Aún para aquellas empresas que han comenzado a entender la responsabilidad social y a integrar dentro de sus procesos prácticas para impactar positivamente en las comunidades en las que se desarrollan tanto a nivel ambiental como social, comunicar sus esfuerzos resulta todo un reto. Quienes emprenden este camino luchan contra décadas de sabotaje que han convertido el lenguaje de la sustentabilidad en una abstracción tan aburrida como nublada por la confusión, por lo que necesitan encontrar la forma de hacerlo atractivo; una tarea que sin duda es sumamente compleja.
Empresas de todas las industrias y organizaciones de la sociedad civil se encuentran en constante búsqueda de técnicas y herramientas que les permitan mejorar su comunicación a fin de conectar con sus stakeholders a un nivel emocional para involucrarlos con su compromiso responsable y conseguir al mismo tiempo que se enamoren de su marca. Por desgracia, en medio de la desesperación por satisfacer las exigencias de sus consumidores en esta materia, muchas marcas han caído en la trampa de comunicar esfuerzos en falso.
Sin embargo, con millones de datos en información con la capacidad de viajar en unos pocos segundos hasta la palma de la mano de cualquier persona en el planeta con acceso a un device, engañar a los consumidores por un largo tiempo se ha vuelto imposible. Las marcas que incurren en Greenwashing, Pinkwashing y todos los engañosos washing que se nos puedan ocurrir justo ahora, se ponen en riesgo de sufrir una fuerte crisis de reputación, perdidas económicas e incluso sanciones legales.
Cómo evitar estas prácticas
Es por ello que las marcas, sus proveedores y sus estrategas de comunicación deben tener especial cuidado en la coherencia de sus mensajes y sus prácticas responsables y no hay mejor ejemplo de ello que el comercial que la agencia Dentsu, en Tokio, lanzó recientemente para su cliente Euglena y que bien podría ser llamado el primer comercial sustentable en el mundo. ¿Quieres saber por qué?
La respuesta es verdaderamente simple, se trata del primer esfuerzo que realiza una marca, no para hablar sobre sus prácticas ambientales, sino para llevarlas hasta el último de los eslabones que conforman sus procesos: la comunicación. ¿De qué sirve comunicar grandes políticas ambientales, si al hacerlo generas un impacto negativo en el bienestar de tu planeta?
La idea era llevar todo el poder de la sustentabilidad del cliente a la TV a través de un esfuerzo realmente sustentable, y para ello decidieron hacer uso de elementos en los que nunca te habrías atrevido a pensar, como el suministro de biocombustible para autobuses y generadores de energía.
El comercial, que anunciaba una bebida saludable fabricada por la marca, fue todo un éxito. Las ventas de Euglena se incrementaron y la compañía sin duda se convirtió en todo un ejemplo de sustentabilidad.
