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Columnistas ExpokR con R | Por Edgar LópezYa no es ESG, es inversión responsable

Ya no es ESG, es inversión responsable

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Por Edgar López

Una ola que viene desde las finanzas

Durante años, soñamos con que la sostenibilidad llegara a la oficina del CFO. Hoy que ya está ahí, es momento de hablar sin adornos: riesgo es riesgo, largo plazo es largo plazo, y rentabilidad es rentabilidad. Desde la trinchera financiera, el mensaje es claro: menos narrativa, más estrategia.

La sostenibilidad bien entendida ya no necesita llamarse ESG. Cuando se vincula al rendimiento financiero, a la gestión de riesgos y a la consistencia operativa, deja de ser una aspiración narrativa para consolidarse como lo que es: inversión responsable.

El pasado 28 de mayo, Afore XXI Banorte, Cuatrecasas México y Chapter Zero México convocaron una conversación de alto nivel: “ASG: Financiamiento, operatividad y regulaciones frente a nuevas narrativas”.

En un contexto donde los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG por sus siglas en inglés) son objeto de tensión, escepticismo y reevaluación global, el evento fue una oportunidad para repensar su viabilidad, legitimidad y futuro desde la perspectiva de quienes hoy toman decisiones con impacto estructural.

Participaron como ponentes: David Razú Aznar , director general de Afore XXI Banorte, Jimena Marván Santín , directora general de Chapter Zero México y María Eugenia Ortega Jiménez , directora de ESG en Cuatrecasas México.

Ya no es ESG

Perspectivas desde tres frentes

David Razú abrió la conversación reconociendo que el concepto ESG, en su implementación más reciente, ha comenzado a perder el foco. Se ha llenado de narrativas, métricas y etiquetas que a veces distraen del objetivo esencial: generar valor a largo plazo con base en criterios consistentes.

Fue claro al señalar que Afore XXI Banorte no ha abandonado ningún criterio; por el contrario, los ha fortalecido como parte de una visión madura de gestión del riesgo. Para él, la sostenibilidad debe ser reconceptualizada: no como una moda ni como un juego reputacional, sino como una respuesta seria a riesgos financieros reales.

Desde su visión, cuando una empresa falla en derechos laborales, medio ambiente o gobernanza, no solo comete una falta ética; incurre en un riesgo material que puede erosionar valor y afectar el futuro financiero de millones de trabajadores. La sostenibilidad, entonces, no es un discurso decorativo: es una disciplina que exige consistencia, evidencia y visión de largo plazo.

Jimena Marván complementó desde la operación: el ESG solo será sostenible si deja de ser un proyecto periférico y se convierte en parte estructural del modelo de negocio. Para ella, cuando sostenibilidad y finanzas se entienden mutuamente, la organización entera gana. De lo contrario, advirtió, será una narrativa frágil ante los vaivenes reputacionales y políticos.

Desde el ámbito legal, María Eugenia Ortega puntualizó que la sostenibilidad ya no es opcional. Con marcos regulatorios emergentes —algunos de origen europeo pero con efectos globales—, las empresas deben responder con evidencia, no con eslóganes. Hoy, la regulación no premia las buenas intenciones; exige cumplimiento.

Ya no es ESG

Pregunté si el ESG se ha vaciado de propósito al entrar al terreno financiero

Durante el evento, compartí una inquietud con David Razú sobre el momento que vive el concepto ESG. Mi intención era explorar si el creciente peso que ha tomado desde la esfera financiera representa una pérdida de sentido… o, por el contrario, una oportunidad para consolidar su impacto.

¿Estamos frente a una distorsión del concepto ESG, donde el peso financiero lo ha pervertido y lo ha convertido en una herramienta reputacional más que en una guía de transformación? ¿O estamos, en realidad, ante una etapa de madurez que podría fortalecer su alcance y eficacia?

David Razú respondió con una postura clara:

“Lo relevante no es la etiqueta, sino la consistencia. Me da igual qué pase con el término ESG.”

Desde su visión, cuando la sostenibilidad logra hablar el idioma del CFO, no se diluye, se fortalece. Lo resumió con contundencia:

“Ya no es ESG. Es inversión responsable.”

Jimena Marván agregó que este tránsito hacia el centro financiero de las organizaciones no debe verse como una pérdida de propósito, sino como una oportunidad para integrar la sostenibilidad de forma estructural y estratégica. Para ella, cuando sostenibilidad y finanzas se entienden mutuamente, la organización entera gana.

Ambos coincidieron: más allá de las etiquetas, el reto está en construir una sostenibilidad profesional, consistente y con visión de largo plazo.

Y fue justo ahí donde David usó una imagen que vale la pena recuperar:

“La sostenibilidad avanza como las olas. Cada ola deja capacidades instaladas. Y la que trajo al sector financiero, ha sido fundamental.”

Quizá no estemos ante una distorsión… sino frente a una nueva ola

Y con las olas, como saben bien los surfistas, no se lucha. Se entienden, se anticipan… y se toman con equilibrio. No todas valen la pena. Pero las que sí, se surfean con decisión.

El ESG, quizá, está justo ahí: en ese momento donde hay que dejar de resistir y aprender a remar en la dirección correcta.


Edgar López Pimentel, es actualmente Director en Expok, ejerciendo su liderazgo día a día con pasión por la responsabilidad social y el desarrollo sustentable. Su labor ha contribuido significativamente al posicionamiento de empresas líderes en materia de responsabilidad social.

Su formación académica, enriquecida por programas de Alta Dirección de Empresas en el IPADE e IE Business School, así como una maestría en Responsabilidad Social Empresarial en la Universidad Anáhuac Norte, respaldan su liderazgo.

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