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Después de Copenhague, ¿qué podemos esperar en México?

Por: New Ventures, Rodrigo Arévalo

Durante el mes de Diciembre del año pasado, finalmente se llevó a cabo la tan esperada y famosa COP15 (Conference of the Parties, Edición 15) en la Ciudad de Copenhague, Dinamarca en la que se logró que los Gobiernos de más de 192 países llegaran a la siguiente conclusión: “Hemos acordado no hacer nada, tal vez después…cuando dejemos de ver Cuba o las Maldivas en el mapa”.

Para los que no estén muy familiarizados con el tema, les platico rápido de que se trata todo esto:

La idea de estas conferencias es que los Gobiernos de casi todas las naciones del mundo se pongan de acuerdo para hacer un esfuerzo conjunto y así reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI); esto para evitar que la temperatura global se eleve más de 2 grados Centígrados y cause daños irreversibles a los ecosistemas.

Ok, todos queremos salvar al mundo, ¿no? Nadie quiere que lugares como la Riviera Maya desaparezcan por efectos del cambio climático (¿dónde iríamos de Spring Break?); pero como se imaginarán, poner de acuerdo a más de 190 políticos no es tarea fácil. Imagínense que tienen 190 hijos y quieren acordar qué comer: ¿pizza, tacos o hamburguesas? Parece una labor titánica.

Las opiniones están así:

Los países ricos: Ellos son Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Japón, etc… y su posición es: “Ups, perdón por cocinar el planeta, pero ahora nos tienen que ayudar a corregir el problema, entonces ustedes deben reducir sus emisiones también”.

Los países en desarrollo: Esos son China, India, Brasil y Sudáfrica, entre otros. Evidentemente están algo molestos porque no quieren frenar su crecimiento ni dejar de soñar en tener luz 24 horas al día, vivienda, centros comerciales y automóviles para todos. El progreso y el crecimiento económico se basa en la quema de combustibles fósiles, por lo que entre mayor crecimiento, mayor contaminación; al menos ese es el paradigma hoy.

Todo esto no significa que los países en desarrollo no quieran salvar el planeta, pero salvarlo cuesta dinero, y mucho. Entonces, ¿de dónde van a sacar ese dinero? Es muy claro que no les sobra, ya que aún tienen que combatir niveles muy altos de pobreza (nadie quiere un mundo limpio con humanos muriendo de hambre tampoco).

La idea es que ese dinero salga de los países que causaron el problema en primer lugar, que destinen una buena cantidad de recursos (algo así como 100 mil millones de dólares por año) tanto para apoyar a países en desarrollo en la adaptación climática, como para transferencia tecnológica.

Esto nos lleva a otro problema: los ciudadanos japoneses, alemanes, estadounidenses e ingleses les van a responder a sus Gobiernos igual que nuestro ex-Presidente Fox: “¿Y yo porqué?” Honestamente no me imagino al Presidente Obama o a la Kanzlerin Merkel pidiéndole a sus Congresos que les den miles de millones de dólares/euros para apoyar el desarrollo de países que muchos de sus habitantes ni siquiera pueden pronunciar.

Una vez entendido el contexto, pueden inferir por la conclusión que mencioné al principio de este texto que todo mundo “se trepó en su macho” y no se elaboró ningún documento digno de ser llamado “El Salvador del Planeta”, salvo un Acuerdo sin chiste de última hora llamado el Acuerdo de Copenhague.

Ahora bien, muchos líderes de opinión hablan del fracaso de Copenhague, y estoy de acuerdo con ellos; sin embargo, no mucha gente está hablando de lo que están haciendo los que históricamente han sido los malos del cuento, los blancos de documentales de Michael Moore (no hablo de George W. Bush) y los Monty Burns del mundo real: me refiero a las empresas. Estas compañías no necesitan un marco legal ni político, no tienen que ponerse de acuerdo todas y tampoco se piensan pelear con compañías más grandes y de otro giro para combatir el cambio climático.

Existen cientos de ejemplos de empresas que cada día lanzan iniciativas y cumplen metas respecto a reducción de emisiones, eficiencia energética, uso de renovables y desarrollo social.

Pensemos en Coca-Cola: El gigante de bebidas fue uno de las compañías con mayor presencia en Copenhague no sólo porque iba a vender mucho, sino porque estaba ahí para presionar a los Gobiernos a generar un marco legal justo, congruente, inclusivo y efectivo para el combate al cambio climático. Además de esto, la empresa está desarrollando importantes iniciativas en sus principales mercados para gestionar de mejor forma sus recursos y contribuir a la conservación del ambiente; desde la meta de neutralizar sus desperdicios de agua a nivel mundial, hasta reciclar la totalidad de sus botellas de PET en México.

Nike recientemente redactó un documento dirigido al Gobierno de Estados Unidos exigiendo que se desarrolle lo más pronto posible un marco legal claro, efectivo y transparente para la reducción de emisiones en ese país, además de fomentar una economía baja en carbono. Dicho documento fue firmada por más de 30 compañías líderes.

También se puede hablar de Interface, una compañía de alfombras que se ha convertido en un estandarte de la sustentabilidad corporativa gracias a la visión de su fundador, Ray Anderson.

En México también hay iniciativas interesantes desde grandes corporativos, inversionistas y PyMEs. Por ejemplo, Grupo Bimbo reducirá las emisiones de su flota al usar vehículos híbridos producidos por Vehizero, empresa apoyada por New Ventures.

Otro ejemplo es Enersave (también apoyada por New Ventures), que ha ayudado a corporativos mexicanos a reducir su cuenta de energía eléctrica, ahorrando varios millones de pesos.

La pregunta obligada es: ¿Porqué todas estas empresas están buscando la conservación del medio ambiente? La respuesta es muy sencilla, y no es porque se han vuelto filántropos: Cuidar el medio ambiente y combatir la pobreza se ha convertido en un negocio atractivo y que deja mucho dinero, además de ser una excelente herramienta Marketing y Relaciones Públicas. Todas estas empresas que he mencionado no han desarrollado una alergia al dinero, sino que están buscando formas innovadoras de hacer negocios, ampliar el que ya tienen o incluso reinventarlo, y eso es bueno para todos.

Lo que debemos entender es que la filantropía no alcanza y los Gobiernos no están haciendo su tarea -lo vimos en Copenhague-, entonces ¿porqué no voltear al agente de cambio más grande que existe en el mundo? ¿Qué mejor incentivo para hacer el bien que un retorno económico? Las empresas le dieron forma a la segunda mitad del Siglo XX, han dictado la forma en la que la gente vive su vida a través de la mercadotecnia, y estoy seguro que esa tendencia seguirá durante mucho tiempo más.

Ser un emprendedor sustentable no sólo te abre las puertas a una libertad laboral y económica, sino que haces negocios con principios y de valor agregado. Como diría una frase que leí en algún artículo: “Doing good by doing business”.

En fin, a lo que quiero llegar con todo esto es que no se requiere un marco legal en el que todo mundo esté de acuerdo, ni que “Papi Gobierno” nos diga que hacer o nos dé las soluciones en bandeja de plata. Los negocios ya no se hacen como nos platicaron nuestros papás, donde el Gobierno ponía las reglas del juego y las empresas jugaban bajo esas reglas.

Hoy nosotros como estudiantes, empleados, emprendedores, consumidores e inversionistas debemos adelantarnos, hacer nuestra tarea y mostrarle a los políticos y a los hombres de negocios de la vieja escuela cómo se hacen las cosas. Un incentivo muy grande para que los mexicanos tengamos más iniciativas sobre este tema es que la próxima Conferencia de Cambio Climático (COP16) será ni más ni menos que en México.

En conclusión, ¿Qué mas da si se logra un acuerdo sucesor del Protocolo de Kyoto? Creo que algunas empresas ya van muy adelantadas, y los Gobiernos tendrán que alcanzarlas. Qué irónico es ver que los malos del cuento se están convirtiendo en los héroes de la historia…


New Ventures

El World Resources Institute (WRI), uno de los tanques de pensamiento más importantes dedicado al desarrollo sustentable, decidió en 1999 crear el programa New Ventures con el fin de promover un crecimiento sustentable en mercados emergentes por medio del apoyo y la aceleración de transferencia de capital a negocios que proporcionan un beneficio social o ambiental.

Desde su fundación, New Ventures México ha acercado de manera gratuita servicios estratégicos de consultoría, coaching, vinculación y acceso a inversión a más de 150 empresas en los sectores de agricultura orgánica, turismo sustentable, energías alternativas, madera certificada, tecnologías limpias, acuacultura responsable y transporte sustentable.

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