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El abrazo

Por Leopoldo Lara

La frontera de México con Estados Unidos está llena de cifras y estadísticas contrastantes.

Recientemente se publicó el reporte de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México en el que se manifestó que si los diez estados que conforman la frontera (seis mexicanos y cuatro norteamericanos) constituyeran un país por sí mismos, representarían la cuarta economía del mundo, con sus casi 15 millones de habitantes.

A la vez, estudios como el “Reporte del Estado de la Frontera” realizado por el Centro Woodrow Wilson en coordinación con el COLEF y la Universidad de Arizona, dan cuenta de la enorme divergencia de realidades en otras materias, como la de seguridad.

Las historias divergentes se repiten a lo largo de los temas, como el de la sustentabilidad, la competitividad y la calidad de vida, pero se convierten en oportunidades cuando se considera a la frontera como un todo, como una misma nación.

¿Acaso esa frontera unida podría ser una realidad en el futuro?

Existen algunos ejemplos de que esa visión no es descabellada ni mucho menos prematura.

Entre otros el de la frontera de Laredo y Nuevo Laredo, rica en historia y costumbres compartidas y a la vez en negocios.

En la ciudad de Laredo, Texas, un 92% de sus habitantes hablan el español como primera lengua, derivado de que más de un 95% de ellos son de ascendencia mexicana. Esto es resultado de la historia compartida entre las dos ciudades que eran una sola cuando se fundó en 1755 la Villa de Laredo y que contaba con la generosidad de ser atravesada por un río, el Bravo, que al ser considerado la frontera en el Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848 dividió a las comunidades y fundó a Nuevo Laredo, como la opción laredense del lado mexicano.

Pero en esta región no sólo se comparte historia, lengua y tradiciones, hay algo que mantiene viva la integración a diario: los negocios.

En la ciudad de Laredo, Texas, un 30% de sus empleos los aportan empresarios mexicanos. Esto es posible gracias a que la economía de ambas ciudades se sustenta en el comercio exterior. Según cifras de esa ciudad, durante el 2012 cruzaron más de 230 mil millones de dólares en mercancías por su puente comercial, lo que la posiciona como la frontera por donde se comparte casi el 45% de valores entre ambos países, lo que significa para México, el 18% de su PIB.

Por esa razón, los vínculos son estrechos y año con año se refrendan en una ceremonia solemne realizada a mitad del río.

En ese ritual, enmarcado en la ceremonia del festejo del natalicio de Jorge Washington, autoridades, representantes populares y niños ataviados a la usanza de la época, se dan un abrazo que simboliza la amistad, la unidad y el respeto entre ambos países.

Pero para que la frontera realmente se integre o compita unida ante el mundo, hacen falta acciones más allá que los rituales o ceremonias solemnes.

Hace cuatro años, por ejemplo, en la Región Laredo se llevó a cabo un proceso de reflexión bajo la metodología de la Gran Visión hacia el 2040, similar al que se ha realizado y seguido con éxito en muchas ciudades del mundo. En este ejercicio participaron más de ocho mil ciudadanos de ambos lados de la frontera, líderes de opinión, académicos y representantes populares, incluidos los gobernantes locales. Se estableció una visión compartida para el corto, mediano y largo plazo y a la vez, líneas estratégicas e indicadores de cumplimiento. La reflexión se hacía necesaria ante la modificación inminente del modelo económico de esta región, ya que su fortaleza actual, derivada del cobro de impuestos aduaneros, dejará de ser vigente en el mediano plazo, cuando los aranceles de las mercancías se reduzcan al mínimo, como resultado de la implementación total del TLCAN. Quienes participaron concluyeron que será el manejo logístico de las mercancías; el valor agregado que pueda dárseles a éstas y la instauración de una economía basada en la sociedad del conocimiento y la sustentabilidad, la visión de futuro de esta región, que sólo en unidad (como si fuera una sola ciudad) podrá competir contra los grandes centros logísticos del mundo, como ahora mismo compite con los aduaneros.

¿Cuál ha sido el resultado de ese esfuerzo?

Hasta el momento sólo la planeación. A la hora de la ejecución las autoridades de ambos lados de la frontera han desalentado el ejercicio ciudadano y no han generado las condiciones óptimas para su desarrollo.

La postura de la comunidad binacional, conformada por la academia, los empresarios, los investigadores y los ciudadanos en general apuesta por una integración planeada y empuja para llevarlo a cabo de esa manera.

Mientras tanto, los gobernantes, atestiguando cómo pasan frente a ellos las oportunidades vertiginosamente, aún siguen pensando que con un abrazo emotivo a mitad del puente podrán sacar adelante a esa comunidad binacional.

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