Mucho se habla últimamente de la Responsabilidad Social Empresarial -RSE-, un tema que ha trascendido lo meramente filantrópico para convertirse en parte del propio esquema estratégico de las empresas, en la medida que han entendido que el compromiso con causas sociales, que la mayor parte de las veces deberían corresponder a políticas públicas, no sólo las convierte en actores más decididos del desarrollo de la sociedad sino que merecen todo el reconocimiento y aplauso como modelos a seguir.
Muestras de actuaciones ejemplares van desde quienes a través de fundaciones como el afamado cantante Juanes, que ayuda a personas lisiadas por minas antipersona, o la estrella internacional Shakira, con su programa Pies descalzos que apoya la educación para niños pobres, hasta muchas empresas de todos los sectores que están inmersas en esta actividad que les permite a centenares de personas hacer más llevaderas sus dificultades.
No se trata solamente de destacar unos pocos casos, los últimos y los de los más famosos y prestantes, sobre verdaderas muestras de RSE. Particularmente en diciembre, un mes en que el espíritu navideño despierta la sensibilidad humana, decenas de empresas, de las más pequeñas a los grandes conglomerados, realizan verdaderas maratones de solidaridad a través de las cuales alegran la vida de miles de personas con regalos que estimulan y dan esperanzas.













