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¿Donar mis órganos yo?

Vislumbramos la muerte. Algún día ya no vamos a estar aquí y no pensamos “¿qué va a pasar con mi cuerpo?”, pero allá afuera hay gente que lo necesita, gente que puede tener una esperanza.
«Es un acto de amor, es decirle sí a la vida. Cuando mueres, tu cuerpo ya no sirve para nada, pero sí sirve cuando puedes darle vida a gente que se está muriendo».
Asociación Ale

En 2004, a raíz de una dolorosa pérdida comenzó esta lucha. Alejandro o Ale, como cariñosamente aún le llaman sus padres, Luis Eduardo Alverde y Adriana Castro, murió a causa de una complicación después de una cirugía de anginas.

Ése es el agridulce motivo de que la Fundación Ale exista. «Él no iba a regresar», comenta en entrevista para tva.com.mx Adriana Castro, madre de Ale y fundadora de la asociación, «entonces, ¿por qué impedirle a él, quien ya tiene el cielo ganado, trascender?»

Con los órganos del pequeño Ale fue posible trasplantar a seis personas. A raíz de esta experiencia, la vida de la familia Alverde-Castro cambió súbitamente.

Un gesto de amor

Y de ello da cuenta el licenciado Carlos Alejandro Castro, abuelo de Ale y presidente de la organización, quien nos comenta cuál es el panorama de la donación de órganos en el país:

«Tenemos el índice más bajo de donación cadavérica en Latinoamérica, se estima que en 2007 hubo aproximadamente 10 mil defunciones por muerte cerebral (potenciales donadores cadavéricos), de los cuáles sólo 303 fueron donantes. A este ritmo se nos están muriendo más personas de las que podemos tratar.»

En México sólo se aprovechan el 8% de las muertes cerebrales; algunos de los motivos son: falta de información, la poca infraestructura y personal especializado para llevar a cabo este tipo de prácticas, lo costoso del tratamiento e incluso la propia familia.

«Se puede entender que no existe cultura de la donación, pero la gente mexicana es tan generosa que sin saber siquiera de ello, si se le saben pedir los órganos, un 88 % acepta», explica con emoción entrecortada el licenciado en economía.

Una ardua tarea

Ale tiene varios proyectos en los que trabaja todos los días. Uno de ellos es crear campañas sobre la donación de órganos a nivel nacional, así como apoyar a personas de bajos recursos que necesiten un trasplante.

A través de un estudio socioeconómico se determina cuál es su situación financiera y se les ayuda para que puedan llevar a cabo su tratamiento, tanto anterior como posterior a la operación, y con medicamentos anti-inmunosupresores, que son sumamente costosos.

Actualmente Ale cuenta con oficinas en todo el país y ha apoyado en la realización de más de 60 trasplantes entre los que se destaca el de insuficiencia renal, una de las enfermedades más frecuentes en México.

Para la gente que padece esta situación y cuya única esperanza de vida es el recibir un órgano no es sencillo: «Ves como poco a poco tu vida se va acabando. Es desesperante, pues no está sólo en tus manos. Estar esperando, viendo como pasa el tiempo, te pega al ánimo, te desmotiva», comenta Paulina Rosales, de Procuración de Fondos.

«Como empezar de nuevo»

Miguel recibió un riñón de su madre hace un año, ocho meses. Sentado en las oficinas de Fundación Ale, con voz queda y la sonrisa tímida, relata su experiencia:

«Mi vida era de lo más normal. Me lo detectaron cuando ya estaba avanzado y apenas iba a salir de la secundaria. Al decirnos que era insuficiencia renal no teníamos idea de lo que hablaban, ni siquiera supe el porqué y constantemente me lo preguntaba.

«Los doctores me explicaron que debía seguir un tratamiento (diálisis) hasta que consiguiera un donador, que quién sabe si llegaría. Todo el proceso fue muy desgastante. Para pagar las diálisis, mi familia tenía que pedir cooperaciones, poco a poco me iba cansando más. Incluso dejé de salir con mis amigos, tenía que hacerme lavados continuos, me daban mareos… fue un cambio muy drástico.

«Tenía seis meses así cuando nos enteramos de Ale; llamamos y me dieron una cita para que me checaran e hicieran estudios. En menos de un mes ya me habían trasplantado.

«Se siente bien, como que puedes empezar de nuevo, te dan más ganas. Ahora llevo mi vida bien, con mis dietas y pastillas, pero mejor. Sabía que posiblemente pudo haber un rechazo, pero por fortuna mi mamá y yo éramos muy compatibles; ¡incluso tuvo un hijo!, después de haberme donado, se embarazó sin ningún problema.

«Sólo quiero decirles a los chicos que se informen, que visiten la página porque se necesita de gran apoyo. De no haber sido por la fundación seguramente seguiría en estudios y lista de espera», concluye, alza la vista y sonríe.

Para más información sobre tipos de trasplantes, tratamientos, mitos, verdades y otros programas que Ale promueve, visiten la página http://quierodonar.com.mx, donde además de una amplia información, encontrarán un apartado en el que podrán inscribirse como donadores voluntarios. Esa página se envía cada determinado tiempo al CENATRA (Centro Nacional de Trasplantes), quien recopila las listas de donadores a nivel nacional; actualmente hay unas 20 mil personas registradas.

«Ésta es una manera de trascender,» afirma el licenciado Castro, «el gobierno debe entender un poquito la gran necesidad de que la medicina de trasplantes forme parte de nuestro sistema de salud, no sólo como caso de excepción, sino como un sistema generalizado».

*Agradecemos el apoyo brindado para la realización de este reportaje a la Asociación de Órganos Ale.
Fuente: t va el ocio

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