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Cómo una comunidad creó una moneda… que funciona

Economia rural

El Túmin es una moneda comunitaria que a tres años de haberse creado sigue su expansión por otras regiones del país, mientras Banxico defiende su monopolio exclusivo para acuñar moneda.

La falta de dinero entre los pobladores amenazaba el comercio de una pequeña comunidad veracruzana. Lanzar su propia moneda fue la opción que eligieron en un volado para solventar la situación. La elección fue la correcta.

Así fue como hace casi 3 años, nació el Túmin en la comunidad de El Espinal, en Veracruz, como una moneda alternativa que buscaba reactivar la actividad comercial rescatando el viejo sistema de trueque que se aplicaba únicamente en los días de tianguis en aquélla población totonaca.

“Es un sistema complementario que ayuda a la gente a aprovechar la riqueza de los productos que cultiva y los productos que elabora. Y surge de la necesidad de la gente de impulsar su comercio y tener dinero para vivir”, asegura Juan Castro Soto, profesor de la Universidad Intercultural de Veracruz (UVI) y cofundador del ecosistema del Túmin, el llamado ‘Mercado Alternativo y Economía Solidaria’.

Ahora el sistema del Túmin se difunde no sólo por los municipios de la sierra veracruzana, sino que se implementa con éxito en regiones de Chiapas, Puebla, Tabasco, Morelos y Estado de México.

Pero no todos han mirado con buenos ojos la propuesta. El Banco de México (Banxico) mantiene abierta una denuncia contra los fundadores del Túmin ante la Procuraduría General de la República (PGR) por la supuesta “acuñación de moneda” que exclusivamente le corresponde al Estado. Conoce la historia de esta singular moneda.

“Aquí se recibe Túmin”

La impresión de la imagen de Emiliano Zapata en una pedazo de papel fue la forma como inició el Túmin, palabra que en Totonaca significa dinero. Académicos y alumnos de la UVI decidieron, en noviembre de 2010, lanzar este sistema que eligió la imagen del personaje revolucionario como su primer emblema.

Este proyecto nació con el objetivo de crear un programa de derechos económicos, idea que conquistó de inmediato la mente de los pobladores, quienes se encontraban acostumbrados a solventar sus necesidades económicas a través de los apoyos gubernamentales, dice Juan Castro, quien impulsó el proyecto de la mano de Blanca Xanath y Álvaro López.

“A veces cuesta más trabajo convencer a la gente pobre del beneficio que le pude representar una moneda comunitaria, las personas con una carrera entienden más la función que tiene el Túmin”, asegura el docente de la UVI.

“Aquí se recibe Túmin”, eran las palabras inscritas en cartulinas que se empezaron a asomar en diversos locales de El Espinal a partir del 7 de noviembre de 2010, cuando un grupo de 80 productores y ofertantes de servicios dieron vida al ‘Mercado Alternativo y Economía Solidaria’ que impulsó a la naciente moneda.

Desde ese día y hasta hoy, negocios de alimentos, ropa, cibercafés y animales comenzaron a utilizar el Túmin como una forma de pago que complementa la moneda nacional, es decir, el costo de un producto puede ser cubierto hasta en un 20% con el dinero comunitario, mientras que el resto se paga en pesos mexicanos.

¿Clandestino?

El éxito que ha tenido la moneda en la comunidad veracruzana ha hecho que otros estados de la República Mexicana incorporen este sistema a sus formas de comercio. Sin embargo, no todos han visto con buenos ojos este sistema.

El 28 de abril de 2011, Juan Castro y los otros promotores de la moneda fueron citados a comparecer ante la PGR por una denuncia realizada por Banxico.

La autoridad monetaria del país argumentaba la violación del artículo 28 de la Constitución, el cual garantiza el monopolio exclusivo del Estado en la “acuñación de moneda y emisión de billetes”.

Pero esto es rechazado por la población totonaca que asegura no usurpa la función de la autoridad, asimismo, argumenta que su proyecto de economía solidaria se encuentra sustentado en el artículo segundo de la Carta Magna, el cual garantiza a los pueblos y comunidades indígenas el derecho a decidir de manera autónoma su forma interna de organización económica.

Castro Soto dice que no han sido los únicos en proponer sistemas similares, ya que desde hace muchos años las monedas comunitarias han sido utilizadas en México y otras partes del mundo.

“El gobierno se dio cuenta que había otras formas de comerciar y sabe que no somos los únicos ni los primeros que ocupan una moneda alterna”, asegura el académico.

Y aunque hasta el momento la autoridad no ha procedido contra ninguno de los fundadores del Túmin, la PGR no ha cerrado las investigaciones y Castro cree que en algún momento volverán las autoridades a dar seguimiento al caso.

Sembrando el Túmin

A dos meses de cumplir tres años de existencia, el sistema del Túmin es solicitado en otras partes del país, mientras que en otros ya ha sido implementado.

Sin embargo, Castro Soto reconoce que el principal reto es continuar con un control sobre el sistema, así como la obtención de recursos para seguir con el proceso de capacitación de otras comunidades, principalmente, indígenas.

Pero cofundador del Túmin quiere continuar con la expansión de la moneda no importando las dificultades, a pesar de que el esfuerzo parezca un nuevo volado: “queremos que el Túmin crezca como las semillas que se siembran, pero nosotros queremos sembrarlo en la mente de la gente para que la idea florezca como una idea de economía solidaria”.

Fuente: Forbes

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