Por Iliana Molina
Cada inicio de año es una nueva oportunidad para definir lo importante, trabajar para alcanzarlo y lograr las metas que nos hemos propuesto.
Primero dite a ti mismo lo que vas a llegar a ser; y entonces haz lo que tienes que hacer para serlo. – Epicteto
Cada inicio de año es una nueva oportunidad para hacer una lista de propósitos que, consideramos nos harán mejores personas o nos ayudarán a enriquecer nuestra calidad de vida. Entre los más populares están bajar de peso, ahorrar y concluir procesos que hemos estado postergando. Sin embargo, estos propósitos también suelen ser recurrentes cada año, dado que pocas veces se cumplen. En mi opinión, esto puede deberse, entre otras cosas, a que nos centramos mucho más en el resultado deseado, sin poner metas específicas y ni definir un plan de acción sostenible, que nos motive a trabajar en ello durante los siguientes doce meses. Creo que esto aplica mucho en el trabajo de las empresas u organizaciones, pero también es útil para la vida personal.
Ayer platiqué con una buena amiga, quien es ejecutiva de una importante empresa global, madre de un hijo de un año y está llena de sueños y proyectos. Me contaba que este año decidió romper con los clásicos propósitos y enfocarse en dos aspectos que para ella resultan fundamentales en su vida actual: ser más creativa y observar con más detalle cómo su hijo va desarrollando su personalidad. Un enfoque interesante de esta propuesta es no buscar hacer más de lo que se puede manejar, además de dejar de obsesionarse con la perfección, y así encontrar la manera de cumplir los objetivos.
Para cumplir ambos objetivos, se necesita tener prioridades claras, ser más eficiente y establecer una rutina que permita cumplir con las actividades que se plantea, a pesar de los imprevistos.
En el caso de su primer propósito, ella decidió establecer en su agenda una hora al día en la que se dedica a escribir, ya sean ideas para algún proyecto estratégico, un correo importante, un artículo o cualquier cosa que fomente su creatividad y satisfaga su curiosidad intelectual. Y a pesar de que sólo ha pasado una semana desde que inició esta práctica, ya ha encontrado resultados que le permiten no sólo cumplir con este propósito, sino ser más eficiente en su trabajo y contar con tiempo suficiente para cumplir con el segundo propósito, mucho más sensible para ella.
Me pareció una buena idea. Muchas veces buscamos una solución sofisticada, nos exigimos demasiado y acabamos sin cumplir lo que nos prometemos. A veces olvidamos lo que realmente es importante; damos una valor desproporcionado a lo que creemos que la gente o lo que nosotros mismos esperamos de nuestros esfuerzos y esto acaba mermando nuestro desempeño.
Deseo que este nuevo año que comienza sea una nueva oportunidad para cada uno de nosotros en definir lo importante, trabajar para alcanzarlo y lograr las metas que nos hemos propuesto. Y que el mejor resultado sea que el año que viene tengamos estos hábitos ya interiorizados y nuevos propósitos en la lista.
Iliana Molina
Iliana Molina es Socióloga por la Sorbona de París y tiene un Máster en Economía Social por la Universidad de Mondragón, en España. Cuenta con más de diez años de experiencia en desarrollo social e inclusión económica en los sectores público, social y académico. Actualmente, colabora con la FAO como Especialista en Comercialización con Pequeños Productores en condiciones de Pobreza.
