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Los informes de las fundaciones empresariales, hoy

Todas las buenas maneras tienen que principiar compartiendo alguna cosa con sencillez. Dos hombres tienen que compartir un paraguas; si no tienes un paraguas, tendrán por lo menos que compartir la lluvia, con todas sus ricas posibilidades de humor y de filosofía.

Gilbert Keith Chesterton

Con afecto al Grupo Scout 33
en su 64° aniversario

Por Emilio Guerra Díaz

Sin duda han cambiado las formas de ver y hacer el trabajo desde una Fundación y más desde una empresarial. Hace varias décadas el proceso de trabajo con ellas era muy sencillo y con un enfoque caritativo en el mejor sentido de la palabra. Se apostaba a la confianza, a la buena voluntad, a la credibilidad de las personas y organizaciones civiles que les solicitaban apoyo. Se les asignaban recursos. No había más vínculo que la simpatía hacia las causas o las organizaciones y éstas no tenían obligación alguna que les exigiera un reporte sobre la utilización de los recursos y las transformaciones que habían logrado. Los recursos se colocaban vía la fundación en obras sociales por muy diversas motivaciones que iban desde el apoyo y asistencia a pobres, pasando por necesidades de niños y adultos desamparados hasta llegar incluso a obras inspiradas por la religión profesada por los directivos de la empresa.

Sin añoranza alguna se pueden hacer remembranzas y atestiguar que muchos filántropos de entonces eran excelentes y generosas personas que se apoyaban en sus fundaciones para apoyar. Esto no ha desaparecido hoy pero se han modificado las necesidades de la fundación.

Por ejemplo, hace varios lustros este tipo de fundaciones recibía en forma ordenada o cada vez que se le buscaba, solicitudes de apoyo y se apoyan las causas y problemáticas de acuerdo al presupuesto que se tenía. Al cabo de un ciclo, cuando la fundación tenía que hacer un alto en el camino, se reflexionaba hacia a donde habían ido los recursos y entonces se redactaba un informe. No existía una obligación de hacerlo pero se advertía la necesidad de la empresa de señalar qué era lo que se había hecho en materia social.

Los primeros informes fundacionales se abocaban a señalar el número de beneficiarios contra los recursos entregados en donación como un reporte financiero. Pero la información era fría. Era ver algo parecido a una pila, por un lado, el polo positivo de las donaciones, del otro, el polo negativo, es decir, la inmensa mayoría de problemas que no estaban totalmente resueltos pero por lo menos eran aminorados por el esfuerzo de la fundación. Rondó siempre la idea de destinar recursos a un barril sin fondo.

El proceso de profesionalización de las fundaciones empresariales afortunadamente ha evolucionado de aquellas prácticas y ha virado a elementos más complejos, pero en muchos casos observados desde la óptica de la medición empresarial, “lo que no se mide, no se puede gerenciar”. Podríamos afirmar que del enfoque caritativo, se pasó al siguiente escalón, el de informar la acción social y, al siguiente peldaño: el del impacto en su relación costo/beneficio y número de personas beneficiadas directa o indirectamente.

Ahora el reto profesional plantea a la empresa solicite a su fundación reporte otros elementos además de los datos proporcionados por los datos duros con criterios de eficiencia y eficacia. Hoy los informes buscan destacar no solo la relación lineal donante-organización-beneficiarios; sino analizar y destacar el entorno global, lo que invirtió la empresa/fundación, pero también lo que recibió tanto de la comunidad como de las organizaciones.

A esta inquietud se le ha denominado “Retorno de inversión”. Para algunos directivos les ha sonado como una consecuencia de inversión económica: “Invertimos 300 mil, ¿Qué nos regresó?”, otros más lo ubican sólo en los intangibles que construyen argumentos como “hemos logrado mayor reputación corporativa; tenemos más fidelidad de los empleados a la empresa”, que son percepciones (valiosas y legítimas) pero que escapan a la medición en números pero no de grado y hay pocos estudios vinculados a medir la reputación corporativa gracias al trabajo fundacional.

Por lo anterior, los informes fundacionales ya son más que un buen documento que se encarga a consultores para que redacten, compilen o sistematicen la información que se les entrega y se invierte en un muy buen diseño para distribuirlo. Es más gracias a las conductas y prácticas verdes, hoy se está prefiriendo su edición digital en lugar de la impresa, además puede llegar a muchas más audiencias que las tradicionales.

Un rasgo fundamental del informe moderno es que éste se convierte no en un fin (publicitario), sino en un medio, porque ayuda a ver qué de la ruta de enfoque de desarrollo comunitario se ha avanzado, qué falta por hacer, qué nuevos socios requieren los proyectos de la fundación, qué otras áreas o unidades de negocio se tienen que incorporar o es oportuno que incrementen su participación por condiciones del mercado; cómo podemos fortalecer desde la institución a las organizaciones sociales socias; qué habilidades empresariales y gerenciales podemos transferir a los socios; cuánto ha sido el aporte del voluntariado corporativo a la comunidad, etc. Como se observa los reportes modernos giran no en torno al dinero invertido sino a las acciones emprendidas. El dinero fue solo un medio.

¿Por qué señalamos estos elementos? Porque hoy las condiciones sociales en las que se desenvuelve el trabajo fundacional están cambiando. En nuestro país iniciamos apenas el trayecto de este enfoque, en otras naciones con prácticas filantrópicas y fundacionales más avanzadas, la comunidad, clientes, proveedores, beneficiarios, autoridades públicas y público en general ven como algo normal el papel de las fundaciones empresariales y por el contrario no es bien apreciada aquella empresa que no realiza acción social alguna, lo que refuerza que la inversión social es un asunto que tiene que ver con la ética empresarial.

Hoy en México las empresas que cuentan con su propia fundación o tienen claros programas de responsabilidad social tienen ligera ventaja sobre las corporaciones que no lo tienen. Basta ver que muchas empresas multinacionales persisten en mantener en su país de origen una fundación y aquí ni siquiera se exigen el emprendimiento de acciones sociales y comunitarias.

Por ello, si sumamos los informes fundacionales que ya existen, éstos nos proporcionan una nueva visión donde se observa que cada cual aporta un mosaico al crisol del desarrollo comunitario y refrenda la legitimidad de la actividad económica cuando retribuye y cuando invierte para su sostenibilidad involucrando positivamente a otros sectores.

Desde el Consejo Directivo

En estos días recientes varias empresas han compartido algunas de las acciones sociales que están realizando, dijo el presidente del directorio. Por ejemplo, la alianza entre Telcel y World Wide Fund quienes tienen un amplio programa de protección a la mariposa monarca, pero ahora han desarrollado otras estrategias medio ambientales como es la protección de la vaquita marina.

Otro consejero recordó que la Fundación Telefónica está llevando a cabo su IV Encuentro donde especialistas discuten acciones para desalentar el trabajo infantil, mientras que Coca Cola dio a conocer la inversión de recursos por 1.5 millones de pesos para 5 proyectos: ABC de los TCA / Alianza con Pro Niños Marginados; Asociación Ale; Centro para los Adolescentes de San Miguel de Allende; Fundación Michou y Mau para niños quemados y Asilo Vivir de Amor. Vale señalar, dijo el consejero que dichos recursos fueron procurados por los colaboradores de dicha empresa y son independientes a los que hace su Fundación.

Finalmente la consejera responsable de finanzas llamó la atención sobre la devolución de un donativo de 10 mil dólares por parte de la Fundación Gloria Estefan que había recibido de un venezolano que ha sido recién acusado de fraude y lavado de dinero en Miami. Este hecho, incrementa la confianza en las organizaciones filantrópicas que en todo momento cuidan el origen de sus recursos. La consejera convocó al Director a realizar una reflexión sobre este tema.


Emilio Guerra Díaz

Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.

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