Marco Lambertini, Director General de WWF Internacional, comenta sobre la nueva propuesta de texto del Marco Global de Biodiversidad, publicado por la Presidencia de la COP15 en la mañana del 18 de diciembre:
«WWF celebra la inclusión de un objetivo general de detener y revertir la pérdida de biodiversidad para el 2030: esto es enormemente importante y el nivel de ambición necesario. Es el equivalente a 1.5 C en clima y vital para catalizar la acción hacia un mundo positivo para la naturaleza y para responsabilizar a todos. Sin embargo, todavía quedan varias lagunas, lenguaje débil y plazos en torno a acciones que no son proporcionales a la escala de la crisis de la naturaleza que estamos presenciando, y es importante destacar que puede no sumar para lograr este objetivo global compartido.
«El objetivo de 30 por 30 es ambicioso, medible, claro e inclusivo. WWF acoge con satisfacción la inclusión de las aguas continentales y las zonas costeras y marinas en la meta y el reconocimiento de los territorios indígenas y tradicionales, así como la referencia explícita al respeto de los territorios indígenas y tradicionales y las comunidades locales. Sin embargo, es vital que se conserve el 30% de la tierra, el agua dulce y los océanos, respectivamente. También nos alienta ver la referencia a la eliminación de los subsidios perjudiciales como una forma de redirigir la inversión hacia prácticas sostenibles, y un acuerdo para la movilización de recursos de todas las fuentes, pero la ambición podría elevarse aún más en beneficio de los países en desarrollo.
«WWF ve un problema con la propuesta de medición del objetivo de restauración, debido a la falta de un acuerdo sobre una línea base para contrastar el progreso. Estamos particularmente preocupados porque en relación a las especies, se comprometería a los países a detener las extinciones al 2050, en lugar de 2030. Ante los fracasos del pasado y una crisis de naturaleza acelerada, esto es inaceptable. Además, instamos a los gobiernos a incluir objetivos con indicadores numéricos para reducir la huella global de la producción y el consumo, que son vitales para impulsar una transición justa de los sectores productivos. En relación al mecanismo de implementación, este se presenta como voluntario, y no como un instrumento vinculante que realmente responsabilice a los países a cumplir con sus compromisos.
«Permítanme enfatizar: cualquier cosa que los gobiernos estén discutiendo sobre el texto, no puede conducir a una disminución de la ambición y tampoco derivar en una ruptura de las negociaciones. La crisis de la naturaleza se está acelerando: este Marco Global de Biodiversidad, suscrito por 193 países, debe reflejar el nivel de urgencia y ambición necesaria y nada menos. Debemos comenzar a retribuir al planeta, o corremos el riesgo de pasar a un punto sin retorno».
