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Entendiendo la Responsabilidad Social10 percepciones erróneas sobre los negocios inclusivos

10 percepciones erróneas sobre los negocios inclusivos

Armut

La ONU describe los negocios inclusivos como un modelo comercialmente viable que beneficia a familias de bajos ingresos (menos de ocho dólares al día) al incluirlos en la cadena de valor de una empresa, ya sea como consumidores o como productores, emprendedores o empleados.

A pesar de que cada vez son más las compañías que incursionan en este modelo y conocen sus beneficios, todavía quedan muchas dudas sobre lo que un Negocio Inclusivo (NI) es y no es, así como sus alcances. A continuación, los mitos más comunes:

1. Son sinónimos de filantropía corporativa:

A diferencia de la filantropía y de la RSE tradicional, los negocios inclusivos transforman actividades clave del negocio, como cadenas de suministro y distribución u operaciones de la fuerza de trabajo, para incluir a quienes viven con menos de 8 dólares al día. Por lo tanto, no se trata de caridad, pero puede coexistir con iniciativas filantrópicas.

2. Se refieren a «venderle a los pobres»:

No se trata solo de venderle grandes volúmenes de productos a los pobres. Esta población no solamente tiene poder de compra, sino capacidades y potencial emprendedor, que las empresas pueden usar al incorporarlas a su fuerza de trabajo o cadena de valor. Además, muchas veces el mercado tiene que construirse mediante la eliminación de obstáculos.

3. Son solo para grandes empresas:

Algunos piensan que las compañías tienen que tener una gran cantidad de dinero disponible para experimentar con este modelo, pero muchas empresas medianas y pequeñas están creando modelos que incluyen a los pobres de manera intencional.

4. Significan empezar algo desde cero:

Los NI pueden ser empresas sociales, pero lo que se requiere no es crear algo completamente nuevo, sino un intraemprendedurismo, donde las empresas puedan modificar sus operaciones y procesos existentes con prácticas transformativas. Lo cierto es que a veces se puede lograr más trabajando internamente que empezando desde cero.

5. Hay una fórmula para hacerlos funcionar:

Desgraciadamente este no es el caso, no hay una fórmula infalible para el éxito en NI ni en sustentabilidad. Sin embargo, hay lecciones que pueden aprenderse de las experiencias de otros. Hay recursos para conocer lo que ha funcionado en distintos sectores. Aun así, las empresas han descubierto que replicar los modelos existentes no suele funcionar, porque cada mercado es único.

Para conocer un poco más sobre los negocios inclusivos y su aplicación en México, puedes descargar aquí nuestro fact sheet al respecto.

6. Es imposible que sean rentables:

Varias compañías han reportado ganancias tanto a corto como a largo plazo, y la mayoría al menos funciona sin pérdidas. Además, hay estudios que indican que los accionistas valoran las prácticas sustentables, lo cual aumenta el valor de las acciones. Dependiendo del mercado, a veces los NI sí requieren evaluar de forma distinta las ganancias, pero la inversión vale la pena porque se gana en lealtad por parte de los grupos de interés.

7. Es necesario olvidarse del crecimiento:

Lo cierto es que las empresas no pueden permitirse NO tener prácticas inclusivas. El encontrar formas de acabar con las deficiencias de salud en fuerzas de trabajo sin recursos, o en desarrollar productos que mejorar la vida de los pobre resulta en una mejora en la eficiencia del mercado y por lo tanto en ahorros y aumento de las ganancias. Un ecosistema sustentable crea mercados y comunidades robustas.

Se requiere de compromiso e innovación, y las soluciones no son fáciles, pero negocios en todo el mundo están encontrando retornos económicos y sociales que pueden ser optimizados simultáneamente.

8. Una empresa puede lograrlo sin ayuda:

Los estudios indican que muchos negocios inclusivos crean sociedades, tanto con gobiernos como con OSCs y otras instituciones. La colaboración entre los sectores es la norma, no la excepción.

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9. El impacto social no se puede medir:

Existen varios marcos para medir el impacto social, como Oxfam Poverty Footprint, pero lo cierto es que no están a la par con los resultados reportados por NI.

La meta de la medición no es maximizar los datos recolectados, sino obtener los datos correctos y poner en marcha los procesos que los usarán para mejorar el modelo. Por eso, se recomienda que las empresas encuentren las preguntas correctas y relevantes para medir su desempeño, reconociendo que no hay un modelo universal.

10. ¡No sé por dónde empezar!:

Lo primero es identificar los recursos existentes para encontrar oportunidades, diseñar y pilotear iniciativas, y también para hacerlas escalables. Los viajes más largos comienzan por el primer paso.

Fuente:
The Guardian

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