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La RSE ¿una práctica en hibridación?

El título en signos de interrogación no es un giro gramatical sino que la pregunta sigue buscando una respuesta, no definitiva pero sí aproximada. Tampoco la utilización del verbo antecedido por una preposición, el termino en hibridación marca un proceso en construcción, un estar haciéndose, un desarrollo.

El concepto hibridación tomado del antropólogo Néstor García Canclini, hace referencia a aquellos procesos socioculturales en los que prácticas singulares que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas, esta fusión a su vez es diferente a cada uno de los aspectos que la integran. El eje del trabajo de tesis fue analizar la hibridación de la RSE desde tres diferentes instancias: conceptual, social y comunicacional.

Desde lo conceptual a partir de una revisión histórica del concepto se evidenció que el propio término está en construcción y que dicha práctica proviene de otras anteriores encuadradas en lo que se denominaba filantropía empresarial, ética empresarial, marketing social etc.

La RSE toma de estas prácticas ciertas formas pero configura particularidades que la definen de forma distintiva.

El término RSE fue avanzando de aquella concepción incipiente en la que la responsabilidad social de la empresa era visualizada como una instancia que tenían los directivos de adoptar decisiones empresariales ajustadas a lo social, hasta la concepción actual que propone integrar la RSE al negocio de la empresa.

La RSE ha tomado de sus antecedentes ciertas concepciones, y obtiene otras propias a medida que el concepto avanza y se consolida. Así, la hibridación es parte de esta conjunción de la RSE, que en principio basaba sus acciones en la filantropía empresaria y que luego fue logrando autonomía conceptual. Lo mismo sucedió desde la ética empresarial, ésta era una práctica singular del mundo empresarial, la RSE viene a contenerla e incluirla como parte fundamental de sus postulados. Éste es el proceso de hibridación conceptual al que se hace referencia, la RSE es un término que incluye prácticas anteriores, pero que al conjugarlas con otras le otorga una impronta nueva, singular y distintiva. Pero esta hibridación además puede producir confusiones en las empresas a la hora de realizar acciones de RSE, esto se apoya en las innumerables prácticas de responsabilidad social promovidas por las compañías que se ajustan más a filantropía -donaciones- que a RSE.

Entonces, ¿cuáles serían las características particulares desde lo conceptual que define a la RSE? ¿Es necesario un decálogo que establezca qué es RSE y qué no es? La problemática no se refiere a una cuestión semántica, sino saber cuáles son los objetivos que se persigue con la RSE para intentar unificar criterios conceptuales y encauzarlos en acciones específicas. ¿O podría pensarse que es improbable llegar a una definición acabada de RSE, pues ella depende justamente de los tipos de hibridación en los que se practica?

Si bien las prácticas responsables por parte de las empresas ya existían con anterioridad a que se las nombrara bajo el rótulo RSE, delimitar su alcance ayudaría a pensar cómo se establece su proceso de hibridación. Pensar a la RSE desde lo conceptual es considerar también las diferencias: no es donación, no es altruismo, no es filantropía, no es ética empresarial por más que incluya a cada una.

La diferencia es que la RSE es una filosofía y una manera de gestión de la Empresa, no es una actividad circunstancial, no se hace responsable se es responsable. Las acciones de RSE no sólo se hacen sino deben ser parte de todas las dimensiones de las empresas tanto internas como externas. Algunos hasta llegan a arriesgar y considerar la RSE como un nuevo paradigma de modelo de gestión.

Otra arista que se analizó en el trabajo fue definir como ciertas acciones de RSE procuran nuevas formas de socialización, entre las que se destacan la creación de capital social y ciudadanía. Existen numerosas prácticas de RSE que generan relaciones de cooperación, incentivan el trabajo en red por lo cual potenciarían la conformación de capital social.

En esta línea, se puede presumir que una acción comunitaria implementada por una empresa conjuntamente con otros actores sociales, puede haber comenzado como acción de extensión a la comunidad, posteriormente instrumentarse como acción de RSE y finalmente contribuir a la conformación de capital social.

Por esta razón, es que las acciones de voluntariado, las prácticas empresariales de RSE que potencian redes, son herramientas que posibilitan y movilizan la conformación de capital social. No obstante no sólo es necesario indicar que la RSE promueve capital social sino que posiblemente esta incidencia que provoca la RSE en lo social, también sea parte de la misma hibridación a la que se referencia. La interrelación, la fusión, la combinación de las diversas prácticas que contienen la RSE, con diferentes actores que involucra y distintos resultados que provoca, ¿explicarían su hibridación?

Lo mismo sucede con la ciudadanía entendida como práctica sociocultural, una acción de RSE, ¿ayudaría a optimizar el bienestar público? Si es así, ¿la RSE incrementaría la ciudadanía? Sin descontar que la RSE puede convertir a la Empresa en Ciudadano Corporativo.

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