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De la rentabilidad de la RSE y la crisis

El debate sobre si la crisis ha borrado de un plumazo el movimiento de la responsabilidad social empresarial o si, por el contrario, las empresas que tengan implantado este tipo de modelo de gestión lograrán salir más reforzadas de la actual coyuntura, llena ya más páginas y se aborda en un mayor número de foros que el verdadero análisis de lo que es la RSC, para qué sirve y cuáles son sus verdaderas ventajas, ya que no es más que un nuevo modelo empresarial; una nueva forma de gestión, más allá de las acciones sociales o de la mera filantropía.

Las grandes empresas que habían integrado en su gestión la responsabilidad social antes de la crisis han comenzado a percibir, aunque sea sólo en su reputación, el retorno del valor proporcionado por su aplicación. A pesar de los avances, si hasta antes de la llegada de la crisis a la RSC se le presuponía el valor; con la llegada de ésta, las empresas quieren poder medir lo que de verdad están ganando gracias a esta apuesta.

Son muchos los expertos que llevan tiempo apostando por que la responsabilidad saldrá incluso reforzada de la crisis. Es el caso de Bernardo Kliksberg, economista, sociólogo y columnista de CincoDías. En su opinión, la empresa privada es un motor de progreso y la RSC es fundamental para su competitividad. Considera además que la responsabilidad no es un tema más, sino que es parte fundamental de la solución a los problemas que estamos viviendo.

Kliksberg defiende que la RSC es una inversión y no un gasto. “Una empresa responsable es mucho más competitiva. Una de las mejores inversiones en el siglo XXI es la RSC. Está demostrado que el rendimiento promedio de los empleados de las empresas con altos niveles de responsabilidad social corporativa es cinco veces superior el de una empresa sin RSC, porque su personal se siente parte de una empresa que crea valor social”.

El Club de Excelencia en Sostenibilidad, una asociación empresarial integrada por empresas como Cepsa, Endesa, FCC, Iberdrola, Telefónica o Vodafone, entre otras, abona la idea de que la RSC es en una herramienta en medio de la crisis. Su secretario general, Juan Alfaro, afirma que ya no son pocos los estudios que muestran la relación entre actuar de forma responsable y la creación de valor tangible e intangible para la organización.

El Desarrollo Sostenible en sus tres vertientes, económica, social y medioambiental, se ha convertido en un nuevo marco de referencia que nos compromete a todo el conjunto de la sociedad, individual y colectivamente. Asumir el desarrollo sostenible supone un compromiso de todo el conjunto de la sociedad, de todos sus individuos y de todas sus organizaciones. Como personas individuales debemos interiorizar y asumir la responsabilidad social que nos corresponda cuando desempeñamos nuestros distintos roles en la vida.

Como profesionales

* Formándonos en Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Tenemos que realizar el esfuerzo personal por adquirir los conocimientos necesarios sobre la RSE y sus herramientas de gestión. ( http://www.izaite.com/; http://www.xertatu.net/; http://www.pactomundial.org/ ; http://www.clubsostenibilidad.org/; http://www.observatoriorsc.org/; http://www.alternativaresponsable.org/ )

* Trasladando la RSE a la empresa a la que cada uno pertenezca, lógicamente, en función del puesto que ocupemos, nuestra influencia y nuestra responsabilidad serán diferentes También es aplicable a otras organizaciones sociales, Administraciones Públicas, Educación y Sociedad Civil.

* Colaborando con la empresa en la implantación de la RSE. Si nuestra empresa apuesta por la RSE debe contar con nuestro máximo apoyo e implicación en el desarrollo de la implantación de esta nueva cultura empresarial.

* Aplicando la RSE en nuestro puesto de trabajo. En el caso de que nuestra empresa no sea muy receptiva a los planteamientos de RSE, siempre podremos aplicar esa nueva cultura de gestión, aunque sea parcialmente, en el ejercicio de las funciones de nuestro puesto de trabajo.

* Difundiendo la RSE. Cuando participemos en asociaciones empresariales, sectoriales o profesionales o cuando asistamos a jornadas de formación tenemos la oportunidad de poner a debate cuestiones y buenas prácticas de RSE.

Como ciudadanos

* Cumpliendo nuestras obligaciones legales. El pago de impuestos, las normas de tráfico, las cotizaciones y prestaciones de la seguridad social, la utilización de los bienes y servicios públicos, las normas de convivencia, etc. son temas que nos confrontan con la mentalidad de la “trampa” imperante en nuestra sociedad si queremos ser ciudadanos socialmente responsables.

* Participando en actividades sociales. Partidos políticos, participación ciudadana, asociaciones económicas, vecinales, culturales, deportivas, asistenciales, ONGs, sindicatos, etc. nos ofrecen la posibilidad de ejercer nuestra responsabilidad social aportando voluntariamente nuestro grano de arena a la solución de los múltiples problemas, injusticias y desigualdades sociales que nos rodean.

* Colaborando económicamente. Si en el difícil equilibrio entre vida profesional, familiar y social no disponemos de tiempo para participar en alguna organización social, destinemos un porcentaje significativo de nuestros ingresos familiares a apoyar alguna o varias causas sociales tanto de nuestro entorno social cercano como de los países en vías de desarrollo ( pobreza, salud, educación, mujer, etc.). Debemos ser conscientes que nuestro bienestar está sustentado injustamente en la “colonización económica” de los países y capas más pobres (http://www.pobrezacero.org/; http://www.canalsolidario.org/; http://www.ongdeuskadi.org/ )

Como consumidores

* Informándonos. Nuestro esfuerzo informativo en este apartado es fundamental porque la temática es muy amplia. Para que podamos dirigir nuestra acción de compra responsablemente es básico conocer cómo es la empresa productora (su compromiso con la RSE), cómo se produce el producto (derechos humanos y laborales, producción ecológica, residuos, etc.) cómo se publicita (veracidad, valores, etc.), cómo se comercializa (envases, etiquetados, procedencia, etc.), cómo se utiliza (ahorro energético, toxicidad, etc.), cómo se recicla, etc.

* Apoyando a las organizaciones de consumidores. Lo lógico es que un/a consumidor/a responsable sea socio/a de alguna de las diversas organizaciones de consumidores existentes para potenciar la defensa de su idea de consumo responsable y mantenerse permanentemente informado/a. ( http://www.eka.org/; http://www.eke-fce.com/; http://www.uce-ehkb.org/; http://www.cecu.es/; revista.consumer.es )

* Realizando acciones de consumo responsable. Tenemos que interiorizar y llevar a nuestra práctica diaria todos los múltiples aspectos que configuran ser consumidor/a socialmente responsable, adquiriendo productos que contribuyan al desarrollo sostenible y a mejorar las condiciones de vida de los países en vías de desarrollo ( Comercio Justo http://www.e-comerciojusto.org/ ) y consumiendo aplicando las conocidas 3R, Reduce, Reutiliza y Recicla. ( http://www.ekonekazaritza.org/; http://www.e-koplaza.com/; http://www.ihobe.com/; http://www.reciclaweb.com/)

Como ahorradores / inversores

* Invirtiendo en productos financieros socialmente responsables. En la actualidad existen productos financieros éticos o socialmente responsables cuando el destino del dinero y los criterios aplicados en esa selección se determinan por un Comité Etico. Hay que distinguir estos productos de otros denominados solidarios en los que se cede parte o todo del rendimiento del producto a una causa u organización solidaria. En algunos casos se combinan ambas finalidades. Casi todas las entidades financieras tradicionales están incorporando en sus carteras de productos distintos fondos, depósitos, etc. pero, para ser más coherentes con su estrategia en RSE, deben apostar mucho más por ellos, promocionándolos con una mayor prioridad y mejorando la independencia del Comité Etico, la transparencia, y la participación de los grupos de interés. (http://www.esade.es/institution/institutos/ipes/index.php?MzA%3D&MTA0&&& )

* Invirtiendo o participando en un nuevo modelo de banco, la Banca Etica. La Banca Etica tiene como características diferenciadoras las siguientes:

1. Contribución con su actuación hacia un desarrollo económico-social y una sociedad más justa.
2. Financiación actividades económicas con un impacto social positivo sin descuidar la rentabilidad económica.
3. Gestión interna basada en los principios de RSC.
4. Toda la inversión regida por unos principios éticos: Comité Ético.
5. Trasparencia en la información del destino de dinero y de la gestión.
6. Reinversión del beneficio.

Entidades de Banca Etica en el Estado son Fiare ( http://www.proyectofiare.com/ ) con oficinas en Barcelona, Bilbo, Donostia, Iruña y Madrid, Triodos Bank, entidad holandesa con sucursales en Madrid y Barcelona ( http://www.triodos.es/ ) y FETS en Cataluña (http://www.fets.org/ ).

Como miembros de una familia

* Educando en valores a nuestros/as hijos/as: Los valores de dignidad humana, igualdad, justicia, solidaridad, diversidad, diálogo, comprensión, etc. que estaremos poniendo en práctica cuando ejerzamos nuestra Responsabilidad Social en todos sus ámbitos, es el mejor referente educativo para nuestros/as hijos/as siempre que lo acompañemos con una correcta conciliación entre nuestra vida profesional, social y familiar (pareja e hijos/as).

* Aplicando los criterios de RSE a nuestros contratados domésticos: tenemos que ser coherentes aplicando las mismas buenas prácticas de RSE en remuneración, seguridad social, motivación, relaciones, formación, etc. a las personas, si las tenemos, que nos ayudan en las tareas domésticas o en el cuidado de nuestros enfermos o mayores.

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