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10 prioridades de RSE en 2025

La responsabilidad social empresarial (RSE) sigue siendo una de las principales áreas de enfoque para las empresas a medida que avanzamos hacia 2025. En este contexto, la lucha contra el cambio climático y las demandas de una mayor transparencia en la información medioambiental y social se posicionan como los dos pilares fundamentales para cualquier organización que desee ser reconocida como sostenible y responsable. Además, las expectativas de los consumidores y los inversores continúan creciendo, lo que obliga a las empresas a repensar sus estrategias y a adaptar sus prácticas a las exigencias del mercado, de acuerdo con Climate seed.

En este artículo, exploramos las tendencias emergentes de la RSE en 2025 y proporcionamos una guía de las principales prioridades que las empresas deben tener en cuenta para seguir siendo competitivas y cumplir con las normativas ambientales y sociales que se imponen cada vez con más rigor.

10 prioridades de RSE en 2025

1. Descarbonización: Un camino necesario y urgente para las empresas

La descarbonización sigue siendo la prioridad principal dentro de la RSE en 2025. Las empresas enfrentan un entorno normativo cada vez más estricto que las obliga a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Actualmente, se está impulsando la transición ecológica, y las organizaciones deben adaptarse rápidamente a nuevas regulaciones y otros requerimientos.

Además, esta transición hacia una economía baja en carbono es una oportunidad para la innovación. Las empresas que inviertan en tecnologías limpias y en procesos más eficientes no solo cumplirán con las expectativas regulatorias, sino que también mejorarán su competitividad a largo plazo.

RSE en 2025

2. Transparencia total en los informes de sostenibilidad

En 2025, se exigirá a las empresas un mayor nivel de transparencia en cuanto a su impacto ambiental y social. Algunas normas establecen un marco de informes detallado que permitirá a los inversores y otras partes interesadas acceder a datos confiables y comparables sobre el desempeño de las empresas en términos de sostenibilidad.

Las empresas que ya estén comprometidas con la RSE deberán ajustarse a estos nuevos estándares para evitar sanciones y mantener su reputación. Para ello, será crucial integrar estos informes en la estrategia global de sostenibilidad y asegurar que sean verificables, alineados con las mejores prácticas internacionales y, sobre todo, auténticos.

3. Créditos de carbono: El auge de las soluciones locales y sectoriales

En la búsqueda de reducir su huella de carbono, muchas empresas recurrirán en 2025 a la compra de créditos de carbono, una herramienta clave para compensar las emisiones. Sin embargo, las empresas se están moviendo cada vez más hacia la adquisición de créditos de carbono locales y alineados con su sector de actividad. Esta tendencia responde a la necesidad de aumentar la transparencia y la trazabilidad de los proyectos, lo que permite garantizar que las inversiones en compensación sean efectivas y sostenibles.

Además, los créditos de carbono locales tienden a tener un impacto positivo en las comunidades donde se implementan los proyectos, reforzando el compromiso social y mejorando la percepción pública de las empresas que los adquieren. No obstante, es necesario que las empresas evalúen cuidadosamente los costos y beneficios asociados con estos proyectos, ya que los créditos locales suelen ser más caros que los internacionales.

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4. El Mecanismo de Ajuste en Frontera del Carbono (CBAM): Una nueva barrera para las importaciones

El Mecanismo de Ajuste en Frontera del Carbono (CBAM) será otro de los aspectos clave en la RSE en 2025. Este mecanismo, que introduce un impuesto al carbono sobre las importaciones de productos con altas emisiones, afectará especialmente a las empresas que dependen de la importación de productos como el acero o el cemento. Las empresas deberán adaptarse a estas nuevas condiciones para no enfrentar costes adicionales y garantizar que sus cadenas de suministro sean sostenibles.

El CBAM no solo tiene implicaciones económicas, sino también estratégicas, ya que podría llevar a las empresas a reconsiderar su estructura de aprovisionamiento y a buscar alternativas más sostenibles, tanto dentro como fuera de Europa.

5. La transición hacia el Net-Zero

En 2025, la iniciativa Science Based Targets (SBTi) revisará su estándar para las empresas que buscan alcanzar el objetivo de emisiones netas cero. Esta revisión será una oportunidad para que las empresas ajusten sus objetivos de reducción de emisiones y refuercen sus compromisos hacia la descarbonización. Las empresas que no hayan fijado metas claras y alcanzables en cuanto a emisiones de carbono corren el riesgo de quedar atrás en la carrera hacia la sostenibilidad.

La actualización de los estándares de SBTi permitirá a las empresas establecer objetivos más ambiciosos y alineados con la ciencia, lo que contribuirá a la aceleración de la transición hacia una economía más limpia y sostenible.

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6. Economía circular: La clave para la sostenibilidad a largo plazo

Una de las tendencias más importantes para las empresas en 2025 será la adopción de modelos de negocio basados en la economía circular. Este enfoque promueve la reutilización de materiales, la reducción de residuos y la mejora de la eficiencia en el uso de recursos. Las empresas que integren principios de economía circular en sus operaciones no solo reducirán su impacto ambiental, sino que también se beneficiarán de una mayor eficiencia operativa y menores costos a largo plazo.

Además, las políticas regulatorias cada vez más estrictas sobre la gestión de residuos y la sostenibilidad ambiental obligarán a las empresas a innovar y repensar sus modelos de negocio tradicionales para incorporar prácticas más circulares.

7. Involucrar a los grupos de interés: Doble materialidad en acción

Para que la RSE sea efectiva en 2025, las empresas deberán involucrar a todos sus grupos de interés, incluidos inversores, clientes, proveedores y empleados. Este enfoque, basado en el concepto de doble materialidad, exige que las empresas consideren tanto el impacto de sus actividades en el medio ambiente y la sociedad como la influencia de estos factores en su propio desempeño económico y financiero.

La integración de la doble materialidad en la estrategia empresarial ayudará a las empresas a anticiparse a riesgos y a generar valor a largo plazo, además de mejorar la credibilidad y confianza con sus stakeholders.

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8. Cultura corporativa sostenible: La clave del éxito a largo plazo

Una cultura corporativa centrada en la sostenibilidad será esencial para el éxito de la RSE en 2025. Las empresas deberán asegurarse de que sus empleados, desde los altos directivos hasta el personal operativo, compartan un compromiso común con la sostenibilidad. Esto puede lograrse mediante la formación continua, la integración de valores sostenibles en la misión corporativa y la promoción de prácticas responsables dentro y fuera de la empresa.

Además, la implementación de programas de responsabilidad social empresarial que fomenten la participación activa de los empleados en iniciativas sostenibles fortalecerá la cultura organizacional y aumentará el impacto de las acciones de RSE.

9. Innovación tecnológica: Nuevas soluciones para la sostenibilidad

La innovación será un motor clave de la sostenibilidad en 2025. Las empresas deberán invertir en tecnologías limpias, como la inteligencia artificial, el Big Data y las energías renovables, para reducir su huella de carbono y mejorar la eficiencia en sus operaciones. Las soluciones tecnológicas también permitirán a las empresas monitorear y reducir su impacto ambiental de manera más efectiva, lo que facilitará el cumplimiento de las nuevas normativas y la mejora de su desempeño.

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10. Acceso a datos: La importancia de una gestión robusta de la huella de carbono

La capacidad para acceder a datos precisos y fiables será fundamental en 2025 para calcular y gestionar la huella de carbono de las empresas. Las nuevas regulaciones de informes de sostenibilidad exigirán que las empresas implementen sistemas de gestión de datos robustos y eficientes para garantizar el cumplimiento de los estándares internacionales y proporcionar transparencia a los grupos de interés.

Las empresas que logren integrar la medición precisa de su impacto ambiental en sus procesos de negocio estarán mejor preparadas para afrontar los desafíos del futuro y asegurar su éxito a largo plazo.

La RSE en 2025 se perfila como un desafío clave para las empresas que buscan no solo adaptarse a las nuevas regulaciones, sino también posicionarse como líderes en sostenibilidad. Las empresas que se anticipen a los cambios y adopten una estrategia integral de descarbonización, innovación y transparencia serán las que logren un éxito duradero en un mundo cada vez más centrado en la sostenibilidad.

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