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Racismo, sexismo, clasismo… ¿Debe haber límites en los stand up?

La cultura de la cancelación ha puesto su atención en la escena de la comedia, ya que muchos creen que algunos comediantes han estado diciendo cosas que algunas personas consideran ofensivas. Esto ha llevado a una creciente demanda de cancelar, es decir, de censurar y sacar de los escenarios a aquellos comediantes que hacen chistes o comentarios que se consideran inapropiados, de acuerdo con ABC.

Durante muchos años, ha sido posible encontrar el racismo, el sexismo y el clasismo divertidos en la comedia. Incluso algunos de los comediantes más famosos del mundo han construido sus carreras siendo ofensivos, como el británico Jimmy Carr y Eddie Murphy. Sin embargo, en la actualidad, las audiencias están llamando a límites en los espectáculos de comedia, como sucedió recientemente en México con el comediante Franco Escamilla, debido a que se considera que cruzan el umbral entre la comedia y la ofensa.

¿Existen límites en la comedia?

Jessica Milner Davis, coordinadora de la Red de Estudios del Humor de Australasia y asociada honoraria de la Universidad de Sydney comenta más al respecto sobre si existen o deben existir límites en los stand ups. Según ella, para muchos la risa es una experiencia de unión, una liberación gozosa y muy necesaria, pero también puede ser dañina si se hace a expensas de otros y más aún si ese grupo ha sido históricamente violentado.

«Puedes usarla [comedia] para el bien o puedes usarla agresivamente para lastimar a las personas».

Jessica Milner Davis, coordinadora de la Red de Estudios del Humor de Australasia.

Milner señala que cuando los grupos privilegiados de la sociedad usan la comedia para atacar las voces marginadas (como el caso del cómico Ricky Gervais haciendo bromas sobre las personas trans), el dolor puede tener impactos más dañinos.

Sarah Ilott, profesora titular de inglés y cine en la Universidad Metropolitana de Manchester y coautora de Comedy and the Politics of Representation: Mocking the Weak dice que la risa se ha utilizado como arma durante miles de años.

Al respecto, como mujer de color, la escritora, comediante y directora radicada en Sídney, Candy Bowers, que ha experimentado esta marginación desde la perspectiva de apostadora e intérprete indica que los comediantes deben asumir la responsabilidad por el daño que su humor puede causar, particularmente cuando se trata de grupos vulnerables.

«Si la broma es, por ejemplo, racista, homofóbica o transfóbica, al compartir la risa estás construyendo una comunidad que excluye a aquellos que son el blanco de la broma».

Sarah Ilott, profesora titular de inglés y cine en la Universidad Metropolitana de Manchester.

Entre el chiste y los límites en los stand ups

Pero no todos comparten esta idea de poner límites en los stand ups. Recordemos cuando el comediante ganador de un Emmy, Dave Chappelle, emitió su especial de Netflix «The Closer» y reavivó su disputa de mucho tiempo con la comunidad LGBTQIA+, específicamente la comunidad transgénero Netflix lo apoyó.

Una declaración emitida por el CEO Ted Sarandos dijo: «Sabemos que muchos de ustedes se han sentido enojados, decepcionados y heridos por nuestra decisión de poner el último especial de Dave Chappelle, pero creemos firmemente que el contenido en la pantalla no se traduce directamente en daños en el mundo real».

Y más tarde el comediante enfatizó: «Puede haber algo de indignación si vas demasiado lejos, pero eso es lo que es la comedia». Sin embargo, no todos coinciden con esta idea cómo hemos dejado visto al comienzo de esta nota. Muchos comediantes están de acuerdo con la práctica de la libertad de expresión en la comedia, pero otros temen lo dañinas que pueden ser las bromas y tienen presentes límites en los stand ups.

¿Cancelar o no cancelar el racismo, sexismo y clasismo en el escenario?

Recientemente, el actor y comediante de «Wild’n Out» Affion Crockett detuvo su parodia cómica cuando una mujer del público subió al escenario, alegando que estaba ofendida por algunos de los chistes de Crockett sobre mujeres. Crockett abordó el incidente publicando en Instagram: «Cuando actúo, dije lo que dije. Si no te gusta, no vengas».

No obstante, si bien esa es la postura de los actores, en los últimos años, se ha visto que la cultura de la cancelación ha ganado impulso en la sociedad, y ha tenido un impacto significativo en las carreras de numerosos artistas populares. Esto sugiere que el boicot y la desaprobación pública dirigida a celebridades y figuras públicas por sus comentarios, puede tener graves consecuencias para su éxito profesional.

En la escena de la comedia, ‘golpear hacia arriba’ y ‘golpear hacia abajo’ son dos términos comunes de referencia. El primer enfoque se aplica a los chistes dirigidos a la élite social: políticos, corredores de bolsa, empresarios y otras comunidades privilegiadas. Mientras el segundo apunta a aquellos que están, o han estado tradicionalmente, en desventaja social, cultural, financiera o racial.

Según Luvell Anderson, profesor asistente de filosofía en la Universidad de Syracuse en Nueva York, los artistas han satirizado a los grupos vulnerables durante cientos de años. Él dice que antes de que existiera el stand-up, los hombres estadounidenses blancos se ponían la cara negra y presentaban caricaturas de personas negras para reírse.

El humor como poder

Según el Dr. Ilott, en los últimos años ha habido personas, como miembros de grupos de derechos de los hombres, que intentan presentarse como víctimas para obtener ventajas. Sin embargo, como hombres blancos tienen muchas ventajas en la sociedad. Cuando usan ese privilegio para hacer chistes que humillan o degradan a mujeres, personas LGBT+ o minorías étnicas, eso se considera un acto de discriminación.

En resumen, el Dr. Ilott señala que el humor es una herramienta poderosa para expresar ideas y cuestionar normas sociales, pero también puede ser usado para perpetuar estereotipos y actitudes negativas. Por lo tanto, es importante tener cuidado con lo que se dice y cómo se dice, para evitar causar daño o perpetuar la discriminación.

«[el humor y la comedia] Es una relación de poder compleja… basada en el poder social y sistémico y el privilegio que tienen los individuos en relación con su tema y el blanco de sus bromas».

El Dr. Anderson sugiere que, aunque algunas comedias pueden perpetuar estereotipos y actitudes sociales negativas, otras formas más subversivas de comedia pueden invitar al público a cuestionar las normas culturales. Es por esto que ve una estrecha conexión entre la comedia y la filosofía. Como ejemplo, menciona a comediantes como Richard Pryor y Dick Gregory, quienes usaron la comedia para investigar y cuestionar las normas actuales en torno a temas como la raza y el racismo.

Franco Escamilla logra incendiar las redes sociales

El caso del standupero Franco Escamilla demuestra cómo la comedia puede ser una herramienta poderosa para transmitir ideas y mensajes, pero también puede ser utilizada para perpetuar estereotipos negativos y fomentar actitudes dañinas hacia ciertos grupos. La reacción de la audiencia y la opinión pública en las redes sociales es un ejemplo de cómo los límites en los stand ups son un tema controvertido y polarizante.

Es importante recordar que la libertad de expresión no es absoluta y que, en algunos casos, los comentarios o chistes pueden ser considerados ofensivos o dañinos. Los comediantes deben ser conscientes de su poder y responsabilidad en la sociedad y considerar cuidadosamente cómo su trabajo puede afectar a otros.

Al mismo tiempo, la comedia también puede ser una herramienta poderosa para cuestionar las normas culturales y fomentar el cambio social. Como mencionó el Dr. Anderson, algunos comediantes han utilizado su arte para investigar y cuestionar las prácticas culturales en torno a la raza y otros temas importantes.

La comedia es un tema complejo y polarizante que plantea preguntas importantes sobre la libertad de expresión, la responsabilidad social y la cultura popular. Como sociedad, debemos tener un diálogo abierto y honesto sobre estos temas y trabajar juntos para fomentar un entorno donde la comedia pueda ser una herramienta para el cambio positivo y la inclusión en lugar de perpetuar estereotipos dañinos y actitudes sociales negativas.

¿Dónde están los límites en los stand ups?

Entonces, ¿reír o no reír? Según Bower, existen diferentes puntos de vista. Para algunos, es posible encontrar divertidos los chistes sexistas y racistas, pero aún así condenar el sexismo y el racismo en general. Para otros, incluso una risita equivale a una aprobación.

No obstante, en lugar de simplemente reírse de cualquier cosa, la gente ahora está prestando más atención al contenido que se presenta en las actuaciones cómicas. Los espectadores están adoptando una postura más crítica y, en algunos casos, pueden protestar si sienten que el contenido de un comediante es ofensivo o no respeta sus valores y creencias.

El público está cambiando y ya no respalda automáticamente la ideología implícita detrás de un chiste o de un espectáculo cómico, sino que la cuestiona más y toma decisiones sobre lo que es aceptable y lo que no lo es. Esto quizás es una señal de que la audiencia está pidiendo límites en los stand ups, lo que representa un cambio necesario y urgente en el humor de los comediantes.

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