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Historia del feminismo: De los orígenes al #MeToo

Hoy es posible ver muchos ejemplos de feminismo, pero no siempre fue así. En el siglo XVIII nace el feminismo, un conjunto de teorías sociales y prácticas políticas en abierta crítica de relaciones sociales históricas, pasadas y presentes motivadas principalmente por la experiencia de mujeres.

A partir de ese momento, la historia del feminismo comienza a visibilizar con mayor fuerza la lucha de millones de mujeres que buscan la reivindicación de sus derechos, erradicar la violencia, así como acceder a mejores condiciones laborales, salud reproductiva y el derecho al voto.

La influencia de la palabra «feminismo» y el impacto del movimiento ha logrado que a lo largo de los años se generen cambios importantes para las mujeres como el voto femenino, la igualdad ante la ley o los derechos reproductivos.

Por otra parte, también se considera una creencia en la igualdad política, económica y cultural cuyas raíces tienen su origen en las primeras etapas de la civilización humana y se ha categorizado en tres olas.

Las tres olas del feminismo

1.Feminismo de primera ola: se ocupa de los derechos de propiedad y el derecho al voto.

2. Feminismo de la segunda ola: se centra en la igualdad y la antidiscriminación.

3. Feminismo de la tercera ola: comenzó en la década de 1990 como una reacción violenta a la percepción de que la segunda ola privilegiaba a las mujeres blancas heterosexuales. 

La realidad es que desde la Antigua Grecia hasta la lucha por el sufragio femenino, las marchas y el movimiento #MeToo, la historia del feminismo es tan larga como fascinante.

Continúa leyendo para que no te pierdas detalle sobre esta lucha y las etapas que la han acompañado a través de los años.

https://www.wsj.com/articles/after-metoo-those-who-report-harassment-still-risk-retaliation-11544643939

Historia del feminismo: De los orígenes al #MeToo

Para Platón, las mujeres poseen las mismas capacidades naturales que los hombres para gobernar, sin embargo, muchos no estaban de acuerdo con ese supuesto.

Así que cuando las mujeres de la Antigua Roma organizaron una protesta masiva por la Ley de Opia que restringía el acceso de las mujeres al oro y otros bienes, el cónsul romano Marco Porcio Cato comentó que al permitir esto, ellas podrían volverse superiores a los hombres.

Todos estos antecedentes fomentaron que en el Libro de La ciudad de las damas (1405), la escritora del siglo XV Christine de Pizan protestara por la misoginia y el papel de la mujer en la Edad Media.

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Posteriormente, Margaret Cavendish, duquesa de Newcastle-upon-Tyne, y Mary Wollstonecraft, autora de A Vindication of the Rights of Woman (1792), defendieron vigorosamente una mayor igualdad para las mujeres.

Y conforme han pasado los años, son más y más las mujeres que levantan la voz para exigir sus derechos y visibilizar toda la violencia que existe. Esto nos lleva a nuestra primera parada.

Feminismo de primera ola: el sufragio femenino y la Convención de Seneca Falls

En la Convención de Seneca Falls de 1848, abolicionistas como Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott proclamaron audazmente en la Declaration of Sentiments (1848) que todos los hombres y mujeres son creados iguales. Lo que también se extiende al derecho de votar.

Muchos asistentes pensaron que los derechos de voto de las mujeres estaban de más pero se sintieron influenciados cuando Frederick Douglass argumentó que no podía aceptar el derecho al voto como hombre si las mujeres no podían tener este mismo derecho.

Cuando se aprobó la resolución, el movimiento Women’s Suffrage, comenzó en serio y dominó gran parte del feminismo durante varias décadas.

La 19ª enmienda: el derecho de las mujeres al voto

En 1893, Nueva Zelanda se convirtió en el primer estado soberano que otorgó a las mujeres el derecho al voto, seguido de Australia en 1902 y Finlandia en 1906. En una victoria limitada, el Reino Unido otorgó el sufragio a las mujeres mayores de 30 años en 1918.

Mientras que en Estados Unidos la participación de las mujeres en la Primera Guerra Mundial demostró a muchos que ellas merecían una representación igualitaria. 

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Durante 1920, y en gran parte al trabajo de sufragistas como Susan B. Anthony y Carrie Chapman Catt, se aprobó la 19ª Enmienda

Las mujeres estadounidenses finalmente ganaron el derecho al voto. Con estos derechos asegurados, las feministas se embarcaron en lo que algunos académicos denominan la «segunda ola» del feminismo.

Mujeres y trabajo

Las mujeres empezaron a incorporarse al lugar de trabajo en mayor número después de la Gran Depresión, cuando muchos hombres perdieron sus trabajos.

La situación las obligó a integrarse al cuerpo laboral en carreras con salarios más bajos pero más estables, como tareas domésticas, docencia y secretarías.

Durante la Segunda Guerra Mundial, ellas participaron de manera activa en el ejército o encontraron trabajo en industrias antes reservadas para los hombres, lo que convirtió a Rosie the Riveter en un ícono feminista. 

Posterior al Civil Rights Movement, las mujeres buscaron una mayor participación en el lugar de trabajo, con la igualdad de remuneración al frente de sus esfuerzos.

La Ley de Igualdad Salarial de 1963 fue uno de los primeros esfuerzos para enfrentar este tema aún relevante en el que las mujeres encontraron otra apertura para empoderarse.

Feminismo de segunda ola

A pesar de los avances, persistieron los obstáculos culturales, y con la publicación de La mística femenina (1963), Betty Friedan, cofundadora de la Organización Nacional de Mujeres, argumentó que las mujeres aún estaban relegadas a roles insatisfactorios en las tareas del hogar y el cuidado de los hijos.

En esta epoca, muchas personas habían comenzado a referirse al feminismo como «liberación de la mujer», mientras que en 1971, Gloria Steinem se unió a Betty Friedan y Bella Abzug para fundar the National Women’s Political Caucus.

Por otra parte, Equal Rights Amendment, buscaba la igualdad legal para las mujeres y prohibía la discriminación por motivos de sexo. Esta fue aprobada por el Congreso en 1972 pero, tras una reacción conservadora, nunca fue ratificada por suficientes estados para convertirse en ley. 

Un año después, las feministas celebraron la decisión de la Corte Suprema en Roe v. Wade, el fallo histórico que garantizaba el derecho de la mujer a elegir un aborto.

Feminismo de tercera ola: ¿Quién se beneficia del movimiento feminista?

Los críticos han argumentado que los beneficios del movimiento feminista, especialmente la segunda ola, se limitan en gran medida a las mujeres con educación universitaria, y que el feminismo no ha abordado las preocupaciones de las mujeres de color, pertenecientes a la comunidad LGBT+, inmigrantes y minorías religiosas. 

Incluso en el siglo XIX, Sojourner Truth lamentó las distinciones raciales en el estatus de las mujeres:

¿Y no soy una mujer? ¡Mírame! ¡Mira mi brazo! ¡He arado, plantado y recogido en graneros, y ningún hombre podía encabezarme! ¿Y no soy una mujer? Podría trabajar y comer tanto como un hombre, cuando pudiera conseguirlo, ¡y soportar el látigo también! ¿Y no soy una mujer? He tenido 13 hijos, y he visto a la mayoría vendidos como esclavos, y cuando lloré con el dolor de mi madre, ¡nadie más que Jesús me escuchó! ¿Y no soy una mujer?

Sojourner Truth.

Todo este movimiento y ruido que se ha generado a través del feminismo, impulsó otro de los movimientos más importantes…

#MeToo y las marchas de mujeres

En estos ultimos años, las mujeres y el movimiento feminista han señalado casos destacados de agresión sexual que se han dado en diversos lugares como en el trabajo.

El movimiento #MeToo ganó nueva prominencia en octubre de 2017, cuando el New York Times publicó una investigación condenatoria sobre las acusaciones de acoso sexual contra el influyente productor de cine Harvey Weinstein. 

A partir de esto, muchas mujeres presentaron acusaciones contra otros hombres poderosos, incluido el presidente Donald Trump.

El 21 de enero de 2017, el primer día completo de la presidencia de Donald Trump, cientos de miles de personas se unieron a The Women’s March en Washington, una protesta masiva dirigida contra la nueva administración y la supuesta amenaza que representaba para los derechos reproductivos, civiles y humanos.

El movimiento se extendió y más de 3 millones de personas en ciudades de todo el mundo realizaron manifestaciones simultáneas, proporcionando a las feministas una plataforma de alto perfil para defender los derechos plenos de todas las mujeres en todo el mundo.

Al día de hoy este movimiento continúa tomando fuerza y cada vez son más las mujeres que han decidido alzar la voz y dejar de callar.

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