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ColumnasFundaciones EmpresarialesLa importancia del ciclo de inversión para las fundaciones empresariales

La importancia del ciclo de inversión para las fundaciones empresariales

Para Miriam Machán Hernández por su gerenciamiento discreto e inteligente

Por: Emilio Guerra Díaz

Conforme avanza el interés de la responsabilidad social corporativa dentro de las empresas que cuentan con su propia fundación, aumenta también la necesidad de que aquella establezca procesos profesionales para la asignación de los recursos de inversión social.

En este tránsito se ha podido advertir un gran cambio en la forma en la que trabajan tanto para seleccionar los proyectos que podrían recibir recursos, como también la parte final de la evaluación: ¿Qué cambios se registraron en la comunidad? Y sobre todo, ¿Cuál es el retorno de inversión? Pero no siempre ha sido así.

Revisemos un poco la historia. Hace por lo menos dos décadas las fundaciones empresariales y las independientes que asignaban recursos a proyectos de organizaciones civiles (donatarias autorizadas) tenían una forma de trabajo “lineal”, es decir, podemos identificar su proceso de asignación de fondos como una línea en el tiempo. Expliquemos.

El principio: La fundación definía las áreas de interés de acuerdo a su misión y mandato por la cual fue constituida. Posteriormente se definía el monto de recursos con los que contaría en un año para destinar. Se elaboraban los criterios y las bases que servirían como parámetros para asignar los recursos. En algunos casos, se decidía si se haría una convocatoria abierta o cerrada para que las instituciones filantrópicas presentasen sus proyectos.

Durante: La fundación recibía los proyectos y un comité de especialistas en las áreas de interés recomendaba cuales, a su juicio, podrían ser las iniciativas que pudieran ser apoyadas desde el punto de vista del interés de la comunidad. Acto seguido el Consejo Directivo de la fundación conocía la resolución del comité y revisaba una vez más los proyectos. Se aprobaban los recursos y se notificaba a las instituciones ganadoras. Aquellas pasaban a completar los requisitos que les eran exigidos y recibían el cheque.
El Final: La institución realizaba el proyecto y podía involucrar al financiador; le daba créditos en sus estrategias de comunicación y realizaba los reportes parciales que le solicitaban y el informe final.

La fundación (empresarial y la empresa) que trabajaba de esta manera recibía a cambio prestigio, créditos y la demanda de nuevos proyectos que financiar. Lo más característico de este modelo era que todo el proceso sucedía en un año y se levantaba una frontera claramente definida entre el financiador y la institución que operaba el proyecto. Podríamos decir que cada parte cuidaba su desempeño en las funciones y responsabilidades que le correspondía y que demandaba el proyecto.

Hoy los procesos de asignación de recursos de inversión han asumido una forma de trabajo muy distinta, de tipo “círculo”, donde casi todas las actividades que hemos descrito con anterioridad en la forma lineal integran una sola parte del ciclo, donde además se desdibuja la frontera entre “lo tuyo y lo mío” respecto a la responsabilidad que a cada parte le tocaba realizar.

Por lo tanto, la idea de un ciclo de financiamiento es más adecuada para la inversión social desde una fundación empresarial profesional ya que destaca el tipo de trabajo y responsabilidad que tienen ambas partes en la ejecución de un proyecto de interés social y público.

Si en el primer modelo, el lineal, se realizaban los pasos lógicos para seleccionar y asignar recursos, en el modelo de ciclo de la inversión estos se incorporan con algunas modificaciones pero se enriquece la segunda parte del ciclo con conceptos como: Impacto social, involucramiento de los beneficiarios en la solución, réplica del modelo de atención, pero sobre todo, retorno de inversión para la empresa y su fundación bajo la innovación en la manera en la que la empresa se involucra con la comunidad. Veamos en qué consisten estas modificaciones de la primera fase.

Hoy no se puede concebir la asignación de recursos de una fundación empresarial a proyectos o actividades que no están alineadas a las actividades e intereses de negocio de la empresa. La inversión que realizará le debe ayudar a varios propósitos que no sólo se ubican en el interés de lucro, sino de sostenibilidad del negocio. Así por ejemplo, en el campo de la salud es muy claro.

Una farmacéutica cuyo interés de negocio es fabricar medicamentos para atender distintas enfermedades le interesan temas que van más allá del restablecimiento de salud, entre los que se encuentran actividades de prevención, cambio de hábitos, consumo responsable, la no automedicación, la pronta atención cuando se presentan los primeros síntomas, el saneamiento ambiental de un agente patógeno que pudiera estar presente en una comunidad, la adquisición del conocimiento básico en el proceso salud enfermedad y en la práctica médica, entre otros. Su inversión social está identificada en lo que quiere cambiar pero las áreas de oportunidad son múltiples.

Por ello, desde el proceso de formulación de las bases de proyectos que se van a financiar se incorporan nuevas actividades como:

• Proyectos alineados a las necesidades de la empresa y a la misión de la fundación
• Advertir en forma clara, qué se quiere cambiar en la comunidad, se tiene siempre una visión donde convivirán dos fotografías: “antes de… y después de…” la intervención de la empresa, su fundación, la organización que opera el proyecto y la comunidad que es objeto y sujeto de la acción filantrópica
• Participación activa de miembros de las áreas de negocio que están en relación directa con la problemática social que se quiere atender desde la fundación porque pueden sugerir actividades que podrían realizarse por pate de la comunidad para mitigar efectos
• Advertir qué tipo de recursos con los que cuenta la empresa pueden ser compartidos con las organizaciones civiles para su fortalecimiento. El razonamiento es muy sencillo, si las organizaciones filantrópicas son quienes llevarán a cabo las actividades del programa, cómo podrían hacer mejor su trabajo si transferimos por ejemplo, nuevas habilidades como la auditoria, la planeación, el tablero de control
• El seguimiento de expertos de la empresa que como mentores pudieran mejorar o enriquecer las actividades que contempla el proyecto y que interactuarán con los especialistas de las causas, de esta manera cuentan con comités mixtos
• También se advierten las oportunidades para incorporar al voluntariado corporativo para aumentar el impacto del proyecto
• Es condición que el presupuesto total contemple a otros financiadores. La organización postulante ya es el primer financiador, la fundación, el segundo y se acepta (y es deseable) otro patrocinador

Los cambios más sustantivos en la asignación profesional de recursos consiste en identificar e integrar los elementos que conforman la segunda parte del ciclo, aquellas que preparan y cierran el círculo con el retorno de inversión.

Algunos de los elementos que integran la segunda parte del ciclo son:

• Pensar en el asociacionismo. Aquella frontera del interés de la OSC y el de la fundación empresarial, “lo mió lo tuyo” se diluye y se edifica “un nuestro”. Nuestro proyecto de inversión, nuestra iniciativa, nuestra solución. Por ello el proyecto financiado es un reflejo de los frutos del asociacionismo empresa-comunidad-organización. La visión de inversión involucra a todas las partes. En esta parte del ciclo de inversión cobra gran relevancia porque demanda mucho profesionalismo del socio organización civil. Demanda estrategias de apropiación de los proyectos por parte de la comunidad beneficiaria
• Seguimiento y acompañamiento de la inversión. Hoy los directores y gerentes están presentes durante la realización de los proyectos. En las diferentes etapas del trabajo están atentos para realizar sugerencias para mejorar, corregir o cambiar. Acercan al personal clave de la empresa a la comunidad donde se realiza, presentan a beneficiarios y buscan nuevas áreas de oportunidad
• Trabajo con indicadores de impacto. Las fundaciones se ocupan por la inclusión de este tipo de indicadores en los proyectos y piden que los informes finales incluyan los logros
• Comunicación a distintos grupos de interés. No se trata sólo de publicitar el financiamiento, sino de educar, mostrar, estimular a las distintas audiencias sobre la metodología de trabajo y los cambios alcanzados, lo que hace relevante la acción de la fundación hacia sus audiencias internas (los propios colaboradores, los inversionistas, los directivos) y comunicación externa donde se pone énfasis en los cambios logrados en la comunidad valorando la acción conjunta de las partes involucradas
• Creación de capacidades en la comunidad. Se busca que los proyectos sociales que financia su fundación aminoren la dependencia de los beneficiarios e incluso se creen condiciones para resolver una condición adversa para que no vuelva a manifestarse. Incluso los proyectos asistenciales pueden asumir esta transformación con ingenio e innovación
• Retorno de inversión. Es decir qué ganó también la empresa al financiar ese proyecto y van más allá de la reputación y buena imagen. Muchos proyectos permiten acercar más clientes, crear o ampliar su mercado, incrementar la lealtad de los empleados y stakeholders, impulsar la generosidad de los empleados e integrarlos como donantes también, contribuir a modificar políticas públicas, dar voz a quienes no lo tenían e impulsar capacidades para la generación de ingresos. La visión de la comunidad es que cuenta con una empresa de utilidad pública.

Como se observa, trabajar bajo el esquema de ciclo de inversión representa para una fundación empresarial mucho más beneficios de los que se advierte en un primer vistazo.

Desde el Consejo Directivo

El Presidente del Directorio sugiere a las fundaciones empresariales que la formulación de convocatorias se apoye en consultores especializados y en comités mixtos para financiar proyectos tal como lo hacen dos importantes fundaciones actualmente como son Fundación Axtel y Fundación Pfizer.


Emilio Guerra Díaz

Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.

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