Por Edgar López
La reciente detención de Guillermo “Billy” Álvarez, ex presidente de la Cooperativa La Cruz Azul , es el tema del día en los principales medios del país. Más allá de los detalles judiciales, este acontecimiento me llevó a reflexionar sobre dos aspectos que considero relevantes y que resuenan más allá del escándalo.
La picardía en el deporte y en la vida empresarial
En 2012, tuve la oportunidad de entrevistar a Billy Álvarez. La conversación giró en torno a los avances de Cruz Azul en responsabilidad social, pero también abordamos otros temas que revelaron perspectivas interesantes sobre ética y valores. En un momento clave de la charla, recordé un evento polémico de ese año: el famoso gol con la mano de «Tito» Villa en un partido decisivo contra el Atlante, que permitió al equipo avanzar a las finales.
Cuando le pregunté a Álvarez si aquello era una trampa o si, en el fútbol, «todo se vale» para ganar, su respuesta fue categórica y casi despreocupada: “A eso, en Argentina le llaman Picardía». Era una frase que normalizaba la astucia al filo de las reglas, una suerte de justificación de que el fin (ganar) podía justificar los medios, siempre que fuera con ingenio.
Hoy, esa misma «picardía» que celebró en el deporte parece haber sido una constante en su gestión al frente de la Cooperativa. Sin embargo, lo que en el campo de juego puede ser visto como astucia, en el ámbito empresarial se convierte en un cuestionamiento ético profundo, sobre todo cuando los resultados no solo afectan a competidores, sino también a socios, empleados y comunidades enteras.
El liderazgo responsable de Cruz Azul en su momento
El segundo punto de reflexión tiene un matiz más personal y profesional. Durante años, en Expok trabajamos como medio y agencia para desarrollar contenidos relacionados con las prácticas y compromisos responsables de la Cooperativa Cruz Azul. En ese entonces, la organización buscaba consolidarse como un referente en responsabilidad social en México, destacando iniciativas en áreas como educación, medio ambiente, salud y deporte.
Recuerdo con cariño y respeto el esfuerzo de profesionales como Noe Calvo, Alejandro Ortiz y Jesus Navarro Rojas , quienes trabajaban arduamente para construir una reputación sólida basada en los valores cooperativos. La narrativa de «progreso compartido» que defendían era genuina y mostraba un compromiso que trascendía lo corporativo, buscando realmente impactar a las comunidades donde operaban.
Sin embargo, esta experiencia también deja una lección importante: la responsabilidad social no puede ser un proyecto aislado de ciertas áreas de una organización. Debe permear todas las decisiones, desde lo operativo hasta lo estratégico. Cuando esto no sucede, la reputación se vuelve vulnerable, y los logros de equipos dedicados pueden desmoronarse frente a los errores o faltas éticas de quienes lideran.
Más allá de la noticia
El caso de Billy Álvarez y la Cooperativa Cruz Azul trasciende el escándalo mediático y me invita a reflexionar sobre los valores que defendemos, ya sea en el deporte, en los negocios o en la vida cotidiana. La “picardía” puede ser celebrada como una muestra de ingenio, pero cuando se convierte en una filosofía de gestión, puede arriesgarlo todo: desde la confianza hasta el legado.
Hoy, mientras Billy Álvarez enfrenta a la justicia, pienso en cómo un concepto tan simple como la “picardía” puede marcar la diferencia entre liderar con integridad o perderlo todo.

Edgar López Pimentel, es actualmente Director en Expok, ejerciendo su liderazgo día a día con pasión por la responsabilidad social y el desarrollo sustentable. Su labor ha contribuido significativamente al posicionamiento de empresas líderes en materia de responsabilidad social.
Su formación académica, enriquecida por programas de Alta Dirección de Empresas en el IPADE e IE Business School, así como una maestría en Responsabilidad Social Empresarial en la Universidad Anáhuac Norte, respaldan su liderazgo.