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Pobreza o cambio climático: países desarrollados no pueden con ambos

Acabar con la pobreza y frenar el cambio climático requiere un cambio de modelo de consumo, según las últimas evidencias científicas.

En 2014, la Organización de las Naciones Unidas estableció los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuya primera meta  fue poner fin a la pobreza a nivel global.

En 2015, fueron 193 países quienes firmaron el conocido como Acuerdo de París. En este acuerdo se estableció que cada uno de los firmantes debían limitar sus emisiones para mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C.

Ahora, un estudio publicado en la revista Nature Communications asegura que el cumplimiento de ambos objetivos no es compatible,  a no ser que los países de altos ingresos realicen cambios profundos en sus patrones de consumo.

«Hemos descubierto que eliminar la pobreza extrema no es un problema con respecto al cambio climático, pero elevar los ingresos de las personas más pobres a más de 3 dólares diarios haría que el logro de mantener el objetivo de los 2 ºC sea muy difícil», explica a eldiario.es el principal autor del estudio, el investigador de la Universidad de Maryland, Klaus Hubacek

A nivel mundial, más de 800 millones de personas aún viven con menos de 1,25 dólares al día», esto se le conoce como pobreza extrema.

Los investigadores han realizado una estimación de como variarían las emisiones en 189 países a partir de la Base de Datos de Consumo Global del Banco Mundial.

Pobreza extrema

Los científicos obtuvieron resultados que les indican que para erradicar la pobreza extrema supondría una contribución al calentamiento global de tan solo unos 0,05 °C adicionales de aquí a finales de siglo,. De acuerdo con el Diario.es, esto es un resultado que refleja el bajo impacto de los 800 millones de personas que viven en la pobreza extrema en todo el mundo y que son responsables de menos del 4% de las emisiones mundiales actuales.

El otro escenario en que también los investigadores trabajaron fue en el que el objetivo sería llevar a toda la población al siguiente nivel de ingresos, que es el que se encuentra entre 3 y 8 dólares diarios y al que los investigadores llaman clase media global. Según sus resultados, esto agregaría otros 0,6 °C a los 2 °C de calentamiento ya proyectados para el 2100.

Esta contribución al calentamiento global requeriría un ritmo de reducción de las emisiones de carbono de un 5’5% anual, lo que supone un aumento del 27% respecto al 4% exigido sin tener en cuenta la reducción de la pobreza, un objetivo que «ya está resultando difícil de alcanzar para la mayoría de los países», ya que «solo un puñado de países ha estado cerca del 4% históricamente».

Suecia o Francia, dos de los países que han tenido el mayor éxito al descarbonizar su economía a un 4% y un 3’8% anual respectivamente, principalmente al reemplazar las plantas de energía basadas en combustibles fósiles por las de energía nuclear e hidroeléctrica. Aún así, las tasas mundiales de descarbonización entre 2000 y 2014 han estado muy lejos de estas cifras, situándose alrededor del 1,3%.

En estos países se ha implantado una serie de reglas para disminuir el carbón en el ambiente. Un ejemplo de una de esas reglas es el no permitir dentro de algunos años automóviles a gasolina e incrementar el uso de la bicicleta o el uso de automóviles híbridos o eléctricos.

Los escenarios que fueron analizados demuestran que hace falta un enorme progreso tecnológico para lograr ambos objetivos.

«Hasta ahora, la tecnología no ha sido capaz de mantener a raya las emisiones adicionales».»Nuestro estudio muestra que necesitamos incorporar en el discurso la necesidad de realizar cambios en nuestros patrones de consumo o estilos de vida», afirma este investigador, quien reconoce que «esto es realmente un hueso duro de roer, ya que nadie quiere escuchar que nosotros somos parte del problema».

Huella de carbono

La huella de carbono de las personas más pobres del planeta, un 12% de la población, es de solo 1,9 toneladas de dióxido de carbono por persona al año, lo que supone menos del 4% de las emisiones. Mientras que el 10% más rico del planeta emite más de 26,3 de toneladas, que equivale a un 36% de las emisiones globales.

Actualmente España se encuentra muy por detrás de lo esperado al no lograr el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.. De acuerdo con el índice de los ODS de 2017, elaborado por la Sustainable Developmen Solutions Network (SDSN) de Naciones Unidas y la Fundación Bertelsmann para medir el grado de cumplimiento alcanzado por cada país con estos objetivos, en donde España se sitúa en el puesto 25 del ránking de 157 países.

Es así que España es líder en aumento de emisiones absolutas en la Unión Europea, con un incremento de más de 47 millones de toneladas de CO2 con respecto a 1990. Esta cifra supone un incremento en la tasa de emisiones de un 16’6%.

A pesar de ello, España está en disposición de cumplir las objetivos europeos marcados para 2020. Sin embargo, el incremento de un 4% en las emisiones que se ha producido desde 2013, unido a la falta de políticas destinadas a la descarbonización de la economía, alejan al país de conseguir sus objetivos para 2030.

2 COMENTARIOS

  1. Muy interesante tu nota, porque la situación de los pobres en el mundo en cuanto al deterioro ambiental es exactamente ese: son los que menos lo generan y quienes afrontarán las peores consecuencias, especialmente cuando escaseen los energéticos o el agua y otros recursos naturales. La mayor parte del cambio climático se ha generado desde las clases medias y altas, y los patrones de consumo lo son todo. Ya hay tendencias de consumo que van hacia allá, pero muy lentamente. Creo que puede generarse un cambio mayor con educación de las nuevas generaciones (ya que ellos enfrentarán estas consecuencias) y políticas restrictivas (como las de autos propulsados por energías limpias como único medio de trasnsporte), para impulsar cambios tecnológicos que ya existen a costos disponibles, pero que deben luchar contra intereses establecidos, especialmente de las energéticas y grandes compañías orientadas al consumo masivo.

  2. La educación es ultranecesaria pero también necesitamos que el cambio se más rápido. No queda tanto tiempo.

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