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Las mujeres toman el mando de la industria deportiva

Deportes

La industria deportiva ve crecer el número de mujeres al mando de organizaciones comerciales y sociales. Sepa de las cuatro conclusiones que un grupo de líderes comparte sobre su trabajo, trayectoria y aprendizaje.

Aunque a ritmo más lento del deseado, las mujeres están llegando a la cima de las laderas políticas y corporativas. Angela Merkel recién ha ganado las elecciones alemanas para un tercer período. En Brasil, Dilma Rouseff no deja duda de su fuerza convocando la votación sobre el Marco Civil, la legislación más adelantada en el uso y acceso a internet. La lista de mujeres más influyentes del mundo publicada por Forbes el pasado 22 de mayo incluía nombres como el de Sheryl Sandberg –COO de Facebook, Christine Lagarde –directora general del FMI, Indra Nooyi –CEO de PepsiCo, y Maria das Graças Silva Foster –CEO de Petrobras.

La tendencia se nota también en la industria deportiva, exclusivamente dominada por hombres durante mucho tiempo. Las mujeres se han ido insertando a medida que “la globalización y la tecnología han transformado la industria del deporte a lo largo de la última década, conduciendo a nuevas maneras de experimentar y consumir los deportes, y a nuevas oportunidades y caminos para alcanzar la cima”, según afirma un reporte elaborado por la Fuqua School of Business y el Centro de Liderazgo Coach K de la Duke University en EE.UU.

Con el título “2013 Lifechats Series on Women Leaders in the Sport Industry: Real Conversations with Remarkable Leaders”, la compilación de 12 entrevistas pone en evidencia cuatro conclusiones fundamentales acerca del “cambio operado en la industria y el rol de las mujeres en el desarrollo de la misma”. Las entrevistadas reflexionan acerca de cómo se fueron adentrando en la industria, y reconocen cuánto ha ayudado el gradual pero progresivo cambio de mentalidad, en algunos países también apoyado en acciones legislativas como la del Título IX en EE.UU.

Más oportunidades

La primera conclusión se refiere a que el contexto cambia constantemente y esto ha abierto oportunidades para el ascenso del liderazgo femenino.

Entre las 12 entrevistadas, Deanna Castellini es copropietaria del equipo de beisbol Cincinnati Reds y Julie Foudy es corresponsal de ESPN y fundadora de la Julie Foudy Sports Leadership Academy. Ambas fueron atletas antes de convertirse en líderes de la industria deportiva. Castellini practicó gimnasia y Foudy integró durante casi dos décadas la selección nacional estadounidense de fútbol femenino. Las dos hacen recuento del provecho sacado de sus experiencias como atletas a la hora de enfrentar desafíos y prejuicios.

Castellini rememora que al principio de su carrera en Morgan Stanley tuvo que sobreponerse a estereotipos machistas, “pero haber entrenado como gimnasta y luego integrar el equipo de animadoras en Harvard me enseñó a ser resiliente. En la universidad enfrenté estereotipos semejantes, como los que se tienen sobre las animadoras, pero con todo me convertí en el contacto entre el departamento atlético y el académico, cada vez que había algún tema de conflicto entre ambos. Por eso al llegar a Morgan Stanley estaba preparada para lidiar con los estereotipos que definen y clasifican a una chica rubia que trabaja en Wall Street”.

Por su parte, Foudy desarrolló su audacia personal mientras fue jugadora de fútbol, cualidad que la ha llevado a ganar seguridad en sí misma, clave en su trabajo con ESPN. “Los productores no se preguntan ‘qué le vamos a pedir a Julie Foudy’ cuando están planeando la programación. Yo tengo que ir a ellos y venderles mi idea. Al principio no entendía el proceso, luego aprendí que tengo que demostrarles mis argumentos, convencerles y ser insistente en una idea cuando un ángulo no funciona, pues encontrar otro”.

Pero no sólo en EE.UU. mujeres atletas han tomado rumbo como emprendedoras. En América Latina las mujeres también ascienden en el universo corporativo y en las organizaciones sin ánimo de lucro que operan en la industria deportiva. Se pueden citar ejemplos como el de la joven golfista mexicana Lorena Ochoa, que ya tiene su propia academia de golf con sedes en Acapulco y California. O Mireya Luis, voleibolista, y tres veces campeona olímpica con el equipo de Cuba, quien abrió un restaurante precisamente llamado Las Tres Medallas. O la tenista argentina Gabriela Sabatini que convirtió su nombre en marca de artículos de perfumería, lo mismo que hizo la nadadora brasileña Fabiola Molina con trajes de baño. O el de Hortensia Marcari, brasileña basquetbolista devenida consultora y conferencista del sector privado. Mientras, Edurne Pasabán, montañista vasca, se ha comprometido con la fundación “Montañeros para el Himalaya Edurne Pasabán” la cual se propone brindar asistencia a niños y niñas de las montañas de Nepal, Pakistán, Tibet, India y Bhután con la esperanza de abrir una vía a la educación.

Para Erika James, decana asociada de Educación Ejecutiva de la Darden School of Business de la Universidad de Virginia, no se trata de una evolución inusitada o que tome por sorpresa, sino consecuencia de cambios en las actitudes de las mujeres que comenzaron a operarse hace varias décadas. “Las mujeres se han incorporado progresivamente a la fuerza laboral, y han aumentado su presencia en los programas de postgrado académicos. Esto como resultado de decisiones que ellas tomaron, y ahora están dejando frutos”.

Leslie Andrews, egresada de Tuck y presidente de la Leslie Andrews Golf, coincide en no ver nada inusual en el incremento de mujeres en posiciones de poder dentro de la industria deportiva. “Al final del día, los motores del éxito son los mismos en cualquier negocio y se ha visto a más mujeres insertarse en firmas”. Andrews, quien ha enfocado su negocio a ayudar a las mujeres a desarrollar habilidades de liderazgo, más que al sólo propósito de ofrecer clases de golf, insiste en que “la economía se ha tornado más hacia los emprendimientos, sobre todo con el desarrollo de las plataformas online. Muchas como yo nos hartamos del entorno corporativo y hemos comenzado algo propio, en otros casos son mujeres que necesitan encontrar una manera de emprender un negocio que las ayude a criar sus hijos, o algunas sencillamente apuestan por hacer algo que aman y ganar de eso”.

Atletas y emprendedoras

Los prejuicios y estereotipos aún ponen presión y obstáculos en el desarrollo de carrera de las mujeres. No por gusto se sigue insistiendo en la necesidad de romper el “techo de cristal”. Pero las mujeres están demostrando más fuerza en el logro de sus objetivos. Precisamente, la segunda conclusión indica que las mujeres triunfadoras suelen tener en común características como disciplina, resiliencia, fortaleza mental, la habilidad de lidiar con situaciones que se van de control y la disposición a buscar la ayuda y consejo de mentores diversos.

Por ejemplo, una emprendedora que ha sacado ventaja de su experiencia como deportista es Ashley Korenblat. Ella empezó como ciclista de carrera antes de graduarse del MBA de Tuck, luego fue contratada como CEO de Merlin Metalworks, fue presidente de la International Mountain Biking Association (IMBA) y desde 1996 es dueña de la compañía Western Spirit Cycling. Korenblat comenta que “si bien es fácil caer en la tentación de compararse con un hombre, o preguntarse cómo su carrera ha sido diferente por su condición de mujer, quizás en los momentos cuando hombres han demostrado no sentirse cómodos trabajando bajo sus órdenes, o cuando un cliente hombre no le gustó que ella fuera mejor ciclista que él, lo más importante no es eso, sino mantener el foco en las metas. No se puede permitir que los obstáculos del camino nos desvíen de la ruta”.

Ciertamente, el camino de las mujeres líderes sea en la industria deportiva, o en cualquier otra, no estará libre de retos. Pero Erika James advierte que “la arena deportiva y el ambiente corporativo son de hecho muy semejantes. Un atleta debe comprender bien un contexto rápidamente cambiante, debe desarrollar habilidades comunicativas, saber trabajar y en ocasiones guiar equipos, y tomar decisiones arriesgadas en tiempos breves. Son las mismas habilidades que se exigen en el entorno corporativo”.

Deporte, educación e impacto social

La tercera conclusión apunta a la idea de que “el deporte puede ser aprovechado para el impacto social como herramienta educativa para el desarrollo, mediante la participación y la creación de puentes que unan más que dividan. El futuro depende por igual de alcanzar una identidad compartida como de convertirse en un vehículo de cambio social”.

Jill Vialet fue también entrevistada para el reporte de Fuqua, en consideración a su trabajo al frente de la organización sin ánimo de lucro Playworks de la cual es fundadora. El esfuerzo de Vialet se ha encaminado a trabajar con las escuelas y estimular a los niños a participar en juegos y deportes inclusivos durante los tiempos de receso. “Soy parte de una generación de mujeres que tuvo la oportunidad de participar en muchos deportes mientras crecía, y en la escuela competí en carreras de relevo, en basquetbol y fútbol. Creo que varias de mis habilidades sociales, y también un sentido del liderazgo, los aprendí en esos momentos. Pero es algo que no veo que siga pasando en la generación de mis hijos, por eso decidí crear Playworks”.

Castellini por su parte también ha apostado por contribuir al cambio social por la vía del deporte. Luego de fundar Ugive, una plataforma dedicada a asistir al voluntariado estudiantil, está colaborando con la firma de consultoría filantrópica Changing Our World, la cual está creando un espacio dedicado al entretenimiento y el deporte como parte del negocio. “Esta idea me parece bien, porque en su agenda está generar eficiencia para ellos y para la comunidad. En Educación, conocimiento es poder. Y el deporte ayuda a catalizar conversaciones y hace crecer las networks sociales al posibilitar que la gente se comunique. Eso añade valor a la comunidad y a largo plazo, el cambio social tiene que ver con construir relaciones y confianza”.

Ese mismo objetivo guía el trabajo de Eduarda Marranghello Luizelli, una de las futbolistas más reconocidas de Brasil, quien ha abierto 13 escuelas de fútbol para niñas. Con su trabajo, Marranghello espera continuar el desarrollo del fútbol femenino en su país, pero al mismo tiempo ha abierto puertas para dar acceso a las niñas a una mejor educación, a mejor formación profesional y por último mejor calidad de vida para las mujeres en las comunidades.

El hecho de que las mujeres se encuentran en posiciones de liderazgo y al frente de emprendimientos, y de que están impulsando un cambio social con esto, no ha pasado inadvertido para organizaciones globales como Ernst & Young, la cual el pasado marzoanunciaba el lanzamiento de la Women Athletes Global Leadership Network, o es incluso la razón de ser de entidades como la Women’s Sports Foundation.

Relaciones: mentoras, discípulas, amistades y familia

La cuarta conclusión se relaciona con el concepto de que “las asociaciones y las relaciones con los mentores pueden ser claves para el éxito”.

Las mujeres líderes entrevistadas, independientemente de que contaran con una experiencia previa como atletas profesionales o amateurs, coincidieron en que “la capacidad de colaborar y de generar confianza y de ser transparentes es una fuente de poder para el líder. No se trata solamente de las relaciones establecidas a nivel profesional, sino que las relaciones familiares se convierten en una fuente de inspiración y aliento cuando apoyan la actividad y el rol de la mujer atleta y emprendedora”.

Fuente:América Economía.

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