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Las mujeres pilotos de la II Guerra Mundial son reconocidas tras décadas

equidad de género

El desfile tradicional de Año Nuevo en Pasadena homenajea a las integrantes de un programa de entrenamiento militar aéreo.

Cuando era una joven que vivía a unos kilómetros del aeropuerto O’Hare, a las afueras de Chicago, Lorraine Rodgers estaba fascinada con la aviación.

Era principios de la década de 1940; una década antes, Amelia Earhart se había vuelto la primera mujer que volaba en solitario y sin escalas a través del océano Atlántico. Charles Lindbergh lo había hecho unos años antes.

«Leía cada palabra que podía sobre ellos y lo que hacían», recuerda Rodgers, quien hoy tiene 93 años. «Quería volar». Rodgers consiguió un empleo para pagar las lecciones de vuelo. En 1942, leyó en el periódico sobre un programa experimental para capacitar a mujeres pilotos para labores dentro de Estados Unidos con el objeto de que los hombres pudieran luchar en el extranjero.

Rodgers, quien entonces tenía 21 años, se apresuró a enrolarse y se paró en las puntas de los pies para cumplir con los requisitos de estatura. Entrenaba del amanecer al anochecer, siete días a la semana en el Campo Avenger en Sweetwater, Texas, con el fin de incorporarse al programa de Pilotos de Servicio Femeniles de la Fuerza Aérea (WASP, por sus siglas en inglés). Más tarde se mudó a la que se volvería su base permanente: el Campo Love, a las afueras de Dallas; llevó aviones militares a todos los rincones del país durante dos años.

«Íbamos a las plantas, a las fábricas o a las bases y recogíamos ciertos aviones; los llevábamos a donde tenían que ir», cuenta. A menudo era un trabajo sucio. «Estábamos grasientas y cubiertas con arena por volar sobre el desierto. No era nada glamoroso».

El Día de Año Nuevo se celebrará a estas pilotos pioneras con una carroza en el desfile de las Rosas en Pasadena, California, como parte de un esfuerzo por dirigir la atención hacia una parte a menudo ignorada de la historia de Estados Unidos.

La primera dama de esa época, Eleanor Roosevelt, fue de las primeras en apoyar el programa y escribió en una columna de un diario en septiembre de 1942: «No es una época para que las mujeres sean pacientes. Estamos en guerra y tenemos que luchar con toda nuestra habilidad y con todas las armas posibles. Las mujeres pilotos, en este caso en particular, son un arma que espera a que la usen».

Para 1943, 25,000 mujeres habían presentado su solicitud para incorporarse al programa WASP. «Se trataba de campesinas de Iowa, de bailarinas de Nueva York, de estudiantes de California», dijo Kate Landdeck, profesora de Historia en la Universidad de la Mujer en Texas, quien ha estudiado el programa desde hace 20 años. «Las mujeres de todo el país solicitaban entrar a este programa. De todas las edades».

‘En todo lo que hacían los hombres, poco a poco tomamos el control’

Se eligió a menos de 2,000 mujeres para capacitación y solo sirvieron poco más de 1,000. Entre 1942 y 1944, volaron más de 93 millones de kilómetros en todas las naves militares de la flota: bombarderos, transportes y aeronaves de entrenamiento. Además de trasladar aviones, hicieron vuelos meteorológicos, transportaron al alto mando por todo el país, probaron aviones e incluso remolcaron blancos para que los pilotos varones practicaran su puntería.

«En todo lo que hacían los hombres, poco a poco tomamos el control», dijo Rodgers. Los hombres lo notaron. Era un trabajo peligroso. Treinta y ocho mujeres piloto murieron al servicio de su país. El programa se desintegró sin pena ni gloria en diciembre de 1944, unos meses después de que el Congreso rechazara una propuesta de ley con la que se otorgaría estatus militar a las mujeres.

«Mientras la propuesta trataba de avanzar y se debatía abundantemente en el Congreso, las fuerzas armadas marchaban por Europa hacia Alemania», explicó Landdeck. «Al mismo tiempo había un grupo de pilotos varones que se oponían activamente a que las mujeres formaran parte de las fuerzas armadas porque preferían trabajar en el programa WASP para que no los enviaran al extranjero… particularmente a Japón, en donde los necesitaban más».

La manifiesta oposición al plan de oficializar el programa WASP, junto con el éxito de la guerra en Europa, implicaban que la legislación no tenía futuro.

‘No podíamos creerlo. Esa era nuestra vida’

Rodgers y muchas mujeres más quedaron devastadas. «Cuando nos dijeron: ‘Quedas fuera a partir del 20 de diciembre’, no podíamos creerlo. Esa era nuestra vida», cuenta. «Destinaron aviones con pilotos varones para llevarnos a casa y eso fue todo».

En 1977, el entonces presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, promulgó una legislación con la que se otorgaba estatus militar al programa WASP, con lo que las participantes podían solicitar prestaciones para veteranos de guerra. En 2010, las participantes sobrevivientes del programa recibieron la Medalla de Honor del Congreso en una ceremonia en el Capitolio.

Un grupo de participantes y partidarias del WASP recaudaron casi 200,000 dólares (2 millones 500,000 pesos) para construir la carroza del Desfile de las Rosas con el que se destacarán las contribuciones de estas mujeres pioneras en la época de la guerra.

«Se está honrando a estas mujeres y creo que es un gran tributo», señaló Tim Estes, presidente de Fiesta Parade Floats, la galardonada empresa que construyó la carroza. «Creo que es una historia importante que hay que contar».

Sobreviven menos de 200 participantes del WASP; la más joven tiene 89 años, de acuerdo con Landdeck. «Queremos que las participantes de WASP sepan que la labor que realizaron durante la guerra, que su legado vive», dijo Landdeck.

vía Las mujeres pilotos de la II Guerra Mundial son reconocidas tras décadas – Mundo – CNNMexico.com.

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