Como el aeropuerto más sustentable, eficiente y hermoso. Así fue anunciado el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que se construirá a 10 kilómetros del actual con una inversión tanto pública como privada de 120 mil millones de pesos.
Al límite de su capacidad, la actual terminal mueve 32 millones de pasajeros al año mientras que el nuevo aeropuerto movilizará 50 millones en una primera etapa, con tres pistas, y 120 millones en su fase final, con seis.
En Los Pinos y ante autoridades de los tres niveles de gobierno, el Ejecutivo encabezó el miércoles la presentación del proyecto, que se dijo será desarrollado bajo “los más altos estándares de responsabilidad social y sustentabilidad”.
Entre las cualidades ambientales que destacaron están que será la primera terminal aérea que contará con la certificación LEED Platinum, también la primera fuera de Europa con huella ambiental cero, que la totalidad de su consumo de energía provendrá de fuentes renovables, tendrá 24 plantas tratadoras de agua y contará con sistemas de ventilación naturales.
El presidente Peña Nieto insistió en la idoneidad de ubicar el nuevo aeropuerto contiguo al actual, es decir en la zona del exlago de Texcoco y entre los municipios de Atenco, Ecatepec y Texcoco, a pesar de que esa postura ya ha desatado el rechazo de pobladores de la región y ambientalistas en años anteriores.
Subrayo además que el proyecto detonará el desarrollo regional con 160 mil empleos, que darán prioridad a los lugareños.
Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, informó que los terrenos del actual aeropuerto se convertirán en espacios para áreas verdes y brindar nuevas oportunidades de educación superior, capacitación y empleo, áreas culturales deportivas, de esparcimiento, centros de salud y estaciones de transporte.
El director del proyecto del nuevo aeropuerto, Manuel Ángel Núñez Soto, aseguró que se trata no sólo de la obra de infraestructura más importante de México sino del “mejor proyecto para el presente y futuro, que se desarrollará con los más altos estándares de responsabilidad social y sustentabilidad”.
Propuesta ganadora
El proyecto ganador fue desarrollado por los arquitectos Fernando Romero, mexicano, y Norman Foster, británico.
Romero, yerno del magnate Carlos Slim, aseguró que buscaron crear con su proyecto “el aeropuerto más sustentable, eficiente y hermoso para la Ciudad de México”, cargado de simbolismos propios de la cultura mexicana.
Norman Foster, desarrollador del aeropuerto de Beijing -el más grande del mundo- y de Hong Kong, entre otros, aseguró que las características de la terminal capitalina le permitirán erigirse como un nuevo modelo de sustentabilidad “técnicamente conocido como LEED Platinum”, con lo que dictará nuevos estándares internacionales.
Explicó que la estructura del nuevo aeropuerto lo hace único en su tipo al no contar con techo, paredes ni estructuras convencionales, que permiten la entrada de tres veces más luz que en un aeropuerto tradicional. Mencionó que el material es liviano, pensando en las características del suelo de la zona y para mitigar hundimientos.
El gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, destacó las características de movilidad sustentable como bicicletas y carros eléctricos con que contará la terminal, mientras que el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, aseguró que el proyecto permitirá rescatar una zona ambientalmente degradada y disminuirá el riesgo de inundaciones en la zona oriente de la Ciudad de México.
