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Políticos abusan de la filantropía a través de crear fundaciones para fines personales

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Por Emilio Guerra Díaz

Vaya reto que para una disertación plantea el artículo publicado en el Suplemento Revista R del periódico Reforma de Martha Martínez, quien realizó el reportaje “Falsa filantropía. Los partidos crean fundaciones para ganar promoción, buena imagen, y financiamiento al margen de la ley” (marzo 6 de 2016), porque en su contenido se yuxtaponen aspectos jurídicos y legales que corresponden a un lado cuidar a la autoridad electoral y por otro a la hacendaria.

Entre estas dos circunstancias, como dice Martha Martínez, existen vacíos legales para que políticos aspirantes a nuevos cargos públicos ya sean de elección popular (los más), o designados (los menos) puedan mantenerse en la recordación de la mente de sus posibles electores o colegas que avancen en una responsabilidad.

El reportaje plantea varios hechos que se saben, o bien, se sospechaba sobre su fraguar, donde varios aspirantes y suspirantes utilizan esa “disfrazada filantropía” para aumentar su margen de maniobra. Quizá faltó lo que en esta columna se ha abordado en al menos dos colaboraciones, una de ellas muy reciente, “Fundaciones promotoras de democracia” (marzo 1, 2016) donde se indica que:

“En México existen varias de ellas (fundaciones promotoras de democracia), que no necesariamente son donatarias autorizadas (para recibir donativos deducibles) o pertenecen al sector filantrópico. Más bien algunas giran alrededor de institutos político-partidistas y otras en la esfera de un interés público y tienen además un interés sociológico (o político). Sea cual fuere su naturaleza, su labor es de utilidad por los análisis que elaboran y por proponer ciertas acciones que pudieran incidir en la creación de políticas públicas”.

Sin embargo en el otro lado de la moneda se encuentran varias posibilidades de intervención de los políticos en utilizar a la filantropía para beneficios personales y proyectos individuales. Una de ellas, la que llama la atención de Martha Martínez, es cuando políticos crean una asociación civil para apoyar mediante la ayuda social directa o mediante la gestión con autoridades.

La segunda se presenta cuando el partido político crea una fundación para fines institucionales como analizar la coyuntura política del país o en determinados estados en particular, difundir su doctrina política o formar cuadros para la actividad legislativa, fijar posiciones de negociación, etc. “Así dentro de los partidos políticos se tiene la Fundación Rafael Preciado, del Partido Acción Nacional; la Fundación Luis Donaldo Colosio, del Partido Revolucionario Institucional y del Partido de la Revolución Democrática se tiene la Fundación Equidad y Progreso”, por citar unos ejemplos (op.cit.).

En el artículo de Reforma faltó citar los casos personales desde el de Martha Sahagún con la Fundación Vamos México a principios de la década pasada; hasta las más recientes como Felipe Calderón Hinojosa, quien reactivó su Fundación Desarrollo Humano Sustentable; Margarita Zavala Gómez del Campo, quien creó la Fundación Cambia la Historia y recientemente aperturara la Fundación Pacto por México para apuntalar sus aspiraciones presidenciales en 2018; Marcelo Ebrard impulsó la Fundación Equidad y Progreso, mientras que Cuauhtémoc Cárdenas organizó la Fundación para la Democracia.

El interesante listado de 60 “fundaciones” (que en realidad son organizaciones operativas) es importante destacar que algunas fueron constituidas como asociación civil y hasta ahí se quedaron; otras más buscaron ser donatarias autorizadas o se registraron ante el Instituto Nacional de Desarrollo Social para obtener su clave única, requisito que marca la ley de Fomento a las Actividades de las Organizaciones Civiles para recibir recursos públicos.

De tal manera que la afirmación de Martha Martínez de que muchas organizaciones que reseña en su artículo captan donativos y que estos se utilizan sin rendir cuentas a nadie es impreciso. Toda donataria y toda organización con clave única está vigilada en el ejercicio de los recursos privados o públicos obtenidos. De no cumplir esas disposiciones se les cancelan estas prerrogativas.

Quizá donde existe mayor riesgo y margen de maniobra para los políticos que se erigen en filántropos en ciernes son las asociaciones que no solicitan ser donatarias o su clave única. Al no llegar a una autoridad se rigen por el código civil del estado donde fueron constituidas y los recursos que reciben de simpatizantes no son donativos, son contribuciones sobre las cuales sólo los miembros de la organización pueden administrar a placer.

En relación a la Fundación del Dr. Simi y su vínculo con la Fundación Best, Martínez comete una grave falta respecto al origen de sus recursos económicos pues estos provienen primordialmente de donativos del corporativo. Ninguna de las dos fundaciones, se aclara, solicitó la clave única, razón por la cual no puede recibir recursos públicos. Más bien se debería reflexionar en este caso, que Víctor González Torres apostó parte de su fortuna personal para su campaña. Si hubiera salido de cualquiera de sus fundaciones tendrían hoy cancelada su autorización. Mientras que otros candidatos, muchos de ellos que vienen de ser funcionarios, habrían obtenido probablemente recursos públicos gracias a su desempeño en el gobierno.

Desde la perspectiva de la ley en materia electoral, la creación de estas organizaciones filantrópicas y su operación por parte de políticos y familiares, se presupone que están limitadas porque escapa a su regulación. Pensar en que legisladores regulen a las organizaciones que crean sus correligionarios (o ellos mismos en el futuro), se ve improbable. Siendo prácticos se corre el riesgo de enjuiciar como iguales a los políticos mañosos de las personas que actúan de buena voluntad.

Sólo para repasar. Si las asociaciones son donatarias autorizadas o tienen clave única están sujetas a un marco legal donde deben cumplir que los donativos no pueden ser destinados a proselitismo político o religioso, no se dan contra la prestación de servicios, no pueden personalizarse ni ser onerosos. Además la ley señala en el caso de recursos públicos que estos no se pueden otorgar si el solicitante tiene familiares ya sea en el órgano de gobierno o en el equipo operativo en la asociación civil a la que se busca beneficiar.

¿Buena imagen de políticos? El Informe País de Participación Ciudadana publicado por el hoy Instituto Nacional Electoral, expresa tajantemente que quienes tienen peor reputación en México, son los partidos políticos, los políticos y las autoridades públicas. Ni con obras filantrópicas genuinas pueden lavar su desprestigio.

Finalmente, y sería tema para otra colaboración en el futuro, cuestionar cuando los políticos se visten de filántropos y mecenas dirigiendo recursos públicos a causas sociales como si el dinero hubiera salido de su bolsillo y no de la hacienda pública. Muchas de esas acciones cobran forma en programas sociales como los del adulto mayor en la ciudad de México. La gente reconoce de manera exagerada esos gestos de “filántropo” del caudillo cuando en realidad son conquistas sociales que financian los contribuyentes con sus impuestos.

Desde el Consejo Directivo

El Presidente del Directorio expresó que “120 y 121 son números consecutivos (obvio) en los canales en Izzi (antes Cablevisión) que por un lado permiten sintonizar Milenio Televisión y Tele Fórmula, dos empresas de comunicación que tienen en común haber participado en el proceso para obtener el Distintivo ESR del Centro Mexicano para la Filantropía. Cada una está haciendo sus “pininos” en vinculación con la comunidad. Además tienen en común que han ganado un determinado tipo de público que gusta monitorear noticias o información todo el día. Pero también coinciden en que trasmiten poca información del sector filantrópico cuando pudiese ser una fuente de información que enriqueciera sus contenidos.

Muy interesante resultó el artículo publicado en Expok sobre “10 artículos esenciales que a nadie se le ocurre donar”, dijo la Secretaria del Consejo Directivo. La lista está conformada por papel higiénico, productos de baño, artículos para higiene dental, material de primeros auxilios, toallas íntimas, pañales, ropa Interior y calcetines, especias, mantas y materiales escolares. Así que valdría la pena que las organizaciones consideren esta información para sus programas de protección civil.

El pasado 22 de marzo se celebró en todo el mundo el Día Internacional del Agua, recordó el tesorero. Comento que la ONU señaló que más de 1 mil millones de personas en todo el mundo solo tienen acceso a agua contaminada para beber. Por ello destaca en México el trabajo que hace la Fundación Gonzalo Río Arronte para cuidar este preciado recurso.


Emilio Guerra Díaz

Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.

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