La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha sido un pilar clave en los esfuerzos humanitarios globales desde su creación en 1961. A lo largo de los años, ha llevado ayuda a diversas regiones del mundo, desde zonas de conflicto hasta áreas afectadas por desastres naturales, mostrando el poder de la cooperación internacional. Sin embargo, a lo largo de la última década, la agencia ha sido blanco de críticas, especialmente por parte de sectores conservadores y políticos que cuestionan su eficiencia y enfoque ideológico, de acuerdo con The New York Times.
Recientemente, el «cierre de USAID» ha sido una propuesta concreta por parte del gobierno de Trump y figuras como Elon Musk, quienes consideran que la reducción de la agencia representaría un ahorro significativo para el presupuesto federal. Esta propuesta ha generado un intenso debate sobre las repercusiones que podría tener la eliminación o fusión de la agencia, tanto en el ámbito humanitario como en la proyección de poder blando de Estados Unidos en el mundo.
El impacto de USAID en la ayuda humanitaria mundial
USAID ha jugado un rol crucial en el desarrollo y ayuda humanitaria de más de 50 países. Su labor incluye desde la prevención de enfermedades hasta la mejora de las condiciones de vida de millones de personas. La agencia no solo proporciona alimentos y medicinas, sino que también fortalece la infraestructura sanitaria y educativa en los países más necesitados. En este sentido, el «cierre de USAID» significaría un freno a una red de asistencia vital que permite a los países recibir apoyo en momentos de crisis.
Más allá de la ayuda directa, la USAID ha construido una «capacidad inmunitaria» en los países en desarrollo, mejorando su capacidad para detectar y responder ante amenazas globales como pandemias. En palabras de Atul Gawande, funcionario del gobierno de Biden, esta red se ha vuelto esencial para la seguridad global, no solo para los países receptores de ayuda, sino también para los propios Estados Unidos.

En regiones como África subsahariana, la ayuda de USAID ha logrado disminuir las tasas de mortalidad rápidamente. La combinación de esfuerzos preventivos y de emergencia ha hecho que, en algunos casos, las tasas de mortalidad en países como Nigeria y Uganda disminuyan a un ritmo superior al de otras naciones sin acceso a la misma ayuda. El «cierre de USAID» pondría en peligro estos logros.
La estructura de la USAID y su modelo operativo
Una de las particularidades de USAID es su estructura, que mezcla empleados permanentes con contratistas. Mientras los primeros son funcionarios de carrera, los segundos juegan un papel esencial en la implementación de los programas en terreno. Aunque la agencia tiene su base en Washington, gran parte de sus actividades se desarrollan a través de organizaciones no gubernamentales, que reciben fondos por medio de subvenciones.
Este modelo flexible ha permitido a USAID adaptarse a diferentes contextos globales, pero también la ha hecho vulnerable a recortes presupuestarios. La «congelación de la ayuda» que se ha implementado bajo la administración de Trump ha afectado gravemente a estos contratistas y a las ONGs que dependen de los fondos de la agencia. Muchos proyectos han sido suspendidos, y cientos de empleados han sido despedidos o puestos en licencia, lo que afecta la ejecución de importantes programas de salud y desarrollo.
El «cierre de USAID» no solo implica el fin de una agencia; también significa el desmantelamiento de una red global de colaboración. Las organizaciones que colaboran con la USAID, muchas de ellas sin fines de lucro, se han visto obligadas a recortar personal y cerrar oficinas, lo que dificulta el acceso a la ayuda en los países más vulnerables.
Los motivos detrás del «cierre de USAID» y su repercusión política
El «cierre de USAID» es una medida que tiene respaldo en sectores conservadores de Estados Unidos. Entre los críticos de la agencia se encuentran aquellos que acusan a USAID de promover agendas progresistas que contradicen los intereses nacionales. En este contexto, figuras como Marco Rubio y Elon Musk argumentan que los programas de ayuda externa de la USAID representan un gasto innecesario para los contribuyentes estadounidenses.
Sin embargo, este enfoque ignora el impacto global que tiene la agencia. A través de sus programas, USAID ha ganado una presencia significativa en países en desarrollo, lo que le ha permitido a Estados Unidos proyectar su influencia de manera indirecta. Además, la ayuda ofrecida por la agencia ha sido vital para contrarrestar campañas de desinformación y propaganda de potencias como Rusia y China, que a menudo ven con desdén los esfuerzos humanitarios occidentales.

Algunos legisladores, como la senadora Amy Klobuchar, han señalado que el cierre de USAID no solo haría al mundo un lugar más peligroso para los estadounidenses, sino que también representaría un golpe a la imagen internacional de Estados Unidos. En lugar de aislarse, el país podría perder la oportunidad de ejercer su poder blando y su capacidad de respuesta ante crisis globales.
Las consecuencias globales del «cierre de USAID»
De concretarse el «cierre de USAID», las repercusiones serían devastadoras no solo para los países receptores de la ayuda estadounidense, sino también para la proyección de poder de Estados Unidos en el ámbito internacional. La desaparición de la agencia dejaría un vacío en la asistencia sanitaria, educativa y de desarrollo, áreas donde la necesidad de cooperación internacional es urgente.
Además, la reducción de la ayuda externa podría incentivar a otros actores globales, como China o Rusia, a llenar el vacío dejado por USAID, posicionándose como aliados de los países en desarrollo a cambio de favores estratégicos. Esto podría alterar el equilibrio geopolítico en varias regiones del mundo.
La congelación de fondos y la suspensión de proyectos no solo afectaría la vida de millones de personas en el sur global, sino que también pondría en peligro la estabilidad a largo plazo de países enteros que dependen de la ayuda para su recuperación y desarrollo.
El «cierre de USAID» representa un debate crucial sobre la responsabilidad de Estados Unidos en la arena internacional y su compromiso con la ayuda humanitaria global. A pesar de su bajo costo en comparación con el presupuesto federal, la agencia desempeña un papel insustituible en la lucha contra la pobreza, las enfermedades y las crisis humanitarias. Si bien es válido discutir sobre su eficiencia y enfoque, su eliminación o debilitamiento podría tener consecuencias devastadoras para los países que más lo necesitan, afectando no solo su bienestar, sino también la estabilidad global y la proyección internacional de Estados Unidos.