PORTAL IMPULSADO POR LAS EMPRESAS RESPONSABLES:

- Advertisement -
ColumnistasMovilidad sustentable

Movilidad sustentable

Dos conceptos muy manoseados en estos días y aprovechados igual para señalar los problemas originados por obras viales, muchas de ellas de relumbrón, que a su término serán nuevamente insuficientes para solucionar los problemas de tráfico; para promover el uso de la bicicleta, al igual que el respeto hacia quienes se transportan por este medio y el que ellos mismos deben observar hacia vehículos y peatones, o marcar los problemas para el ciudadano de a pie, surgidos por las crecientes deficiencias en un trasporte público cada vez más inoperante y obsoleto, de la mano con la falta de vocación de servicio y carencias culturales de sus operadores.

Los núcleos urbanos han evolucionado, la plancha urbana se ha extendido de manera desordenada, y las necesidades de sus habitantes para trasladarse han aumentado a la par que las distancias y tiempos de recorrido. No es que el trazo original de la “civitas” clásica sea obsoleto, puesto que cubrió las necesidades de sus habitantes durante siglos; lo que faltó es la visión para adecuar las nuevas extensiones habitacionales a las necesidades cambiantes de una ciudadanía siempre en movimiento y con un parque vehicular en permanente crecimiento.

Los constructores de las calles estrechas que actualmente se denominan centro antiguo o histórico, no tenían necesidad de pensar en espacios amplios para que transitaran enjambres de vehículos, no eran los requerimientos de su época.

No así en los últimos años en que mutaron hasta convertirse en espacios inhóspitos, sinónimo de degradación ambiental, hacinamiento, marginación y violencia creciente, como parte de un fenómeno histórico-sociológico nunca visto. Para fortuna de todos, el rescate de esos centros históricos sigue en marcha como un justo homenaje y reconocimiento a su acervo histórico y cultural.

Todo ello forma parte del objeto de estudio y respuestas desde la gestión ambiental, en busca de una adecuada calidad de vida que mitigue la crisis. Su esencia es: cómo conseguir un equilibrio entre una población que crece, su desarrollo social y económico, mediante el uso racional de los recursos naturales, junto con la protección y conservación del medio ambiente, además de una visión a mediano y largo plazo desde su principio.

El modelo de desarrollo de las ciudades, producto del binomio desarrollo económico-crecimiento poblacional, derivó en la rápida degradación y destrucción de ecosistemas. El avance de la contaminación y la acelerada pérdida de sus recursos, polarizó la distribución de los costos ecológicos y la atención a las demandas ambientales.

En los últimos tiempos, la importancia de la sustentabilidad pasó de la consideración académica, a su integración en los programas de los diferentes órdenes de gobierno, a su inclusión creciente, en la imagen de responsabilidad ambiental de muchas empresas, y también entre vecinos que organizados para mejorar la calidad de vida en sus comunidades, como el manejo de residuos, limpieza y mantenimiento de su imagen urbana, obtienen mayor plusvalía en sus propiedades.

No buscan reemplazar la responsabilidad de la autoridad, sino contribuir, conscientes de su responsabilidad como ciudadanos, a una mejor gobernabilidad, mejor distribución presupuestaria y un creciente valor inmobiliario.

Estos ejemplos, aunque apenas a pequeña escala, han sido acogidos por sectores tanto en las ciudades, como en los algunos municipios.

Entre los diversos factores políticos y sociales que impiden la eficaz y adecuada atención y solución de la problemática ambiental urbana, la más importante puede ser la heterogeneidad o en un término real, el desorden con el que crecieron los centros poblacionales. La respuesta razonable es la voluntad de los diferentes actores, públicos y privados, que ante una ciudadanía activa y vigilante, se preocupen porque los proyectos tengan sentido.

Los centros urbanos enfrentan serios problemas de congestión vehicular, porque no están pensados en función de una perspectiva ciudadana. A nivel global limita las fuentes energéticas, contribuye al agotamiento de los combustibles fósiles, a la destrucción de la capa de ozono, a la emisión de gases y partículas contaminantes, al cambio climático, al aumento de lluvia ácida y a la disminución de la biodiversidad.

En un cálculo conservador, los habitantes de las ciudades pierden uno de cada cuatro años de su vida en traslados y atorados en el tránsito. Dicho problema refleja una escasa calidad de vida, agregándose un tema de salud pública como la obesidad. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, por cada hora que una persona pasa sentada en el interior de un vehículo, el riesgo de ser obeso aumenta en un seis por ciento.

En el Valle de México, el fenómeno metropolitano se inició hacia 1950. A partir de los años 60 toma otra dimensión; pero hasta la década de los 70 la capital de la República alcanzó los nueve millones de habitantes, contra los tres que tenía veinte años atrás.

La preocupación por el fenómeno, origina que en 1976 se expida la Ley General de Asentamientos Humanos y dos años después el primer Programa Federal de Desarrollo urbano.

Pero el avance continúa y para 1990, el área cobija a 15 millones de habitantes y en el 2000 la Zona Metropolitana del Valle de México alberga 18 millones. Por primera vez la población que radica en la zona conurbada del Estado de México es mayor que la que vive en la Ciudad de México. En 2010, más de 20 millones habitan la Zona Metropolitana, conservando los municipios limítrofes del Estado de México la tendencia irreversible.

Algo similar ocurre en la actual zona metropolitana del Valle de Toluca con la instalación y crecimiento de zonas industriales y la llegada de más habitantes, calculándose una población cercana ya a los 2 millones. La conurbación entre comunidades antes distantes, desemboca en el mismo problema: transporte e infraestructura urbana deficientes.

La forma: para que un programa de ordenamiento sea funcional debe priorizarse la visión metropolitana junto con una planeación participativa multidisciplinaria.

El fondo: alcanzar la movilidad urbana sustentable como estrategia para reducir la desigualdad social, la contaminación, mejorar la salud pública, empujar la productividad y la economía para una mejor calidad de vida. Y no lo olvidemos:

TODOS SOMOS NATURALEZA.
ACACIA FUNDACIÓN AMBIENTAL A. C. [email protected]
Sigue la cuenta rumbo a LA HORA DEL PLANETA 2012. El próximo sábado 31 de marzo a las 20:30 hrs, ocho treinta de la noche, nos uniremos nuevamente en la lucha contra el cambio climático.

Click sobre la imagen para ampliar

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

PLATIQUEMOS EN REDES SOCIALES

Lo más reciente

DEBES LEER

TE PUEDE INTERESAR