Estudios científicos y diversos expertos en materia ambiental advierten que el tiempo que tenemos para realizar cambios drásticos y modificar el rumbo del medio ambiente es limitado.
Decenas de personas se han unido a favor de movimientos ambientalistas, entre ellas destaca la adolescente Greta Thunberg, quien inició huelgas escolares para exigir acciones concretas ante el calentamiento global y recientemente dio un mensaje claro a políticos y empresarios:
Los adultos siempre están diciendo que tienen el deber de dar esperanza a los jóvenes. Pero yo no quiero su esperanza. No quiero que nos hablen de esperanza, quiero que entren en pánico.
Greta Thunberg.
La realidad es que las repercusiones de la situación sí han causado pánico, incluso hay personas que se sienten agobiadas por la magnitud del desafío que tenemos actualmente como humanidad, y esto se está convirtiendo en lo que se conoce como «ecoansiedad».
Ecoansiedad: Un nuevo trastorno especialmente común en niños
Especialistas en salud mental han solicitado a los padres de familia evitar convertirse en alarmistas respecto al cambio climático, ya que está siendo muy común que los pequeños reciban tratamiento por ecoansiedad.
Investigadores de la Universidad de Bath y miembros de la Alianza de Psicología Climática (CPA, por sus siglas en inglés), en el Reino Unido, señalan que los niños suelen recibir una descarga de preocupaciones sobre el futuro del planeta y “el apocalipsis ambiental”.
Los psicólogos han declarado al diario The Telegraph que cada vez son más niños y adultos jóvenes los que reciben tratamiento con medicamentos psiquiátricos para disminuir el estrés y el agotamiento emocional provocado por la ecoansiedad, o el miedo ferviente de que los seres humanos se extingan como resultado de su propia contaminación y daño al ambiente.
A pesar del gran problema en el que se está convirtiendo este miedo, los miembros de la CPA dicen que la ecoansiedad en los niños todavía no es clasificada como un trastorno mental, debido a que se trata de un miedo “racional”, a diferencia de las causas que provocan la mayoría de los problemas de ansiedad convencionales.
De acuerdo con Caroline Hickman, miembro del cuerpo docente de la Universidad de Bath y ejecutiva de la CPA, cuando se les habla a los niños y a los adultos jóvenes sobre el cambio climático y la posibilidad de la extinción de la especie humana, los chicos se acercan a los expertos de salud mental con preguntas como: «¿qué caso tiene ir a la universidad? ¿Cuál es el propósito de presentar mis exámenes?».
“Los padres deben encontrar las palabras adecuadas para hablar sobre el tema, de acuerdo a la edad de sus hijos, e intentar que no les resulten aterradoras”, sugirió.
Es necesario separar los hechos de aquello que se desconoce: dígale que diversas especies se están extinguiendo y que algunos seres humanos han resultado perjudicados, pero no les diga que todos vamos a morir, porque no es verdad.
La CPA ofrece recomendaciones que los padres deberían abordar ante las inquietudes de sus hijos sobre el cambio climático.
El primer paso es presentar hechos conocidos sobre el tema y pedirles su respuesta, antes de asustarlos con cualquier afirmación que involucre que la extinción humana será el resultado final.
Otro consejo es proponer a los niños pasos tangibles y cotidianos para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación.
La creciente visibilidad de los efectos del cambio climático, escriben los investigadores, produce sentimientos de depresión, ansiedad e impotencia frente a una posible extinción.
En una encuesta de la cadena de televisión CBS publicada en días recientes, encontró que un número mayor de estadounidenses confían más en “sus propias observaciones” sobre el cambio climático que en la investigación científica o en los meteorólogos. No obstante, la mayoría (56%) señala que quieren acciones “inmediatas” para frenar sus efectos.
