan vida silvestre fuera de su hábitat natural y de los que dependen económicamente más de 10,000 familias, con cerca de 2,500 animales en total.

¿Y los animales?

El Partido Verde Ecologista de México es el principal promotor de la ley, ellos aseguran que su objetivo es evitar el maltrato animal, pero…

“¿Quién se va hacer cargo de los animales? No hay espacio ni dinero en los zoológicos y tampoco santuarios como han dicho… Esto es una irresponsabilidad de los que hicieron la ley, pues no contemplaron las consecuencias. Se legisló sin tomar en cuenta todo lo que pasaría: ¿Van a parar en las manos del narco? Digo, a ellos le gustan los animales exóticos. Estoy extrapolando la situación, pero eso puede pasar”, explicó Serrano.

Anima Naturalis Internacional aseguró estar gestionando con gobiernos estatales la posibilidad de instalar santuarios en sus territorios, pero hasta la fecha no hay nada y llegará el momento en que los circos, al no dar funciones, no podrán mantenerlos y tendrán que deshacerse de ellos.

El último acto del circo estará en manos de la Suprema Corte de Justicia, instancia a la que los circos acudieron, pues aseguran que “es una ley anticonstitucional, que ataca los derechos de trabajar, de la propiedad y al patrimonio cultural de la humanidad”.

Se apagan las luces en el circo. La gente se va feliz, comentan las acrobacias, la belleza de los animales y sus recuerdos de la infancia. Mientras tanto, los empleados recogen sus cosas, acarician al gigantesco elefante y se pierden detrás de los telones; se despiden de la carpa y de sus trabajos, pues para ellos, como para el circo mexicano, parece que ha llegado la última función de sus vidas.

Fuente: El economista

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