En un contexto donde el agotamiento laboral se ha convertido en un fenómeno global, las empresas buscan respuestas creativas que reconecten con las necesidades emocionales de sus colaboradores. Deloitte ha sorprendido con una propuesta singular: reembolsar la compra de Legos como parte de sus esfuerzos por mejorar el bienestar de su gente.
Aunque pueda sonar excéntrico, esta estrategia forma parte de una actualización más amplia de beneficios para empleados, que incluye desde servicios de spa hasta consolas de videojuegos. Sin embargo, en una época marcada por despidos y cargas excesivas de trabajo, muchos se preguntan si este tipo de incentivos realmente funcionan como acciones contra el burnout o si sólo son paliativos coloridos.
Acciones contra el burnout: ¿juguetes o soluciones estructurales?
Según un artículo de Fast Company, la inclusión de Legos como un beneficio corporativo ha generado una ola de reacciones, desde aplausos por su originalidad hasta críticas por su superficialidad. Para algunos colaboradores, esta medida representa un respiro lúdico en medio del caos cotidiano; para otros, es un símbolo del intento de maquillar una realidad laboral extenuante.
Deloitte ofrece hasta mil dólares en reembolsos por actividades relacionadas con el bienestar, incluyendo gimnasio, spa y rompecabezas. No obstante, estos estímulos surgen después de recortes de personal, lo cual deja en duda la coherencia de su enfoque. ¿Puede una empresa ofrecer acciones contra el burnout cuando simultáneamente genera inseguridad laboral?
El contraste es evidente: mientras algunos celebran poder justificar la compra del Halcón Milenario de Lego, otros señalan que el verdadero alivio vendría de una jornada laboral más equilibrada o mayor estabilidad.
La salud mental sigue en crisis
Cinco años después del inicio de la pandemia, el agotamiento continúa afectando a más de la mitad de los empleados, según el Informe de Fuerza Laboral de Aflac 2024-2025. Los niveles altos de burnout son especialmente alarmantes en sectores como el de servicios profesionales, donde semanas laborales de más de 50 horas son comunes.
El informe también subraya que el respeto al tiempo personal y el aumento del PTO (tiempo libre remunerado) son percibidos como las acciones contra el burnout más efectivas. Sin embargo, estos factores siguen siendo limitados o estigmatizados en muchas culturas corporativas, incluida la de grandes firmas como Deloitte.
Al enfocarse en soluciones creativas pero periféricas, como los Legos, las empresas podrían estar evitando enfrentar los cambios estructurales que el entorno laboral realmente exige.

Flexibilidad: una pieza clave aún ausente
Expertos en bienestar laboral coinciden en que la flexibilidad y la autonomía son componentes esenciales para combatir el desgaste profesional. Según Matthew Owenby, de Aflac, permitir trabajar desde casa, ajustar horarios y ampliar el tiempo libre serían pasos más sólidos hacia la sostenibilidad del bienestar.
En ese sentido, las iniciativas lúdicas, aunque bien intencionadas, no sustituyen una revisión crítica del modelo laboral vigente. Acciones contra el burnout efectivas no se construyen (solo) con bloques de plástico, sino con políticas integrales de cuidado y respeto a la persona.
La apuesta por beneficios llamativos puede generar conversación, pero la verdadera transformación ocurre cuando los líderes reconfiguran las reglas del juego, no sólo sus decoraciones.

Miedo al PTO: un obstáculo invisible
Un dato preocupante revelado por el informe de LiveCareer es que uno de cada tres empleados teme tomarse vacaciones por miedo a ser despedido. Esta sensación de inseguridad erosiona la utilidad del tiempo libre, aun cuando las políticas de la empresa lo promuevan.
Esto muestra que las acciones contra el burnout deben ir más allá del diseño de beneficios; deben abordar las percepciones culturales internas. No basta con ofrecer tiempo libre si los colaboradores no sienten la libertad de tomarlo sin represalias.
El problema, entonces, no es solo lo que se ofrece, sino el entorno de confianza (o la falta de él) en el que se ofrece.

¿Bienestar o gamificación corporativa?
Los pasatiempos tienen valor terapéutico comprobado. Manualidades, socialización o incluso armar un set de Lego pueden reducir el estrés. Sin embargo, cuando estos se presentan como la principal respuesta empresarial frente al agotamiento, el mensaje puede trivializar una problemática compleja.
El peligro es que se confunda la gamificación del bienestar con el compromiso real con la salud mental de los empleados. Las acciones contra el burnout deben tener un componente emocional, sí, pero también estratégico, profundo y sostenido.
En este sentido, regalar Legos puede ser un gesto amable, pero está lejos de ser una solución suficiente.
El movimiento de Deloitte al incluir Legos en su programa de beneficios es, sin duda, innovador. Pero la innovación real no consiste en sorprender, sino en transformar. En un mundo donde el burnout afecta a millones de trabajadores, lo que se necesita no son juguetes, sino un rediseño serio del bienestar laboral.
Las acciones contra el burnout deben ir más allá de lo simbólico: requieren tiempo libre real, estabilidad laboral y culturas organizacionales que valoren a las personas por encima de los resultados. Porque si el bienestar se construyera con bloques, bastaría con una caja de Legos. Pero la realidad nos exige mucho más.