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Requerir que se respeten a si mismos

Por: Josep Maria Canyelles
Hoy 26 de septiembre es el Día Europeo de las Lenguas, una jornada que se celebra desde 2001, Año Europeo de las Lenguas. Con este motivo haré una reflexión de un solo párrafo, acompañada de un ejemplo de buena práctica que puede favorecer reconsiderar algunas actitudes corporativas en el marco de la gestión de la RSE. [leer en PDF 1 pg]

En la defensa pública de la sostenibilidad, sea en aspectos ambientales, culturales, laborales o económicos, siempre existe el riesgo de entrar en un terreno político que dificulte la adhesión o que distorsione la vinculación a derechos humanos globales.

En el caso de la diversidad lingüística, una buena práctica concreta es poner el acento no en la propia lengua sino en las demás, garantizando así que no antepone los intereses propios a un modelo equilibrado y justo de diversidad. Esto se puede concretar en la demanda que todo producto vaya etiquetado, además de en las lenguas de mayor alcance, siempre en la lengua del país donde ha sido producido, aunque sea minoritaria, para favorecer el respeto a la diversidad y la dignidad de las lenguas menores. Este es un modelo equilibrado y sostenible de defensa de las identidades: valorar y recomendar activamente que los productos que adquirimos lleven la lengua de donde han sido hechos permite superar la defensa de la propia lengua para situarnos en la defensa de un modelo global de diversidad lingüística.

Y ahora un ejemplo real situado en el campo del turismo, una carta enviada a un hotel de Bretaña (Francia):

Apreciados y apreciadas,

Les queremos agradecer la calidad del servicio y la atención recibida, al tiempo que les queremos hacer una consideración que seguro que sabrán comprender.

Escogimos la Bretaña como destino turístico porque hemos captado la fuerza de su cultura y la densidad de su historia. Esto quiere decir magníficos castillos que todo el mundo puede disfrutar, bellísimos pueblos que todos podemos recorrer, riquísimas tradiciones musicales o gastronómicas de las que todo el mundo puede disfrutar… pero también significa este patrimonio intangible que es su lengua bretona.

Hemos observado con tristeza que la lengua bretona, la propia de esta tierra, no está presente de manera significativa en sus actividades comerciales. Nosotros somos de Barcelona (Cataluña) y no sabemos nada de bretón, pero nos gusta visitar territorios cultos y civilizados donde se respeta su legado cultural, entre el que está la lengua.

En tanto que turistas extranjeros tenemos necesidad de poder comunicarnos en alguna lengua más accesible. Agradeceremos tener las indicaciones en francés y en inglés para que podamos entenderlas correctamente. Pero no quisiéramos tener la sensación de que nuestra presencia junto a miles de otros turistas hace un mal favor a la lengua que durante siglos se ha hablado en la Bretaña y que ahora está en riesgo de desaparición. Aunque no lo podamos entender, sabemos valorar que el bretón esté presente en las indicaciones públicas. Y si nos vamos habiendo aprendido una docena de palabras bretonas las guardaremos en nuestro interior como un recuerdo que nos llevamos de la grandeza y singularidad de la Bretaña.

Respecto a su empresa, valoraríamos que incorporara de manera más consistente criterios de responsabilidad social corporativa, tanto de respeto al medio ambiente, a la comunidad donde operan, a las condiciones laborales o los impactos económicos, incluyendo las actuaciones de sus proveedores y subcontratistas. Del mismo modo, el respeto a las identidades locales y la diversidad lingüística forma parte de esta manera ética y socialmente responsable de hacer negocio dentro de una comunidad.

Finalmente, en contra de todos los tópicos que a menudo nadie nos pregunta, los turistas no somos meros usuarios de servicios que queremos asépticamente a nuestra medida. Nos gustaría generar el mínimo impacto en el destino, no alterar sus ecosistemas naturales ni su sostenibilidad social, cultural y económica. Cuando sentimos argumentos de que la lengua bretona no está presente en las indicaciones del hotel porque los turistas no lo entienden, nos hacen sentir mal, nos hacen cómplices de la falta de consideración a su propia lengua. Quizás han dado forma racional a una falta de autoestima y nos utilizan para justificarlo. Ojalá que todavía pudiéramos incluso ayudar, a partir de nuestro respeto a la singularidad local, a fomentar un desarrollo sostenible que ponga en valor los activos del propio territorio como el patrimonio lingüístico.

Les expreso, pues, que me sentiré dichoso de visitar unas tierras que hacen una aproximación integralmente sostenible al turismo y que nos tratan como personas cultas y ciudadanos sensibles, no como meros consumidores asépticos o devoradores de recursos.

Este artículo se encuentra disponible en:
www.collaboratio.net/mm/File/es/Art.jmcanyelles_Requerir_respeto_diversidad_ling.pdf

Publicado en DiarioResponsable (castellano)
Publicat a Jornal.cat (català)



Josep Maria Canyelles

Experto en Responsabilidad Social de las Empresas y Organizaciones. Promotor del think tank Responsabilitat Global. Promotor de collaboratio, iniciativa para los Territorios Socialmente Responsables. Coordinador de la Comisión de RS de la Asoc. Catalana de Contabilidad y Dirección. Asesor técnico de la Cámara de Comercio de Barcelona en materia de RSE. Colaborador de la Asoc. para las Naciones Unidas en materia de RS. Asesor de gobiernos en RS. Ha realizado una comparecencia parlamentaria en la Subcomisión de RSC del Congreso de los Diputados en calidad de experto. Colaborador docente de diferentes universidades y programas formativos de alta dirección.

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