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EntrevistasUn negocio sustentable

Un negocio sustentable

Negocio sustentable vía Shutterstock
Negocio sustentable vía Shutterstock

Miguel Quintana Pali es arquitecto de formación y comerciante por convicción. Nunca construyó para alguien más, pues, dice, na­die le quiso dar trabajo.

«Mi carrera la he seguido como arqui­tecto descalzo», asegura, sonriendo.

En los 70 montó 10 tiendas de muebles y decoración, las tiendas Palio Pero 10 años después las cerró «era tiempo de iniciar el capítulo de los parques», explica.

Como arquitecto, dice, sólo hizo su casa en México y en Playa del Carmen, «y la forma que tengo de interpretar la arquitectura es con los parques».

Fue en Xcaret, el parque ecoarqueológico que fundó en 1990, donde pudo explayarse como arquitecto.

Una de las condiciones que fijó en el convenio con sus socios, los hermanos Constandse, para crear el parque fue que «sólo habría un arquitecto, y ése era yo». Me dejaron armarlo y siempre me apoyaron», dice Quintana. «Luego nos hicimos de Xel-Há, que era del gobierno, a través de una concesión».

El presidente del consejo y CEO de Experiencias Xcaret cuenta que llegó por accidente a Quintana Roo. En 1985, compró un terreno de cinco hectáreas en lo que hoy es Xcaret, un poco más de una hora al sur de Cancún.

«Mi idea era hacer una casa de campo», dice. »Aunque yo era enemigo de las casas de campo, cuando vi ese terreno, dije ‘yo aquí voy hacer una casa, de esas casas que sueñas hacer como arquitecto».

Poco a poco limpió el terreno Y encontró vestigios arqueológicos, ríos subterráneos, algo que él define como «un pequeño paraíso».

«A medida que avanzaba me angustiaba más», recuerda.

«Entonces me di cuenta de que no podía hacer una casa para mí, te nía que hacer un espacio abierto al público. Eso no podía ser mío».

Conforme pasó el tiempo se dio cuenta de que lo que que ría hacer era un parque: «Era una cuestión de responsabilidad».

¿Qué es para usted la responsabilidad social?

La responsabilidad no es sólo con los accionistas de una empresa, es con todos. Con la gente con que uno trabaja, con la comunidad y con el entorno. Es analizar qué estamos haciendo, qué estamos consumiendo, de dónde lo traernos. Yo digo que siempre hay que comenzar en casa, apoyar aquí, a la comunidad, a nuestro estado, a nuestro país, y luego al resto del mundo.

¿En su negocio es más directa la responsabilidad y la sustenta­bilidad, al ser un lugar que debe ser conservado?

Sí y estamos trabajando todos los días en ella. Por ejemplo, tenernos un programa de conservación de aves y tortugas. Tenernos guacama­yas en extinción. En México, se estima que quedan 400 guacamayas libres. En el parque tenernos 1,000 y desde el año pasado hemos libe­rado 150. Nacen como 150 al año y lo que tratamos es de encontrar les un lugar. Trabajamos con las autoridades, veterinarios, para saber dónde liberarlas porque no es abrirles la puerta y ya, sino dónde no van a afectar y dónde tienen más posibilidades de vivir y no desplazarán otras especies. Son estudios, permisos y trámites que hacemos.

Otro programa es trabajar con los hoteles para evitar la devastación de manglares. Estamos reforestando manglares. Empezamos desde casa, de adentro hacia fuera. Ésa es parte de nuestra responsabilidad.

¿Cómo debe aplicarse el tema de la sustentabilidad?

La sustentabilidad está en todo. No es una opción, es una necesidad. Es hacer lo correcto. No es sólo para las empresas que tienen relación con el medio ambiente. En el parque alimentamos a miles de personas al día y siempre tratamos de comprar localmente porque eso implica desarrollar a la comunidad. Es el lugar donde vivimos y querernos que esté bien, que sea sustentable. Que esté bien la economía de la gente, que tenga trabajo, porque eso ayuda a que haya seguridad. Si se quiere vivir en una comunidad sana, las empresas tienen que ser sustentables.

También tiene que ver con no estar criticando y actuar, pues si no, es como el cuento de los cangrejos en la cubeta. Nos estamos jalando y no­sotros mismos nos hundimos. Hay gente que llega conmigo y que me ha­bla de lo que hizo o no el presidente y les digo que hay que ver lo que está haciendo bien. Yo no voto por un partido, sino por las personas y siempre había coincidido que eran del PRl. Yo me acuerdo cuando salió Calderón electo, mis hijos votaron por Calderón. Yo voté por el PRl. Y llegaron con­migo y me dijeron: «Papá, ¿qué vas a hacer? Ganó el PAN». Les dije: «¿Pues qué vaya hacer? Pues apoyar al señor. La mayoría votó por él y ahora no me queda nada más que estar de su lado». ¿Por qué? Porque la mayoría votó por él. No era mi candidato, pero lo tengo que convertir en mi candi­dato. La idea no es que cada quien jale para su molino. Hay que unirnos y apoyarnos para sacar las cosas adelante. Es crear una tendencia.

Empatar con los nuevos

Experiencias Xcaret es una empresa turística. Este sector, según datos de la Organi­zación Mundial del Turismo, es un motor generador de empleos con mano de obra joven y alta rotación. La antigüedad pro­medio de los empleados es de 4.6 años, un nivel bajo comparado con otras industrias y esto se debe a que, en su mayoría, son trabajos temporales.

«Nuestro sector y la zona en donde está el parque se presta mucho a que exis­ta mayor rotación, más que en el DF, por ejemplo», explica Quintana. Por eso, dice, el reto es cautivar a las nuevas generacio­nes que integran su plantilla laboral, que, en su mayoría, son millennials.

¿Cómo integra la participación laboral de una generación como la de los millennials?

Los jóvenes hoy rotan más. Van de empresa en empresa. Ya no son como nosotros o como nuestros papás, que querían un trabajo para toda la vida. Ellos ahora quieren desarrollarse y cuando lo hacen en un lugar, buscan otro. Yo lo veo bien para ellos, pero no para las empresas. Pero el reto mío y de los empresarios es agarrarlos y cautivarlos en el interés de la empresa. Nuestro departamento con mayor crecimiento es el de Internet, redes sociales. El chiste es encontrar la fórmula para mantenerlos. Son una generación que aprende muy rápido. La idea es darles nuevos retos para que no se vayan. Innovar, inventar tendencias y estar actualizados. Así debemos trabajar. Tienes que mantenerlos como en un club con todos sus juguetitos para que se queden.

¿Un CEO cómo convence? ¿Cómo lo hace usted con sus socios?

Con información, con datos y hechos. A mis socios les planteé la idea de un espectáculo de noche en Xcaret, como se hace en Hawai. Les platiqué de un proyecto que era tener el parque funcionando todo el día y en la no­che tener un espectáculo. Estaban un poco renuentes, pues siempre tienen la preocupación de qué va a suceder en el futuro, pero como siempre he dicho: «Probe mas, si no funciona, pues lo quitamos, no pasa nada». Un CEO puede darse el lujo de hacer la prueba. No te voy a decir que todas las cosas que hemos hecho han pega­do, pero el chiste es probar.

Fue como cuando traté de convencerlos en un inicio de hacer Xcaret. Yo les di un número a los socios, les dije:

«Este parque va a meter un millón de personas a 30 dólares por persona». Fue un número que yo hice, no lo saqué de ningún lado. No tenía estadísticas de cuánto iba a crecer Cancún. El año pasado conseguí mi cifra inicial, hubo 1.2 millones de visitantes a 99 dóla­res por persona.

¿Hay algo de lo que se arrepienta?

De nada. Tengo y he tenido errores económicos, eso sí. Una vez fui a Sevilla y paseando me subí a un mirador. Me encantó. Entonces indagué quién era el proveedor y fui hasta Alemania y le pedí que me hi­ciera tres, pero 10 metros más altos. Me imaginaba ver Cancún desde lo alto. Lo pedí para 70 personas. Por el precio de tres obtuve cuatro. Uno lo instalé en Isla Mujeres, otro en Cancún, otro en Xcaret y otro en Cozumel. Económicamente fue un fracaso.

La gente sí lo usaba, pero yo me imaginaba la cola como en Sevilla y no fue así. En lugar de probar uno y comprarlo, me traje cuatro. Me endeudé fuerte y todavía hoy estoy pagando parte de esa deuda, y se compraron hace 10 años. Errores tenemos. Es el porcentaje de bateo. No creo que haya nadie que no se equivoque. Pero el chiste es siempre intentar cosas nuevas. Algunas funcionarán y otras no, pero hacerlas.

Fuente: RIZO, Arantaztzú. Un negocio sustentable. Expansión. Mayo 2015, año XLVI, Núm, 1165, p. 68 – 72.

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