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Comunicados de PrensaNacional Monte de Piedad evalúa programas de Educación Financiera en México

Nacional Monte de Piedad evalúa programas de Educación Financiera en México

Nacional Monte de Piedad, Institución de Asistencia Privada dedicada al préstamo prendario, servicios financieros e inversiones de impacto social, dio a conocer el estudio Iniciativas privadas de educación financiera: oferta, demanda y oportunidades de mejora, en alianza con Centro de Estudios de Competitividad del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

El estudio tiene como principal objetivo mapear los programas e iniciativas de educación financiera que existen en México, coordinados, financiados o impulsados por la iniciativa privada. Asimismo, señala el alcance de la oferta de educación financiera de este sector, comparado con las capacidades financieras de los mexicanos y pone énfasis en la población que se encuentra en la base de la pirámide. Los resultados permiten identificar las brechas existentes que aún no están siendo cubiertas por la oferta actual.

“En Nacional Monte de Piedad siempre hemos impulsado iniciativas que permiten al sector financiero mejorar las condiciones económicas de los mexicanos, como lo es la realización y publicación de este estudio. De los hallazgos encontrados en este análisis, destaco el aprendizaje sobre que el diseño de los programas de educación financiera deberá responder a las áreas de oportunidad de cada segmento particular de la población. De esta forma, los individuos serán sujetos plenos de derechos para vivir con una mejor calidad de vida y, en consecuencia, impulsar el desarrollo sostenible de México”, destacó Marisol Fernández, directora de Inversión Social de Nacional Monte de Piedad.

Sobre el análisis de áreas de oportunidad de los programas actuales, se comparó la información obtenida sobre la oferta de educación financiera en el país con las mejores prácticas internacionales. Para cada una de ellas, se obtuvo el estado futuro deseado y se comparó con su situación actual, llevando a cabo propuestas para cerrar la brecha existente entre ambos puntos. Las principales brechas detectadas son las siguientes:

  • El 65% de los programas declara estar focalizado hacia un segmento de la población, pero es poco claro el nivel de personalización alcanzado. El enfoque en jóvenes es el más popular, mientras que el de migrantes y discapacitados es llevado a cabo solo por un programa.
  • Los esfuerzos por aplicar herramientas conductuales son escasos (25% de los programas tiene alguna herramienta conductual), mientras que el 14% cuenta con simuladores y cómics, siendo estas las herramientas interactivas más populares entre los programas de educación financiera.
  • El 17% de los programas tiene módulos de información de, al menos, uno de los momentos enseñables (obtención de crédito, hipoteca o matrimonio, entre otros) sin embargo, no hay programas que se encarguen de impartir sus talleres aunados a cada uno de estos hitos de vida.
  • La mayoría de los programas son voluntarios y no cuentan con incentivos, dando como resultado que las tasas de inscripción y terminación sean muy bajas.

En cuanto al análisis de brechas por segmentos poblacionales, los resultados arrojan que:

  • Los programas en México no están lo suficientemente enfocados en que las personas obtengan autoconfianza en las habilidades financieras propias para la toma de decisiones sobre productos financieros.
  • La oferta de programas no se ha enfocado al segmento de MiPyMEs. Esta es una de las razones por las que carecen de habilidades para la planeación administrativa y financiera.
  • Existe una falta de focalización hacia mujeres y niñas.
  • La educación financiera en las escuelas no es obligatoria, a pesar de que es la modalidad más eficaz para que los jóvenes cambien su comportamiento financiero.
  • Los programas para la base de la pirámide no incluyen suficiente información para fomentar el emprendimiento.
  • No existen programas para adultos mayores, solo programas que hablan del retiro. Además, no se cuenta con un enfoque en el que los jóvenes comiencen a prepararse para este.

El estudio propone las siguientes seis mejores prácticas, con base en las experiencias internacionales que logran cambiar el comportamiento financiero de la población:

  1. Basar su diseño en la satisfacción de las necesidades específicas del grupo que se busque atender.
  2. Contar con múltiples canales, recursos y métodos de enseñanza de acuerdo con el público objetivo.
  3. Impartir en momentos enseñables, u oportunos, como son la obtención de un crédito, hipoteca o antes de un matrimonio, entre otros.
  4. Aprovechar las relaciones sociales para aumentar la motivación de las personas y la educación experiencial, así como para generar externalidades positivas en las comunidades de los individuos.
  5. Incluir incentivos en los programas voluntarios; los programas obligatorios pueden no alcanzar los resultados esperados si no se logra motivar a los participantes.
  6. Incorporar elementos de la Economía del Comportamiento a la Teoría del Cambio subyacente al programa.

Finalmente, el estudio incluye propuestas para que los programas de educación financiera atiendan las áreas de oportunidad más evidentes y urgentes por cada segmento de la población, tales como: educación para MiPymes; educación para adultos mayores; programas obligatorios en las escuelas; alcance a zonas rurales; atención a mujeres en situación de mayor vulnerabilidad; impartir los programas en momentos oportunos y enseñar a los jóvenes sobre el ahorro para el retiro.

Comunicado de prensa.

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