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ColumnistasOtra transformación: escuchar a los servidores públicos

Otra transformación: escuchar a los servidores públicos

Es famosa la anécdota de que los famosos post-it surgieron a raíz de la propuesta de un empleado de 3M. La historia completa es más compleja, pero su esencia es un ejemplo paradigmático sobre cómo valorar las ideas de los empleados sirve para fortalecer una organización y dar más sentido al trabajo.

Hoy en día muchas empresas tienen esquemas o sistemas claros para incentivar la producción de ideas por parte de sus empleados, así como para reconocerlas; son al menos aquellas compañías conscientes de que escuchar y tomar en consideración las ideas de los trabajadores eleva la calidad de vida del personal y como consecuencia logra impactos positivos en la productividad, en la apropiación de valores y, en última instancia, en la sociedad.

Estas empresas saben que esta acción de responsabilidad social encierra un potencial enorme para, por ejemplo, reducir costos de servicio o producción, hacer más eficientes los procesos, generar innovación, lograr mayor compromiso, estimular el trabajo en equipo y lograr mayor calidad en términos generales en todo cuanto se hace. El resultado final: un valor agregado en el mercado que puede marcar la diferencia en la decisión de consumo.

En contraste, casos como estos en el sector gobierno no suceden de manera tan frecuente. En parte debido a que muchos empleos ahí están sujetos a vaivenes políticos, a que las iniciativas topan con mentes sin visión, a que existe una cultura laboral fundamentalmente vertical o a que no existen los estímulos propios del libre mercado.

Sin embargo, no se trata de todo el gobierno. Existen ejemplos que permiten pensar que es posible estimular y reconocer al personal del sector, obteniendo las mismas consecuencias positivas.

En la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), por ejemplo, siempre que exista disponibilidad presupuestal para ello, se reconoce a servidores públicos como empleados del mes y otorgan diversos estímulos y recompensas. Es meritorio, por supuesto, aunque esquiva el hecho de que los esquemas para estimular y reconocer las ideas no deben estar atados para su ejecución a disponibilidades presupuestales ya que eso debilita su formalización al hacer depender su existencia de un factor externo.

Por su parte, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) dice contar con “mecanismos de comunicación ascendente” que permiten que el personal exponga sus opiniones y sugerencias para ofrecer una retroalimentación sobre sus labores y de las diferentes áreas de la institución. El que el INEE reconozca que cuenta con estos esquemas es loable; sin embargo, sería relevante conocer si se trata de mecanismos específicos para los propósitos comentados y no sólo, por ejemplo, de encuestas de clima organizacional.

Probablemente uno de los casos más claros de acciones a favor del estímulo y reconocimiento de ideas del personal sea el del Banco de México (Banxico), el cual, por ejemplo, en 2017 realizó talleres de innovación para estimular al personal justamente a mejorar sus funciones a partir de sus propias propuestas. Ese mismo año, llevó a cabo igualmente un “ejercicio de innovación abierta” en el que identificó proyectos de innovación, que este 2018 ya han comenzado a ejecutarse. Pero hay más.

Una propuesta innovadora por sí misma en el mencionado banco se ejecuta desde 2016. Se trata de una serie de pláticas que se realizan bajo el formato de las conocidas TED Talks, pero en las cuales el personal de la institución expone experiencias que generan inspiración en el resto de los colaboradores.

A raíz de los resultados obtenidos de todos estos ejercicios, es claro que Banxico continuará apostando por mantener una cultura de propuestas y reconocimiento de ideas al interior de la institución. En el mejor de los casos, como debería ser en todo el sector gubernamental, lo hará impulsando un sistema formal que brinde la solidez y el monitoreo que se requiere para mostrar todo el potencial existente en la materia.

Los invito a compartir otros ejemplos de reconocimiento o estímulo a las ideas y decisiones de los empleados en el sector gubernamental. Quién sabe, podría existir en el gobierno un caso equivalente al del inventor de post-it y estoy seguro que a todos nos daría mucho gusto conocerlo.


Alejandro Joseph Esteinou. Le apasionan tres temas: el servicio público, la responsabilidad social y la comunicación, por lo que estudia constantemente su posible intersección. Ha realizado producción, investigación, planeación estratégica y contribuido a la generación de diversos documentos de autorregulación durante los últimos 20 años en organismos públicos como el Instituto Mexicano de la Radio, el Canal del Congreso, el Instituto Federal de Telecomunicaciones y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales. Actualmente, también forma parte del Consejo Ciudadano de UAM Radio y asesora a empresas en materia de responsabilidad social. Es maestro en Responsabilidad Social por la Universidad Anáhuac y licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Intercontinental.

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