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NoticiasRSEUna compañía de videojuegos ¿la peor de EE UU?

Una compañía de videojuegos ¿la peor de EE UU?

Por: María José Evia Herrero

¿Cómo se define cuál es una «mala empresa»? Tal vez aquella que da un servicio terrible a sus clientes, o la que le paga mal a sus empleados. Tal vez la que genera más emisiones de carbono o la que desperdicia más agua. La página de internet The Consumerist se da anualmente a la tarea de encontrar a la peor empresa de Estados Unidos por medio de un método muy interesante.

The Consumerist es parte de Consumer Report, la organización sin fines de lucro más grande en Estados Unidos dedicada a la defensa del consumidor. La página publica diariamente tanto información que pueda servir a los consumidores para tomar buenas decisiones como denuncias a las malas prácticas de las empresas, todo con un gran sentido del humor y lenguaje sencillo.

Su competencia «La peor empresa de Estados Unidos» funciona por medio de rounds en los que dos empresas de la misma industria que se enfrentan para ver cuál es la peor. Los lectores votan y la que obtenga más votos pasa a la siguiente ronda. De las 32 empresas que fueron nominadas por los usuarios, al final queda solamente una, que en 2013 fue (por segundo año consecutivo) Electronic Arts.

La compañía de videojuegos se ganó este dudoso honor de llevarse el premio «Golden Poo» al tener más del 78% de los votos en la última ronda, contra el Bank of America. Algunos de los crímenes de la compañía que vende juegos tan populares como los Sims son vender a sus productos a precios poco razonables, haciendo tratos exclusivos con organizaciones como la FIFA o la NFL, de forma que no tienen competencia.

Además, Electronic Arts ofrece un pésimo servicio de soporte al usuario, por lo que el público puede comprar un juego pero después no obtener ayuda para resolver problemas técnicos.

Esta dinámica de The Consumerist es una gran manera para involucrar a los usuarios y para que éstos puedan obtener la atención de las grandes empresas, de una forma que pocas veces se logra con esfuerzos individuales. La defensa del consumidor no tiene que ser aburrida, solamente respetuosa y efectiva.

Fuentes:
The Consumerist

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