Desde hace tiempo vemos y escuchamos cómo los gobiernos y las empresas se esfuerzan por portarse bien para ser premiados con una mejor percepción de las sociedades y los consumidores redundando en posibles
votos y más ventas. Pero, ¿dónde queda la responsabilidad social que uno debe tener para con los demás en lo cotidiano e «invisible»?.
¿A qué llamo invisible?, a lo que hacemos sin darnos cuenta, es decir, de manera inconsciente y que afecta a terceros y por supuesto, a uno mismo, aunque en apariencia no sea así. El origen de la responsabilidad social debe darse en el seno de nuestro propio hogar.
Como ciudadano uno no puedo pedir que un gobierno o empresa sea socialmente responsable si yo mismo no pongo el ejemplo entre los míos. En efecto, la responsabilidad social implica un cambio de actitud que lleve a algo bueno, pero si sigo sin pagar el mantenimiento de mi condominio, tengo mascotas en un departamento y que no deja de ladrar molestando sin parar a mis vecinos, si estaciono mi coche en doble fila, si me estaciono en una entrada con la señalización PROHIBIDO ESTACIONARSE, si contesto mi celular a media película sin importarme a quien molesto por ello, si dejo mi basura en la sala cinematográfica, lo cual habla de una nula educación y de mis hábitos de higiene personal, qué tal cuando tiro el chicle o la colilla del cigarro cuando voy manejando, o si ignoro o maltrato a un perro callejero al que vemos como parte del paisaje urbano, y si golpeo la portezuela del coche estacionado a un lado del nuestro y me voy indiferente, en fin, los ejemplos son infinitos en este sentido.
Seamos socialmente responsables primero en lo individual y después tendremos el derecho de exigir a políticos y empresarios su parte.
Esta parte de la responsabilidad social que no muchos atienden, es el mehoyo de muchos problemas sociales, y si no me creen, pregúntenle al conductor que no dejaron pasar esta mañana, simple y llanamente porque no nos dio la gana.
La Responsabilidad Social es una actitud.
Carlos Muñoz
Comunicólogo egresado de la Universidad Anáhuac, cuenta con estudios de posgrado de Especialidad en Mercadotecnia en su Alma Máter y actualmente cursa la Maestría en Responsabilidad Social también en la Anáhuac.
Es Director de Comunicación de la Asociación Mexicana de Comunicadores (AMCO) y anteriormente se desempeñó como Gerente de Relaciones Públicas en el Hipódromo de las Américas.
