Por Edgar López
En tiempos de riesgo, aparecen ciertos mensajes.
Y no por casualidad.
Hoy, revisando la prensa, me topé con una nota en la que Grupo Financiero Banorte posiciona su modelo de prevención de lavado de dinero, y en la que Marcos Ramírez Miguel , su director general, declara:
“Lo tenemos reforzadísimo… en todo lo que es prevención de lavado de dinero.”
“Es un modelo donde tenemos que ser paranoicos.”
Tiene sentido.
En un momento en el que otros actores del sistema financiero han sido señalados por reguladores internacionales, era esperable que una institución como Banorte saliera a mostrar músculo responsable.
Y lo ha hecho bien.
Pero también… un tanto tarde.
Porque aunque la gestión parezca sólida, cuando el mensaje aparece solo en tiempos críticos, inevitablemente suena reactivo.
De hecho es la autoridad la que ha solicitado explícitamente al gremio bancario comunicar que no hay más instituciones señaladas, y Banorte responde.
Es cierto: estos temas no son ni deben ser terreno de campañas publicitarias, ni pueden delegarse sin cuidado a áreas de marketing o a sus agencias.
No se trata de vender.
Se trata de proteger lo más valioso: la confianza, la continuidad y la legitimidad institucional.
Esta lógica debe partir desde un enfoque en el que el ser, hacer y parecer estén alineados:
- Ser: contar con prácticas sólidas.
- Hacer: implementarlas con consistencia.
- Parecer: comunicar de forma creíble, constante, moderada y permanente, no únicamente cuando el entorno lo exija.
Solo así, cuando la crisis llegue —y siempre llega— habrá quien ya dé por hecho que esa organización está preparada.
Cuando me preguntan cuál es el retorno de hacer RSE o ESG, no solo hablo de intangibles ambiguos: hablo de esto.
De organizaciones que llegan mejor paradas a las oportunidades y a los momentos difíciles.
Y si no, pregúntenle a CiBanco, Vector o Intercam…
Sobre los costos de no parecer.
O peor aún: de no ser.
Fuente: reforma
Edgar López Pimentel, es actualmente Director en Expok, ejerciendo su liderazgo día a día con pasión por la responsabilidad social y el desarrollo sustentable. Su labor ha contribuido significativamente al posicionamiento de empresas líderes en materia de responsabilidad social.
Su formación académica, enriquecida por programas de Alta Dirección de Empresas en el IPADE e IE Business School, así como una maestría en Responsabilidad Social Empresarial en la Universidad Anáhuac Norte, respaldan su liderazgo.
