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El 99% respiramos partículas peligrosas

Según un estudio publicado a inicios de marzo de 2023 por la revista científica The Lancet Planetary Health, 99% respiramos partículas peligrosas y solo 0.001% de la población mundial respira aire considerado seguro por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019.

Lo anterior no solo resalta la importancia de frenar el uso de combustibles fósiles, sino también la urgencia de que las empresas aborden su Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en la mitigación de la contaminación del aire y la protección de la salud pública. Esto además de colaborar con otros grupos de interés, como los gobiernos, para desarrollar e impulsar políticas que fomenten la calidad del aire.

Mala calidad del aire

Cuando hablamos de contaminación del aire, nos referimos a la contaminación del ambiente interior o exterior por cualquier agente químico, físico o biológico que modifique las características naturales de la atmósfera. Sin embargo, gran parte de estas alteraciones en el equilibrio del aire están estrechamente asociadas al clima.

Los principales impulsores de la contaminación del aire, como la combustión de combustibles fósiles, también son responsables de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y, por lo tanto, de la crisis climática que atraviesa el planeta.

De acuerdo con el estudio, que utilizó una combinación de datos de calidad de datos de calidad del aire y técnicas de aprendizaje automático para evaluar las concentraciones globales de material particulado (PM)2.5 —y que puede causar graves daños a la salud—, «casi nadie está a salvo de la contaminación del aire».

No obstante, la mala salud del aire representa para los países un aumento significativo de enfermedades asociadas y daños significativos como son impactos cardiovasculares, derrame cerebral, inclusive hay evidencia emergente de que las partículas impactan en otros órganos y también causan otras enfermedades. Por ejemplo el dióxido de nitrógeno (NO2) es un contaminante atmosférico asociado con enfermedades respiratorias, particularmente asma, lo que provoca síntomas respiratorios (como tos, sibilancias o dificultad para respirar).

Respiramos partículas peligrosas

Yuming Guo, autor principal del estudio y profesor de la Universidad de Monash señala que el hecho de que respiramos partículas peligrosas la gran mayoría de la población está poniendo en riesgo la salud pública. Él precisa que la exposición a altas concentraciones de partículas sólidas y líquidas que se encuentran en suspensión en el aire en diferentes partes del mundo son responsables de casi siete millones de muertes prematuras en 2019.

La exposición a este nivel de concentración [PM2.5], es muy peligroso porque su tamaño pequeño significa que puede ingresar al torrente sanguíneo a través de los pulmones, lo que lleva a enfermedades cardíacas, respiratorias y cánceres, según la Organización Mundial de la Salud.

Además, refiere el investigador, que hay cada vez más evidencia de que puede afectar la capacidad cognitiva y la salud mental. «No se ha identificado un umbral seguro para el PM2.5 por debajo del cual no se observa ningún daño a la salud». Por ello, la OMS actualizó en 2021 los límites de exposición a estas partículas.

Anteriormente, el límite máximo aceptable para la exposición media anual al PM2.5 era de 10 microgramos por metro cúbico (μg/m3), pero ahora se ha reducido a 5 μg/m3. Del mismo modo, el límite máximo aceptable para la exposición media durante un solo período de 24 horas ha pasado de 25 μg/m3 a 15 μg/m3. Esto significa que la exposición a niveles de PM2.5 por encima de estos límites puede representar un riesgo para la salud y se deben tomar medidas para reducir la exposición.

Responsabilidad de brindar aire limpio

El estudio también señala que si bien la la base de datos de calidad del aire de la OMS, contiene información de más de 6 mil ciudades y 117 países —y muestra que el 99% de las personas respiramos partículas peligrosas—, existen vacíos en las estaciones de monitoreo de calidad del aire que el nuevo estudio pudo completar para evaluar la calidad del aire a nivel mundial.

Los hallazgos también revelaron que la concentración promedio global anual de partículas PM2.5 fue de 32.8 µg/m3 durante el período de estudio, que fue de 2000 a 2019. Esto significa que en promedio, el aire en todo el mundo contenía 32.8 microgramos de partículas por metro cúbico durante todo el año.

Pero si bien, la cantidad de días con alta concentración de PM2.5 disminuyó en general durante el período de estudio, aún hubo más del 70% del año en 2019 en el que la concentración de PM2.5 fue superior a 15 µg/m3. Este último es el límite de seguridad recomendado por la OMS.

Países con la mayor exposición a PM2.5 

A nivel regional, tanto los promedios anuales como el número de días de alta concentración disminuyeron en América del Norte y Europa y aumentaron en el sur de Asia, Australia y Nueva Zelanda y América Latina y el Caribe. 

En general se observó que Asia presentó en general el aire más insalubre, con concentraciones por encima del límite diario establecido por la OMS en más del 90% de los días en el sur y este de Asia. El norte de África también mostró altas concentraciones de PM2.5, mientras que Australia, Nueva Zelanda, el resto de Oceanía y América del Sur registraron las concentraciones más bajas.

Aún así, existen medidas que las empresas y gobiernos pueden tomar para mejorar la calidad del aire como puede ser adoptar, revisar e implementar estándares nacionales de calidad del aire según las últimas directrices de la OMS; apoya y acelerar la transición hacia el uso de energía limpia; mejorar la gestión de residuos industriales y municipales de las comunidades y empresas.

Finalmente, sabemos que el estudio no es una buena noticia para la salud mundial, pero Guo espera que pueda ser parte de la búsqueda de soluciones y políticas que busquen reducir y eliminar el hecho de que respiramos partículas peligrosas, y la carga que representa para los gobierno atender enfermedades relacionadas con la contaminación del aire y a su vez contribuir a la mitigación del cambio climático a corto y largo plazo.

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