La industria de la moda, responsable de hasta el 8 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, enfrenta una creciente presión para cumplir sus compromisos ambientales. Diversas marcas se han fijado metas de cero neto para 2050 o incluso antes, respaldadas por objetivos basados en ciencia y promesas de transformación profunda de sus cadenas de suministro.
Sin embargo, un nuevo estudio de Stand.earth revela que muchas de estas metas no solo están lejos de cumplirse, sino que podrían estar retrocediendo. A través del análisis de 42 marcas globales, el informe muestra que la mayoría está avanzando demasiado lento —cuando no retrocediendo— en su camino hacia la descarbonización.
Marcas de moda posponen la sostenibilidad: hallazgos clave del estudio
El estudio de Stand.earth expone una realidad preocupante: para 2025, solo un tercio de las marcas evaluadas habrá logrado una reducción del 10 % en sus emisiones, mientras que un 40 % incluso habrá aumentado su huella climática. Esta evidencia contradice los discursos corporativos sobre liderazgo climático y sostenibilidad. Todd Paglia, director de la organización, fue tajante:
“Las marcas se están moviendo demasiado lento”. En lugar de avanzar hacia sus metas de neutralidad de carbono, muchas empresas están generando una desconexión entre lo que prometen públicamente y lo que implementan en sus cadenas de producción.
El informe también muestra que apenas una fracción de las marcas analizadas está financiando iniciativas reales para reducir emisiones. La carga recae, en cambio, sobre los proveedores de países como Bangladesh, India o Camboya, que no cuentan con el músculo financiero para costear la transición.
El rezago estructural en los países productores
Uno de los puntos más críticos del informe es el retraso de acciones climáticas en los centros de manufactura. En Bangladesh, por ejemplo, el 83 % de las emisiones de la industria provienen de la quema de gas natural para producir energía térmica. Este patrón se repite en India y Vietnam, donde los procesos de lavado, teñido y acabado dependen de combustibles fósiles.
Reducir estas emisiones requiere inversiones sustanciales en tecnologías limpias, como bombas de calor o fuentes renovables. Sin embargo, el Apparel Impact Institute (AII) estima que en Bangladesh existe una brecha de inversión de 4,800 millones de dólares para cumplir con las metas climáticas hacia 2030.
Pese a este panorama, las marcas de moda posponen la sostenibilidad al no destinar fondos suficientes para transformar sus cadenas de valor. De las 42 marcas estudiadas, solo seis han financiado proyectos de descarbonización directamente, y muchas limitan su apoyo a evaluaciones o pilotos de pequeña escala.
Casos aislados de acción frente a un sistema rezagado
Entre las pocas marcas que han actuado con mayor decisión se encuentra H&M, que ha financiado iniciativas de baja emisión en 23 fábricas y planea expandir sus pruebas de tecnologías energéticamente eficientes en Asia. “La tecnología ya está aquí; no se trata de innovar, sino de implementarla”, explicó Kim Hellström, gerente de sostenibilidad del grupo sueco.
Aun así, los casos como H&M son la excepción, no la norma. Kristina Elinder Liljas, del AII, subraya que los presupuestos corporativos deben alinearse con los objetivos climáticos para que las alianzas con proveedores sean sostenibles:
“Todos tienen algo en juego: las marcas deben asegurar su futuro, y los proveedores, su relevancia”.
El estudio advierte que sin acuerdos de compra a largo plazo, precios justos e incentivos financieros, los proveedores no podrán asumir los costos de esta transformación. La transición energética, lejos de ser solo una cuestión tecnológica, es una cuestión de corresponsabilidad económica.
La urgencia de acelerar: promesas vs. realidad
Más allá del caso a caso, el estudio apunta a una tendencia general: muchas marcas de moda posponen la sostenibilidad que prometieron públicamente hace años. Aunque aproximadamente la mitad ha establecido metas basadas en ciencia, estas no se traducen en planes operativos reales ni en inversión efectiva.
Mohiuddin Rubel, exdirector de la Asociación de Fabricantes de Prendas de Bangladesh, lo resume con claridad: “Las marcas están transformando sus objetivos en mandatos sin financiamiento”. El resultado es un sistema donde los proveedores son responsables del cambio, pero no cuentan con los medios para lograrlo.
Esto plantea un escenario peligroso: si las marcas no transforman sus estructuras de colaboración y financiamiento, el avance hacia la neutralidad de carbono se detendrá. Y con ello, no solo estarán incumpliendo sus promesas, sino comprometiendo su propia sostenibilidad empresarial en un mundo cada vez más regulado y exigente.

Del compromiso a la coherencia
La sostenibilidad no puede seguir siendo postergada
El estudio de Stand.earth no deja lugar a dudas: las marcas de moda posponen la sostenibilidad en detrimento de sus propios compromisos y del bienestar del planeta. Si bien algunas empresas comienzan a financiar la transición energética, el avance es insuficiente frente a la magnitud de la crisis climática y la urgencia de descarbonizar la industria.
Cumplir con los objetivos de cero neto implica actuar ahora, con inversión, planificación y responsabilidad compartida. No se trata solo de mantener una buena imagen corporativa, sino de asegurar un modelo de negocio viable en un futuro bajo en carbono. Las marcas tienen en sus manos la posibilidad de liderar, pero el tiempo para actuar se está agotando.