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¿P&G hizo greenwashing en su marca Charmin?; enfrenta demanda

El gigante de bienes de consumo Procter & Gamble (P&G) enfrenta una demanda colectiva presentada por el bufete Hagens Berman. La acusación señala que el greenwashing de P&G se debe a prácticas engañosas en su marca de papel higiénico Charmin, ya que el producto promueve una imagen ecológica falsa, mientras participa en la deforestación de los bosques boreales canadienses.

El caso, presentado el 16 de enero de 2024 ante el Tribunal de Distrito de EE. UU. para el Distrito Oeste de Washington, afirma que P&G utiliza estrategias de marketing engañosas para atraer a consumidores preocupados por el medio ambiente. El bufete destaca cómo la compañía emplea términos ecológicos y certificaciones confusas para ocultar sus prácticas reales de obtención de materia prima.

Las certificaciones y etiquetas utilizadas por P&G han sido señaladas como un mecanismo para generar confianza en los consumidores. Sin embargo, los demandantes argumentan que muchas de estas certificaciones no reflejan realmente un compromiso ambiental sólido. La falta de claridad en la comunicación de estas prácticas ha generado un creciente escepticismo sobre la veracidad de los mensajes de la compañía.

Greenwashing de P&G: certificaciones dudosas y publicidad engañosa

La demanda que destapa el greenwashing de P&G señala, entre otros argumentos, que la marca Charmin emplea certificaciones poco claras para dar una falsa sensación de sostenibilidad. Se menciona específicamente el uso de sellos como los de Rainforest Alliance, una organización que, según la querella, ya no certifica productos de pulpa. En su lugar, P&G ayudó a fundar el programa Forest Allies, que usa un sello visualmente similar sin aclarar su verdadera naturaleza.

Este programa no solo carece de servicios de certificación, sino que tampoco opera en los bosques boreales. La similitud entre los sellos y la falta de información clara hacen que los consumidores asuman que están comprando un producto con un impacto ambiental positivo, cuando en realidad la materia prima sigue siendo obtenida mediante prácticas perjudiciales para el ecosistema.

Además, la demanda alega que la empresa no informa con transparencia sobre el origen de su materia prima y la metodología detrás de su obtención. En consecuencia, los consumidores podrían estar comprando un producto bajo la falsa premisa de que es ambientalmente responsable. La falta de una certificación confiable y la ambigüedad en la comunicación han sido factores determinantes en la acusación de greenwashing contra P&G.

Impacto en los bosques boreales: la deforestación tras el marketing

El documento legal también señala que la producción de Charmin implica técnicas de tala insostenibles, otra práctica que destapa el greenwashing de P&G. Según el documento legal, la marca emplea técnicas que van desde la tala rasa hasta  la quema de bosques, las cuales destruyen ecosistemas críticos y reducen la capacidad de almacenamiento de carbono de los bosques boreales. La destrucción de estos ecosistemas impacta no solo en el medio ambiente, sino también en comunidades indígenas que dependen de estos recursos naturales.

greenwashing de P&G

Otro aspecto alarmante es la conversión de bosques primarios en monocultivos, denominados «bosques Frankenstein». Estos, según los abogados, consisten en la replantación de una sola especie de árbol en filas uniformes, sin restaurar la biodiversidad original del ecosistema. Tales prácticas degradan la salud del suelo, afectan a la vida silvestre y reducen la capacidad del bosque para capturar carbono de manera efectiva.

El impacto de la deforestación no solo se limita a la biodiversidad, sino que también agrava el cambio climático. La eliminación de grandes extensiones de bosques boreales contribuye a un aumento en las emisiones de carbono, lo que acelera el calentamiento global. La demanda argumenta que P&G no solo ha fallado en proteger estos ecosistemas, sino que además ha ocultado activamente las consecuencias de sus prácticas.

El engaño en plataformas de venta y su impacto en los consumidores

Hagens Berman también denuncia que P&G ha promovido información errónea sobre Charmin en plataformas de venta como Amazon y Walmart. La demanda argumenta que los consumidores no tienen forma de verificar la procedencia real de la pulpa de madera utilizada ni de evaluar si la empresa está restaurando efectivamente los bosques talados.

Además, se acusa a P&G de manipular la percepción de los consumidores mediante el mensaje «Proteger-Crecer-Restaurar». Este eslogan sugiere que la replantación de árboles imita el ecosistema natural, cuando en realidad las prácticas de reforestación de la empresa no cumplen con los criterios necesarios para mantener la biodiversidad ni la estructura forestal original. Este tipo de estrategias refuerzan la idea de un producto ecológico, cuando la realidad de su impacto ambiental es otra.

greenwashing de P&G

La falta de regulación efectiva en la publicidad ambiental permite que empresas como P&G utilicen términos ambiguos y sellos confusos sin consecuencias inmediatas. Sin embargo, la creciente presión de los consumidores y las demandas colectivas podrían cambiar este panorama, obligando a las compañías a ser más transparentes en sus estrategias de marketing.

Repercusiones legales y el futuro de la regulación ambiental

La demanda contra P&G se suma a un creciente escrutinio legal contra empresas acusadas de greenwashing. En otros casos recientes, organizaciones y entidades gubernamentales han iniciado acciones legales contra corporaciones como ExxonMobil, acusadas de engañar a los consumidores con afirmaciones medioambientales falsas.

Las Guías Verdes de la Comisión Federal de Comercio de EE. UU. establecen lineamientos claros para evitar prácticas de marketing engañosas en el ámbito ambiental. Sin embargo, la falta de sanciones más estrictas ha permitido que muchas empresas continúen con estas prácticas sin enfrentar consecuencias significativas. La demanda contra P&G podría ser un punto de inflexión en la regulación de estas estrategias.

Si la demanda prospera, podría sentar un precedente en la regulación de afirmaciones ecológicas y aumentar la presión sobre otras empresas que utilizan estrategias de greenwashing. Las compañías deberán ser más cuidadosas al presentar sus iniciativas de sostenibilidad, asegurándose de que sus afirmaciones puedan ser verificadas y respaldadas por certificaciones confiables.

bosques boreales

Un llamado a la transparencia en la sostenibilidad corporativa

El caso contra P&G pone de relieve la importancia de la transparencia en las estrategias de sostenibilidad corporativa. La demanda alega que la empresa ha engañado intencionalmente a los consumidores al ocultar el impacto real de su producción de papel higiénico. Si se demuestra que las acusaciones son ciertas, podría significar un golpe reputacional significativo para la compañía y reforzar los llamados a una mayor regulación del greenwashing en la industria.

A medida que las empresas buscan atraer a consumidores conscientes del medio ambiente, las prácticas de marketing engañoso deben ser analizadas con rigor. Este caso podría marcar un punto de inflexión en cómo las marcas comunican sus compromisos ambientales y cómo los reguladores vigilan la veracidad de sus afirmaciones.

Los consumidores, por su parte, juegan un papel fundamental en la exigencia de mayor transparencia. La creciente presión pública puede llevar a cambios en la industria, promoviendo prácticas más responsables y una regulación más estricta que garantice que las afirmaciones ecológicas sean genuinas.

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