La rápida reacción que muchas empresas han mostrado como resultado de la violencia durante los disturbios en el Capitolio de EE. UU., es casi tan impresionante como el silencio que exhibieron en las semanas previas al 6 de enero.
De repente, más compañías están exigiendo reembolsos por sus contribuciones políticas realizadas a personas como el senador de Missouri Josh Hawley. Al principio, esto suena como una postura honorable, pero de nuevo, políticos como Hawley dejaron en claro sus puntos de vista mucho antes de tomar la iniciativa al cuestionar los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre.
Vínculos comunitarios con la violencia reciente
Algunos de los vínculos de la comunidad empresarial con la violencia de la semana pasada no son sorprendentes. Por ejemplo, la periodista independiente Emily Atkin describió a algunos de los elementos extremistas de derecha que trabajan en el sector del petróleo y el gas, que a su vez tuvo una presencia activa en Washington D.C. la semana pasada.
Y aunque más evidencia sugiere que las billeteras del sector financiero se abrieron más para los demócratas que para los republicanos durante el ciclo electoral más reciente, resulta que una gran cantidad de dinero de los banqueros se destinó a políticos que apoyaron la anulación de los resultados presidenciales del 3 de noviembre.
Ahora vemos a más empresas cubrirse, ya que resulta que ellas, o sus empleados, apoyaron a varios candidatos presuntamente vinculados a los disturbios del Capitolio o al movimiento QAnon.
Incluso si esos fondos fueron enviados sin saberlo, las acciones de algunos representantes como Lauren Boebert de Colorado, quien tuiteó en vivo la ubicación del Presidente de la Cámara durante los disturbios, finalmente cruzaron la línea. En los últimos días, muchas de estas empresas han dicho que detendrán su gasto político o cerrarán por completo sus fondos de campaña o PAC (comités de acción política).
Un ajuste de cuentas
Pero el ajuste de cuentas ha ido más allá de los bancos, las empresas de energía, las empresas de tecnología y los minoristas. Resulta que algunos propietarios de equipos deportivos profesionales también enviaron cheques a políticos dudosos, incluidos aquellos cuyas acciones tienen vínculos directos con los disturbios del Capitolio.
Por ejemplo, Charles Johnson, el mayor accionista de los Gigantes de San Francisco, ha donado dinero a Boebert. El propietario de los Arizona Diamondbacks, Earl «Ken» Kendrick, también habría brindado apoyo financiero a la campaña de Boebert. A la luz de esas revelaciones, Major League Baseball (MLB) ha anunciado que se unirá a la lista de empresas que eliminan las donaciones políticas después de la violencia de la semana pasada en D.C.
Encontrarse en medio de una controversia no es nada nuevo para la MLB. Durante las elecciones de mitad de período de 2018, el comité de acción política de la liga de béisbol hizo una donación a la campaña de la senadora de Mississippi Cindy Hyde-Smith, solo para pedir la devolución del dinero cuando hizo comentarios subidos de tono sobre razas y linchamientos.
El periodista deportivo Jeff Passan escribió en ese momento:
Las empresas que están comprometidas con los ideales de inclusión no arrojan $ 5,000 a un senador que hace referencias a linchamientos en un estado con una historia miserable de ellos, mientras se opone a un candidato que es negro … puede lavar la mancha del dinero entregado a Hyde-Smith.
Jeff Passan, periodista deportivo.
Dos años son mucho tiempo en política y en negocios. Los votantes estadounidenses han demostrado durante las últimas décadas que están dispuestos a perdonar, olvidar o hacer ambas cosas al mismo tiempo. Pero con la reputación de su marca en juego, las empresas que buscan asegurarse de que prosperarán a largo plazo ahora están evaluando cómo manejar mejor sus bolsillos.
Podrían considerar dos partes interesadas que podrían beneficiarse del dinero que alguna vez se destinó a contribuciones políticas y cabildeo: sus empleados y las comunidades locales.
